¡Hola! Bueno...para empezar he de decir que estos personajes no me pertenecen y que son obra de la magnífica mente de JK Rowling, yo solo me limito a divertirme un poco con sus vidas.
Tengo mil historias escritas y nunca me he atrevido a mostrárselas al mundo así que...este es mi primer intento. Espero que os guste y, por favor, si la leéis ¡ayudadme a mejorar con vuestras opiniones!
Muchas gracias, Yuuhy.
PRÓLOGO: 1 de Septiembre.
Había algo en el ambiente de ese 1 de Septiembre que lo hacía diferente a los demás, más oscuro, más frío. La comunidad mágica aún no se había recuperado del duro golpe que supuso la muerte de Albus Dumbledore, pero aun así intentaban desesperadamente hacer como que nada había cambiado. La gente seguía sonriendo, comprando, hablando, riendo. El mundo seguía girando, pero ahora parecía que lo hacía a una velocidad espantosa. El presentimiento de que algo horrible sucedería ese curso no abandonaba los corazones de los magos y brujas que traspasaban las barreras del andén en dirección al tren que les llevaría a Hogwarts.
Comparado con otros años, el andén parecía mucho más vacío y apagado. Si había felicidad fuera de los muros mágicos que los protegían, esta no era suficientemente fuerte para llegar hasta ellos. Por supuesto que los padres y hermanos intentaban animar a los más pequeños con una sonrisa en el rosto, y también es cierto que los alumnos más mayores no dejaban que el miedo cambiara su expresión de alegría, pero todo el mundo tenía presente que Lord Voldemort cada vez estaba más cerca. Y si había alguien que conseguía que un leve brillo de esperanza volviera a aparecer en su mirada, era el muchacho que ahora caminaba con la frente gacha y la sensación de que la felicidad del mundo mágico dependía de él. Harry Potter.
-Harry, Harry- una voz a su derecha lo llamaba insistentemente mientras tironeaba de la manga de su chaqueta.-La gente nos está mirando, haz el favor y sonríe un poco.
El aludido levantó la cabeza y, como había supuesto, el andén le observaba. Le miraban como miran las tropas a su rey antes de la batalla para que apacigüe su miedo y envalentone sus almas. Así que haciendo un esfuerzo sobrehumano, se giró hacia Ginny y sonrió al resto que, en ese instante, parecieron recuperar un poco de su alegría.
-No entiendo por qué lo hacen. Me miran como si fuese una especie de Dios que les va a salvar de la tormenta.
-Compararle con una tormenta es ser muy suave, Harry.- El moreno se giró hacia ella dispuesto a replicarle que no estaba de humor para sus bromas, pero cambió la expresión cuando vio el amago de una sonrisa en su rostro.
-Vamos, Harry, solo intento que conservemos nuestro bueno humor. No dejemos que el miedo nos paralice. –Le besó en la mejilla y tiró de él hasta subirse en el Expreso.
Pasaron compartimento por compartimento hasta encontrar en el que estaban el resto de sus amigos. Ginny pasó y se sentó junto a una muy sonriente Luna que empezó a contarle algo sobre los Duendes de las Nubes, y Harry se quedó de pie, en el marco de la puerta, observando. Miró las caras de cada uno de sus compañeros y se preguntó qué pasaría por sus cabezas, si tendrían miedo, si tendrían fe en él. Miró a Neville y recordó cómo lo había petrificado Hermione en primero por intentar impedir que salieran de noche, miró a Seamus y recordó todas las veces que su cara casi queda carbonizada, miró a Luna y sonrió pensando que seguía mantiendose en su propio mundo a pesar de tener una más que segura guerra a la vuelta de la esquina, y por último la miró a ella. A Ginny. Contempló su pelo, su piel, admiró su coraje y su persistencia contra sus padres para poder volver ese curso, para volver con él, para servirle de apoyo. Y se sintió afortunado, más afortunado de lo que se había sentido en años. No necesitaba a nadie más si sus amigos estaban allí.
-No vas a crecer más por quedar ahí parado, Harry. –La voz de Ron le sorprendió y dio un respingo. Ron. ¿Qué habría hecho sin él todos esos años? Era su primer amigo de verdad. Sonrió y se sorprendió de su suerte por tenerle a él y la excepcional persona que era Hermione en su vida ¿Y qué habría sido de ellos sin su previsora amiga? Se giró hacia Ron y vio su mirada burlona y a la chica detrás de él intentando contener la risa. – Vamos, siéntate o déjanos pasar.
-Muy gracioso. –Dijo mientras les dejaba pasar y se sentaba al lado de Ginny- ¿No te han dicho nunca que no se debe asustar a una persona mientras piensa?
-Ah… ¿pero que tú piensas, Potter?-. La suave y característica voz de Draco Malfoy le hizo cerrar los ojos de agotamiento. ¿Es que hoy no podían simplemente dejarle en paz?
-Comprendo que sea un concepto nuevo para ti, Malfoy, ya que ni tú mismo lo haces. – Respondió una veloz Hermione. Malfoy se volvió hacia ella y arrugó la frente.
-Granger, no creo haberte dado permiso para que abras la boca en mi presencia- dijo, y se marchó dando un portazo.
-Parece que Malfoy se ha superado y ha vuelto aún más imbécil.-Soltó Ron mirando deseñosamente la puerta por la que se había marchado el rubio.
-¡Ron!- le reprendió Hermione.
-¿Qué? Es lo que todos piensan, – dijo encogiendo los hombros -yo solo me limito a decirlo. Es un imbécil y punto.
-Pero eso no te da derecho a hablar así.-Contestó la chica.
-¿Le estás defendiendo?- El pelirrojo la miró con los ojos entrecerrados.
- Muy gracioso, Ronald. Solo digo que demuestres que tienes más educación que él.
Ginny miraba divertida la pequeña discusión en la que estaban enfrascados su amiga y su hermano sobre si Malfoy era o no imbécil o sobre si Ron era o no educado. Se alegraba de que, aún en el caos en el que se habían visto envueltos, hubiera cosas que nunca cambiaban. Se volvió hacia Harry y se lo encontró mirando a través del cristal de la puerta, pensativo, ajeno a todo lo que ocurría dentro de ese vagón. Le estrechó la mano con suavidad, y ese contacto pareció sacarle de su trance porque despegó la vista de la puerta y le sonrió devolviéndole el apretón.
-No pasa nada-le dijo.- Simplemente estaba pensando.
-Sabes que estoy aquí para lo que necesites, ¿verdad?
Harry se apoyó en su hombro y se permitió cerrar los ojos e intentar descansar el resto del viaje. Ginny le acarició el pelo con suavidad y se apoyó en su cabeza también.
-Duerme, Harry Potter, yo velaré tu sueño.
