Iossu! Bueno, gente. Vengo con otro fic largo. Probablemente no actualice esto en un tiempo, y no empezaré a actualizarlo cada semana hasta acabar con la Isla de Master Hand.

A pesar de esto, tenía muchas ganas de subirlo, sobre todo para que me digáis qué os parece. Además, es como una disculpa por no actualizar la Caja esta semana, que realmente no tuve tiempo ni de escribir. En fin, espero que os guste. Aquí os dejo el capítulo 1 de Fate. Bastante larguito, ¿eh?

Disclaimer: lo mismo de siempre. Nintendo tiene unos personajes que son yaoizados por nosotras, ¿quién no lo sabe? Pues los de nintendo... supongo e_e.

A leer.


Duele... me duele todo el cuerpo, pero en especial, el estómago.

No sé dónde estoy. Todo está negro; no puedo abrir los ojos, algo me los está tapando. Tengo una tela entre los labios impidiéndome hablar. Las manos atadas a la espalda, los tobillos amarrados. El suelo es duro y frío... y se mueve.

¿Un coche...?

¿Cómo he llegado hasta aquí...?

~º~o

Recuerdo que, al despertarme por la mañana, era un día soleado. Por alguna razón, estaba marcado en mi calendario con un gran círculo rojo. Me acerqué y leí lo que había puesto el día que lo marqué.

Premios Smash. Roy.

Ah... es cierto.

- Esta noche es la recogida de los Smash, y Roy ganó el premio al mejor actor juvenil- murmuré, frotándome los ojos.- Tengo que prepararlo todo...

Roy Feres es mi mejor amigo desde la infancia. Es pelirrojo, de ojos azules centelleantes y demasiado mujeriego, en mi opinión. Desde muy pequeño, me arrastraba al cine todos los sábados y luego, se tiraba el resto de la semana imitando al personaje de la película que más le hubiera gustado. Tenía talento, no voy a negarlo. A sus veinte años, es la estrella de mas de diez películas, uno de los "bombones" del país (en opinión de las revistas de adolescentes), ha tenido una infinidad de novias y vive en una mansión en el centro de Smash Ville, nuestra ciudad. Y recientemente, se le comunicó que había ganado un Smash. Era lo que le faltaba para sobrepasar el límite de su ego.

En cuanto a mí... bueno, yo no soy una "superestrella".

Mi nombre es Marth Lowell. Provengo de una familia bastante adinerada, la cual abandoné en cuanto cumplí los dieciocho, hace dos años, porque no quiero tener mi vida hecha sólo por ser "rico". Quiero ganarme la vida por mis propios méritos, por mi esfuerzo personal. Vivo en un piso cerca del centro de la ciudad, pues me niego en rotundo a vivir en la mansión de mi amigo.

En el instituto siempre saqué muy buenas notas, y aprendí kendo y defensa personal; incluso, gané una beca para la Universidad. Pero no pude pagar el segundo año, e intenté buscar trabajo. No me fue muy bien.

Cuando ya me estaba planteando volver a casa, me encontré con Roy, al cual no veía desde que unos cazatalentos le propusieron hacer su debut en una película, que acabó llevándole a la fama. Me propuso trabajar como su manager, ya que el que tenía le volvía loco. "Demasiado estricto", me decía. Yo pensaba que era lo normal, pero en lugar de replicar, acepté el trabajo, pues realmente lo necesitaba. Al final, llevo un año trabajando para él como manager y además como guardaespaldas, a pesar de que no soy un armario como esos que salen en las películas que tanto le gustan a Roy.

Me vestí con unos vaqueros, una chaqueta y unas converse, y fui a desayunar a la cocina. Puse la televisión.

- ...acia, hoy confirmamos la desaparición del Idol Pit Icarus, también conocido como "Angel". Con esta van cinco desapariciones de estrellas del momento. La policía baraja la posibilidad de un secuestro...

Apagué el aparato. Últimamente habían desaparecido misteriosamente varios "artistas" en el todo país; dos Idols, un cantante y dos actores; estaba empezando a cundir el pánico entre la gente y precisamente hoy no quería saber del tema.

En cuanto terminé, cogí todo y salí, cerrando la puerta con llave. Mientras bajaba en el ascensor, abrí la agenda.

- Ahora, tengo que ir a recoger el traje de Roy de la tintorería...- murmuré.

El ascensor se detuvo dos pisos antes de la planta baja y entró mi vecina, una anciana muy amable y generosa que a veces me sube galletitas recién hechas. La saludé.

- Buenos días, Rachel-san.

- Oh, vaya, querido, qué coincidencia- dijo, sonriendo.- Me enteré de que ese amigo actor tuyo ganó un premio.

- Sí, así es.

- Vaya, qué bien. Me alegro mucho por él. Dale mis felicitaciones.

- Claro, por supuesto- respondí, sonriendo.

Cuando salí del edificio, me dirigí a la tintorería. Recogí el traje, hice varias cosas más y me fui a la mansión de Roy. Como suponía, reinaba el caos total. Los mayordomos corrían de un lado a otro, mientras se escuchaban los gritos de nerviosismo de mi amigo.

- ¡Busca esas botas!¡No, ése no es el sombrero que te dije!¡¿Dónde está Marth con el traje?...

Me apoyé en la puerta de su habitación.

- Estoy aquí, Superestrella- dije, suspirando.- Es normal que estés emocionado, pero relájate un poco. Los premios son por la noche.

- Oh, Marth, ahí estás- dijo, acercándose.- No puedo estar tranquilo, necesito que todo vaya perfecto. Hoy es mi gran día. Mi sueño se hace realidad...

Le puse la mano en el hombro.

- Sí, y por eso necesitas estar calmado si no quieres ponerte a tartamudear mientras sueltas el discurso al recoger el premio.

Me miró y suspiró.

- Tienes razón- dijo, apretando los puños.- ¡Tienes razón!¡Voy a calmarme...!

- ¿Señor, qué zapatos ha elegido?- interrumpió un mayordomo.

- ¿Dónde coloco su discurso?- preguntó otro.

- ¡NO PUEDO CALMARME!- gritó Roy, llevándose las manos a la cabeza.

Suspiré.

- Llamaré a Zelda- dije.- Ella sabe más de moda; y así te tranquilizarás.

- Oh... esa...- murmuró Roy, enfurruñado.- ¿No estará muy preocupada por su querido actorcito de pacotilla?

No se llevaba muy bien con Zelda, una amiga nuestra de la infancia, que envía diseños a pasarelas de modelos, pero que prefiere mantenerse en el anonimato. Probablemente sea la única chica que le haya rechazado. Dos veces, de hecho, lo cual le ha sentado muy mal a la "superestrella". La chica está locamente enamorada de un famoso actor, Link Hyrule, quien había desaparecido hacía ya dos semanas. Desde entonces, está un poco deprimida.

- Pues lo esté o no, vamos a pedir su ayuda- dije.- No sé lo que dirán los medios si te ven llegar con esos zapatos rojo chillón, Roy, parece que te arden los pies.

- Más bien parece que los he metido en un charco de kétchup- comentó él, riéndose.

Tras unas risas, marqué el número de la chica. Como supuse, estaba deprimida, y al principio se negó a venir. Yo insistí.

- Está bien, iré.

- Gracias, Zelda.

- Que no se te olvide lo que me has prometido.

- Vale, vale.

Me costó, pero conseguí convencerla... con un precio. Colgué. Roy me miraba, impaciente.

- ¿Y bien?

- Va a venir, pero... con una condición... pequeña y simple... casi podría decir insignificante...- intenté suavizar el ambiente antes de decir nada.

- Marth, cada vez que dices eso pasa algo catastrófico- dijo, notablemente nervioso.- ¿Qué demonios ha pedido esa bruja?

- Sólo... asistir a la entrega de premios con nosotros... con pase VIP, vamos...

Silencio. Ya me imaginaba lo que vendría después. Me tapé los oídos.

- ¡MARTH!- gritó.- ¡¿CÓMO SE TE OCURRE?¡NO PIENSO LLEVAR A ESA LOCA CONMIGO!

- ¡No te preocupes, vendrá conmigo!- dije, sonriendo forzosamente.- No causará problemas, y arreglará tu imagen. No tienes de qué preocuparte.

- ¡Odio cuando decides estas cosas importantes por tu cuenta!

Whoa, había llamado a Zelda "cosa importante"; aunque probablemente sin darse cuenta. Tras unos cuantos minutos, se calmó. Mientras ordenábamos todo, se nos pasó la mañana, y nos llamaron para comer. Roy masticaba con fuerza, enfurruñado. Suspiré.

- ¿Cuánto tiempo vas a estar así?- pregunté.- Ya te pedí perdón.

Él gruñó en respuesta.

- ¿Qué tengo que hacer para que la gran superestrella me perdone?- pregunté, dramatizando un poco.

Pareció meditar la respuesta.

- Unhacwihtacon...

- Roy, la boca...- murmuré.

Tragó.

- Una cita con "Melocotón"- dijo, alegremente.- Me he enterado de que también va a ir a la entrega. Si me consigues la cita, te perdono.

Me quedé con la boca abierta. ¿Melocotón?¡¿La famosa cantante?

- ¡Eso va a ser imposible!- exclamé.- Seguro que ni me dejan preguntárselo a su mana...- levanté la vista y vi la cara de Roy.- Está bien, lo intentaré.

- ¡Bien dicho!- exclamó.

Poco después, llegó Zelda. Tras unas cuantas miradas asesinas entre ellos, comenzamos la operación "Emergencia Indumentaria", como la llamó nuestra amiga. Nos llevó dos horas convencer a Roy de que si iba con la ropa que llevaba puesta al hotel donde se recogerían los premios, los medios iban a recordarlo el resto de la eternidad como un pelele; y, después de convencerlo, media hora en vestirlo decentemente.

Tras eso, Zelda fue a cambiarse a su casa. Yo decidí ir informal, con una camisa negra y unos vaqueros oscuros, algo ajustados, y mis queridas converse negras. Ya me pondría los zapatos allí, antes de la entrega de premios.

Eran las siete de la tarde cuando salimos de la casa de Roy en limusina, hacia el hotel Brawl. Roy y Zelda no paraban de gruñir por lo bajo; yo sólo miraba por la ventana, deseando que todo fuera bien y pensando en cómo demonios pedirle la cita a Melocotón. Tardamos media hora en llegar. A pesar de quedar dos horas para la entrega, los medios estaban como locos. La puerta principal estaba rodeada de reporteros y de fans. Precisamente, caminando por la alfombra roja que iba desde donde paraban los coches hasta la puerta, estaba Melocotón. Al momento, la cara de Roy se iluminó.

- ¡Ahí está!¡Oh, dios, es más guapa en la realidad que en las revistas!- gritaba.- ¡Y eso es físicamente imposible!¡Marth, consígueme esa cita, ¿de acuerdo?

- Ja, una probable egocéntrica teniendo una cita con un egocéntrico avaricioso- comentó Zelda, con tono de desprecio.- No me imagino lo que puede salir de ahí.

Por suerte, Roy estaba tan aislado tras sus propios gritos de alegría que no se enteró, y así se evitó otra pelea. Suspiré. En realidad, pensaba igual que Zelda.

La limusina se detuvo en la alfombra roja y Roy salió de ella como si fuera otra persona. Con una sonrisa de medio lado dirigida a las fans y reporteras, caminó con gracia hasta la puerta, seguido de Zelda y yo. En aquel momento, noté algo raro entre el público, pero la situación no era la idónea para detenerse a observar, así que me limité a entrar en el hotel.

La recepcionista nos llevó a una suit de lujo, más grande que mi piso, y nos dijo que en una hora empezarían a acomodar a los espectadores en el salón de actos. Tras eso, se fue, no sin antes echarle una mirada a Roy, quien se la devolvió, haciendo a la chica salir sonrojada. Me tiré en el sofá y miré hacia el techo. Zelda sacó de su bolso un montón de cosas y empezó a "maquillar" a Roy, quien no parecía muy contento.

- Eh, Marth- me dijo la chica.- ¿Es que no vas a prepararte?

- Sí, más tarde...- murmuré, sacudiendo la mano antes de dar un fuerte bostezo.

- ¡Más te vale estar listo cuando haya que bajar!- advirtió Roy.

- Sí, sí...- susurré, notando como mis párpados se sentían cada vez más pesados. Una cabezadita no me iría mal... madrugué mucho por la mañana... Sólo cerraría los ojos por un momento...

Me desperté con el sonido de una explosión y gritos de gente. ¿Estaría Roy viendo una película...? Me incorporé, y vi que mi amigo y Zelda estaban tan sorprendidos como yo.

- ¿Qué... qué ha sido eso...?- preguntó Roy.

- Ha temblado el suelo por un momento...- comentó la chica.- Ya queda poco para la presentación, tal vez estén haciendo pruebas de sonido...

Me levanté y saqué mis tonfas de la mochila que había traído. Mis amigos me miraron con el ceño fruncido. Suspiré.

- ¿De verdad creéis que una prueba de sonido en el salón de actos, situado al otro lado del hotel, causa que se mueva el suelo?¿No os parecen muy reales esos gritos?

- V-venga, Marth, no digas bobadas...- dijo Roy.- La seguridad es muy buena... hay mucha gente... no nos preocupemos más...

- Soy tu guardaespaldas, creo que mi trabajo es preocuparme- repuse.- Y más con todos estos casos de desaparicio-

- ¡No digas más!- gritó Roy, tapándose los oídos.

Fruncí el ceño. Sabía que estaba asustado, yo también lo estaba. Pero las cosas eran así. Iba a replicar, cuando, de pronto, la ventana que permitía el paso al balcón de la suit, se abrió con estruendo. Tres figuras encapuchadas entraron en la habitación. Dos llevaban pistolas y el otro un bate. Rápidamente, me puse delante de Roy y Zelda, tomando una postura defensiva con mis tonfas. El que llevaba el bate se rió.

- Baja las tonfas, chico- advirtió uno de los encapuchados, que llevaba una pistola.

- ¿Quién demonios hace eso cuando se lo piden?- pregunté, sarcástico.

- Tal vez prefiere recibir un balazo- comentó la que llevaba la otra pistola, cargando el arma.

Fruncí el ceño. Esto iba a ser difícil... no tenía nada que hacer contra las pistolas. Vi que Roy y Zelda estaban aterrados, y aquello me dio nuevas fuerzas. Claro, no podía asustarme yo también. Después de todo, era mi trabajo. Proteger. Miré con furia a los individuos, lo que provocó de nuevo la risa del que tenía el bate.

- Dejádmelo a mí- dijo, tirando el bate a un lado.- Quiero divertirme, y parece que él puede satisfacer ese deseo.

- Espero que eso no tenga doble sentido- murmuré, lanzándome contra él.

Para mi sorpresa, esquivó mi primer golpe, pero por poco. Me giré y le di en el abdomen, pero... ni se inmutó. Se rió. Antes de que me pudiera apartar, agarró mis brazos y me inmovilizó.

- ¡Marth!- gritó Roy.

- ¡Venga, ¿eso es todo lo que sabes hacer?- exclamó el encapuchado.

Cuando me quise dar cuenta, Roy y Zelda estaban siendo apuntados con una pistola por los otros dos encapuchados y obligados a salir por el balcón. Fuera ya era de noche, pero se podía ver el humo de la explosión. El que me tenía me retorció los brazos, haciéndome soltar las tonfas.

- Ike, tenemos prisa- dijo la encapuchada.- Nos llevamos a ése también; es de la familia Lowell, sin duda pagarán muy bien por él.

- Heh... un niño rico, ¿eh?- comentó el aludido.

Quise protestar, pero antes de conseguirlo, sentí una patada en el abdomen y todo se volvió negro...


Yey! ¿¡Qué os parece? jejeje en fin, ya me diréis.

Aprovecho para animar a Isuam a que se haga la cuenta! e_e

Ciaossu!