¿Quién es Carlos De Soto?

Un fanfic de Lost

Capítulo uno: Lo que menos esperaba

-Arena, mar, creo que escucho el mar- pensó De Soto mientras trataba de bloquear el horrible ruido en su cabeza, un zumbido que apenas y lo dejaba concentrarse, el cerebro de De Soto siempre parece funcionar antes que el resto de su cuerpo que ahora suplica por una gran inhalación de aire fresco.

El grito de un hombre lo despierta y al fin ese zumbido se desaparece, al parecer era la turbina que se encontraba a escasos metros de él ¿Qué había pasado?

-¡WALT¡WALT!-

Era lo que el hombre gritaba sin cesar, todo era un caos, De Soto se levantó lo más rápido que pudo, el pánico podía sentirse en toda la playa, el ruido de lo que había quedado del avión, los gritos de ayuda, del miedo que una joven rubia tenía, las pequeñas explosiones que aun se escuchaban, De Soto camino entre las victimas y trató de no pensar en las palabras "explosión" o "muerte" aun cuando eran evidentes, pero en su vida la segunda palabra había sido grabada en piedra.

-Hey, ayúdame aquí, ven-

Unas cuatro personas estaban tratando de levantar una de las llantas del avión para liberar las piernas de otro, otra de las turbinas estaba aun prendida y De Soto evitó el calor y la succión que esta emitía, otro no fue tan afortunado y explotó justo frente a él y otro joven atontado.

Lograron liberar al hombre y aquel que le había pedido su ayuda estaba revisándolo, -Que suerte que siempre hay un doctor en este tipo de viajes- pensó De Soto. En ese momento, como si cientos de imágenes le golpearan el cráneo al mismo tiempo, Carlos recordó lo que había que hacer.

Dejó atrás a todos y corrió a la parte del avión donde todos los pasajeros menos afortunados habían muerto, todos los sobrevivientes estaban distraídos con sus problemas así que no había por que preocuparse por ser visto.

No sabía con exactitud cuanto tiempo había pasado desde que el avión comenzó a perder altitud y cuando despertó pero la pestilencia dentro de ese cementerio metálico ya era sorprendente. La cantidad de muertos podrían ser una excelente excusa para una millonaria demanda contra Oceanic Airlines, no todos, bien cierto era, estaban sin vida, había dos que aun respiraban fuertemente, uno de ellos vio la figura de De Soto moverse junto a él y con una voz muy débil le pidió ayuda

-C-creo que el cinturón me cortó la piel, no siento mis piernas-

De Soto lo ignoró y pisando cadáveres y todo lo que pudiese ayudarlo a llegar a donde recordaba que se había sentado encontró su asiento, la mujer que iba a su lado estaba muerta, su sangre manchaba la ventana. El compartimiento superior estaba atorado, De Soto lo golpeó repetidas veces hasta que cedió y encontró una maleta negra, su maleta. Al menos algo había salido bien.

-P-por favor, por favor, necesito ayuda-

Gritaba el hombre de hace unos minutos, De Soto se acercó para ver que tan grave estaba, -S-solo ayúdeme con el cinturón, me está cortando-. De Soto le agarró la cabeza y en un solo, frío movimiento, le tronó el cuello. Fue a revisar al otro que aun respiraba, era un niño como de 7 años que viajaba con su madre, ella había muerto de inmediato, De Soto se inclinó a revisar su respiración pero el pequeño ya había fallecido.

Salió con su mochila en el hombro, el terror no paraba aun y justo cuando dio el primer paso lejos del fuselaje, el ala que colgaba débil se zafó y hubo una fuerte explosión que lo envió unos metros hacia el borde de la playa. Por suerte nada grave le había sucedido ni a su mochila.

-Ponte de pie, ahora- se dijo y obedeció, caminando rápidamente y adentrándose a la misteriosa jungla, contó 50 pasos hasta encontrar un área con maleza lo suficientemente alta, escarbó por un rato en la suave tierra y dejó su mochila enterrada en ese hueco. Aun podía escuchar algunos gritos y podía verse una delgada columna de humo en la playa, distinta a las creadas por las explosiones del avión, seguramente los demás habían iniciado una fogata para señalar su posición a cualquier barco que pudiera encontrarse cerca.

Necesitaba tranquilizarse, pensar bien su siguiente movida, caminar siempre le había ayudado así que decidió pasear por las cercanías del lugar, con extrema cautela por supuesto.

A unos 60 metros de donde había enterrado su mochila, se encontró con un gran árbol, nunca fue bueno sabiendo los distintos nombres de la flora de ningún lugar, la verdad jamás lo consideró necesario, pero este serviría de buena sombra por el momento. Se acercó y de inmediato noto una extraña marca en la corteza, intentó levantar su brazo izquierdo para revisar la marca pero notó que tenía una cortada que había atravesado su camisa azul e hizo que la manga pareciera ajena al color del resto de la tela por la enorme cantidad de sangre que brotó de la herida.

Arrancó lo mejor que pudo la manga derecha e hizo un torniquete para detener el sangrado, su brazo tenía varios tatuajes que casi lo cubrían por completo.

Ahora si podía revisar la misteriosa marca, parecía uno burdo dibujo del signo piscis, De Soto estaba sorprendido, era como si hubiese encontrado algo que le alegrara este lúgubre día, paso su mano para sentir la textura y comenzó a reír eufóricamente.


Flash back

Dentro de una famosa librería, un gran grupo de periodistas están reunidos para la conferencia de prensa en donde se presenta el nuevo libro del que la revista TIMES ha nombrado -El mejor escritor de suspenso de la década-. Un hombre gordo que parece ser el dueño de la tienda se acerca al micrófono en la larga mesa frente a los periodistas y lo prende.

-Probando, bien, damas y caballeros, es un honor para nosotros presentar al hombre cuya primera novela ha cautivado y aterrado a millones en el mundo, sin mas preámbulo, Carlos De Soto-

De Soto no parece muy contento caminando hacia el centro de la mesa donde hay una placa con su nombre, pero aun así sonríe para darles por su lado a los camarógrafos. Su representante lo acompaña, un hombre que parece una pantera pero que de poder hacerlo, este hombre le vendería el infierno al Papa y cerraría la venta en dos días. Todos toman asiento y la primera pregunta viene de una mujer en la primera fila.

-De Soto¿Cómo es que alguien como tu logra hacer algo nuevo y fresco de un tema tan trillado?-

De Soto se acerca al micrófono

-La muerte no es algo trillado, ni nuevo, en el mundo real hay personas que solo piensan en vengarse de alguien, alguien que les hizo daño o que simplemente no les agrada, pero hay otros que buscan vengarse de una sociedad que sin saberlo ha arruinado la vida de este individuo-

La mujer continúa su pregunta

-¿Quiere decir que es mejor que los inocentes sufran?-

-Para nada, la muerte de un inocente es circunstancial, ellos son el canal por el que el victimario cree poder alcanzar su satisfacción personal¿Es triste o macabro? Por supuesto pero creo que ya nos han demostrado que no se puede vivir a salvo en ningún lado, la simple idea de llegar a un punto de tu vida en el que puedas quitarte los zapatos y descansar es ridícula-

Las cámaras siguen tomando fotos y los reporteros anotan esta última respuesta con demasiado detalle, un joven reportero se pone de pie pero antes de que pueda hacer su pregunta, se escucha una mujer gritando a lo lejos, que está siendo retenida por los miembros de seguridad del lugar.

-¡Ese hombre mató a mi padre!, suéltenme, ese es el asesino de mi padre-

De inmediato los reporteros van volteando a ver a la mujer igual que De Soto, su representante y el dueño de la tienda

-!Lean su maldito libro, el bastardo lo pone con lujo de detalle¡-

La mujer causó tanto alboroto que se sugirió cancelar el resto de la rueda de prensa, muy al pesar del dueño de la librería pero el que parecía más desconcertado era De Soto.


De Soto volvió a donde se encontraban los sobrevivientes, el terror general había pasado pero aun podía verse en sus rostros, varias mujeres estaban con los ojos tan rojos por el llanto que prefirió alejarse, pero había una señora que lo intrigo, había un tono de preocupación que resaltaba solo si ponías atención por mas de un minuto, porque estaba muy bien escondido en una plegaria que se le podía escuchar mientras besaba un anillo matrimonial que colgaba de una cadena.

Carlos solo quería descansar, quería terminar de relajarse y pensó que tal vez mostrando esa actitud, la gente alrededor se contagiaría y soportaría el paso del las horas esperando un rescate que estaba seguro jamás llegaría.

Había un hombre sentado en una parte del avión que estaba fumando, De Soto se acercó para pedirle uno. El hombre se lo dio gustoso y después de dar la primera bocanada, le comentó

-¿Qué día, verdad?-

-Si, no la mejor manera de ir a la playa, si me preguntas- contestó el hombre con un acento que no podía ocultar que venía de algún estado sureño de Estados Unidos

De Soto respondió sonriendo, hace mucho que no tenía un cigarro en la boca y la nicotina es esencial para el escritor, el humo ayuda a visualizar ideas.

-No te ves tan preocupado como para estar esperando rescate- dijo De Soto sin mirarlo directamente

-Según lo veo, es una suerte haber salido de eso, aunque tengo mis sospechas de quien pudo haberlo causado, en fin, el rescate vendrá cuando tenga que venir ¿No tendría que verte eso el doctor?- comentó señalando la herida del brazo.

-Supongo, no me di cuenta que la tenía hasta hace rato, estuve buscando al doctor pero parece que desapareció-

-Típico héroe, arregla todo al principio y luego no lo vuelves a ver hasta que hay peligro-

-El héroe de los mil rostros- dijo De Soto

-¿Conoces ese libro?- preguntó sorprendido el sureño

-Es la Biblia, amigo, prácticamente no puedes escribir nada sin haberlo leído- comentó con un tono de orgullo al recordar la primera vez que tuvo ese libro en sus manos.

El sureño lo miró con detenimiento, tratando de hacer memoria, a De Soto siempre le había molestado esa actitud de la gente, como aquel molesto joven en el metro que armó todo un escándalo cuando lo reconoció. Rápidamente y después de otra bocanada, estiró el brazo

-Carlos De Soto, mucho gusto-

-¡Vaya suerte, maldición!-

El sureño sonrió y le dio la mano, por suerte, la plática fue cortada por la aparición del doctor con una mujer.

-Disculpa, esto comienza a molestar-

De Soto camino hacia donde estaba el doctor quien parecía haber tenido que curarse también, la mujer que lo acompañaba era joven y parecía seguir un poco asustada.

-Hey doc, necesito su ayuda-

Ambos se detuvieron frente a él, la mujer bajo sus manos, como escondiendo sus muñecas, pero De Soto ya había visto la fuerte irritación que las marcaba.

-¿Algún problema…eh?-

El doctor quería referirse a él por su nombre

-De Soto-

-Jack¿Qué puedo hacer por ti?- dijo resintiéndose de un costado

De Soto le mostró la cortada en su brazo, Jack la reviso

-No es muy profunda¿Puedes mover bien el brazo?-

De Soto notó que la medicina se le daba con facilidad a este hombre, eso era bueno, daba confianza.

-No me di cuenta de esto hasta hace unos minutos, yo digo que si-

-Hay que limpiarla y coserla- dijo a De Soto -No te preocupes, esto puedo hacerlo, gracias- le comentó con una sonrisa a la chica junto a él y ella se fue casi sin mirar a De Soto.

Es noche todo el mundo trato de dormir lo menos posible en caso de que, las fogatas hacían un buen trabajo y De Soto vio al gordo que había llegado un minuto antes de comenzar el vuelo, repartir varios paquetes de comida. Le dio uno y siguió su camino.

-Como extraño el micro ondas- dijo Carlos viendo que su cordón blue no sabría igual frío. Nadie se sentó con él al principio, en realidad pocas personas se sentaron juntas a menos de que fueran familiares, De Soto supuso que la mujer oriental tenía que estar muriendo de calor por estar tan cubierta, pero el esposo se veía todo un vulgar macho.

En ese instante se escuchó un extraño ruido que casi hace que tirara la comida a la arena, algo grande estaba en la selva, el ruido sonaba mecánico, todos miraron asustados. Después de una hora en la que "el ruido" fue el tema principal, muchos decidieron acostarse donde pudieron. De Soto se retiró a una parte curva de los restos del avión a mirar las estrellas, no podía dormir.


Flash back

El hombre de la tienda de tatuajes ya conocía perfectamente a Carlos De Soto, siempre presumía que era la celebridad número uno de la tienda, ir una vez a hacerse un tatuaje es todo un evento, pero este era el tatuaje número 12.

Ya tenía una hora sentado en la silla con el brazo izquierdo extendido, el símbolo era una invención de De Soto de nuevo, una especie de C futurista y partida a la mitad, medía unos 7 centímetros.

-¿Este que significa?- Preguntó el hombre mientras inyectaba la tinta sobre la piel del escritor.

-Nunca te he dicho que quieren decir, no planeo empezar ahorita- comentó De Soto, estaba tomando una cerveza para aguantar el dolor. Se escuchó la campanilla de la entrada y ambos escucharon a que la chica de la entrada hablaba con un par de hombres y minutos después entró.

-Gabriel, hay unos policías que quieren hablar con él- señalando a De Soto.

Carlos le dijo que sí antes que Gabriel pudiera preguntarle. La policía pasó y De Soto le pidió a Gabriel que continuara.

-En realidad, sería mejor que nos dejara solos con el señor De Soto- dijo uno de ellos

Gabriel dejó sus herramientas y salió, De Soto dio un sorbo a su cerveza

-¿Qué puedo hacer por ustedes?-

-Soy el detective Mckenzie, ella es la detective Lorre, solo queremos hacerle unas preguntas- dijo tomando asiento.

-Como dije ¿Qué puedo hacer por ustedes?- De Soto no estaba de humor para soportar a la policía, nunca le habían caído bien.

-Primero que nada felicidades por su nuevo libro, he leído que es igual de bueno que el anterior- dijo la detective que en verdad sonaba emocionada por interrogar a una celebridad

De Soto se acomodo en la silla y con una exagerada sonrisa le dijo -Vaya, gracias, supongo que ahora viene el golpe de seriedad ¿tal vez lo haga tu compañero, verdad? Me va a decir algo como 'supimos que hubo un problema en la presentación y bla bla bla' o algo por el estilo-

Los detectives no estaban contentos, al parecer eso era lo que planeaban hacer. -Parece que sabe muy bien por lo que venimos¿conoció a la señorita Dandrige?- preguntó Mckenzie.

-No, nunca, solo esa vez que buscó sus quince minutos de fama arruinando la rueda de prensa-

-¿Y a Gerard Dandrige?- preguntó Lorre

-Solo lo que leí en el periódico, pero si piensan que su muerte se parece a algo en mi libro, lamento decirles que tengo pruebas de que el libro se escribió meses antes de que ese hombre muriera, pruebas que estoy dispuesto a mostrar ante cualquier jurado-

Mckenzie intentó hablar pero De Soto levantó la voz para seguir hablando

-Y creo que no tengo que recordarles que esta no es la primera vez que algo así pasa, la diferencia es que ahora soy más famoso y mis abogados son mucho más caros, así que si el departamento de policía de Pórtland desea meterse conmigo o mi padre de nuevo, esta vez me encargare de que ambos vuelvan a patrullar las calles-

Mckenzie se quedó callado por un momento viendo alguna forma de contradecir al escritor, pero la detective Lorre, que ya no estaba impresionada por De Soto, sino molesta, decidió contestarle.

-Melissa Dandrige está muerta, la encontraron hace dos horas en su departamento, encontramos varias cosas que pudieran considerarse relacionadas con usted, su libro, algunas fotos y datos personales, al parecer Dandrige estaba decidida a incriminarlo antes de que muriera-

De Soto ahora si estaba sorprendido pero mantuvo la calma. Mckenzie estaba seguro de haber notado algo de esa sorpresa, miró alrededor y vio el papel con el diseño del tatuaje -Es muy interesante-.

De Soto tomó su cerveza y después de un trago largo, comentó -Tal vez esa mujer no podía soportar la muerte de su padre y al leer mi libro encontró alguna relación y decidió aprovecharse, pero les aseguro, nunca la había visto-

-¿Sigue viviendo en la casa de su padre, señor De Soto?- preguntó Mckenzie dejando el pedazo de papel en la mesa junto a Carlos

-Por el momento, estoy planeando cambiarme a Nueva York-

Mckenzie volteó a ver a su compañera y le dijo -Creo que podemos dejarlo así por hoy, señor De Soto¿Quizás pueda proporcionarnos las pruebas que dice, solo para corroborar que en verdad no tiene ninguna relación con Melissa Caroline Dandrige- se preocupó por resaltar el segundo nombre y al salir, le mostró una sonrisa cínica. –Es una muy buena "C"- dijo señalando su tatuaje sin terminar.