Los personajes no me pertenecen, todos corresponden al manga del grupo CLAMP.

"Este fic participa en el reto de apertura: El mejor regalo del foro Cazadora de Cartas"


Mirar sus cabellos entre la multitud era algo que me ponía nervioso. Saber que se acercaba me ponía cada vez más y más ansioso.

Hace más de dos años que salimos juntos, al principio sin un fin, sin una idea en particular. Posteriormente se volvió rutina, y ahora heme aquí ansioso por tener su parecencia. Su nombre es Shaoran, lo conocí en la universidad. Nos presentaron y fue como amor a primera vista, jamás había visto un ser tan perfecto. Y este ser, me había permitido formar parte de su vida. Quien diría que alguien tan despistado, tragón, risueño e inseguro podría tener la felicidad que pocos poseen pero que muchos desean.

Nos hemos citado en el árbol navideño que ponen en la plaza principal de Tokio, para poder ir a cenar y festejar navidad con nuestros parientes y amigos. He tenido unas semanas intranquilas y agobiantes ya que este año no sabía que regalarle. Hace dos años el me regalo el mejor regalo que fue darme una oportunidad a su lado, hace un año me regalo un perro el cual cuidamos como si fuera nuestro hijo, ahora este año quiero regalarle algo que sea igual de valioso. Quebré mi cabeza y le di vueltas al asunto. Al final me decidí por darle un suéter y una bufanda.

Por fin llego se abrió paso entre la gente, me miró, sonrió y me abrazó.

— Feliz navidad Yukito.

— Feliz navidad Shaoran, compre esto para ti espero que te guste.

— Muchas gracias. — Dijo mientras lo abría y se lo ponía. — Sabes yo también te compre algo. Pero debes serrar los ojos.

Me impaciente, realmente no esperaba nada este año, siempre suele ser él quien me da obsequios, este año pensé que quizá se hartaría de esta situación.

— ¿Oye ya puedo abrir los ojos?

— No, aún no. Solo falta que llegue una persona.

— ¿De qué demonios estás hablando?

— ¡O ahí está! Bien pues puedes abrirlos.

Lo siguiente que vi fue a Shaoran arrodillado enfrente de mí, alrededor a mis amigos, a mi familia y a su madre.

— Bien, ¿quieres casarte conmigo?

No pude contener las lágrimas. Y contestar en automático.

— Claro que sí.

Esa fue la mejor navidad de todas. No imagine que él pudiera darme tanta felicidad, que pudiera superar cualquier regalo. Ahora me doy cuenta que lo he subestimado.

Me ha dado el mejor regalo.