No tengo derechos sobre ningún personaje de juego de tronos y sus respectivas sagas, series.

Sera una mezcla tanto de la serie como de los libros, tomando lo importante de ambas partes.

Advertencia: Este fic contiene escenas de violencia, contenido explicito, etc. Muertes de Personajes principales.

*Puntos a tener en cuenta. Esto es un universo alterno pueden haber ciertos cambios. Tambien contiene un leve viaje en el tiempo que sera explicado en su momento.

Summary: No era correcto, no deberían estar vivos. Esto no era una segunda oportunidad, se sentía mas como una maldición al obligarlos ver todo lo que habían perdido. Aun así había alguien que querían ver, una persona por la cual soportarían nuevamente la gran carga que es vivir, ella deseaba recuperar a su hijo y el lucharía por recuperar la dinastía de sus ancestros.

Los dioses son seres crueles que usan las vidas de las personas para su propia diversión.


El despertar.

Lyanna sabía que estaba muriendo.

Lo supo por la sangre donde estaba acostada, no importaba cuantas veces se cambiará la sangre volvía a envolverla. Ella era joven, pero sabía que esto no era normal en un parto, escucho de la fiebre y la debilidad, sobre las complicaciones, pero esto era demasiado.

Mas sangre, su sangre. Sabía que moriría, los retorcijones, el dolor que la estaba envolviendo y la respiración que cada momento se dificultaba. Sentía la muerte acechándola en cada sombra y rincón.

Estaba asustada, pero intento no demostrarlo, no cuando tenía a su hijo entre sus brazos y le abrazaba con fuerza, intentaba mantenerse despierta para proteger a su pequeño de cualquier amenaza – Como si pudiera hacer algo realmente en su estado – Estaba asustada, pero que más podía hacer.

Únicamente era capaz de luchar contra la inconciencia, con cada minuto que pasaba su visión era más borrosa y sus fuerzas se desvanecían. Un atisbo de alegría contaminada por la cercanía de la muerte le invadió, lo último que vería en vida sería el rostro de su hijo. Un sentimiento agridulce se apodero de ella.

Entonces recordó a su querido Ned apareciendo por la entrada de esa vieja torre, no supo realmente que la impulso, pero quiso decírselo a su hermano.

¡Oh mi querido Ned, realmente no necesitaba ser salvada!

Lyanna Stark jadeo con fuerza en esos momentos, abriendo sus ojos de tal manera como si acabara de ser acuchillada con fuerza, presiono su mano contra su pecho en un intento desesperado por calmar su corazón. Ya solo era consciente del dolor, era agudo y punzante.

Algo no estaba bien pensó.

Por un momento se sintió tan débil, intento ponerse de pie, pero sus pies la terminaron derrumbando. Estaba mucho más frágil de lo que creía y al mismo tiempo sentía que sus fuerzas regresaban de una manera lenta. Eso no era normal, pensó que tal vez era su deseo desesperado de seguir con vida.

Había demasiados arboles sonrientes, era un pensamiento tonto, pero no importaba hacia donde mirara podría verlos. A los viejos dioses burlándose de ella. ¿Acaso estaba alucinando?

¿Dónde se encontraba? Era su gran inquietud.

Era de noche, pero observó tantas estrellas en el cielo que ella podía ver su alrededor, incontables y brillantes, el miedo comenzaba a desvanecerse solo un poco, era una vista preciosa, entonces notó a un viejo árbol blanco sonríe y parece derramar lágrimas al mismo tiempo ¿Acaso eso era sangre? Sentía la necesidad de acercarse y tocarlo, pero algo dentro de ella le advirtió que no lo hiciera.

Despertó, pero no recuerda por que llego a este lugar. Este no era Dorne, demasiado pasto verde para ser el Sur de los reinos, además el árbol de los dioses antiguos, sentía como si estuviera observándola, se decía que los antiguos Dioses habían perdido todo su poder más allá del Cuello, el maldito árbol no la estaba observando se dijo a sí misma, no tenía forma de hacerlo, razonó e intentando calmarse.

Necesitaba alguna respuesta para apartar ese sentimiento de desesperación que había en su pecho.

"Esto está mal"

Susurro, ni siquiera debería estar viva pensó con temor ante aquella idea, pero estaba más preocupada al notar que tenía aun sus viejos atuendos, todos manchados de sangre, su sangre pensó con temor. Nadie perdía tal cantidad y sobrevivía.

Camino con dificultad, intentando sostenerse en los árboles que estuvieran a su alcance, pero evitaba demasiados aquellos que tuvieran rostro, sencillamente le daba miedo. Aquellos arboles parecían observarla y emitir una presencia que flotaba entre la vida y la muerte. Era algo antinatural, pensó.

¿Qué clase de hija del norte era ella que tenía temor de los dioses de sus antepasados? Se reprendió en silencio, era sencillamente vergonzoso.

Entre más pasos daba comenzaba a sentir que reconocía aquel lugar, como si hubiera estado hace poco acompañada de alguien importante, una persona que amaba. Entonces la cabeza comenzó a dolerle levemente y ella intento no tambalearse mientras una serie de recuerdos llegaban a su mente.

Rhaegar

Fue su primer pensamiento, su recuerdo más doloroso también. Recordó que recibió las noticias de su muerte, las lágrimas comenzaban amenazar con salir nuevamente, pero ella intentaba negarse a caer nuevamente en aquel sentimiento de desesperación. La muerte no tenía remedio alguno ¿Entonces porque ella seguía con vida?

Cuando pensaba en su esposo, recordó todo lo demás. Un hermoso niño, un bebe que había sostenido en sus brazos, aquel ser que llego amar con todo lo que significaba ser ella en esos momentos.

Mi hijo

Su pequeño, a quien había visto una última vez siendo sostenido por los brazos de su hermano. Su hijo, entonces la desesperación la consumió y esta vez no pudo hacer nada para reprimir el sentimiento tormentoso que la recorría, comenzó a correr con fuerzas, olvidando totalmente el cansancio y agotamiento que había sentido minutos atrás.

No quería llorar al pensar lo que le pudo haber pasado a su pequeño. Entonces un pensamiento aterrador cruzó por su cabeza adolorida ¿Y si Robert lo hubiera descubierto? Negó con desesperación no quería pensar en semejante posibilidad ¿Ned nunca la traicionaría? ¿Cierto?

Entonces llego a la orilla, vio a su alrededor y sus temores más grandes se hicieron realidad. Estaba en la Isla de los Rostros, el lugar donde se había casado con Rhaegar.

¿Por qué estaba tan lejos de Dorne?

"¿Porque estoy viva?"

Entonces las lágrimas se derramaron sin poder soportarlo, llego a caminar hasta ciertas profundidades del Lago de Ojo de Dioses, donde el agua le llegaba hasta sus rodillas, lloro con fuerza al sentirse totalmente perdida.

Lloro con tanta fuerza hasta que sintió que algo se sujetaba de sus tobillos.

Grito con fuerza Lyanna mientras alzaba su pie para golpear a la criatura que la estaba sujetando, cuando sintió que era liberada corrió tanto como pudiera hasta la orilla nuevamente en búsqueda de cualquier arma que pudiera usar para defenderse.

Entonces al no encontrar ni una sola rama de un tamaño decente, se agacho para tomar una roca la más puntiaguda que pudiera hallar. Había esperado una muerte que no llegó a ella pero que no dejaba de atormentarla ¿De qué manera su existencia se borraría?

Decidió que no se marcharía sin luchar, al menos se defendería, no partiría en tranquilidad hasta conocer el paradero de su hijo. Alzo listo para matar a la bestia que comenzó a salir del lago, y para su sorpresa se trataba de un hombre.

Pero no era cualquier hombre, esta tenia los cabellos plateados, ojos celestiales ante sus ojos y esa tonta barbilla que tanto le encantaba. Tenía una armadura, una negra con algunos rubís rojos incrustados los cuales algunos parecían haberse desprendido.

La armadura en realidad tenía una gran abolladura.

"¡Rhaegar!"

Susurro su nombre sin poder creerlo, esto debía ser una broma cruel del destino, pero que otra explicación más podría dar. Estaba cansada de buscar explicación a todo lo que estaba sucediendo. No estaba muerta y Rhaegar tampoco.

Él estaba muerto recordó, lloró con fuerza su muerte hasta que estuvo a punto de destruirla, solo necesitaba que Elia apareciera dentro de los bosques y definitivamente enloquecería – Su amada Elia – pensó con tristeza al recordar el destino de sus hijos cuando Arthur le había informado.

"Lyanna"

Tocio con fuerza Rhaegar quien parecía haberse estado ahogando en el lago, Lyanna despertó de sus pensamientos y corrió hacia este, sosteniéndolo con fuerza. Al menos por el momento lo tenía a él.

"Mi amor"

Dijo con alegría Rhaegar al verla de cerca, se acercó a ella para besarla con fuerza y Lyanna, aunque dudosa al principio respondió dicho beso.

"No deberíamos estar aquí"

Dijo Lyanna asustada, mientras Rhaegar la abrazaba con fuerza.

"Estabas muerto"

Rhaegar no respondía en ese momento, por que recordaba perfectamente cuando Robert Baratheon con su martillo lo golpeo salvajemente. Presencio su muerte, sabía que debía estar muerto, pero acá estaba abrazando a su amada princesa del norte.

"No deberíamos estar aquí"

Dijo nuevamente Lyanna, pero Rhaegar se negaba a soltarla, porque este había visto el vacío y la oscuridad de la muerte, no había nada al otro lado, solo oscuridad nunca en su vida llego a desear tanto poder escapar de algo. Necesitaba aferrarse a Lyanna y a la vida que creyó por terminada.

"Está bien, acá estoy Lyanna, estamos juntos"

"¡Estabas muerto Rhaegar!"

No podía decidir si estaba aterrorizada o feliz por abrazarlo, por verlo frente a ella. Ambos deberíamos estar muertos pensó con horror.

"Lo se mi amor, pero mírame acá estoy, por algún juego macabro de los dioses, acá estamos"

Lyanna solo sollozo asustada abrazando con fuerza nuevamente a su esposo, pero entonces Rhaegar sintió que algo faltaba, lentamente aparto a Lyanna de su abrazo que se negaba a soltarlo con fuerza, como si sintiera que volvería a perderlo si lo hacía.

Su amada Lyanna estaba manchada de sangre de la cintura para abajo, sentía que perdía todas sus fuerzas, al temer que el destino de su hijo había sido morir junto con su madre. Pero si ella estaba acá significaba que su amada Visenya estaría también cerca, recién nacida compartiendo la segunda oportunidad de su madre.

"¿Dónde está?"

Pregunto con cautela no queriendo asustar a Lyanna en esos momentos. Ella al principio le miro confundida pero la intensa mirada de Rhaegar le daba a entender a lo que se refería. Le costó un poco entender que le preguntaba, estaba cansada y aturdida.

"Fue un niño, hermoso y saludable"

¿Un niño? No fue su Visenya, no fue su tercera cabeza del dragón, entonces algo dentro de él despertó, Lyanna había muerto, él estuvo muerto – Asesinado por Robert – Oh dioses antiguos y nuevos, sus hijos Aegon y Rhaenys.

"¿Mis hijos Lyanna? ¿Dónde está nuestro hijo?"

Pero Lyanna no supo realmente como responder, la mirada de Rhaegar en esos momentos fue algo que jamás había presenciado. Sabia el destino de Aegon y Rhaenys, pero si Rhaegar podría soportarlo era algo que dudaba.

"No lo sé, moriste Rhaegar, perdiste y Robert tomo desembarco del Rey, no sé qué sucedió realmente, pero Aerys murió y…"

Ella no pudo terminar porque la mirada de su esposo le daba a entender que su corazón se estaba partiendo en mil pedazos en ese momento. No soportaba verle sufrir, menos por ella, aunque no fuera directamente la causante de ese dolor.

Rhaegar se separó de ella rápidamente mientras caminaba por toda la orilla de la playa, luego termino tomando varias piedras y las lanzo con furia. Pero sentía que no podía soportar tanto dolor, entonces dio un fuerte grito que desgarro su garganta y sentía que al cielo mismo.

Permaneció llorando por unos minutos por sus amados hijos, pero Lyanna no había respondido la última de sus preguntas. ¿Dónde estaba el hijo que habían compartido? ¿Dónde estaba quien se suponía seria su Visenya, pero ahora se convertía en su único heredero?

"¡¿Dónde está nuestro hijo Lyanna?! ¡¿DONDE ESTA MI HIJO?!"

Grito con fuerza ocasionando que Lyanna retrocediera con temor. Las lágrimas amenazaban con volver a salir, ella realmente no sabía hacia donde su hermano se lo hubiera llevado, pero si no le daba una respuesta a Rhaegar, definitivamente tendría a un Aerys en sus manos en ese momento.

"En Invernalia, mi hermano Ned llego en mi lecho de muerte"

¿Su muerte? Era tan extraño hablar de ello o incluso solo pensarlo.

Hizo retroceder la ira que comenzaba a confundir sus pensamientos y tomo aire sin saber exactamente como debía actuar en esos momentos. Observo a Lyanna, tenía una postura rígida casi en alerta, no quería que le temiera, pero era algo casi inevitable por un momento pensó en disculparse, pero eso no haría ninguna diferencia, era mejor que ella estuviera preparada por si algún día la locura tomaba posesión de su mente.

La vida era ahora una burla, lo había perdido casi todo y no tenía idea como recuperarlo. Se sentía perdido entre la jugarreta que les hizo la muerte, no los tomó aún, ni a él ni a Lyanna pero vida tampoco era vida lo que recibían. No se sentía de esa manera para ninguno.

Notas del autor:

Esta es una historia que hace tiempo tengo en mi mente, quería subirla pero le había dado prioridad a otras, ahora que he sacado algo de tiempo libre adicional por fin decidid subirla.

No he decidido realmente algunas etiquetas, en especial la zona de relaciones, iré actualizando esto con el avance de la historia.