Disclaimer: Los personajes que aparecen en este fic son propiedad de JK Rowling, solo los reviews son mi recompensa.

Esta historia participa de Desafíos "Buscando la inspiración" del Foro First Generation: The story before books.

Pareja: Helga Hufflepuff y Salazar Slytherin, Lugar: Hogwarts, Animal Fantástico: Doxy, Adjetivo: tranquilo, Asignatura: Runas Antiguas.


La magia del beso

Salazar y Helga estaban sentados junto al lago, ella hablándole, y él escuchando. Todo estaba muy tranquilo, cosa que agradecía profundamente la pareja. La semana había sido complicada para todos, pero sobre todo para la tejona, ya que su casa era la que más alumnos tenía.

—...algún día tendremos esa asignatura aquí, y aunque serán pocos los que lleguen a apreciarla realmente, les ayudará en su futuro —Helga se detuvo para mirar a Salazar, quien la abrazaba por detrás—. ¿Tu qué piensas?

—Creo que tienes toda la razón. Runas Antiguas es muy importante en la educación mágica, y estoy seguro que muchos de mis estudiantes estarían gustosos de recibir tales conocimientos. Solo nos falta algo de tiempo y un espacio físico adecuado —Slytherin estaba consciente de todo lo que ella había dicho, y concordaba completamente con ella.

La mujer sonrió contenta. A veces se sentía sola dentro de ese enorme colegio, pero cuando recordaba que tenía a Salazar y que podía contar con él incondicionalmente, algo de aquella enemiga de la humanidad la dejaba. Relajo su espalda contra el cuerpo de su compañero, pero antes de que cayera en un estado de plena relajación, recordó algo.

—Dime —comenzó diciendo—, ¿qué le hiciste al pobre Robert el otro día? Cuando volvió a la Sala Común estaba muy serio.

—Nada de lo que tengas que preocuparte, querida —la sonrisa de lado que mostró Slytherin hizo sospechar a Helga.

—Era solo un doxy. ¿Qué le dijiste? —una de las cejas pelirrojas se elevó.

—Solo le hable de las costumbres de aquellas criaturas, y puede que una u otra cosa. Aunque todo inofensivo —Helga sabía que eso no era todo, y estaba a punto de darle un pellizco, cuando él, adelantándose a su acción, le tomó las dos manos para darle la vuelta y quedar frente a frente.

La pelirroja sabía de las intenciones de Slytherin, pero no lo detuvo. Cuando sus labios se tocaron, pudo sentir aquella vibración en su pecho. La sensación de volar pronto se apoderó de ella, y no pudo más que rendirse. Era un momento mágico; en aquel acto había más magia que en toda la vida de un mago. Aunque sabía que la situación del colegio se ponía cada vez más tensa, había que disfrutar del tiempo que quedaba de paz, y ella no tenía otra forma de hacerlo.


Hola

Espero que aún valga. Lo tenía listo desde hacía unos días, pero con el ajetreo y la pena por mi gatito (que en paz descanse) no pude publicar.

Muchos besos

Leonor