Disclaimer: Todo el mundo de Harry Potter pertenece a JK Rowling. Yo sólo juego con sus personajes por un rato.

Este fic participa del Reto #7 "Desempolvando Retos" del foro "Hogwarts a través de los años", con el Reto Especial, "Toujours pur".

No Involucrarse

Regulus hundió su palma en su mejilla con fuerza, casi completamente harto. La cabeza le punzaba, y no creía poder encontrar un momento de paz muy pronto. Si hubiera sido mayor de edad, tal vez, habría podido simplemente echar un hechizo y desaparecer entre sus sábanas y sus libros para no tener que escuchar a su madre gritar y chillar, enojada con básicamente todo el planeta. Siempre tenía que gritar así, porque su hermano, Sirius, tan egoísta como siempre, no consideraba en dejarle un descanso y se jactaba con el disgusto de su madre. Regulus jamás se había atrevido a entrar a su cuarto, porque según su madre, esa pocilga no merecía poseer la presencia de alguien tan noble como un Black.

Se mordió la lengua con insistencia. Quería gritarles a ambos que se callaran, pero probablemente eso sólo lograría derrumbar la cantidad de puntos que había sumado con su madre. Después de todo, el hecho de que Sirius tuviese tantos altercados con ella lo beneficiaba de sobremanera, porque Regulus era un ángel junto a Sirius a los ojos de su madre. Por supuesto que la respetaba, pero a veces podía ponerse demasiado extrema. Como ahora.

Apretó su cabeza sobre la mesa. ¿Por dónde iba? Ah, sí, la Revolución de los Duendes del siglo XV. Rasgó su pluma contra el pergamino tal vez con demasiada fuerza. Estaba exasperado. Irritado, casi. No podía pensar bien con los gritos de su madre, y no quería arriesgarse a terminar respondiendo las respuestas del pergamino de Historia de la Magia sólo por apresurarse y hacerlo en un momento de cabeza airada. Cerró su libro con pesadez, gruñendo, y guardó su pluma, tapando el frasco de tinta y echándolo dentro del cajón de la mesa de noche. Se quedó viendo su antebrazo izquierdo, pensativo, sacó un pergamino, la pluma y la tinta nuevamente. Vació su escritorio, mareado.

Tenía una carta que escribir.