Bueno, antes que nada¡Hola! Ya ha pasado bastante tiempo desde la última vez que subí algo y creo que ya era hora de que me apareciera por aquí, en primera para hacerles saber que no me he olvidado de ustedes ni de Nada es lo que parece (estoy batallando mucho con el cap, pero les prometo que actualizaré), y en segunda, porque ya era hora de que subiera un fic o songfic; como es el caso de este.

Este songfic tiene algo de tiempo que lo escribí, pero no lo había querido publicar hasta no tenerlo completamente terminado, y aunque aún no está terminado, creo que ya era hora de que lo subiera a fanfiction...

Espero que les guste, y no olviden dejar algún lindo comentario, ahí donde dice review, por fa! Y bueno, si tienen alguna queja también es bien recibida, sólo no flames...


MI VESTIDO AZUL

Una Nueva Vida

Siempre había soñado con graduarse y comenzar una carrera, desde que era una niña; aún antes de conocer el mundo mágico; pero ahora no estaba tan segura de eso.

Había pasado un año desde su graduación y decidió que era hora de vivir sola, intentaría independizarse y mantener sus estudios sin la ayuda de sus papás.

Sabía que no era una mala decisión, al contrario, se sentía orgullosa de ello, pero no contaba con la idea de sus mejores amigos. Aún no aceptaba, pero era cuestión de tiempo que sus amigos tomaran su silencio como un "SÍ" y trasladaran sus cosas a su apartamento, así que debía conseguir rápidamente un lugar dónde vivir.

Tenía una semana buscando dónde quedarse, pero parecía que todos querían que se quedara con sus amigos, y no era que despreciara su amabilidad ni que renegara de vivir con ellos, pero el vivir con ellos implicaba pasar la mayor parte del día con "él" y comenzaba a hacerse insoportable el verlo todo el tiempo, sobretodo porque sabía que a sus amigos ya no les afectaba el hecho de que los viera en ropa interior o en "ropa de dormir", que últimamente sólo era la ropa interior. Así que tenía que conseguir una casa pequeña o un departamento¡rápido!

Después de haber estado en la última batalla y haber peleado con Bellatrix, cualquier cosa debería hacérsele fácil, pero el conseguir un lugar en el cual se sintiera cómoda y que no estuviera demasiado lejos de la casa de sus padres, pero tampoco demasiado cerca, era realmente difícil.

Estaba en su casa leyendo todos los clasificados en el periódico, tratando de encontrar algo que se ajustara a su economía y, claro, también a sus gustos, sabía que no podría vivir en una casa en la cual no se sintiera cómoda.

De repente un repiqueteo en la ventana de la cocina la hizo dejar el periódico sobre la barra. Se levantó del banco y se acercó al lavadero de trastes para abrir la ventana que estaba detrás de este, y no tardó entrar una lechuza parda, que casi choca con ella.

– ten más cuidado, Agnes – dijo Hermione mientras se acercaba a la lechuza – la última vez que viniste por poco me dejas sin ojo... – decía mientras desataba el sobre que llevaba en la pata izquierda. Y en cuanto liberó a la lechuza del mensaje, esta salió volando por la ventana, rozando el rostro de Hermione con su ala – estoy segura que un día de estos me sacará un ojo... – decía mientras abría el sobre, sacando de ahí una nota en la cual reconoció inmediatamente la letra de su mejor amiga: Ginny Weasley.

Hermione:

Luna y yo iremos por ti en unos minutos¡hemos encontrado la casa perfecta para ti!

Te daremos los detalles cuando lleguemos a tu casa...

Ginevra M. Weasley

Hermione sonrió al leer el nombre completo de su amiga y recordó lo molesta que le había escrito contándole que su mamá la había obligado a comenzar a firmar con su nombre completo, cuando sólo le quedaba un año para salir de Hogwarts y debía acostumbrarse a usar su nombre y no un diminutivo, pues eso le restaría seriedad a sus escritos.

Tardó un poco en volver a concentrarse en el periódico, pues se había quedado pensando en su futuro trabajo, sabía que aún no entraría al ministerio de magia, el papá de Ron le había ofrecido un puesto en el departamento de Regulación Contra el Uso Incorrecto de Objetos Muggles, pero ella no quería meterse en algo tan serio, pues no quería descuidar sus estudios y sabía que el trabajo en el ministerio le quitaría demasiado tiempo.

– ¿Hermione? –

Escuchó una voz fuera de la cocina, reacomodó el periódico que tenía extendido por toda la barra y se dirigió a la sala, donde sabía que estaría sus amigas.

– ¡demonios!... Luna, no... ¡espérate! – decía la voz de Ginny mientras Hermione se acercaba a la sala, y al entrar se encontró a sus dos amigas hincadas en el piso, con las cabezas casi unidas acercando sus rostros al suelo.

– ¿qué pasó? – les preguntó mientras se acercaba a ellas y ambas chicas la voltearon a ver bastante sorprendidas, haciendo que Hermione notara algo raro en la mirada de Luna – ¿desde cuándo usas lentes de contacto? – le preguntó con expresión sorprendida, observando el ojo café de su amiga.

La chica rubia se sonrojó en extremo – me los puse hace unos días... y acabo de perder uno... – dijo volviendo a centrar su atención en buscar su lente de contacto o en no recibir un sermón de parte de Hermione.

– no deberías hacer eso por Ron, si él te quiere lo hará por quien eres y como eres... además, te he dicho mil veces que Ron ya superó el amor que creía sentir por mi... – dijo sin poder evitar sonrojarse, aunque mantuvo su tono serio – debes darle tiempo, Ron todavía no madura... recuerda que los hombres tardan más en madurar... aún no sabe lo que quiere... – le decía mientras se hincaba al lado de Ginny.

– Hermione tiene razón, Ron todavía cree que el Quidditch y la comida son lo único que lo podrían hacer realmente feliz – le dijo Ginny, haciendo reír a sus amigas – ¡es en serio! – se defendió frunciendo el entrecejo y sus amigas asintieron.

– te creemos, pero es sólo que se escuchó bastante gracioso – dijo Luna sonriendo, y enseguida sonrió más – ¡aquí está! – dijo tomando el lente de contacto, y enseguida sacó un estuche de plástico gris y lo abrió para poner sus lentes en los pequeños recipientes de la cajita – ¡listo! – dijo sin dejar de sonreír, levantándose del piso, y sus amigas la imitaron.

– bien, y ¿cuáles son los detalles que me tienen que dar? – les preguntó Hermione mientras se dirigían a la cocina.

Luna y Ginny se sonrieron – creo que es mejor que vayamos¡necesitas verla! – le dijo sonriendo ampliamente.

– ¡oh, muy bien¡entonces vamos! – dijo Hermione sonriendo, cambiando de dirección, y salieron de la casa entre risas, se dirigieron al coche que sus papás le habían regalado y no tardaron en dirigirse a la casa de la que le hablaban Ginny y Luna.

– no... esperen... ¡ya les había dicho que no voy a vivir con Ron y Harry! – se quejó Hermione al darse cuenta de que se dirigían al edificio donde vivirían sus amigos, pero ambas chicas negaron.

– nadie dijo que vivirías con ese par de lentos – dijo Ginny con calma – hay una casa pequeña, pero muy acogedora, a un lado de los departamentos –

Hermione la volteó a ver por unos segundos bastante sorprendida – ¿está al lado? – preguntó sin poder caber en su asombro y Ginny y Luna asintieron – y ¿porqué no la había visto antes? – le preguntó confundida.

– estoy segura que ya la habías visto, pero no estaba en venta antes... acaban de desocuparla, su dueño se va a ir a vivir a otra ciudad y le urge venderla, entonces... le dije que iríamos hoy a comprar esa casa... ¡se lo dije para que no se la ofreciera a otra persona! – se defendió al recibir una mirada ceñuda de Hermione.

– está bien, pero que quede claro que si no me gusta la casa¡no la compro! – sentenció antes de estacionarse frente al edificio en el vivían sus amigos, quienes casualmente iban saliendo.

– ¡Hermy¿nos viniste a visitar? – le preguntó Ron mientras se acercaba al coche de su amiga.

– Hola... – los saludó Hermione sonriéndoles por unos segundos, antes de voltear para tomar su bolso y las llaves del coche – ¿cómo están? – les preguntó mientras abría la puerta y bajaba con ayuda de Ron.

– muy bien¿y tu? – le preguntó el pelirrojo mientras la saludaba con un abrazo y un beso en la mejilla.

– muy bien, gracias – dijo separándose de su amigo antes de que el moreno repitiera el saludo de su amigo, envolviéndola en un fuerte abrazo – ¿y tú, Harry¿cómo estás? – le preguntó mientras, por dentro, deseaba no separarse nunca de él.

– muy bien también... pensamos que nos estabas evitando o algo así – le dijo sonriendo, luego de separarse de ella.

Hermione negó rápidamente – no estaba evitando a nadie... he estado ocupada buscando una casa, eso es muy diferente – dijo con calma, mientras se acercaba a sus amigas.

Ambos chicos resoplaron exasperados – ¿para qué buscas casa? ya te dijimos que puedes quedarte con nosotros, el departamento es lo suficientemente grande para que puedas tener tu propia habitación – le dijo Ron con tono cansado.

Hermione negó cansada – son unos groseros¿porqué no saludan a mis amigas? – los reprendió cambiando bruscamente de tema.

Los chicos volvieron a hacer un gesto exasperado y saludaron a sus amigas – ¿contenta? – le preguntó Ron con tono cansado e ignoró la mirada molesta que le dirigió Hermione – bien, ahora dinos¿para qué te partes la cabeza buscando dónde vivir si ya te ofrecimos una habitación en el departamento? –

– miren, ya les dije, quiero aprender a vivir sola... y si no les molesta, me tengo que ir, se me hace tarde para mi entrevista... – dijo antes de darse media vuelta y alejarse con sus amigas, dejando a sus amigos con la boca abierta.

– ¿entrevista?... ¿qué entrevista? – le preguntó Ron, siguiéndola junto con Harry.

– ya tienes trabajo ¿para qué quieres una entrevista? – le dijo Harry con tono serio, provocando que Hermione se detuviera y él chocara con ella – ¡ouch!... lo siento – le dijo separándose de ella.

– no es una entrevista de trabajo... voy a hablar con el dueño de la casa para ver si puedo comprarla – les dijo con tono serio – ¿ahora sí me puedo ir? – les preguntó observándolos detenidamente, pero ninguno se atrevió a decir nada, así que siguió con su camino.

– ¿ves? – alcanzó a escuchar que le murmuraba Luna a Ginny y esta comenzó a negar con gesto cansado.

– ellos sólo están preocupados porque no tendrán quien les resuelva todo... – le dijo con calma, mientras Hermione se acercaba a ellas – Ron ya no siente nada por Hermione, te lo puedo asegurar – le dijo sonriendo, antes de guiñarle un ojo.

– Ginny tiene razón... – dijo Hermione con calma – están desesperados, porque aunque se quejaran todo el tiempo de mi, sé que se desesperan más cuando no los ando apurando – dijo divertida antes de entrar a la casa que le había indicado Ginny justo cuando estaba estacionando el coche.

Había pasado casi una semana desde que cerró el trato con el dueño de aquella casa tan acogedora y a penas estaba iniciando su mudanza. Sus papás habían insistido en que le regalarían la mayoría de los muebles, "Te lo mereces, no cualquiera saca las mejores notas a lo largo de un siglo", le habían dicho para intentar persuadirla, y Hermione pensaba negarse, pero al darse cuenta de que sus papás no desistirían, decidió aceptarlo.

Así que ahí estaba, esperando sus nuevos muebles mientras intentaba acomodar las cajas de su ropa en algún lugar donde no le estorbaran a los empleados de la mudanza. Pero no tardó en escuchar que llamaban a la puerta, así que no le quedó de otra más que dejar las cajas a medio pasillo para correr a atender.

– ¡oh!... sólo eres tú... – dijo un poco decepcionada, y no era que no le diera gusto ver a su mejor amigo ¡NO! Le encantaba verlo, se moría por verlo, pero en ese momento la ansiedad por tener su casa amueblada era mayor.

– ¡vaya, Hermione! a mi también me da gusto verte – dijo con tono ofendido, mientras entraba detrás de su amiga.

Hermione hizo un movimiento de mano a modo de disculpa – no es eso, Harry, es sólo que estaba esperando a los de la mudanza – dijo mientras se inclinaba para cargar una de las cajas, pero Harry la detuvo.

– te ayudo... – le dijo haciéndola dejar la caja en el suelo para después arremangarse la camisa y volver a levantar la caja, junto con otra un poco más pesada – ¿dónde las pongo? – preguntó levantando un poco las cajas, para indicarle que hablaba de ellas.

– no hay prisa... no es necesaria tanta prisa – le dijo sonriendo mientras ella tomaba la otra caja, que estaba en el suelo, y lo guiaba por la casa, subiendo al segundo piso.

– ¿quieres que te ayude con los de la mudanza? – le preguntó Harry mientras dejaba las cajas dentro del amplio closet, y Hermione lo volteó a ver confundida – a veces suelen ser demasiado pesados – dijo con calma – bueno, por lo menos espacio para tu ropa no te faltará – dijo observando todo el armario, que a su vez era vestidor.

Hermione sonrió – lo sé... pero lo mejor es el estudio – dijo ensanchando su sonrisa – espero poder traer algunos libros de mi casa... – dijo con tono meditativo, mientras salía de su habitación.

– bueno, si quieres yo te podría ayudar... – se ofreció Harry caminando detrás de su amiga, quien sólo dijo un débil "gracias", y quedaron en un vago silencio, hasta que Harry se decidió a volver a hablar – y piensas compartir la casa con alguien... según vi allá arriba, tienes dos habitaciones libres – le dijo sentándose en el suelo, recargándose en la pared que dividía el recibidor de la que sería la sala.

Hermione negó – sólo queda una habitación libre, la otra la usaré como sala de descanso... – le dijo con calma, y Harry la tomó de la mano para hacerla sentarse a su lado.

– y ¿para quién será esa habitación que está libre? – le preguntó sonriendo.

Hermione sonrió, no podía evitar corresponder a esa sonrisa – es para huéspedes... así que si algún día te peleas con Ron, ya sabes que aquí tienes una habitación – le dijo sonriendo, e intentó levantarse, pero Harry se lo impidió al rodearla por los hombros con su brazo, atrayéndola más a él.

– ¡ni creas que no voy a tomar tu palabra, eh! – le dijo sonriendo, acercándola más a él para poder rodearla con ambos brazos.

Hermione sonrió un poco nerviosa deshaciéndose del abrazo – no bromeaba – dijo sin voltearlo a ver, mientras se levantaba para ir a atender la puerta.

Le había costado bastante adaptarse a su nueva vida, y no era precisamente por el hecho de vivir sola, no, eso había sido lo más fácil, pues tenía un empleo en el que ganaba lo suficiente para alimentarse y comprarse todo lo necesario para vivir, incluso podía estudiar sin ningún problema; pero lo difícil era cada mañana, cuando al salir al trabajo lo veía llegar con ropa deportiva bañado en sudor y enmarcando su rostro con esa sonrisa tan encantadora que le dirigía al darle los "buenos días", o en la tarde, al regresar a su casa y verlo salir con su elegante ropa muggle listo para ir a trabajar al ministerio y darle un abrazo deseándole una buena tarde, pero lo peor era en la noche, cuando salía a cenar con sus papás y lo veía llegar con una chica diferente cada semana, ignorándola completamente. Sí, definitivamente eso era lo peor, debía cambiar sus horarios de salida, y debía hacerlo ¡YA!

No sabía si era el destino o la suerte era muy buena con ella, pues por alguna razón los papás de uno de sus alumnos se había retrasado y debía quedarse a acompañar al pequeño Kevin a que llegaran por él, sin importar cuánto tardaran.

– ¿Miss, también por ti llegaron tarde? – le preguntó el pequeño, observándola con gesto preocupado, sentado a su lado en las escaleras que dirigían a la entrada de la escuela.

Hermione sonrió divertida y negó – esperaré a que llegue tu papá, me gustaría decirle lo bien que te portaste hoy – le dijo sin dejar de sonreír, haciendo sonreír al niño.

– ¡mi papi dice que si me porto bien me regalará un cachorrito! – dijo emocionado, abrazando sus piernitas mientras observaba ilusionado hacia la nada.

– ¡ah, entonces pronto tendrás un cachorrito! – le dijo Hermione sin dejar de sonreír, y pronto se quedaron en silencio, pero no tardó en volver a hacer plática, pues notó la mirada afligida de Kevin mientras observaba hacia el camino que dirigía a la escuela – ¿te puedo decir algo y no se lo dices a nadie? – le dijo con tono confidente, haciendo que Kevin la observara con gesto serio y asintiera – he hablado con Miss Mary para pedirle permiso de tener una mascota de la clase – le dijo sonriendo y el pequeño no tardó en abrir bastante los ojos, en un gesto emocionado.

– y ¿qué dijo?... ¿vamos a tener una mascota! – le preguntaba sin intentar ocultar ni un poco su emoción y Hermione asintió haciendo que Kevin aplaudiera antes de levantarse y comenzar a dar pequeños saltos.

– ten cuidado – le advirtió sin poder dejar de sonreír – ¿qué te parece si traemos un tortuga para que sea la mascota de la clase? – le preguntó sonriendo, pero le sorprendió el cambio de ánimo de Kevin, quien la observó con el entrecejo fruncido.

– ¡una tortuga no es divertida! – se quejó cruzándose de brazos con gesto molesto.

– mmm... ¿qué te parece, entonces, un Hamster? – dijo haciendo sonreír de nuevo a su alumno.

– ¡y se llamará Harry! – dijo haciendo reír a Hermione – ¿no te gusta el nombre? – le preguntó preocupado y Hermione negó.

– creo que no sería correcto... debemos elegir el nombre entre todos – dijo con tono serio, intentando contener otra risa, pero se puso seria al ver que un carro se acercaba a la escuela – ¡mira, ya vienen por ti! – le dijo señalando el coche, pero Kevin negó. Y observaron al coche detenerse frente a ellos.

– ¡viene tu novio! – dijo emocionado al ver a un chico bajarse del coche, haciendo que Hermione se sonrojara completamente.

– ¿dónde diablos te metes? – fue lo primero que dijo mientras se acercaba a donde estaban – ¡te estuve esperando por horas a que llegaras y llamé mil veces a tu puerta sin obtener respuesta!... ¿sabes lo preocupado que estaba! – decía molesto, deteniéndose frente a ella.

– ¿es tu papi? – le preguntó Kevin en susurro y Hermione negó – ¿y porqué te regaña? – le preguntó frunciendo el entrecejo.

– ¡calma, Harry, no soy una niña de tres años a la que tengas que andar cuidando!... además¿desde cuándo te preocupas por mi? – le dijo levantándose de la grada y tomando en brazos a Kevin – estoy cumpliendo con mi trabajo y tú deberías estar haciendo lo mismo – lo reprendió antes de bajar las escaleras.

– ¡lo estoy haciendo! – dijo con tono serio – cumplo con mi trabajo de... ¡de amigo! –

– no necesito que me estés cuidando... – le dijo intentando mantenerse calmada – vamos, Kevin, yo te llevaré a tu casa... – dijo tratando de ignorar a Harry que los seguía murmurando cosas in entendibles.

– está bien, está bien¡lo siento! – dijo impidiendo que Hermione abriera la puerta de su coche – no debí gritarte, pero en verdad estaba preocupado, temí que te hubiera pasado algo – le dijo tomándola por los brazos con suavidad.

Hermione suspiró e intentó ignorar lo que había pasado minutos atrás – creo que ahora nos veremos menos... cambiarán mis horarios... – dijo intentando sonar natural, pero le costó hacerlo pasar por un comentario casual.

– ¡bien!... ¡entonces tendremos que salir los fines de semana! – dijo Harry con calma – me tengo que ir a trabajar¡nos vemos después! – dijo antes de darle un beso en la mejilla y alejarse de ellos.

Hermione negó cabizbaja y no tardó en abrir la puerta de su coche, acomodó a Kevin en el asiento trasero, poniéndole el cinturón de seguridad, y enseguida se subió ella; intentando, por todos los medios, no voltear hacia donde estaba su amigo.

Puso en marcha su coche y se alejó de la escuela, sin preocuparse en voltear a ver si su amigo ya se había ido, pero no pudo evitar sorprenderse al escuchar la pregunta de Kevin.

– ¿te gusta ese señor? – le preguntó observándola desde el asiento trasero, y Hermione no pudo evitar ponerse completamente roja.

– no es un señor, es mi amigo, se llama Harry... – le dijo intentando evadir la pregunta del pequeño.

– ¡Harry es un hamster! – dijo Kevin riendo a carcajada limpia, haciendo sonreír a Hermione.

– no digas eso, Kevin, no está bien burlarse de la gente... – le dijo con tono serio, observándolo con el entrecejo fruncido a través del retrovisor.

Y yo te voy a esperar y no me voy a pintar, yo sé que te gusto mucho cuando me ves natural, y llegaré tan puntual, no quiero perder más tiempo; cada segundo que tardas es un beso que te resto.

Esa semana no había ido tan mal; como le había prometido a Kevin, la clase tenía una mascota nueva, y, como había dicho Kevin, la mascota se llamaba Harry, trató de convencer a sus alumnos de que desistieran, pero era imposible, parecía que Kevin se las había ingeniado para convencerlos a todos de que así se llamara; sus estudios iban de lo mejor y en toda la semana no había visto a Harry ni una sola vez y estaba dispuesta a pasar ese fin de semana con sus papás, y talvez así aprovechar para llevarse las pocas cosas que aún quedaban en su antigua habitación.

Se preparaba para ir a trabajar, no tenía prisa, pues aún tenía una hora para llegar a preparar el material que usaría ese día y media hora para no toparse con Harry, así que terminó de arreglarse y se dispuso a salir de su casa.

Pero no contaba con que Harry también había cambiado su horario para salir a trotar y, al verlo cruzar la avenida hacia su acera, estuvo apunto de volver a entrar a su casa, pero ya era demasiado tarde.

– ¡Hermione! – la saludó Harry alzando una mano en el aire para llamar su atención, y a la chica castaña no le quedó más que intentar devolverle el saludo con una sonrisa forzada, antes de darse media vuelta para cerrar la puerta de su casa intentando armarse de valor para soportar la visión que le ofrecía esa mañana el chico de ojos verdes.

Volteó a verlo y reunió toda la fuerza que había obtenido a lo largo de sus 7 años en Hogwarts, para no abrir la boca al ver el rostro sonriente de su amigo, enmarcado por el cabello húmedo, aunado al torso bien formado que dejaba ver esa camiseta sin mangas.

– ¿lista para mañana? – le preguntó sin dejar de sonreír, mientras se acercaba más a ella.

Hermione lo observó confundida¿acaso se le había olvidado algo? – ¿mañana? – preguntó desorientada y Harry asintió.

– mañana pasaré por ti para ir a cenar – le dijo luego de enjugarse la cara con una pequeña toalla, y se acercó a ella para darle un beso en la mejilla – nos vemos mañana... espero que estés igual de linda, que hoy¡eh! – dijo sin dejar de sonreír antes de alejarse de ella.

Bueno, iba a salir con él, pero seguro Ron también iría¿no?... La razón por la que iban a salir era sólo porque ya casi no se veían, a pesar de ser vecinos... ¿o era eso una cita?... ¿una cita entre ella y Harry?...

El rostro de Hermione se iluminó con su sonrisa nerviosa y subió rápidamente a su coche, no podía olvidar sus responsabilidades sólo por aquellas tontas emociones que la embargaban siempre que Harry estaba cerca. Siempre desde aquella vez que Harry, en su séptimo curso le dijo que le gustaban más las chicas naturales como ella, desde ese momento había creído que podía tener una oportunidad con él, pero hasta ese entonces seguía esperando su oportunidad.


Bueno, creo que más de uno sabe en qué canción está basado el songfic, así que, pues, pueden irse dando una idea de lo que pasará...

Y, de nuevo, no olviden dejar sus comentarios...