Secretos de luna llena.

Cap. 1: "Quiebre en la rutina".-

La densa niebla que golpeaba las ventanas del castillo –a esa hora de la mañana- no era para nada normal. Sonreí para mis adentros, al percatarme que sólo quedaba un día para la despejada luna llena, donde por lo menos se podría observar el hermoso regalo de la naturaleza, durante el mejor momento del día; la noche.

-Espero que se despeje la niebla- dije por lo bajo, cuando me encontraba solo en mi despacho.

Desde hoy en la mañana, he tenido un extraño presentimiento, alertando mis nervios. De esos que no te dejan en paz, que cada vez que te acuerdas se te eriza la piel y te produce escalofríos. El problema era que yo no tenía idea de qué diantres era ese mal agüero que sentía.

Los días anteriores había tenido unos extraños sueños –cosa que pocas veces me sucede- pero en ningún momento di indicios de que algo me sucedía, bueno tampoco mi cara poco amigable da cabida a que la gente se me acerque de la nada, con intenciones de entablar conversación y sociabilizar conmigo.

Ya listo me encontraba en mi despacho de profesor, habitación que se encuentra rodeada de botellitas de pociones, una biblioteca que no sólo está contenido con libros de hechizos y magos, sino que también de mis libros favoritos muggles. En un rincón se encuentra mi escritorio con su respectiva silla, sobre el cuál descansan más libros y al lado de este, hay una gran repisa donde se encuentran los ingredientes para hacer más pociones con los alumnos de Hogwarts.

Comencé a prepararme para la clase de ese día, percatándome que aún me quedaban por lo menos media hora para que llegaran los alumnos de séptimo. Con quienes –justamente por el ciclo de la luna- estamos viendo la poción para que un hombre lobo se vuelva menos agresivo en los días de luna llena. Al buscar los correspondientes ingredientes para enseñarles la poción ese día, me di cuenta que no se encontraba la botellita donde yo guardaba la que le daba a Lupin, claramente alguien se había metido a intrusear mi despacho, no sé a qué hora, pero lo averiguaría, los castigos que pongo para los ladrones son graves.

Al comenzar la clase con los de séptimo, me encargue de que mi presencia no diera pista alguna de la molestia que sentía por el robo de mi poción, lo cual alargaba más mi condena con estos alumnos y le agregaba más leña a mi genio. Como mi ánimo no me ayudó a lo largo de la clase, a parte de quitar cuanto punto se me viniera a la cabeza a Potter con su amiguito Wesley por estar conversando en mi clase, comencé a explicar el procedimiento para crear el brebaje del Hombre Lobo.

Al estar por lo menos a la mitad del procedimiento, sentí un pinchazo en la parte frontal de mi cabeza, como un ardor muy fuerte, disimuladamente lleve mi mano a mi frente por el insoportable dolor. Me volteé rápidamente para darle la espalda a los entrometidos que se encontraban en mi sala. Intenté muchas veces cerrar mi mente, estaba seguro de que alguien se encontraba husmeando en mi cabeza, y aunque soy un experto en Legeremancia, esto no me ayudo en absoluto.

A causa de mi fracaso al cerrar mi mente, me di la molestia de ir observando a cada alumno que se encontraba en la sala de clases para ver quien era el que se encontraba hurgando mis pensamientos sin permiso, pero no encontré a nadie. Ni el más mínimo rastro de aquel intruso en mi cabeza. Para mi fortuna y para los holgazanes de mis alumnos, terminé la clase más temprano, pero con un gran ensayo para el día siguiente acerca de las posibles causas de los hombres lobo si no se toman la poción que haríamos la clase siguiente.

Ante tanto tiempo libre después de dicha clase, me dirigí a los solitarios y obscuros pasillos del castillo, y aunque me encontraba totalmente solo, sentía la observación de alguien, como si quisieran sacarme alguna información que no tenía.

Una pequeña sonrisa se asomó en la comisura de mis labios, al pensar verdaderamente que parecía un lunático. Seguí caminando por el corredor que me llevaba a un balcón -que por lo menos en los últimos años nadie sabía que existía, o eso creía yo-. Al llegar a dicho balcón, la briza de media tarde meció mis cabellos, destensando –tenuemente- mis nervios. Pero demasiado pronto, sentí el suave crujir, de una de las tablas del piso, que se encontraba a metros o incluso centímetros míos. Al voltearme rápidamente no encontré a nadie, es más en un momento pensé que eran los estúpidos alumnos de primero, que últimamente con los utensilios para bromas de los Wesley, disfrutaban haciéndome rabiar.

En fin, comencé claramente a convencerme de que solo eran síntomas pre-luna llena, como los llamo yo, ya que el día del ciclo lunar me vuelvo totalmente extraño.

La tarde no pasó muy rápido, un poco antes de la cena en el Gran comedor, pase por la mesa de los de séptimo año, observando las molestosas caras que me ponían ante mi largo ensayo que les encomendé para la siguiente clase, sin embargo me pareció sumamente extraño que la amiga de Potter no se encontrara en la misma situación que él, imagino que repudiándome con bastantes ganas, igual que todos, no le di importancia y me dirigí a mi despacho.

Al llegar, me di cuenta que me faltaba una planta llamada Tinian, lo cual era muy importante en la poción de hombres Lobo que prepararía mañana con los de séptimo año. Me dispuse a planear que iría después de la cena, el problema es que esta planta solo se saca en este ciclo de luna y en la noche, lástima que alguien se metiera y me la robara, pensé, pero no por la planta, sino que lástima por él porque seriamente me las pagará cuando averigüe quien fue.

Luego de la tediosa y larga conversación con Sprout en la cena, acerca del peligro de que alguien me robara los ingredientes, me pare y me dirigí al Bosque Prohibido, mi reloj marcaba doce menos 7 minutos, lo cual me dio el bastante tiempo para caminar con calma.

Esta planta se encontraba en el corazón del bosque, tenía unas flores moradas en primavera, pero supuse que no habría ninguna flor, ya que estábamos invadidos por el otoño.

Sabía totalmente el riesgo que corría, y es por esto que caminé sin parar con la varita lista para atacar en mi mano derecha si se presentaba un caso de emergencia. Divisé repentinamente la plantación de Tinian, lo cual me produjo un alivio que no duró mucho, se notaba claramente que Sprout había ido a sacar un poco, demás que los ocupo para mostrar el poder que poseían las plantas, es más hubo un momento en que pensé que a lo mejor ella me sacaba las hojas, pero ella misma me impidió ese pensamiento al preguntarme si le daba un poco cuando llegara al castillo.

Comencé a sacar hojas como si fuera el fin del planeta, lleve hasta de reserva para por lo menos el otro mes no volver. Al terminar de guardar en el bolsillo de la capa que traía puesta, escuché un ruido atrás mío. Me quedé congelado, pero listo con la varita en mi mano para tirar cualquier hechizo que se me viniera a la mente.

-¡Sal de donde quiera que estés cobarde!- grité sin más.

Nadie contestó, salió una pequeña sonrisa de mis labios, ante tan ridícula escena, menos mal que me encontraba solo en el bosque, bueno eso esperaba.

Partí camino de vuelta al castillo, tenía una cantidad de hojas en mi mano, que eran de Sprout, y una pequeña cantidad para la clase del día siguiente, así que estaba totalmente preparado, no solté mi varita para nada, caminé y caminé.

Ante tanta luz blanca, brindada por al generosa luna llena, vislumbré un Lobo de color mas o meno gris, bebiendo agua del charco que se encontraba a unos 2 kilómetros o más de la salida del castillo. Intenté con todas mis fuerzas caminar sigilosamente, pero sin embargo fue imposible ya que las hojas secas que se encontraban en el suelo, hicieron que me descubrieran rápidamente.

Ante esto solté las hojas de mi mano y salí corriendo con todas mis ganas, ante tanta adrenalina, no tuve tiempo ni pensamiento alguno, acerca de desaparición.

Cada segundo que pasó, sentía los resoplidos de aquel lobo no muy lejos de mi seboso cabello. El camino se me hizo eterno, lo que fueron menos de cinco minutos, para mí fue por lo menos más de una hora. Junto con esto se agregó un factor que desconocía, mis músculos comenzaron a fatigarse, verdaderamente no estaba preparado para correr de esa forma ni a esa velocidad. Claramente no podía parar de correr, pero no podía más. Miré hacia atrás para ver a que distancia se encontraba aquel furioso hombre lobo. Estaba seguro que nunca tienes que mirar hacia atrás mientras corres, pero de verdad que me encontraba totalmente cansado. Sin más, el lobo se encontraba corriendo como si nada, al observar cuán cerca se encontraba, volteé mi cabeza para continuar marcha, pero algo me sucedió, me encontré con otro, verdaderamente me encontraba en una aprieto. Ante tanto asombro y éxtasis, tropecé con una rama de un árbol que sobresalía, al dar como dos vueltas en el barroso suelo, quedé boca arriba entre las patas delanteras del lobo de pelaje café.

Por lo visto sólo escuchaba los resoplidos de lobo que me seguía, el que claramente había dejado de correr.

El lobo que se encontraba sobre mío, poseía un pelaje inigualable, tenía una textura muy suave, ya que después de caer bajo el lo pasé a llevar con mis brazos, y junto con esto su hocico era muy fino. Agacho su cabeza, me miró sutilmente, sus ojos tenia un color café miel, hermosos, que en ese momento por lo menos me dieron como 1 minuto de tranquilidad. Ante tan larga conexión, me asustó el hecho de que comenzara a gruñir agresivamente, quede totalmente pálido, mi cara de tranquilidad se convirtió en pánico, estaba completamente seguro que me iba atacar, pero alzó su vista enfocando al lobo gris que me había perseguido por horas y se tiró sobre este.

El lobo de los ojos dulces estaba ganando la pelea, después de que me quedara por lo menos 2 minutos perplejo mirando la pelea bajo aquella luz blanca de la luna, el lobo café se me acerco señalando con sus ojos el castillo, recordándome que tenía que huir, y con su hocico ensangrentado me ayudó a ponerme de pie, lo que claramente tomé como una señal de que corriera. Comencé a correr nuevamente para llegar al castillo, divisando la horrible fractura de una pata delantera que le provocó el lobo gris al café, el cual gimió para sus adentros. En ese momento pensé en devolverme, por lo menos ayudar al lobo que me había ayudado, pero el aulló, lo cual volví al castillo sin pensarlo dos veces, mas que mal esa noche ya había tenido demasiada suerte.

Llegué totalmente embarrado al castillo, con ganas de ir a ver a esa pobre criatura que me había, salvado la vida. Llegue a mi despacho muy exaltado, no sabia que hacer, sin embargo, tome una ducha, colgué mi embarrada capa y me di cuenta que había perdido las plantas que había ido a buscar al bosque, solo tenia una cantidad pequeña en el bolsillo.

En fin la situación la arreglaré mañana me dije a mi mismo, por ultimo para no volver a vestirme y volver al bosque prohibido.

Me acosté e inmediatamente quede totalmente dormido, sin embargo mis sueños trajeron al presente el momento de esa extasiada noche. Ante tanto sueño extraño, me desperté de golpe, totalmente exaltado. Quise saber la hora, ya que no sabia ni donde me encontraba, al observar el pequeño reloj rojo que se encontraba en mi velador, me impresioné, pero no por la hora, ya que me quedaba por lo menos una hora para levantarme, si no que las plantas que había ido a buscar y que había extraviado, se encontraban ordenadas al lado del reloj.

Mi cerebro comenzó a trabajar rápidamente para comprender que diantre estaba pasando, ¿Cómo habían llegado esas flores ahí?, ¿Era verdad lo que me había sucedido o sollo se trataba de un extraño sueño? Al minuto después comprendí todo, el lobo de ojos café que me cruce en el bosque, y el que me había salvado, no solo hizo ese acto heroico, sino que vivía en el castillo y más aun me conocía.

Ese día hice como si nada hubiera pasado, Sprout me pregunto por las plantas, lo cual se los pase, pero no le conté nada de lo sucedido la noche anterior. En cada segundo donde mi cabeza dejaba de funcionar, aparecía la imagen de dicho lobo, lo que hizo que desde ese momento comenzara mi curiosidad de saber quien era aquel Lobo que me salvo, en cambio mi molestoso presentimiento de algo malo había acabado.

Ese día me llegaron los ensayos de todos los alumnos de séptimo, menos uno, como si no tuviera nada más que hacer. Sin embargo la única alumna que no me lo había entregado, era la amiga de Potter, lo cual me pareció extraño, ya que ella siempre que puede entrega sus informes al día.

En fin el día continuo su rumbo sin mas. Ya todo lo que pasaba solo parecía algo superficial y pasajero para mi, nada me importaba, la única preocupación que tenía había pasado de ser solo un profesor a saber quién era ese lobo. Casi toda mi vida pasó, siempre me destaque en pociones, pero en realidad nunca me di cuenta que había tenido una vida tan aburrida y rutinaria, sin tener tiempo de pensar en otra cosa, siempre guiándome por las reglas de Hogwarts. Solo me dedicaba a ver la libertad que tenían los alumnos, dándome cuenta que había desperdiciado lo que llaman los mejores momentos de la vida., sin nada mas que hacer, que pensando en un estúpido lobo, que estaba seguro que no encontraría jamás.

Los días siguientes solo pasaron, mas de lo mismo siempre, nunca con algo nuevo que hacer, volviendo a la odiosa y tediosa rutina que me ha invadido todos los días de mi vida sin excepción.

Una semana exacta después de lo sucedido, tuve clases nuevamente con los alumnos de séptimo, comenzamos con un nuevo tema, pero sin embargo ese pensamiento de que alguien se encontraba de nuevo en mi cabeza me invadió de nuevo, algo que ya había olvidado volvió a mi mente, carcomiéndome como células malignas, recordando momentos ya pasados y con esto superados. Comencé a respirar cada vez más rápido, aumentando claramente la capacidad de mis pulmones hasta lo máximo.

Finalmente había terminado la clase, lo cual me ayudó a subir un poco mi ánimo, y junto con esto mi molestoso dolor de cabeza. Volteé mi cabeza a la pizarra, apoyando el brazo tratando de respirar normalmente, hasta que todos los alumnos se retiraran.

La idea no era sentirse mal, eso me carga, simplemente estoy cansado de la monotonía de mi vida, sin embargo después de este largo pensamiento, algo me interrumpió.

Alguien estaba en mi sala y aun no se iba, no quería voltearme, claramente aun no se me pasaba el rojo color ante la falta de oxigeno.

Escuche las tablas del suelo que se encontraban al borde de mi escritorio.

-Profesor- escuché, la única conclusión que pude tomar, fue que era una mujer.

-vete-le dije fríamente- lo que quieras preguntar vuelve mas rato a mi despacho- dije alzando la voz ya que la escuche lejos de mi.

-pero prof…-no le deje terminar la frase.

-¡vete!-dije con voz golpeada y agria, que hasta a mi me dio asco.

Al mismo tiempo que dije eso me voltee señalando la salida de la sala. Ella se encontraba mas cerca de lo que creí, es mas se encontraba a escasos centímetros de mí, observe que su mano derecha iba en dirección a mi espalda, en cambio la otra se encontraba con un cabestrillo colgando de un pañuelo que se encontraba alrededor del cuello.

Me alejé para no sentir su cariño en mi espalda, pero ya era demasiado tarde, su tibia mano rozó suavemente mi espalda, por lo menos olvidando todo lo que había sucedido. Muchas cosas pasaron, primero sentí su exquisito aroma a Rosas que golpeó como un sedante a mi nariz, su tibia y suave mano al mismo tiempo sobaba mi espalda y por último observé su mirada. Lo que eran minutos, a mi me parecieron horas, hasta que todo terminó cuando enfoqué mi vista a sus ojos castaños.

El bolígrafo que tenía en la mano se cayó ante mi último acto, sus ojos. Sus ojos eran iguales a los que había visto y recordaba de la noche de hace una semana, el lobo que me salvo la vida tenia esos mismos ojos.

Sacudí mi cabeza, me alejé de su suave mano que sobaba mi espalda, mis labios dibujaron una posición poco simpática, erguí mi espalda, la miré hacia abajo, y con mi voz áspera, cruda y agria, dije fríamente después de tan exquisito momento:

-Señorita Granger.

Fin!


Bueno, aquí les dejamos la primera locura escrita en conjunto por Nacha y Magdi Malfoy. Dedicada en especial a Mariana, quien desde hace mucho quería leer algo de las dos, y a nuestro hermano-primo Carlitos.

Ojala se animen y le den clic al botoncito verde de abajo y nos dejen sus impresiones en un review, de la forma más constructiva posible, no sean malas con nosotras xD!

Nos vemos en el próximo capítulo.

Bye.-

Melizas Malfoy. :D