La decisión del consejo
Un extraño ser de apariencia femenina detuvo su carrera justo en la punta de un inmenso árbol que sobresalía en el bosque, cerro sus ojos y se concentro en olfatear el aire, tras unos segundos abrió los ojos junto con una gran sonrisa. Había encontrado lo que buscaba. Enseguida comenzó de nuevo su marcha.
-¡Osuwari!
-ah! ¿Qué te pasa? ¿Estás loca kagome?- gritó con furia un hanyou de cabello largo plateado y mirada ámbar. – ¡eso te pasa por ser tan malagradecido! ¡Tonto!- y con eso se retiro la joven de cabello azabache y ojos chocolate y extraña vestimenta (o al menos en aquella época), casi votando humo por los oídos.
- ah Inuyasha vaya que eres una bestia- pronuncio el monje con voz de cansancio- ¡¿y eso a ti qué te importa?- respondió casi gritando el aludido antes de marcharse en dirección contraria al camino que había tomado la joven del futuro.
Tonta kagome... Sólo dije que su comida era demasiado picante. Ningún animal comería eso. Feh!- eran los pensamientos del hanyou quien descansaba en una d las ramas del árbol sagrado donde había conocido la miko de 500 años en el futuro.
Había pasado al menos hora media desde la discusión, se encontraban recogiendo todo para comenzar la búsqueda de uno de los tantos fragmentos de la Shikon no Tama, cuando de repente una fuerte ventisca que arrastraba el olor a demonio los tomo por sorpresa, enseguida el hanyou tomó a la azabache entre sus brazos y la llevo a un lugar más apartado de la tormenta de viento. Cuando todo se detuvo, se pudo observar una silueta que aprecia estar envuelta en una capa larga que llegaba casi hasta el piso, finalmente cuando el polvo se disipó por completo la imagen de un demonio (en esos momentos en su forma humana) se hizo totalmente visible.
¿Inuyasha? ¿Hijo del comandante Inu no Taishō?
Si- ¡¿qué, acaso buscas vengar algún daño ocasionado por mi padre?- respondió de forma arrogante y agresiva el ambarino.
¡Amo Inuyasha que bueno que al fin lo encuentro!
