Rurouni Kenshin pertenece a watsuki-sensei, que es muy amable en prestar a los personajes de esta historia para crear fic sin fines de lucro.
- diálogos-
-"pensamientos"-
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% cambio de escena.
Titulo : Dame una oportunidad
Capitulo uno: Después del abandono.
Kaoru abrió mecánicamente los ojos al sentir el suave barullo de los gemidos de su hijo, recostado a su lado en su futon matrimonial, fue incorporándose lentamente mientras se refregaba los ojos.
-shhh, Moru, estoy aquí…- murmuraba mientras acariciaba la pancita del pequeño niño de un año.
Dándose un buen estirón, se relajo y cargo en brazos a moru que había dejado de llorar y se encamino a la cocina, en medio del pasillo se detuvo y abrió lentamente el shoji de la anterior habitación que era de yahiko.
Sonrió complacida al ver a la pequeña niña de cinco años profundamente dormida y bien arropada, cerro el shoji y llego a la cocina.
Eran las seis de la mañana, la hora exacta que moru se despertaba reclamando un poco de leche y un cambio de pañales. Kaoru en pocos minutos tenia preparado la botella de vidrio en forma de biberón llena de leche y a moru, limpio y fresco, listo para comer. Dejándolo en un corral de madera se dedico a preparar el desayuno para ella y sus dos hijos ,casi una hora mas tarde levantaba a su hija para que desayune con ella, pero Kaori , como digna hija de su madre , era muy remolona para despertarse y tardaba mucho tiempo en asearse y cambiarse.
- kaori, el desayuno se enfría ¿donde estas?- kaoru se metió al dormitorio de su hija con un pequeño peine en las manos pero no la encontró, salio al patio y la vio lavándose la cara
-¿nesecitas uno toalla?- le pregunto mientras se agachaba a ayudarla.
- no mamá, yo traje la mía- le contesto la niña con una enorme sonrisa y la cara llena de agua, mientras le mostraba una pequeña toalla de color durazno.
- muy bien, que pequeña tan responsable tengo- le contesto mientras tomando la toalla le secaba con cuidado la cara, luego la cargo y la llevo al comedor.
Estaban los tres sentados a la mesa, kaori comía, mientras esperaba con paciencia que su mama terminara de peinarla y de hacerle una trenza en su largo y oscuro cabello.
Moru comía embarrándose la cara, entretenido con su comida y salpicando por todos lados.
- mamá, moru esta ensuciando la mesa-
-no te preocupes, esta aprendiendo a comer, tu también lo hacías cuando estabas aprendiendo- kaoru hablo con cariño mientras colocaba la trenza terminada en uno de los hombros de su hija.
-pero yo usaba los palitos y moru esta usando sus manos- kaori se inclino y miraba con curiosidad a su hermanito-¿esta aprendiendo a comer con las manos?-
Kaoru dio una leve carcajada mientras agarraba un repasador y limpiaba la carita de su bebé – es muy chiquito- dio como respuesta antes de agarrar un utensilio que parecía una cuchara y empezaba a darle de comer a moru.
Cuando los dos niños terminaron kaoru los dejo ir a jugar.
– ve despacio kaori, moru apenas esta caminando-
-ya se mamá, voy a ir bien despacito- kaori tenia sujetadas la dos manitos de su hermano y caminaba frente a el mirándolo y enseñándole como debía mover los piecitos. Moru balbuceaba contento, mientras miraba concentrado los pies de su hermana mayor – si yo le enseño va a aprender mas rápido y luego vamos a poder hacer carreras-
Kaoru sonrió con melancolía al ver lo grande que estaban sus hijos y al saber cuan rápido había pasado el tiempo. Y pensar que hace mas de dos años ella tenia una familia sólida y que hace ocho años atrás ella estaba perdidamente enamorada de una persona que desapareció. Pero ahora era una mujer sola a cargo de una escuela y de la crianza de dos criaturas maravillosas, sin ganas de tener una relación amorosa. Su destino se había encargado de darle un vuelco a su vida para el cual ella no se había preparado.
Dando un hondo suspiro se obligo a separarse de la pared y a entrar a la cocina para prepararse una taza de café. Desde que los americanos lo habían empezado a importar, kaoru lo consumía , primero por curiosidad, pero luego descubrió que la ayudaba a mantenerse despierta , excelente para una mujer que no descansaba tratando de sobresalir económicamente.
Limpio la cocina, acomodo lo que tenia que acomodar y dando un rápido vistazo a kaori y moru se metió a su habitación a ponerse el traje de entrenamiento, si no calculaba mal , dentro de poco llegarían sus alumnos y yahiko para comenzar las clases.
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-¡el shinai mas arriba! ¡Después de tanto tiempo, deberían tener estos movimientos memorizados!- kaoru gritaba a un gripo de diez estudiantes entre 15 y 18 años.
- cálmate kaoru, son principiantes- le dijo yahiko mientras miraba a su maestra de reojo , pero sin perder de vista a los jóvenes que hacían los movimientos al mismo tiempo.
- ¡harán unas 100 veces más estos ejercicios y luego habrá unos enfrentamientos por puntos!-
Los estudiantes se habían detenido y sacando todo el aire de sus pulmones contestaron a kaoru - ¡¡ si, sensei!!-
- solo se permitirá usar los golpes básicos-
- ¡¡si, sensei!!-
- terminados los enfrentamientos podrán retirarse-
-¡¡si, sensei!!- terminando de contestar, todos empezaron a hacer las repeticiones que kaoru les había ordenado.
Kaoru sonrió complacida y luego arrastro a yahiko hacia el tatami para poder conversar.
-kaoru, sigues siendo tan poco delicada como siempre- dijo yahiko mientras se acomodaba en el almohadón donde su maestra prácticamente lo había tirado.
- fue sin querer- kaoru le sonrió- pero no me terminaste de contar, ¿es verdad que vas a pedirle matrimonio a tsubame?-
- esa es la idea- yahiko desvió la mirada completamente rojo.
- y ¿cuando?, misao me dijo que tenía que avisarle-
- ¿misao?- yahiko parpadeo varias veces sorprendido mirando fijamente a una kaoru que empezaba a ponerse nerviosa- y ¿como es que misao sabe de esto estando en Kyoto, kaoru?-
- esteee….- ahora la que desviaba la mirada era la chica de ojos azules.
-¿le enviaste una carta?- yahiko tenia una venita palpitando en su sien.
-¿yo? Este…quizás..- kaoru empezó a jugar con sus dedos, mientras agachaba la cabeza- es que me puse muy feliz y envié la carta sin darme cuenta, para cuando reaccione ya la había llevado a la diligencia- le sonrió apenada.
Yahiko bufo, pero se tranquilizo al aceptar el hecho de que ciertas cosas en kaoru no cambiarían – bueno, creo que no va a ser tan malo tener a la "comadreja shinomori" por aquí- sonrió con malicia.
-¿todavía la llamas así?-
- con sanosuke quedamos en que la llamaríamos de esa forma desde que se caso- dijo yahiko encogiéndose de hombros – es igual contigo, aunque te hayas convertido en madre sigues siendo una busu para mi y una tanuki para megumi-
-¡¡oye!!-
-bueno- yahiko la miro serio –esta bien que le hayas contado a misao, pero a nadie mas, kaoru. Aun me falta mucho tiempo para que le pida matrimonio a tsubame, necesito juntar dinero para tener algo que ofrecerle-
- de acuerdo te lo prometo- kaoru miro cariñosamente a yahiko, el también había crecido mucho y muy rápido. Era mas alto que ella y se había vuelto muy atractivo, llevaba muy enserio su relación con tsubame y era responsable con las clases en el dojo. Yahiko era su centro de apoyo, cuando su esposo la abandono, kaoru se había quedado sin megumi, sin sanosuke y de kenshin ni hablar, el había desaparecido mucho mas antes de su vida, pero yahiko estuvo ahí para ella. Los años les habían hecho madurar a ambos y se llevaban como varaderos hermanos, bueno casi siempre.
-ya eres todo un hombre- le dijo mientras pasaba una mano cariñosamente por sus cabellos sin poder evitarlo.
- ¡Kaoru! ¡No hagas eso frente a los alumnos!- refunfuño el segundo maestro de la escuela kamiya kashin.
-¿porque? Si solo te estoy demostrando que te quiero mucho…- kaoru puso su sonrisa más encantadora.
Yahiko miro resignado a su maestra, cuando ella ponía esa carita sabia que no podía hacer nada, al volverse madre, kaoru había recibido un don que hacia cambiar de parecer a quien ella se proponga- esta bien, kaoru- le dijo mientras el se encogía ruborizado acostumbrándose a las muestras de afecto.
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- ¡yahiko! Moru quiere que lo cargues- kaori estaba sentada junto a su hermanito en el tatami del gimnasio del dojo después de que los alumnos se habían marchado.
-¿Qué lo cargue?- yahiko se secaba la transpiración con una toalla.
- si, es que estuvo caminando mucho y esta cansadito- sonrió kaori –yo le estuve enseñando- termino muy orgullosa.
Yahiko le hizo caso a la niña y cargo al bebé que estaba entretenido jugando con sus manos, ni siquiera había sentido que yahiko lo alzo. Kaori inmediatamente se puso de pie. –mamá, ¿puedo pelear yo también?-
- ¿pelear?- ambos yahiko y kaoru la miraron sorprendidos.
-si, con esas cosas- dijo señalando los shinais.
Yahiko y kaoru se miraron –bueno…- comenzó a decir kaoru– pero despacio y con cuidado- le entrego una shinai y la niña empezó a girarlo y dar golpes en el aire .
-parece que va a gustarle el esgrima- comento kaoru emocionada.
- después de todo es tu hija y es una de las herederas- contesto yahiko mientras trataba de no reírse de la torpeza de kaori – pero ¿crees que le gustara la idea a sus abuelos?-
- no se- contesto con sinceridad- pero tampoco me importa, no voy a dejar que las ideas de dos personas que vienen a ver a mis hijos una vez por año influya en su crianza- kaoru estaba tranquila, se había propuesto criar sola a sus hijos y así lo haría aunque se le fuera la vida en ello- son mis hijos y yo soy la que esta a cargo-
Yahiko sonrió, estaba orgullosos de kaoru -¿Qué vas a hacer hoy, súper mamá?- pregunto tratando de cambiar de tema.
-hoy me toca ir a la sastrería-
Yahiko frunció el ceño, toda la alegría que tenia en un momento se esfumo – kaoru, sabes lo que pienso de ese trabajo, no deberías estar ahí-
- pero pagan bien yahiko, te lo he dicho mil veces, si quiero evitar que el dojo cierre, necesito ese trabajo, por lo menos hasta que consiga otro- kaoru tomo a moru de los brazos de yahiko para revisarle el pañal- soy buena cociendo, tu lo sabes-
- eres buena en un montón de cosas, kaoru-
-pero nadie le da trabajo a una mujer abandonada que todos miran como si yo tuviera la culpa y fuera la mayor pecadora del mundo- esta vez kaoru fue la que frunció el ceño – si quiero que estos niños crezcan fuertes y tengan educación, tengo que trabajar y en ese lugar es el único donde me aceptaron-
Yahiko dejo de mirar a su maestra y se fijo en kaori que estaba concentrada en no dejar caer la shinai. Kaoru tenia razón, cuando se escucho el rumor de que su esposo se fue, empezaron a marginarla, todos la apuntaban , solo las personas que la conocían realmente la aceptaban y defendían, el por ejemplo , si escuchaba algún comentario sabré su maestra , le planteaba cara a quien quiera que fuera.
Pero el trabajo que tenia realmente no le gustaba. Kaoru trabajaba en una sastrería clandestina de kimonos, situado por el bosque en la ribera del rió , el horario comenzaba a la tarde y salía de madrugada, para colmo el trato era peor que la trata de esclavos, incluso kaoru volvía con algunos moretones de vez en cuando.
-por lo menos dime a que hora sales para ir a buscarte-
-no hace falta que lo hagas-
-kaoru, dime-
La chica rodó los ojos divertida- a la una o dos de la mañana, no se bien señor guardaespaldas-
Yahiko asintió satisfecho, para ese horario el ya estaría plantado en el bosque esperándola-¿vas a dejar a moru y kaori con el dr. Genzai?-
-si, hoy Tae no los puede cuidar, creo que tenia un compromiso con la familia de su esposo- kaoru dejo suavemente en el suelo a moru y se dirigió donde su hija levantaba por quintagesima vez el shinai del piso – kaori dejemos eso por ahora y arréglate para ir al mercado- la carita de la niña no se mostraba muy feliz – yahiko te cargara todo el camino ¿Qué te parece?- sonrió con picardía sabiendo que con esa oferta kaori no se negaría.
-¡¡siii!!-
- ¡oye! ¿Yo porque?- yahiko se cruzo de brazos con fingida molestia.
-me voy a cambiar- dijo la niña dándole el shinai a su mamá y corriendo a su habitación- ¡¡vas a llevarme sentada en tus hombros yahiko!!- Le grito mientras corría.
Yahiko miro a kaoru con una cara, que decía" gracias" pero muy irónicamente.
-tu sabes que te adora- kaoru se acerco a moru y lo levanto dándole un beso en la frente – eras el chantaje perfecto – sonrió mientras le guiñaba un ojo a su alumno.
- pero que no se te haga costumbre chantajear conmigo- le contesto un ruborizado yahiko.
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Tokio había cambiado en estos ocho años, era increíble como se habían adaptado a la nueva etapa de cultura e iluminación. Las casas tenían una influencia europea y habían parques y algunas escuelas, la luz eléctrica ya no solo era para los ricos y funcionarios del gobierno, sino que era para todo público. Las calles estaban iluminadas por faroles, ya no hacia falta estar llevando velas ni antorchas, uno podía caminar mas seguro. El mercado ni hablar, si antes era gigante, ahora era inmenso. Restaurares, comercios de bazar, etc. Había todo lo que uno quería.
-Yahiko, no me quiero bajar todavía- reclamaba kaori sintiendo las manos de yahiko alzarla de sus hombros.
-ya estamos en el mercado y el tato fue hasta aquí- sentencio el, mientras dejaba a kaori en el suelo.
-no es justo- dijo la niña inflando los cachetes molesta.
-seria más justo si tú caminaras- le contesto yahiko.
-basta ustedes dos- kaoru se paro en medio con moru en los brazos- kaori deberías darle las gracias a yahiko por cargarte- le dijo mirando seriamente a su hija- y tu yahiko – se giro hacia su alumno – ¿no te da vergüenza discutir con una niña de cinco años? -
- es que es muy obstinada- se defendió el moreno- es peor que tu-
-eso no tiene nada que ver…- kaoru se detuvo cuando se dio cuenta que ella también iba a empezar a discutir, suspirando se relajo- ¿me vas a ayudar con las compras? – pregunto cambiando así el tema.
-te ayudo a comprar si quieres pero de aquí me voy directo al akabeko, hoy me toca trabajar- yahiko saco a moru de los brazos de Kaoru y lo cargo mientras ella sacaba y alistaba su monedero- no te puedo acompañar al dojo de regreso-
-eso puedo hacerlo sola, gracias-
-mamá ¿donde vamos primero?- kaori se aferraba al hakama de entrenamiento de su mamá, había mucha gente y no quería perderse.
-vamos donde el vendedor de pescados, dijo que me conseguiría algunas truchas de rió-
- no, yo quiero comer pulpo-
- ¿pulpo?- yahiko miro extrañado a la niña
- si me sobra dinero regresamos a comprarte pulpo para ti, pero solo si te portas bien-
-¡si!- kaori asintió emocionada y se apego más a su mamá.
- ¿desde cuando le gusta el pulpo?- yahiko miro con una ceja levantada a su maestra, después de haber empezado la marcha.
-no se- kaoru lo miro muy sonriente – pero el pulpo es rico-
- osea que aparte de la apariencia, kaori también saco tus gustos raros- dijo yahiko, que en menos de cinco segundos recibió un coscorrón.
- ¡¡oye!!- kaoru tenia un puño formado listo para pegarle a su alumno- te seguiría pegando si no tuvieras en brazos a mi bebé-
Yahiko le saco la lengua- eso te pasa por utilizarme de niñera-
- no estés tan alegre, me las vas a pagar en el entrenamiento, yahiko-chan-
-¡¡kaoru!!- a pesar de los años , al moreno le seguía molestando ese sufijo.
La kendoka simplemente comenzó a reír, le gustaba las mañanas, ella podía disfrutar con sus hijos y de vez en cuando con yahiko. Era su premio por lo que tenía que soportar a la tarde y noche.
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Habian pasado varias horas desde que yahiko se fue y kaoru habia llegado a su dojo. Cocino y despues de almorzar y descansar un rato, llego la hora de que se prepare para ir a trabajar, arreglandose y juntando algunas cosas que sus hijos necesitarian, tomo a kaori y a moru y se encaminaron hacia la clinica Oguni.
-no saben como les agradezco que se hagan cargo de ellos-
-no te preocupes kaoru, tu ve a trabajar tranquila- contesto Ayame
-nosotras los cuidaremos bien-dijo Suzume mientras tomaba a moru en brazos.
-Ayame, Suzume, son dos Ángeles- les dijo dándole su mas linda sonrisa. Poniéndose de rodillas abrazo y le dio un beso en la mejilla a su hija- pórtate muy bien, yo vendré mañana a buscarte ¿si corazon?- la niña solo asintió- eres responsable de moru, cuídalo mucho por mi-
-si, mamá- kaori le sonrió, una sonrisa idéntica a la de kaoru.
Kaoru se puso de pie y le un beso en su pequeña frente a moru. Despidiéndose con la mano, empezó andar por el camino hacia el bosque.
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El sol estaba por ocultarse y dentro del bosque empezaba a ponerse frió. Kaoru coloco una manta sobre sus hombros, adelantando el paso. Pronto llego a la casa de aspecto abandonada que estaba a riberas del rió, detrás venían algunas compañeras que ella saludo con una tímida sonrisa.
La encargada abrió la ruidosa puerta y todas entraron a ese lugar que tenía un espantoso olor a humedad, el piso crujía y la iluminación era muy pobre.
Kaoru trabajaba en la sección de remiendos, donde hacia dobladillos o figuras con hilos especiales, tenía una sola lámpara a gas para compartirla con diez chicas y permanecía sentada en el frió y duro piso. Había tan poca luz, que kaoru forzaba mucho la vista para poder hacer los dobladillos correctamente, por eso cada vez que salía de ahí tenia los ojos rojos, resecos y un fuerte dolor de cabeza.
Era un taller de sastrería de contrabando donde se hacían kimonos con seda china sin haber pasado por aduana. Las trabajadoras en su mayoría eran viudas sin suerte que habían heredado únicamente deudas de sus esposos o ex geishas que habían dejado de ser atractivas por envejecer, algunas cortesanas que trataban de cambiar de vida o que habían quedado embarazadas en su trasnochado trabajo.
La mas joven sin duda ahí , era kaoru, que con sus 25años había sido abandonada por su marido que se fue dejándola sola después de que naciera su segundo hijo sin saber porque. Las viudas siempre trataban de alzarle los ánimos , pero kaoru estaba muy bien recuperada de ese abandono y al final ella terminaba dándole fuerzas a las otras mujeres.
El dueño de ese lugar era un hombre alto, gordo y amargado que gritaba y trataba mal a las trabajadoras porque según el eran las sobras de una sociedad pulcra y digna. Cuantas veces kaoru había sido zamarreada y tirada contra la pared por un pequeño descuido o por llegar minutos tarde.
Y cuantas veces kaoru, se aguanta las ganas de golpearlo hasta dejarlo inconciente y después denunciarlo para que se pudra en la cárcel. Pero no podía hacerlo, no por ella, sino por sus hijos y las otras mujeres y sus familias. Había mas necesitadas que ella en ese lugar, que soportaban cosas peores, ella por lo menos tenia una casa propia y amigos que la acompañaban en cada momento de su vida. El haber aceptado ese trabajo, la había obligado a tomar un acuerdo silencioso. Trabajar y aguantar los malos tratos por dinero para sobrevivir.
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-te veo pasado mañana kaoru, cuídate-
-si, nos vemos- kaoru se despedía de una de las trabajadoras mas antiguas de la sastrería.
Empezó a caminar por la salida del bosque junto a otras mujeres que se iban dispersando por diferentes direcciones. Caminaba a paso lento y dándose un masaje en las sienes por el fuerte dolor de cabeza que tenia. Se tropezaba a cada instante por mantener los ojos casi cerrados, le ardían cada vez que trataba de abrirlos, así que rápidamente se desato la pañoleta que tenia en el pelo y se acerco al rió, mojándolo. Se lo puso enzima de sus adoloridos ojos. Suspiro aliviada, ese tratamiento se lo había enseñado megumi después de sermonearla casi por dos horas diciendo que si seguía trabajando en esas condiciones, se quedaría ciega a temprana edad.
-"solo espero que sea cuando mis hijos ya esten grandes y no me necesites"- pensó mientras sonreía.
Volvió a humedecer el pañuelo y emprendió su marcha. Camino cerca de quince minutos cuando pudo divisar a yahiko recostado en un árbol.
-no me vas a poder cuidar si estas durmiendo- dijo en forma de broma mientras le tocaba un brazo.
-no digas tonterías, yahiko mijohin nunca se dormiría en medio de una misión- contesto inflando el pecho lleno de orgullo.
-eso me parece bien- ambos empezaron a caminar –pero tienes que dormir yahiko, tu también trabajas y no puedes con todo, eres demasiado joven para desvelarte-
-¿y que me dices de ti? algunas veces duermes cuatro horas, kaoru- yahiko frunció el ceño.
-yo tengo otro tipo de responsabilidades, no es lo mismo-kaoru se arropo mas con la manta que tenia en los hombros.
-¿por eso también estas tan flaca?-
-¿he?- kaoru lo miro sorprendida.
-estas bajando mucho de peso, cualquiera que te ve se da cuenta-
-yo me veo igual, estas exagerando, yahiko- kaoru sonrió tratando de tranquilizar a su alumno.
Yahiko guardo silencio, aunque kaoru tratara de mostrar lo contrario, se le veía muy cansada. Su mayor preocupación era tener dinero para darle una buena vida a sus hijos, pero se estaba descuidando de si misma. Era alegre y escurridiza, como cuando era joven, pero había ocasiones donde la notaba pensativa, distraída soltando algunas lagrima y se había vuelto muy enfermiza también.
-Kaoru, hay algo que note y quería hablarte sobre ello- yahiko empezó a caminar mas lento.
-¿Qué será?- pregunto con curiosidad la chica.
-hace mas de una semana que dos alumnos del dojo ya no vienen-
-si, ya se, dijeron que se querían dedicar a estudiar ¿Qué hay con eso?-
-si los dos alumnos ya no vienen, ¿Por qué yo sigo con el mismo sueldo?- miro directamente a kaoru a los ojos.
Kaoru estaba mas sorprendida todavía- ¿quieres que te los descuente?-
-se supone. Así es el trato, me estas pagando con parte de tus ganancias-
Kaoru volvió a mirar al frente y sonrió, yahiko era un hombre correcto, estaba muy orgullosa de el –no yahiko, no me parece justo-
-¿Qué?-
-el dojo toma mucho tiempo y tu estas a cargo de las clases del dojo maekawa también, no es justo que ganes igual que yo, mereces más-
-pero kaoru, tu…-
- es mi ultima palabra, necesitas dinero porque quieres formar tu propia familia y yo no me quiero aprovechar de que seas mi alumno numero uno- dándole suaves palmaditas en la mejilla, sonrió- además tómalo como algo extra por tratarte de niñera-
-tu sabes que eso no me molesta, tonta- dijo yahiko mientras se cruzaba de brazos y se sonrojaba por la actitud cariñosa de kaoru.
El ambiente había dejado de ser tenso y ambos se habían relajado, aunque yahiko no estuviera muy de acuerdo de la decisión de su maestra. Estaba por empezar a charlar sobre el cumpleaños de Tae, cuando kaoru abrió los ojos asustada mirando al frente. Rápidamente y sin decirle nada a yahiko lo tomo del brazo e hizo que se metiera dentro de un callejón oscuro.
-Kaoru, ¿que pasa?- yahiko, por el movimiento de su maestra estaba listo para sacar su shinai.
No tuvo que necesitar respuesta cuando un coche de madera y cortinas oscuras pasaba frente al callejón sin notarlos. Se apreciaba que era un coche perteneciente a una persona adinerada, tenia un cochero y como cinco caballos.
Kaoru suspiro al darse cuenta que no había sido vista- estuvo cerca…- murmuro
-¿te sigue molestando?-
-algunas veces, pero siempre trato de caminar por lugares diferentes para no encontrármelo-
-es demasiado peligroso para ti caminar por estas horas, creo que tendré que venir a buscarte todas las noches que te toque trabajar- yahiko se asomo para ver si el coche todavía estaba cerca, pero no había rastros ni del polvo levantado
-claro que no- kaoru miro enojada a yahiko- yo puedo cuidarme sola, si te conté que ese tipo me sigue, es por si alguna vez me pasaba algo , pero no para que me cuides-
-es peligroso, maldición ¿que no entiendes?-
-no yahiko, no quiero que nadie se involucre en esto, ese tipo es muy influyente y no quiero que te pase nada- kaoru empezó a caminar, después de verificar ella misma que no haya nadie- he sabido controlarlo yo sola y no conoce mi casa, voy a estar bien, algún día se va a cansar de ser rechazado y me va a dejar en paz-
Otro asunto en la vida de kaoru que no lo dejaba conforme, pero ella era tremendamente terca y era mejor dejar en paz este tema por hoy, al final no había pasado nada.
-¿Cómo es posible que te pase de todo?- pregunto yahiko rascándose la cabeza al pensar con humor todo lo que tenia que vivir kaoru.
Después de reír algunos instantes, ella lo miro- si yo solo supiera-
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-bueno señor guardaespaldas, aquí termina su misión-
-menos mal- dijo yahiko que se desperezaba después de dar un profundo bostezo
-gracias por acompañarme- le sonrió kaoru.
-de nada-
.¿Vas a ir a dar las clases en el dojo maekawa?- pregunto kaoru mientras buscaba sus llaves.
-si, pero va a ser una clase corta- yahiko desvió la mirada, en medio del camino se le había ocurrido algo y no sabia si comentarlo con kaoru.
-oye kaoru…-
-¿que?- lo miro fugazmente mientras abría la puerta del dojo.
-ya que pasaron mas de las doce, eso quiere decir que ya estamos en 20 de junio ¿no?-
-si, ¿Por qué?- kaoru lo miraba curiosa, ¿desde cuando a yahiko le importaba tanto la fechas?
-si estamos 20 de junio, eso quiere decir que hoy es el cumpleaños de kenshin- yahiko miro directamente hacia su maestra, para ver su reacción.
-tienes razón…-kaoru se había puesto pensativa un par de minutos, pero después sonrió restándole importancia- me había olvidado…-
-el año pasado también te olvidaste y el anterior- yahiko estaba medio dolido de que kaoru halla olvidado la fecha del cumpleaños de su héroe, aunque no lo haya visto durante tanto tiempo, para el seguía siendo el numero uno de todo Japón.
-han pasado muchas cosas yahiko- kaoru trato de sonreír -pero se que este donde este , kenshin esta bien- desvío la mirada, pensando en que yahiko tenia razón, no había recordado a kenshin durante mucho, mucho tiempo- ¿cuantos cumplirá? ¿37?- sonrió alegre.
-creo…- contesto con simpleza yahiko.
-apuesto que debe verse como de 22, jamás aparento su verdadera edad-
-si…- Yahiko empezó a sentirse incomodo y kaoru también – creo que es mejor que me valla, tienes que descansar-
-¿no quieres quedarte? Aun me queda una habitación libre- pregunto con amabilidad kaoru.
-no es mejor que me valla, recuerda que tienes que buscar a los niños temprano-
-claro, hasta mañana entonces-
-si, descansa- yahiko se despidió saludándola con la mano para irse a la villa donde vivía.
Kaoru entro y aseguro con llave el portón, era muy tarde como para prepararse algo de comer así que directamente se cambio , tomo un vaso con agua y se metió en su futon matrimonial, acaricio con ternura el lugar donde dormía moru, lo extrañaría esa noche, sintiéndose lista para dormir , cerro los ojos.
-……"¿Qué será de la vida de kenshin?"- pensó.
Abrió los ojos, maldiciéndose por saber que no iba a poder dormir por estar pensando –"¿su vida habrá cambiado tanto como la mía?- se giro y se acomodo boca abajo-"¿Dónde estará?¿aun pensara en nosotros?- kaoru hizo unapasusa y volvió a ponerse boca arriba destapándose- "¿pensara en volver?-
Se sentó en su futon, volviéndose a masajear las sienes.
Kenshin, hasta su nombre ya sonaba extraño de tanto tiempo que no lo pensaba, como había sufrido el día que le dijo que se iba pero ella no había hecho nada para detenerlo , sabia que era su decisión, había decidido entre vagabundear redimiéndose o vivir con ella. La primera opción gano.
Después había buscado una salida que al final no funciono y volvió a quedarse sola. No sola no, tenia a sus pequeñas criaturitas que llenaban sus días, eran su razón de vivir. Pero aun así, el saberse abandonada, dolía mucho, por dios que dolía mucho…
-kenshin…- pronuncio suavemente mirando hacia el resplandor de la luna. ¿Qué hubiera pasado si el no se hubiera ido? ¿Seguirían juntos? O ¿Qué pasaría si el volviera? ¿Estarían juntos? , kaoru no lo sabia con claridad porque había una duda en ella que había estado creciendo con el pasar del tiempo.
-yo…. ¿te seguiré amando, kenshin?-
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El mar estaba tranquilo y la luna llena se reflejaba como si este fuera un espejo. Y a una larga, larga, distancia se apreciaban las luces del puerto de Tokio.
-"parece como si la ciudad se estuviera incendiando"- pensó, mientras se terminaba de vendar el brazo, parado al lado de uno de los cañones del barco-"después de cuantos años vuelvo a Tokio…- Camino despacio y apoyo los codos en el barandal de seguridad. Sus ojos clavados hacia el frente miraban con seriedad, el lugar dónde se encontraban las personas que alguna vez fueron su familia.
La luz de la luna brillaba y a su vez hacían brillar el violeta de los ojos de kenshin, que reflexionaba sobre las dediciones que había tomado, especialmente una, hace ocho años.
-Kaoru…- dejo que el peso de su cuerpo cayera sobre sus codos, como si estuviera cansado de llevar una carga- como te extrañe kaoru…- El pelirrojo suspiro con cierta melancolía - ¿tendré otra oportunidad contigo?-
Fin capitulo uno.
Notas de la Autora:
Hola ^^
Una historia nueva, que tal? Esta vez quiero ver como me va escribiendo algo de drama (aunque este capitulo no es muy dramático).
Me pareció interesante la idea de kaoru, siendo madre soltera (que prácticamente eso era en los ovas, pero no me agrado nadita como la hicieron).En este capitulo trate de poner como se las había estado ingeniando para vivir y todos los problemas aparte que tiene, pero creo que no me salio muy explicativo. Las explicaciones concretas van a llegar cuando kaoru y kenshin se encuentren y empiecen a contarse lo que hicieron estos años.
Tuve un pequeño problema, la verdad no recuerdo quien es Suzume y quien es Ayame, una de las dos es mayor y no se cual, la que me lo pueda decir, la voy a querer para toda la vida XD.
Sobre el cumpleaños de kenshin, hace años que yo creo que cumple el 20 de junio porque varias paginas de Internet lo dicen así y bueno en este fic también XD…..yo estoy feliz porque nunca me olvido de su cumpleaños, ya que el 20 de junio es el día de la creación de la bandera en este país y en vez de decir ¡feliz día de la bandera! Siempre salgo diciendo ¡feliz cumpleaños kenshin! Ja, locuras mías…^^
Muchas gracias por leer este primer capitulo, y espero con muchas ansias sus comentarios.
Muchos besos para ustedes.
¡HASTA LA PROXIMA!
