Mica: ¡Hola mi gente hermosa! Estoy de vuelta con otra historia, la cual espero que les guste. Tarde un poco en volver pero es que no se me ocurría nada y después salió esto y me dije: "escríbelo antes de que se valla". Esto es el resultado y si les gusta, habrá una continuación. Recuerden dejar comentarios. Y no olviden que acepto ideas y personajes, al igual que críticas buenas y/o malas. Los quiero mi gente, cuídense y ¡adiós!


-¡Quédate quieto!- gruño Raph ya bastante arto, al mismo tiempo que hacia el amague de agarrar al menor pero este le esquivo y se rio.

-Vaya Raphie, eres lento- le saco la lengua, esquivando rápidamente las manos de su hermano.

-Te demostrare quien es lento pendejo- se lanzo hacia Mikey pero termino abrazando el piso. Echando humo, se levanto y lo siguió intentando.

-Raph, se un poco más silencioso- Leo frunció el seño, poniendo sus manos en su cintura y mirándolos con reproche, como si fuera una madre regañando a sus hijos.

-Tranquilo Leo…- una mano amiga se poso en su hombro. –Terminaran escuchándote gritar a ti antes de que ellos paren- Mistery se rio, mientras que el líder suspiro.

-Tienes razón- se rasco la nuca, totalmente resignado. –Donnie, ¿alguna señal de los malos?- se volteo hacia el mencionado, quien miraba hacia las calles a través de unos binoculares.

-Nop- desvió su vista y miro a su hermano. –Creo que será de esas noches aburridas-

-Aww, que lastima- llevo sus manos hacia su nuca, sonriendo con diversión. –Yo que estaba de ánimo para patear traseros-

-Tú y Raph se parecen mucho- Leo se rio. –Les gusta mucho pelear-

-Oye, eso es mentira- ella se cruzo de brazos, desviando la vista y haciendo un puchero. –Bueno…más o menos- termino murmurando. Las tortugas se rieron, al mismo tiempo que el sonido de una chispa llego a los oídos de Mistery.

-Chicos…tienen que ver esto- se voltearon hacia donde estaban Raph y Mikey, viendo con asombro aquel vórtice de color amarillo abierto en la nada.

-¿Un…portal?- Donnie hizo el amague de acercarse pero Leo no se lo permitió.

-No se acerquen. No sabemos qué puede hacer- hablo con seriedad. Raph y Mikey empezaron a retroceder pero una cadena, proveniente del portal, le rodeo la muñeca.

-¡Mikey!- Raph sostuvo a su hermano al ver que iba siendo arrastrado. Tironeo de él hacia atrás pero sea lo que sea o quien sea que este del otro lado era muy fuerte para él solo. Pronto sintió que se agarraban de los bordes de su caparazón y lo ayudaban a sujetar al menor pero la fuerza de la cadena era mucho más fuerte. Sus pies empezaban a ser arrastrados, mientras que la mano prisionera del menor estaba a escasos centímetros del portal.

-¡Intenta zafarte Mikey!- hablo Leo sujetando firmemente a Raph, haciendo fuerza con sus pies para dejar de ser arrastrados.

-¡No puedo!- Mikey estaba entrando en pánico. -¡La cadena no se zafa!- intento nuevamente pero había algo que no le permitía liberarse del firme agarre.

-¡Mistery!- pero ella negó con la cabeza.

-¡Si los suelto, caerán todos en el portal!- afirmo un poco más el agarre que ejercía en Donnie, intentando no lastimarle y no ser arrastrados. Raph empezó a asustarse al sentir que, lentamente, su hermanito se deslizaba de sus manos y, antes de poder reaccionar, Mikey ya no estaba entre sus brazos.

-¡No!- con un grito de terror total, Mikey fue absorbido por aquel vórtice amarillento, desapareciendo apenas obtuvo su objetivo. Todos quedaron ahí parados, estáticos, sin poder creer lo que acababa de pasar. Los puños de los cuatro estaban fuertemente apretados, temblando ligeramente ante la fuerza que ejercían. En un arrebato de furia, Raph golpeo con toda su fuerza el piso, quedando arrodillado ahí y con la mirada baja, respirando de manera agitada. Ni siquiera sentía el dolor que le había causado aquel golpe. Donnie se le acerco, arrodillándose a su lado y rodeando sus hombros con uno de sus brazos, sintiéndolo temblar bajo su toque.

-Leo…¿qué haremos?- pregunto ella poniendo su mirada sobre el mencionado, quien mantenía la mirada abajo.

-N-No…no lo sé- se paso la mano sobre su cabeza, intentando que una idea llegara a su cabeza pero se le hacía inútil. –Mikey…-

-Tranquilo Leo…- apoyo su mano en su hombro, regalándole una ligera y triste sonrisa. –Él volverá, tarde o temprano-

-Tienes razón- le devolvió la sonrisa. –Es Mikey después de todo…él siempre vuelve- miro en el sitio donde antes estaba el portal, para después suspirar. –Solo espero que este bien-

-Lo estará- le palmeo el hombro. –Él sabe defenderse…- viendo como el líder se acercaba a sus hermanos, suspiro ligeramente. –Solo espero que no esté muy lejos- pensó con tristeza.

… … … …

Un portal de color amarillo se abrió en el aire, dejando caer algo y desapareciendo al instante. Con un grito, y un quejido de dolor, aquella "cosa" cayó de bruces contra el suelo.

-Agh…- se quejo sentándose en su lugar, frotando su nuca con una mueca de dolor en el rostro. Abrió lentamente los ojos, sorprendiéndose de sobre manera ante la imagen que veía. Sea donde quiera que este, el lugar estaba destruido: edificios rotos y ligeramente derrumbados, escombros esparcidos por todo el piso, vehículos destruidos, quemados y dados vueltas, incluso había líquidos de dudosa procedencia en el piso. -¿Dónde…estoy?- se levanto con lentitud, sintiendo el dolor que le causo la caída recorrerle el cuerpo entero. Un rugido le alerto. Pronto, una especie de robot gigante salió por detrás de un edificio que amenazaba con caerse. Con un grito poco masculino, empezó a correr al ver que esa cosa enfocaba su vista en él. Sentía el piso temblar por los pasos que daba aquel robot y al juzgar porque los temblores se hacían más fuerte, se estaba acercando peligrosamente. Por un momento, los temblores cesaron pero él no dejo de correr, ni siquiera miro para atrás.

Con un rugido, alguien le rebano uno de los brazos y, con una gran agilidad, aterrizo frente al robot. Aquella persona esquivo rápidamente los disparos que le mandaba con su único brazos y, dando una voltereta hacia atrás, le lanzo unas estrellas, las cuales se le clavaron en la pistola del robot y su brazo termino explotando. Aquella persona aterrizo nuevamente, observando como el robot trastabillaba hacia atrás ante la explosión. Una segunda persona apareció de la nada, corriendo con rapidez hacia aquel montón de tuercas y con sus espadas, corto sus piernas, logrando que callera con un fuerte ruido al piso.

-Muy bien hecho capitán- se rio uno de ellos. Ella era alta, vestida con un traje negro y sin mangas, un cinturón lleno de compartimentos rodeaba su cintura, era cabello negro y atado en una coleta alta, junto a una cinta negra atada en su brazo izquierdo. Lo que más llamaba la atención eran sus ojos: el izquierdo era de un rojo intenso, mientras que el derecho era marrón y ambos tenía un parecido impresionante con los ojos de un gato.

-Muchas gracias…jefa- asintió su compañero. Era una tortuga verde, de ojos azules y una bandana atada en su cabeza del mismo color pero algo gastada y sucia. Vendas negras rodeaban sus muñecas y sus tobillos. En su caparazón habían unas fundas para sus espadas y en su brazo izquierdo estaba atada una cinta color naranja y algunas cicatrices se podían ver en su piel. Ella le giño un ojo con una sonrisa, para después sacar un pequeño objeto de su cinturón y acercarlo a su boca.

-Chicos, zona despejada. Ya pueden acercarse, cambio…repito, zona despejada- hablo pequeño comunicados que tenía en su mano, frunciendo el seño al no recibir respuesta. –¿Chicos?- agito el aparato, para después acercarlo a su iodo. Gruño cuando obtuvo el mismo resultado: nada.

-¿Por qué no contestan?- la tortuga frunció el seño cuando, después de intentar él también, no recibió ninguna respuesta. Pronto, la respuesta les llego. El piso empezó a temblar, al mismo tiempo que se podía visualizar a cinco robots más aparecían en escena.

-Tienes que estar bromeando- murmuraron ambos al mismo tiempo, preparándose para cualquier cosa al ver que se acercaban a ellos.

-¡Chicos!- dos tortugas, siendo perseguidos por los robots, corriendo hacia ellos. Uno de la misma altura que la chica, una bandana roja rodeaba su cara y unos ojos verdes fosforescentes sobresalían en su rostro, junto con unas marcas de un verde mucho más oscuro en sus mejillas. Al igual que la otra tortuga, las vendas negras estaban presentes pero unos extraños guantes metálicos y con cuchillas era lo que estaban en sus manos. Rodeando su cintura, un cinturón de cuero con una par de sais y en su brazo izquierdo, también estaba presente la cinta naranja. En cambio, su compañero era más alto y con unos anteojos muy extraños, un bastón Bo metálico en mano y su caparazón una funda para su arma. Las vendas estaban presentes pero una de sus piernas era reemplazada con una robótica. En su brazo izquierdo estaba presente la cinta naranja y en el derecho había una cinta morada. Ambos tenían cicatrices, presentes en sus pieles de un color verde más oscuro.

-Lamentamos mucho esto- hablo el más alto una vez que estuvo cerca de ellos. –Nos tomaron por sorpresa y no pudimos perderlos- sonrío nerviosos, dejando ver un ligero espacio entre sus dientes.

-No hay problema Don- la tortuga de bandana azul le sonrío. –Lo importante es que están bien- suspiro de alivio. El piso empezó a temblar más violentamente, sacándoles de su charla. A lo lejos, además de aquellos cinco robots, se acercaba muchos más.

-Son demasiados- gruño el de bandana roja.

-Muy cierto- ella respiro profundo, ya tenía una idea. –Don, encuentra a cualquier sobreviviente…nosotros los distraeremos- el mencionado asintió rápidamente, yéndose por el lado contrario a donde estaban ellos. –¿Listos?- saco las garras.

-Por supuesto- la tortuga de rojo sonrío, asintiendo rápidamente.

-Tengan cuidado, recuerden que son más fuertes que los primeros- miro de reojo a la tortuga más bajo. –Y lo dijo en serio Raph…-

-Sí, sí, lo que tu digas Leo- rodo los ojos con diversión. -¡A darle!- sin esperar respuesta, corrió hacia los robots. Ella se rio y, con un rugido, corrió tras la tortuga. Leo rodo los ojos y suspiro, corriendo tras sus amigos.

… … … …

-¿Dónde podrán estar?- con sus anteojos, Don analizo a su alrededor pero no podía encontrar algún sobreviviente. Siguió caminando y, justo cuando se estaba por rendir y avisar a su equipo, oyó un jadeo. Con esperanza, enfoco su vista en un contenedor de basura cercano y sonrío cuando, gracias a sus anteojos, pudo ver a alguien acurrucado dentro. Sacándose los lentes, se acerco lentamente al contenedor. –Oye, tranquilo…- hablo con voz tranquila al escuchar un pequeño sollozo. -…no te hare daño, solo quiero ayudarte. Vamos, sal de ahí y podremos ir a un lugar seguro- sonrío al ver que la tapa del contenedor se abría lentamente.

-¿D-Donnie?- el mencionado quedo estático al escuchar aquella voz y más fue su sorpresa cuando la tortuga pecosa y de bandana naranja salió del contenedor.

-¡Donnie!- apenas sus pies tocaron el suelo, corrió hacia la tortuga. Lo abrazo con fuerza, escondiendo su rostro en el pecho del más alto. Donnie quedo ahí, estático, incapaz de moverse y deseando que aquello no fuera una simple ilusión, un simple engaño que le estaba dando su mente.

-¿M-Mikey?- su voz tembló y sintió que estaba a punto de llorar al ver que el más bajo alzo la vista. Trago saliva cuando sus ojos se conectaron con los del menor, sintiendo una extraña paz al ver esos ojos azul claro, llenos de inocencia y curiosidad. –Ho Dios…- lo separo de sí y se agacho para quedar a su altura. Una sonrisa empezó a aparecer en el rostro de Donnie y sin pensárselo mucho, abrazo con fuerza al menor. –Mikey, no sabes la alegría que me da verte- murmuro conteniendo las lagrimas.

-¿De qué estás hablando Donnie? Me ves todos los días- Mikey estaba muy confundido pero eso no evito corresponder el abrazo de la tortuga. –Donnie…¿por qué estas tan viejo?- pregunto en cuanto el mencionado se separo un poco. Donnie no pudo evitar reírse ligeramente pero antes de poder responder, su comunicador empezó a sonar. El más alto lo agarro y lo acerco a su rostro.

-¡¿Encontraste algo Donnie?!- la voz del otro lado era femenina y se oía cansada.

-Sí, encontré a alguien- sonrío, mirando de reojo al menor.

-¡Muy bien!- se oyó un golpe en seco, seguido de un ligero jadeo.

-¿Están bien?- pregunto preocupado.

-En la situación que estamos, sí- se oyeron disparos y gritos de fondo. –Adelántate Donnie, nos encontraremos en el subterráneo, ¿entendido?-

-Entendido…tengan cuidado, por favor- murmuro con procuración.

-Tú también- se escucho una explosión, logrando que la mueca de preocupación de Donnie se acentuara un poco más. –Me tengo que ir, las cosas se están poniendo feas…Nos vemos más tarde- y la comunicación se corto.

-Mejor nos vamos- dio un paso pero el menor se quedo ahí, parado y mirándolo fijamente. –No te preocupes, te lo explicare después pero tenemos que irnos- rodo los ojos y agarro la manos del más bajo, para después empezar a correr.

… … … …

-¿Qué te ha dicho Donnie?- pregunto Leo corriendo junto a sus amigos y esquivando los disparos.

-Ha encontrado a alguien- miro por sobre su hombro, chasqueando la lengua al ver que los robots estaban cada vez más cerca. –Nos espera en el subterráneo, así que tenemos que…¡Wow!…- uno de los robot logro agarrarle la pierna, haciendo que amabas tortugas se detuvieran. La agito un poco, la golpeo contra el piso un par de veces y después la tiro con fuerza hacia un lado, ocasionando que ella chocase contra un edificio algo destruido.

-¡Mistery!- corrieron hacia ella, ayudándola a salir de debajo de los escombros.

-¿Estás bien?- pregunto Leo una vez que ella estuvo de pie.

-Sí, gracias- se movió ligeramente, logrando que su hombro y su cuello sonaran ligeramente. Pronto, los robots estaban frente a ellos, apuntándoles con sus brazos y apunto de disparar. -¡Raph, Leo, ahora!- los tres sacaron unos objetos y se los lanzaron y pronto, una nube de humo nublo las vistas de los robots. En cuanto se disperso, ninguno de los tres estaba.

… … … …

-¿Dónde estará?- Raph se paseaba de un lado a otro, sus manos estaban entrelazadas detrás de su espalda y su seño estaba fruncido.

-Tranquilo Raph, ya vendrá- Leo estaba preocupado pero confiaba en el genio, así que sabía que él estaría bien.

-¿Hace cuanto estamos esperando?- Mistery suspiro ante la pregunta.

-Y yo que se…unos…5 minutos tal vez- se encogió de hombros. Estaba con la espalda apoyada contra la pared, mientras que sus manos estaban escondidas en sus bolsillos. –Bienvenido Donnie, ya te habías tardado- se paro recta con una sonrisa, observando como el mencionado corría hacia ellos.

-Lo es y lo lamento- se disculpo ante la mirada de sus hermanos.

-Está bien Don- Leo apoyo su mano en su hombro, sintiéndose tranquilo por dentro. –¿Y el sobreviviente?- el genio abrió la boca para hablar pero se vio súbitamente interrumpido.

-¡Donnie, eres muy malo!- ante la atenta y sorprendida mirada de ellos apareció una tortuga más chica que ellos, con pecas y bandana naranja. –¡Me dejaste atrás!- Donnie le sonrío con nerviosismo.

-¿M-Mikey?- el menor los miro con curiosidad, cruzándose de brazos.

-¿Leo? ¿Raph? ¿Mistery?- los tres no salían de su asombro. –En serio dude, ¿por qué están viejos?- pregunto mirando al genio, quien no podía borrar la sonrisa de su rostro.

-E-Ese es…- Mistery negó con la cabeza, interrumpiendo a Leo.

-No lo creo- se le acerco ligeramente y, apoyando sus manos en sus rodillas, se agacho un poco para mirarlo a los ojos.

-¿Por qué tienes los ojos diferentes, Mistery?- pregunto con curiosidad. Ella se rio ante aquello, recibiendo la respuesta que necesitaba sin tener que preguntar pero decidió hacerlo de todos modos.

-Te lo diré más tarde- se encogió de hombros. –Dime Mikey, ¿los Kraangs ya invadieron New York?-

-¿Qué? Claro que no- negó rápidamente con la cabeza. -…pero he ido a su dimensión…¡Ese lugar es súper! ¡Yo soy todo un genio ahí!- inflo el pecho con orgullo, mientras que ella sonrío.

-Este no es nuestro Mikey- se enderezo y miro a las tortugas. –Este Mikey es de un poco antes de la invasión, así que no es el nuestro-

-¡¿A qué te refieres?!- Raph la miro con enojo, encarándola con el seño fruncido.

-Este no es nuestro Mikey, Raphael- le gruño en señal de advertencia. –Esta Mikey es mucho más joven, ¿no recuerdas acaso en qué momento apareció ese estúpido portal y se lo llevo?- la tortuga no dijo nada, simplemente desvió la vista. –Eso es lo que pensé…- entrecerró los ojos, para después mirar a las otras tres tortugas. –Nos lo llevaremos a la resistencia y después veremos qué hacer con él-

-Muy bien- asintieron y empezaron a caminar. Donnie le agarro la mano al menor y los siguió de cerca.

-¿Resistencia?- miro al más alto con extrañeza. -¿No querrán decir la guarida?-

-La guarida fue destruida hace mucho- respondió Leo con una sonrisa nerviosa.

-¿Me van a explicar que caparazones está pasando aquí?- pregunto Mikey, se empezaba a impacientar y eso no le gustaría a nadie.

-No te preocupes- Donnie le sonrío, apretándole ligeramente la mano. –Hablaremos cuando lleguemos a la resistencia- Mikey hizo un puchero pero decidió no decir nada y esperar a llegar a ese lugar llamado la "resistencia"…aunque le costara mucho tener paciencia.