Quien ve el rostro de su asesino, se queda en la tierra hasta que se haga justicia.

Leyenda urbana.

Amarga existencia.

Abrió lentamente los ojos, le dolía el cuello… Cuando quiso mover sus manos se dio cuenta que estaba atado, salió por completo de su aturdimiento. Intento mover sus piernas, pero también estaban atadas a las patas de la silla. Sus manos estaban sujetas a los apoyabrazos con gruesas cuerdas. Comenzó a desesperarse y a mirar la habitación donde se hallaba.

Abrió los ojos por la sorpresa, en las paredes había fotos suyas… Una foto saliendo de la universidad, una en la que estaba en el centro comercial, otra en la que estaba con sus amigos… En todas las fotos él estaba rodeado con un círculo. La cinta en su boca le dificultaba la respiración. Habían rodeado toda su cabeza con la cinta, la sentía pegada en su cabello. Trato de calmarse, no podía, estaba aterrado… No solo había fotos suyas… también había de otros chicos. Todos aparentemente de su misma edad. En todas, las fotos, había un solo chico rodeado con un círculo.

Logro divisar a uno, el que estaba más cerca de su posición, le reconoció del diario. El chico había aparecido muerto, luego de llevar desaparecido tres días. Tenía señales de haber sido golpeado salvajemente… Lágrimas de terror comenzaron a abandonar sus ojos. Ese chico era el 5° chico, en lo que llevaba de transcurrido el mes, en aparecer en esas condiciones. Escucho como se abría una puerta, como le quitaban los seguros a la puerta mejor dicho.

-Ya despertaste, por lo que veo… Milo.-dijo el hombre sonriente, el muchacho termino de aterrarse.


El muchacho lloraba y él ya se había cansado de escucharle llorar y de escuchar sus gritos ahogados… Ya se había cansado, esos tres días habían sido muy divertidos, pero el muchacho ya aburría… Como le habían aburrido los otros. Tomo lo que usaría en ese momento y se acercó al muchacho. El joven le miro aterrado y comenzó a negar con la cabeza mientras le dedicaba una mirada suplicante…

-No sirven las suplicas precioso…-dijo sonriente mientras le acariciaba la mejilla… El muchacho miraba atento al rosto de su captor.-Mira...-le mostro una foto en la que se distinguía un joven de cabellera azul marina.- ¿Crees que me logre divertir con él? -pregunto embozando una sonrisa infantil, llena de maldad. Dejo la foto sobre una mesa…- Esperare un par de días… Tal vez un mes, ya eh agitado mucho las aguas…- Volvió a mirar ahora con completa crueldad a su cautivo…-Ya es hora que me diviertas por última vez…

Dos días después.

-Ya va… que sean buenas noticias, que sean buenas noticias…-dijo el hombre mientras se acercaba a la puerta de entrada a la casa.- ¿Si?-Miro, tratando de mantener la calma, a los policías.

Su único hijo llevaba desaparecido tres días… y aparentemente era obra del asesino serial que aparecía en el diario… O eso decían los diarios, dado que los policías no decían nada al respecto. Por más que lo hubiera buscado por toda la ciudad, por más que hubiera buscado por todas las comisarias, por más que se hubiera recorrido todo los hospitales y clínicas que hubiera en esa ciudad… Los resultados habían sido nulos, nunca había ingresado a ninguno de esos lugares...

-Señor Escorpio.-El oficial le miro, se mantenía sereno- Tiene que acompañarnos…

-¿Lo encontraron?-pregunto con la poca esperanza que le quedaba…

-Tiene que acompañarnos, por favor.-Dijo el colega de este. Sintió que las piernas le flaqueaban, sintió como lo poco que le quedaba de fe y esperanza abandonaba su cuerpo. Cayo de rodillas mientras comenzaba a llorar sin consuelo. Solo había una razón para que le respondieran esa importante pregunta con tan poca elocuente respuesta.

-Tiene que acompañarnos a la morgue… Es posible que no sea él…-le dijo uno que se arrodillaba a su lado.- No se aflija…

-¿Tiene hijos?-pregunto en un hilo de voz, mientras las lagrimas abandonaban sin cesar sus ojos.

-Sí, tres.

-Cuando le secuestren a uno y le vengan a buscar para ir a la morgue… dígase lo mismo, porque a mi esas palabras no me sirven…-dijo entre llantos…-SON UNOS INUTILES… ¿POR QUE NO LO BUSCARON…?-Grito hecho una histeria y completamente destrozado por dentro...


El muchacho miro a sus alrededores, estaba en una habitación de azulejos celeste pálido. No sabía cómo había llegado ahí… solo sabía que ese lugar, con camillas de acero y elementos quirúrgicos no era un bonito lugar. Una puerta se abrió y entro una mujer con dos policías… detrás de estos estaba…

-PAPÁ… -grito y corrió a él, pero cuando quiso abrazarlo le atravesó. Su padre se detuvo… pero luego camino hacia donde estaba la doctora.-Papá… ¿No me ves? ESTOY AQUÍ… PAPÁ…-El joven de 19 años, estudiante universitario, se acerco a su padre.- ¿Estuviste llorando? Papá… papá mírame estoy aquí a tu lado… Papá… ¿qué paso…? ¿Qué es este lugar? ¿Qué paso luego que salí del bar?-La mujer abrió una puerta y saco algo tapado con una sábana blanca. El muchacho miro atento la silueta… era un cuerpo. ¿Estoy en una morgue? ¿Qué hago yo en una morgue?- ¿Papá que hacemos aquí? PAPA RESPONDEME…-grito desesperado.

-¿Esta seguro?-la mujer tomo con cuidado la sabana antes de tomarla, su padre asintió. La mujer descorrió la sabana y la coloco hasta la altura de los hombros. Su padre comenzó a llorar y cayó de rodillas…

-¿Soy yo…? SOY YO…-El joven retrocedió aterrado- NO PUEDO SER YO… YO NO ESTOY MUERTO…

-Milo…-su padre lloraba- Ese es mi hijo…-El hombre se paro y acaricio el rostro del menor… Miro el cuello de este- ¿Qué son esas marcas?-entre la palidez, sobresalía unas zonas ligeramente moradas.

-Son… de estrangulamiento-la doctora se mordió el labio- Le estrangularon hasta la muerte.-su padre le acaricio el rostros… Parecía perdido, su padre parecía metido en un profundo sueño… Milo se llevo las manos al cuello, al hacer ese acto volvía a sentir que le faltaba el aire…

-Estoy muerto… ¿Pero que me paso?... ¿Quién me mato?-cerro los ojos, a su mente vino la imagen de un chico. –No, él no fue… él será su siguiente víctima… ¿Pero quién me mato? ¿Quién es ese chico…? –Miro a su padre, estaba de rodillas de nuevo y un policía trababa de reconfortarlo, mientras la doctora volvía a meter su cuerpo en la heladera. Él se acerco a su padre. Quiso abrazarle, pero sus brazos le atravesaron. Su padre levanto la vista y miro hacia donde estaba Milo.- Papá no llores…-dijo rogando ser oido por su padre.- Estoy con vos... no llores.

-Necesito aire…-dijo al fin, los policías le ayudaron a salir de ahí…

Dos días después, cementerio.

Milo miraba a su abatido padre, estaba demacrado. Se notaba que no había dormido en esos días… Alrededor de él estaban sus compañeros de secundario, con lo que aun se hablaba, y amigos de toda la vida… También estaban sus familiares y algunos amigos de su padre. Miro al mejor amigo de su padre, parado al lado de su progenitor, al lado de este había un joven que no conocía… Le miro atento… cabellera azul marino y ojos celeste fríos como glaciares. Al igual que todos los demás vestía de luto. Nunca antes le había visto, pero se le hacía conocido de algún lado.

Luego miro hacia otro lado. Un amigo del secundario, uno al que se había acercado al principio por pura lastima, miraba hacia su dirección. Se notaba sumamente pálido… Milo le miro, vio como este se removía algo incomodo… El joven se mantuvo en su lugar, Milo comenzó a caminar hacia él. Estaba descalzo, pero no sentía la hierba, de la cintura para arriba estaba desnudo… pero no sentía al viento…

-¿Ángelo?-Pregunto al fin- ¿Puedes verme?

-Me voy… no puedo estar más aquí…-dijo el muchacho mientras se alejaba. Sus demás amigos asintieron. Como si entendieran que estar en ese lugar era sumamente doloroso y casi intolerable. Más aun, sabiendo de la forma violenta que había muerto su amigo.

El servicio termino y todos se retiraron, su padre fue uno de los últimos… El mejor amigo de este espero a que su padre decidiera ir al auto. El muchacho, que había llamado la atención de Milo, se quedo donde estaba. Guardaba absoluto silencio mientras su padre, ahora Milo le veía mejor era claro que eran parientes, consolaba a su progenitor…

-¿Eres el hijo de Degel?-Milo se acerco al muchacho y le miro atentamente…- ¿De dónde te conozco…? Si es la primera vez que te veo…

-Ven Kardia…-escucho que decía Degel-Te llevare a tu casa…-su padre, sumiso se dejo llevar al auto. El muchacho camino detrás de ellos, manteniendo una respetuosa distancia… Milo caminaba a su lado.

-¿De dónde te conozco?-Miro como el muchacho subía al auto, en el asiento del acompañante, mientras Kardia subía al asiento de atrás.-Estoy seguro que Ángelo me veía…-dijo cuando el auto se hubiera marchado…-Ojala supiera cómo ir a su casa…

Esa misma noche.

Angelo estaba tirado en su cama mirando el techo, odiaba por una clara razón los cementerios… A pesar que le gustara toda la temática de la muerte… Odiaba cuando esta se relacionaba con un ser cercano. Miro hacia un costado y diviso la tele, estaban pasando una película de producción de bajo presupuesto… Ni valía la pena mirarla, ni la trama le gustaba. Se levanto y se fue al baño… Se daría una ducha y luego se iría a dormir.


Luego de darse la refrescante y relajante ducha, termino de convérsese que no había visto a su amigo parado cerca del sacerdote. Había sido producto de su imaginación, como le habían dicho toda su infancia y gran parte de su adolescencia. No quería volver a los psicofármacos… Tomo un toallon y se cubrió la cintura, a pesar que el baño tuviera una puerta que conectaba directamente a su cuarto. Cuando levanto la visata, retrocedió espantado y se resbalo con la alfombra del baño.

-No…-el muchacho miro aterrado a la silueta que estaba a centímetros de la puerta, tú no estás aquí…se dijo para sí. Hizo apoyo en la taza del retrete y se reincorporo…-maldita alfombra… la voy a sacar…-su amigo no estaba ahí, el no había retrocedido por miedo, se había resbalado con la alfombra... Se dijo para sí.

-Entonces… si me vez…-Vio que su amigo se ponía de pie y no le miraba.- Por favor Ángelo… si me vez, ayúdame…-suplico.

-Quien ve a su asesino no descansa hasta que se haga justicia…-recito su amigo por lo bajo, Milo le miro algo desorientado.- Tú no estás parado ahí… no lo estas…-dijo su amigo para sí-Me golpee la cabezota y estoy alucinando.

-Ángelo… Por favor…

-No, puedo ayudarte Milo…-dijo al fin.- por qué no te veo… porque tu no estás ahí…-se dio cuenta que su amigo se nega a aceptar que si le veia.

-Si lo haces…me estás viendo Ángelo…-dijo al fin Milo- Eh visto llorar a mi padre las últimas 48 horas… por favor ayúdame.-suplico el joven.- Ángelo… ayúdame… No quiero que él siga sufriendo...

Continuara.