Notas de autor al final, favor de leer.

Advertencia general: Este fic contiene violación (Solo en el prólogo) y contenido para mayores de edad, si están de acuerdo con ello pueden leerlo, si no lo están e igual lo leen pues no me hago responsable; si son menores de edad y de igual forma lo leen pues qué rebeldes son 7u7 (?). Este fanfic es un AU Victuuri, no contiene ninguna otra ship. Todo lo escrito en este fic fue previamente investigado, nada de lo que está aquí es un invento, pasé días leyendo sobre el tema y demás para traer una buena historia. No daré más advertencias porque sería spoiler. Lamento cualquier error de ortografía o dislexia. Reclamos a mi persona.

Disclaimer: El mundo de Yuri! on ICE y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Kubo-san y Mappa. Esta historia fue escrita con la finalidad de agradar y entretener al lector.

Historia 100% original. Propiedad de KingOfMisery. Historia con derecho de autor.

FAVOR DE NO ROBAR, RE-PUBLICAR EN REDES SOCIALES U OTRA PLATAFORMA O FORO, NO ADAPTAR A OTRO FANDOM NI TOMAR LA IDEA, RESPETEN EL TRABAJO DE LOS OTROS ASÍ COMO LES GUSTARÍA QUE RESPETARAN EL SUYO. ESTE FANFIC ÚNICAMENTE SE ENCUENTRA EN FANFICTION, AO3 Y WATTPAD Y SOLO PUEDE SER PUBLICADO POR LA CUENTA KINGOFMISERY (THEKINGOFMISERY), SI DESEAN TOMAR PARTE DE LA IDEA FAVOR DE PREGUNTAR. GRACIAS. 3

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ϞPrólogoϞ

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Los gritos de las personas hacían eco en el estadio con cada salto que el patinador realizaba, gritaban a coro su nombre, aplaudiendo y deleitándose con tan increíble presentación. Yuuri chocó con el hombro de dos personas, disculpándose en voz alta mientras intentaba avanzar para poder ver mejor, y al mismo tiempo ocultarse entre ese mar de gente. Dio un rápido vistazo al reloj negro que rodeaba su muñeca, aún parecía estar a tiempo para ver las últimas dos presentaciones, y si se retiraba antes de la premiación lograría llegar a tiempo al teatro, teniendo aún tiempo de sobra para practicar un poco y luego subir al escenario a competir.

Se detuvo al haber llegado al otro lado del graderío, observando a lo lejos al guardia que le buscaba, motivo por el cual se cubrió con su capucha, colocándose al lado de un hombre que hondeaba la bandera de Rusia al otro lado del barandal. Sus ojos se concentraron en aquella hermosa secuencia de pasos, la delicadeza en sus movimientos y lo bien que su cuerpo se sincronizaba con la pieza le parecía maravilloso, algo que casi nadie podía ni se atrevía a hacer. Música con el cuerpo. Apoyó ambas manos en el barandal, inclinando su cuerpo hacia el frente y quedando sobre la punta de sus pies, sintiendo su corazón dar un vuelco al momento que el patinador realizó una combinación de tres saltos, por un momento creyó que había perdido el equilibrio y temió por lo peor, y menos mal se equivocó. Tras un giro combinado la música se detuvo, los gritos y aplausos no se hicieron esperar, así como el montón de regalos que comenzaron a llenar la pista de hielo.

El hombre a su lado alzó la bandera al momento que el patinador dejó la pista, y uno nuevo se deslizó hasta el centro, Yuuri buscó con rapidez entre los bolsillos de su sudadera el regalo que ante había comprado, un pequeño peluche de cachorro, castaño, con un lazo rojo en el cuello el cual tenía atada una rosa y un papel blanco doblado por la mitad; cuando encontró su bolígrafo se apresuró a escribir en este, escuchando la voz que indicaba la puntuación de la presentación, y luego anunciaba al competidor ruso. La música comenzó cuando terminó de firmar, guardó el bolígrafo sin despegar la vista del hielo, deleitándose con esa nueva presentación.

Aquel patinador sin duda era de sus preferidos, el motivo por el cual se había arriesgado en asistir antes de una competencia, y por el cual se había colado sin haber comprado un boleto. Cuando escuchó que la competencia tendría lugar en Tokio sintió una felicidad inmensa, como si su mundo se hubiese vuelto una fantasía, algo irreal; lo irreal fue cuando supo la fecha, la misma de su competencia de danza, con unas cuantas horas de diferencia. Lloró, reclamó, rogó y hasta hizo una huelga de hambre para poder asistir —la cual dejó a las doce horas cuando su madre le ofreció su platillo preferido—, pero su maestra fue firme con su decisión, No permitiré que dejes algo tan importante como tu carrera por tu simple fanatismo, la danza va primero.

Y allí estaba ahora, a menos de dos horas de su presentación en la competencia de danza, a kilómetros de distancia del teatro, siendo buscado por tres guardias e ignorando su posición por estar embobado con el programa que se daba ante sus ojos. Sonrió cuando por un momento creyó encontrarse con los ojos del profesional, escuchando a la lejanía el grito de un hombre el cual captó la atención de todos, menos la suya. No se volteó hasta que escuchó algo caer, viendo a dos guardias corriendo en su dirección, y al notar que la música estaba a punto de culminar supo que era momento de su —forzada— retirada.

— Por favor, ¿Podría arrojar esto por mí? —Le pidió al señor que tenía al lado, quien asintió confundido, sosteniendo el borde de la bandera con su codo y tomando con la mano libre el peluche. — ¡Gracias!

Se echó a correr, volviendo a empujar personas en el camino, repitiendo una y otra vez perdón, más en inglés que en japonés. Logró evadir a los guardias, y cuando dejó atrás el graderío escuchó a la gente gritar ante el final del programa, lamentándose por no haber sido capaz de verlo completo. No se detuvo hasta que estuvo a unas cuantas calles del lugar, ocultándose en un callejón para apoyarse en la pared y recuperar el aliento.

Su teléfono vibró, con calma lo sacó del bolsillo de su pantalón, comenzando a caminar por las calles menos frecuentadas, no quería toparse con esos guardias aunque no pareciera que le fuesen a seguir tanto. Vio la pantalla, tragando en seco al leer el nombre de su hermana, aun dudando deslizó el dedo por la pantalla y acercó el aparato a su oído.

— "Yuuri, ¿Dónde diablos estás?" — La voz de Mari sonaba preocupada, no la podía culpar, se había escapado de casa para poder asistir a la competencia donde estaría su ídolo, descuidando la propia. — "Papá no es el único que te quiere golpear con el objeto que tenga a la mano, ¿Sabes?"

— Lo lamento, necesitaba dar una vuelta, tomar aire fresco. —El silencio de su hermana le hizo entender que no le había creído, de seguro había alzado una ceja, como siempre que Yuuri le mentía. Suspiró pesado, cruzando en una calle. — Bien, lo lamento, yo… Necesitaba ir, Mari.

— "Eres un irresponsable, ¿Ya te lo había dicho?"

— Pero llegaré a tiempo, te lo prometo, no estoy tan lejos.

— "Los niños de tu edad no tendría que ir solos por Tokio."

No le pudo refutar, al final de cuentas solo tenía dieciséis años, lo máximo que podía recorrer solo era el camino a la escuela, la biblioteca y los restaurantes más cercanos, así como a la escuela de danza —aunque esta quedaba a un par de calles de su casa—.

— Perdóname, Mari.

— "Descuidado. Eres un tonto."

Ambos rieron, primero Yuuri, luego su hermana le acompañó. — Lo sé, por eso soy tu hermano.

— "Te golpearía si pudiera. ¿En cuánto vienes?"

Yuuri volvió a observar su reloj, cruzando nuevamente para encontrar una calle principal.

— Menos de una hora.

— "Vendrás en taxi, ¿Cierto? Mamá dice que tomes un taxi."

— Lo haré. Saldré a la calle principal, te llamo cuando esté por llegar.

— "Hecho. No tardes, quiero verte ganar."

Ambos hermanos rieron antes de cortar la llamada, Yuuri volvió a guardar su teléfono en el mismo bolsillo, acomodándose su sudadero.

— Niño. —Alguien le llamó por detrás, haciendo que se detuviera por solo unos segundos, acelerando luego el paso. — Te voy a disparar si no te detienes.

Aquellas palabras bastaron para que Yuuri detuviera su andar, girándose sobre sus talones y encontrándose con un hombre alto, claramente un extranjero, quien llevaba un pantalón de lona roto y un impermeable que parecía ser verde, el cual le llegaba hasta las rodillas; mucho más alto que él, tal vez un metro ochenta, para su sorpresa no tenía mucha barba, solo una que intentó ser de candado. Tal y como dijo, sostenía un arma en su diestra, y la mano libre se encontraba extendida hacia él, con la palma hacia arriba.

— Dame el maldito teléfono y todo tu dinero.

Yuuri se apresuró a obedecer, entregándole su billetera y celular, rogando por que el temblor en sus manos no fuera tan obvio. Se acercó para dejar las cosas en su mano, y al encontrarse con su mirada notó lo obvio: Estaba drogado.

— Dame todo. —Repitió, agitando su mano y acercándole más el arma, haciendo que Katsuki llevara ambas manos a la altura de su cabeza. — Es una puta orden.

— E-eso es todo. —Tartamudeó, retrocediendo lentamente hasta chocar con la pared, siendo seguido por el mayor. El hombre le examinó de pies a cabeza, alzando ambas cejas mientras poco a poco bajaba el arma, guardando lo robado en sus bolsillos.

— Buen chico. ~ —Canturreó mientras se giraba, comenzando a caminar hacia la calle principal, guardando el arma entre su pantalón. — Muy bien chico.

Lentamente Yuuri comenzó a caminar, dispuesto a encontrar otra calle para salir y reportar lo ocurrido, así como conseguir una forma de volver al teatro. Se detuvo en seco cuando le sujetaron por la muñeca, y algo le golpeó en la espinilla, haciendo que cayese de frente contra el suelo, sosteniéndose con la mano libre y sintiendo un dolor horrible recorrer su brazo entero.

— ¿A dónde vas? Bonito. ~

Yuuri se removió, incorporándose y empujando con la mano libre al mayor, logrando que le soltara, pero segundos después acabó acorralado contra la pared. Sus piernas temblaban y sentía que en cualquier momento caería sobre sus rodillas, tenía miedo, su pulso hacía eco en sus tímpanos y sentía el sudor caer por su frente. El hombre alzó su diestra, y en menos de un segundo su puño se estampó contra su pómulo, tirándolo al suelo.

Se intentó levantar, pero una patada en el estómago le robó todo impulso de hacer algo. Se recostó de lado, sujetando su estómago con ambos brazos y tomando posición fetal, sintiendo una nueva patada, esta vez en su espalda.

— ¡Levántate, mierda! ¡No compliques todo!

Una mano grasosa le tocó la frente, sujetándole del flequillo y arrastrándolo por la acera, llevándolo más lejos de la calle principal. Quiso gritar, pero el miedo y el golpe le habían robado el aliento.

Le obligó a levantarse, apoyando su cuerpo contra un basurero, llevando las manos al borde de su pantalón. Yuuri reaccionó y le asentó un golpe con el codo, buscando correr lejos, siendo detenido por una mano en su tobillo la cual le volvió a tumbar en el suelo. Se quiso arrastrar, pero el peso del cuerpo ajeno se lo impidió, sintió la erección del otro rozar su trasero, aquello le produjo asco y arcadas, así como lágrimas que le comenzaron a nublar la vista.

— ¡Basta! ¡Por-! —Sus palabras fueron detenidas por un golpe en su riñón, se mordió el labio inferior al sentir un segundo bulto rozar su cuerpo. El arma.

Sintió que algo fue introducido a la fuerza en su boca, llegándole casi a la garganta y aumentando sus ganas de vomitar. Intentó empujar aquella tela con su lengua, pero los dedos del otro la metieron más, dificultándole aquello, acallando así su voz.

Por más que lo intentó no logró apartar al otro, la posición en la que estaba le había dejado indefenso, con una mano contra su pecho, aplastada entre su cuerpo y el suelo; la otra sujeta por una de esas grasosas manos que se dedicaban a tocar su cuerpo bajo la tela, haciendo que las lágrimas corrieran por sus mejillas. Bajó su pantalón y ropa interior hasta sus muslos, intentó patalear pero los pies del otro le aprisionaron por los tobillos, inmovilizándole por completo. Pudo escuchar el arma ser colocada en el suelo, luego el cierre del pantalón del otro.

Su mirada acabó perdida en algún rincón oscuro de esa calle, su cuerpo ardió y sintió que algo dentro de él se desgarraba, sus gritos fueron acallados por la tela en su boca, la cual se encontraba manchada con una mezcla de lágrimas y saliva.

Dolía. Dolía tanto no haber obedecido. Dolía haber sido caprichoso, haber querido ver el patinaje en lugar de permanecer donde sus mayores le habían ordenado. Dolía, su pecho quemaba al igual que el resto de su cuerpo, sentía sucio cada lugar que ese hombre tocaba o lamía. Su pómulo sangraba al igual que su labio, su estómago estaba revuelto y los golpes en su espalda empezaban a ser notorios.

En ese momento Katsuki Yuuri comprendió que no valía la pena arrepentirse, porque lo hecho, hecho está, y sus propias acciones lo habían arrastrado a ese doloroso infierno. Como un amargo castigo.

Al final de todo, Mari tenía razón, él era solo un niño. Un tonto niño.

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Cuando su mirada se volvió a aclarar ya no había nadie, su cabeza dolía al igual que el resto de su cuerpo. Se movió para quedar de lado, logrando por fin mover su brazo, sintiendo su mano entumecida. Permaneció en el suelo por un largo tiempo, retirando la tela de su boca con cuidado, dejándola a un lado y dejando salir el llanto, cubriendo sus labios con una mano, y con el brazo libre abrazó sus piernas. El oscuro manto nocturno seguía sobre él, sin una luna que le iluminara, solo con un par de estrellas visibles, entre ellas Venus, quién jamás le dejaba abandonado.

Luego de largos minutos llorando se sentó entre quejidos, sosteniéndose de la pared para levantarse y arreglar su pantalón, tambaleándose con poca fuerza hasta alcanzar la calle principal. Se acercó a un puesto de comida, casi cayendo un par de veces al no tener con qué sostenerse, pidiendo en un hilo de voz una moneda para poder llamar a alguien, notando cuán lastimada estaba su garganta.

— Me asaltaron. —Afirmó mientras la señora acercaba la mano a su pómulo, deteniéndola antes de siquiera rozarle, comenzando a buscar un poco de dinero para ayudarle.

No pensó en preguntar por la hora, de seguro ya eran más de las ocho, se atrevía a decir que ya iban a dar las nueve de la noche. No había llegado, no había competido.

Apenas alcanzó llegar a un teléfono público, apoyándose del mismo mientras sujetaba el auricular cerca su rostro, y con manos temblorosas marcaba el número. Timbró dos veces y la llamada fue tomada.

— M-mamá…

Escuchó a su madre sollozar al otro lado, hubo un silencio el cual aprovechó para calmarse y así no romper en llanto nuevamente.

— "Por Dios, Yuuri, ¿Dónde estás? ¿Te ocurrió algo? Estaba tan preocupada."

— Lo lamento. —Aclaró su garganta, arrepintiéndose al sentir un fuerte ardor. — Me robaron el teléfono y la billetera, me costó mucho conseguir dinero para llamar.

— "Pero, Yuuri, llevas desaparecido por horas, casi me vuelvo loca." —El llanto de su madre le hizo sentir peor, había sido tan irresponsable, un completo tonto.

— Perdóname… —Su voz se quebró y las lágrimas volvieron a humedecer su rostro. — Por favor, mamá, perdóname.

Lentamente soltó el auricular, llevando ambas manos hasta sus hombros para abrazarse a sí mismo, dejándose caer lentamente al suelo y volviendo a llorar. Dolía, en verdad le dolía.

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El hombre frente a él apoyó ambos codos en la pequeña mesa de metal que les separaba, moviendo su cabeza de lado a lado hasta hacer su cuello crujir, soltando un largo y pesado suspiro.

— Quiero ver si entendí. —El oficial comenzó a hablar, tomando la libreta donde había anotado el testimonio del hijo menor de los Katsuki, comenzando a leer tras soltar un quejido. — Te asaltaron, no sabes dónde exactamente, fue un hombre extranjero de aproximadamente metro ochenta, con impermeable verde con capucha, por la poca barba asumes es castaño, y tiene ojos marrón, ¿Estoy en lo correcto? —Apartó la mirada de la libreta para fijarla en Yuuri, este solo se limitó a asentir, permitiendo que el oficial continuara. — Este te robó tu billetera y tu celular, te amenazó con un arma y te golpeó en el rostro, luego huyó… ¿Algo que añadir?

Entreabrió sus labios, cerrándolos de forma inmediata para negar con un leve movimiento de cabeza.

— Bien, si eso es todo pondremos la denuncia, cualquier cosa informaremos a tu familia.

Se levantó para abrir la puerta de la oficina, invitando a Yuuri a salir y volver con su familia. Este salió en silencio y con la actitud más normal que pudo, encontrándose con su madre quien se apresuró a acariciar con cuidado el pómulo lastimado. Yuuri sonrió, y aquella sonrisa fue la más falsa que alguna vez le dedicó a su madre.

Al final no fue capaz, el miedo y la vergüenza le ganaron y acabó por callárselo todo. ¿Con qué cara le diría a sus padres que había sido violado? ¿Así era como el apellido de su familia se vería perjudicado, por un capricho suyo? Prefirió guardarlo todo y tomar ese castigo en silencio, no deseaba hacer sufrir más a su madre.

No solo había perdido la competencia esa noche, había perdido su dignidad y orgullo. Esa noche su cuerpo había sido corrompido y ensuciado, y esas manchas jamás abandonarían su piel, sin importar cuantas veces se limpiara, él siempre estaría sucio. Y prefería estar sucio él solo, y no toda su familia, prefirió ignorar la violación y evitar cualquier atención médica, minimizando los golpes como si el único existente fuese el de su rostro, aguantando el dolor y las lágrimas. Ya no tenía nada más que perder, y si mentir era lo único que le daría un poco de fuerzas por su familia lo haría, día y noche, sin importar nada de lo que pasase.

Al final, los hombres no se embarazan.

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~Notas de Autor

Hola, es un gusto, yo soy King y llevaba ya mucho tiempo conteniendo las ganas de escribir algo para mi hermoso fandom de patinadores, so, es un gusto presentarme con este proyecto y 2,806 palabras de dolor para Yuuri ;; Mi hermoso bebé de luz, prometo que esta será la única violación que leerán en este fic, no pienso repetirle ese dolor a mi dulce cerdito llora.

Bueno, espero que este proyecto sea de su agrado, tendrá mucho Victuuri, feels, amor y todo lo que pueda darles con letras. Este proyecto contendrá un prólogo y 25 capítulos, es el primer fic que planeo capítulo por capítulo, así que definitivamente no dejaré este proyecto tirado. Por el momento en Wattpad no hay portada so sad, pero ya me tomaré el tiempo de hacer una bonita, lo prometo. Intentaré actualizar de forma frecuente, mi meta máxima es un capítulo cada 15 días, pero si puedo hacerlo antes mucho que mejor. El capítulo 1 llegará pronto, lo prometo, y con este muchas sorpresas que espero que disfruten, ¡Yai! De seguro hay errores de dislexia, ya cuando no sea la 1:55am revisaré el fic y corregiré errores, así que si ven alguno no duden en indicármelo.

Gracias por darle una oportunidad a este proyecto, gracias por leer y a quienes leyeron hasta aquí se ganaron un premio(?), cualquier pregunta que tengan sobre la trama de la historia pueden hacerla, no importa si implica spoiler, también se aceptan preguntas que no sean de la historia. También les invito a dejar un comentario y votar en la historia, les estaré eternamente agradecido. ¡Gracias!

Esta es la única nota de autor que dejaré, tal vez dejo una más en el primer capítulo y una corta en el capítulo 5, de ahí no hablaremos directamente hasta el capítulo 25, solo por comentarios. Well, eso es todo, gracias, su servidor se despide.

KingOfMisery