Los personajes pertenecen a S. Meyer, la historia es completamente de mi autoría.

Rate: M por futuros Lemons

INTRO

Isabella caminó lentamente hasta el ala sur de la gran mansión, reacomodó su falda negra corta y su escote recatado, esperó un segundo, tocó la puerta y después de recibir el "adelante" abrió. Con sumo cuidado entró al salón azul y vio a los cinco hombres reunidos ahí, se acercó hasta la mesa de centro y depositó la bandeja de plata con cinco cafés en esta; Acomodó las tazas y agregó el azúcar solo en la taza de su jefe sabiendo como le gusta.

-Gracias, Isabella – la voz de su patrón la envuelve y ella sonríe levemente asintiendo mientras se aparta. Tres de los otros hombres tomaron sus cafés, los endulzaron y comenzaron a beber en silencio, el último ni siquiera lo tocó.

-no es de su agrado el café, señor? Puedo traerle algo más? – la voz de Isabella es atenta, es su trabajo, se encarga de la gran mansión y del señor, y eso también incluye a sus invitados. El hombre enarca una ceja y escanea el cuerpo de Isabella de arriba abajo, le agrada lo que ve, el cuerpo de la chica es voluptuoso sin parecer vulgar. Grandes senos en un escote recatado, cintura pequeña debajo de un suéter manga larga negro cuello en v, caderas prominentes y muslos gruesos bajo una falda ceñida corta a medio muslo también negra y tacones negros que estilizan aún más sus piernas.

-Harry – gruñe el jefe de Isabella con rabia contenida – mi ama de llaves te ha hecho una pregunta – Harry mira el café y luego a Isabella.

-solo un vaso de agua, pequeña, gracias. Y llévate el café.

-Sí, señor – Isabella toma la bandeja de plata y mira a su patrón – necesita algo más, señor? - la sonrisa de Isabella es suave y dulce, tal como le gusta al patrón.

-No, Isabella. Puedes retirarte – cuando Isabella está a punto de salir su patrón vuelve a hablarle – Isabella! – Llama sin subir la voz, esta se gira para verle – que María traiga el agua – Isabella asiente y sale del salón blanco. Se devuelve a la cocina y sirve un vaso de agua, lo coloca en una bandeja más pequeña y llama a María, una de las sirvientas la cual se aparece al primer llamado.

-Lleva esto al único hombre que no tiene una taza de café, no te olvides de retirar la bandeja y por lo que más quieras, no digas una palabra a menos que el patrón te diga o pregunte algo, entendido? – pregunta Isabella con voz seria.

-Sí, señorita Swan – María toma la bandeja pequeña y se mueve de manera rápida hasta el salón azul. Isabella toma unas cuantas respiraciones y se dirige a la habitación del patrón, son las cinco treinta de la tarde, él va a despedir a sus invitados en un momento para ir a cambiarse, a las seis en punto sale a trotar y es una actividad que debe hacer obligatoriamente.

Isabella entra al enorme closet del señor y saca un conjunto de mono y camiseta gris, medias de paño, zapatillas deportivas y una gorra, coloca todo eso en el mueble de la sala de la habitación y se dirige al cuarto de baño, mientras prepara los elementos para el baño del patrón a su regreso escucha que la puerta se abre.

-Maldito bastardo – gruñe su jefe al entrar dando un portazo fuerte, Isabella suspira y sale del cuarto de baño. Su jefe la mira y pasa una mano por su cara – lo siento, hermosa. No me gusta maldecir frente a ti – ella sonríe y se acerca a su jefe que se ha sentado en la orilla de la cama, sin que él le diga nada ella comienza a masajear sus hombros.

-Está bien, te conozco bastante. No te fue bien con esa gente, cierto? – su jefe bufa y niega sin mirarla.

-Son unos…

-Anda, dilo – le alienta ella sin dejar de sonreír cuando él no continúa.

-Unos malditos bastardos arrogantes. Solo quieren comprar mi compañía a como dé lugar pero no la van a tener, se van a joder en serio, los voy a hacer caer, empezando por ese bastardo sádico de Harry.

-Por que empezar con él, que te hizo? – pregunta ella dejando de masajearlo, ya no está tan tenso y debe vestirse para salir a trotar.

-Acaso no viste como te miró? – Pregunta su jefe con indignación – estaba desnudándote con la mirada. No sé ni siquiera por qué te dejo usar ese uniforme – gruñe bajo.

-Primero no estaba prestándole atención a ninguno de tus invitados, me preocupo solo por ti y lo que necesites, segundo, nunca va a lograr desnudarme, ni él ni nadie y tercero, me gusta este uniforme, fue el primero que usé al llegar aquí, me gusta. – su jefe suspira con cansancio y comienza a desvestirse frente a ella sin ningún pudor, tampoco es como si ella no le hubiese visto completamente desnudo.

-Bien, usa el maldito uniforme, pero cuando tenga a los socios aquí, no te quiero cerca.

-Entendido, señor. Ahora – Isabella va a la cómoda y toma las dos capsulas con el vaso de agua – tome su medicamento y valla a correr – su jefe toma ambas pastillas de la mano de Isabella y las bebe sin chistar.

-sabes que tenemos que hablar cuando regrese, no? – su jefe pone una mano en su barbilla alzándole la cara para que lo vea, ella aparta la mirada y suspira.

-no hay nada que hablar, se cuál es el final, lo supe incluso antes de que tú lo supieras. Está todo bien, yo… veré que haré.

-No, Isabella. No está bien. Es de eso justamente que quiero hablarte, tengo una propuesta para ti, está bien? Te la diré al volver – él deja un beso en su frente y sale a trotar.

Mientras ella espera que su jefe regrese, se distrae preparándole la bañera, la ropa que usará luego del baño y dirige el camino que toma la preparación de la cena. Una hora después su jefe llega cansado y sudado, ella toma la gorra que le tiende él y le avisa que la cena estará servida en media hora en el comedor principal.

Isabella espera pacientemente junto a la mesa, sabe que su jefe querrá que ella cene con él pero siempre tiene que ser cautelosa, no quiere interferir de un mal modo en la vida personal el patrón. Varios minutos después él entra al comedor vestido con un pantalón de chándal blanco, una camiseta y descalzo, no fue la ropa que ella eligió. Se sienta en la cabecera de la mesa y le indica con una mano que se siente a su lado. María sirve la cena, una en salada gourmet con pollo, algo de sésamo y aceite de oliva, debe comer sano.

-no vas a comer? – pregunta su jefe al ver que no hay más platos servidos, más que el de él.

-No, no tengo hambre. Podrías por favor dejar de atormentarme y decirme que ocurrirá ahora? – pregunta ella directamente, hay momentos en que no soporta la presión de la incertidumbre y le habla como no debe a su jefe, pero este ya está acostumbrado.

-Bien – él deja el tenedor a un lado y enlazando sus dedos sobre su regazo la mira – sabes de debo prescindir de ti, verdad? – Isabella asiente dos veces – no me gustaría que trabajaras en cualquier lugar y no quiero ni siquiera imaginar que puedas trabajar para alguien como Harry.

-con todo lo que he ganado aquí durante cinco años, créeme que puedo ser más selecta para quien trabajo – musita con un deje de burla, él sonríe y asiente.

-eso me agrada pero tengo el lugar y persona perfecta para ti.

-ha si? Quién? - pregunta con curiosidad contenida, si lo ha elegido él, sabe que es alguien de su entera confianza.

-Edward Cullen – Isabella frunce el ceño confundida, nunca había escuchado ese nombre en todo su tiempo trabajando para él. Aunque el apellido es reconocible.

Quien es Edward? – pregunta ella, su jefe suspira y le sonríe.

-Es mi sobrino político. – Isabella frunce el ceño, no sabía que tuviera más familia que su difunto hermano – Colins se casó con Elizabeth cuando ella estaba embarazada, lastimosamente mi difunta cuñada fue violada por su prometido, luego la abandonó, mi hermano la encontró desolada y a punto de suicidarse, se hicieron amigos y con el tiempo novios, mi hermano la convenció para que no diera en adopción al bebé, con el tiempo se enamoraron y mi hermano le dio su apellido a Edward.

-Valla, que triste que le haya pasado eso a tu cuñada – su jefe asiente con tristeza.

-Lamentablemente Edward quedó huérfano a la edad de quince años, mi hermano y su mujer murieron asesinados, fue lamentable pero Edward maduró rápidamente, se hizo de estudios rápidos, cursos y clases universitarias por internet, a los dieciocho heredó la presidencia de la compañía de mi hermano y se hizo de millones de dólares durante todos estos años, lo único que me preocupa es su austera y solitaria vida, su casa es más grande que la mía y eso es ya decir mucho, no tiene personal que la mantenga y vive solo para trabajar, sé que podrás ayudarle.

-Crees que me quiera con él? – pregunta algo cohibida.

-ya le hablé de ti, aunque no está muy convencido entiende que su vida necesita un cambio, por qué no empezar por su casa y algo de compañía. - Isabella frunce el ceño seria – no me mal entiendas, pequeña. No te estoy diciendo que te acuestes con él ni mucho menos, solo quiero que le hagas compañía y que lo cuides, es testarudo pero buena persona. – ella asiente y le sonríe.

-Sé que vas a ser feliz con ella – suspira y toma la mano de su jefe – falta un mes para la boda, aun no creo que no quiera vivir contigo hasta estar casados, ni que fuera su primer matrimonio – su jefe ríe feliz.

-Queremos mantener las tradiciones, nos gustaba el amor en nuestra época, no en la de ahora – Isabella ríe fuerte.

-Sí, claro. Amor tradicional – se burla – eso fue hace cincuenta años, Carlisle. Los tiempos han cambiado, no es lo mismo pero es lindo que quieran ser así de románticos, espero que Esme sea feliz contigo. – Isabella se levanta de la mesa pero Carlisle la detiene

-A dónde vas? – pregunta asustado, aun no quiere dejarla ir, ella acaricia la mejilla de su próximo ex jefe y sonríe.

-Voy a dormir, mañana me voy y no quiero interrumpir cuando Esme llegue a redecorar. Solo necesito saber la dirección de tu sobrino – Carlisle suspira y la suelta.

-Ese es el otro asunto, hermosa. Él no vive aquí en California.

-Entonces?

-Vive en Nueva York – ella asiente captando la indirecta, necesita irse lejos, ella no es del agrado de Esme Platt y Carlisle debe cumplir con su futura mujer, que mejor que mandarla lejos. Siempre había querido ir a la ciudad más cara del país, es un buen incentivo. Isabella besa su frente y se despide.

-Hasta mañana y ten una linda vida.

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Hola, lectores... Quiero disculparme de antemano por mi laaaaaargo periodo de desaparicion, tengo razones muy obvias.

la primera, tuve a mi bebé hace poco menos de un año y ser madre primeriza es completamente agotador, el poco tiempo que tenia libre lo usaba para dormir y recuperar fuerzas.

lo segundo es la situacion de mi pais (Venezuela) los que viven aqui sabran por lo que estamos pasando y los que no, bueno, estamos viviendo una epoca muy dura de guerra interna, estamos luchando contra una dictadura silenciosa, mucha gente (amigos, familia) vamos a la calle a pelear y a defender a nuestro pais.

y tercero y no menos importante, no tenia computadora y ahorita es super dificil conseguir una con el alto consto y la devaluacion del bolivar, en fin, no voy a agobiarles con mas, solo queria hacerles saber que volvi, que trataré de ponerme al día con mis historias inconclusas y que esta nueva historia ya esta mas que cocida, contara con unos ocho o nueve capitulos.

espero que les guste, si es asi, dejenme un Rw, sin o, tambien dejenme un Rw

estaré lo mas pendiente de contestarles y subir los capitulos rapido.

besos. :)