Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer. Sólo la historia de este fic me pertenece
Bella POV
Alice tenía todo preparado para ese día de chicas. No me había querido decir nada, pero de seguro incluía compras, maquillaje, peinado, etc.
"Necesitas un nuevo corte, si te pusieras sombras de este color tus ojos destacarían, no ocupes tanta ropa deportiva, algún día tu blusa favorita no estará en el closet Bella…". Estaba cansada de escuchar eso; y conociendo a Alice, debería haber planeado algo. Esperaba que no para ese día.
Charlie ya sabía que Alice, Rosalie y yo iríamos de compras, así que no puso problemas para que fuera con Edward. Caminé con Edward hasta el coche y él, sintiendo mi abatimiento me dijo:
-Tranquila Bella, Alice no ha planeado ningún gasto suicida. Carlisle le dijo que tenían dinero ahorrado de hace años, pero que no lo podía gastar en 2 horas- y me dio su sonrisa torcida
-Súper- y le devolví la sonrisa. Él se acerco y nos besamos delicadamente
Nos fuimos todo el camino en silencio. Yo pensando lo que se me venía y Edward pensando en…vaya a saber yo, no leo mentes. Llegamos a los pocos minutos porque Edward se fue manejando a 120 km por hora. Si Charlie nos descubría de seguro que lo multaba y me castigaba…como si yo tuviera la culpa de que mi novio fuera un vampiro adicto a la velocidad.
Antes de paráramos el auto, Alice salió rápidamente por la puerta, empujó a Edward que me iba a abrir la puerta del coche, la abrió ella, me agarro en andas y me llevo a su Porshe, se subió, encendió el auto y aceleró…
-¡Adiós Edward!- gritó Alice con el rostro de una loca.
Miré a Edward con cara de perrito triste por la ventana y me abroche el cinturón, no quería terminar en el hospital por culpa de una adicta a las compras. Si, era ese día. Rosalie estaba sentada a mi lado con gesto indiferente; llegamos al centro comercial de Port Angeles en poco tiempo
Edward POV
Después de las clases caminamos hasta mi auto y nos subimos. Bella parecía estar preparada para la tortura que le esperaba. Miré a Bella nuevamente y le dije:
-Tranquila Bella, Alice no ha planeado ningún gasto suicida. Carlisle le dijo que tenían dinero ahorrado de hace años, pero que no lo podía gastar en 2 horas.-
Era cierto pero conociendo a Alice, se las ingeniaría para gastar más de la cuenta, ya que había planeado ese día con mucho esmero. Sonreí, no se por imaginarme a Alice con cara de maniática llamando a tiendas para que las cerraran para ellas, y anotando todo con una delicadeza salvaje; o para consolar a Bella
-Súper- dijo poco convencida, y me devolvió una leve sonrisa. Me acerque a ella y la besé tiernamente.
Nos fuimos todo el camino sin hablar. Me hubiese encantado leer su mente en ese momento para saber que pensaba. Que irónico: un lee mentes que no puede leer justamente la que más necesita y le importa. Llegamos a mi casa, y aún no había terminado de salir del auto para abrirle la puerta a Bella, cuando salió Alice por la puerta con cara de maniática, corrió hasta la puerta de Bella, la agarró en brazos y la subió al Porshe, donde esperaba Rose.
Todo fue tan rápido que ni siquiera pude saber lo que venía; lo había hecho como algo automático y natural, como respirar…para los humanos. Alice se subió al coche y aceleró; sacó su pequeña cabeza despeinada por la ventana y me gritó:
-¡Adiós Edward!- seguía con cara de trastornada. Comencé a leer su mente y me di cuenta de lo que tenía preparado.
Bella me miró a través de la ventana con cara de perrito abandonado, como si supiera lo que le venía encima. Mi bella, mi pobre ángel había sido prácticamente secuestrada por mi hermana.
Entré a casa. Estaba solo, Esme y Carlisle habían salido y volverían en unos minutos, y Emmett y Jasper salieron. No me invitaron pero tampoco quería ir, le había dicho a Bella que apenas terminara me llamara y yo iría a verla.
Bella POV
Luego de estacionar el auto, Alice abrió su cartera sobre el asiento y comenzó a escarbar en ella. De pronto, sacó con aire triunfante su billetera, la abrió y contó sus tarjetas.
-1, 2, y 3. Lástima que no pude traer las 7, Carlisle se hubiera dado cuenta- puso cara de tristeza, y luego puso cara de alegría- Pero da igual chicas, ¡con 3 tarjetas y 1000 dólares el efectivo nos podemos divertir!- Saltaba de alegría.
Nos bajamos del auto y seguimos a Alice, que nos llevó a una de sus tiendas favoritas. Me senté mientras las vampiros escarbaban por los percheros. De repente, la duendecilla adicta a las compras quedó paralizada.
-¿Alice?
-…
