ESTO OCURRE POCO TIEMPO ANTES DE QUE LA MALDICIÓN DEZELENASE ROMPA. NO EXISTE BEBÉ NEAL. Y AÚN NADIE RECUERDA QUÉ PASÓ EN EL AÑO PERDIDO.

Capítulo 1

"Ese tarado"… pensaba David. No podía dejar que su corazón dejara de encogerse ante el pensamiento de que en ese momento, Regina estaría con él. Ya no podía mentirse más, ya no, se engañaba a si mismo, y con eso no ganaba nada, con eso no conseguiría que ella le diera los besos que él tanto ansiaba o que estuviera con él de esa forma en la cual le demostrada su arrepentimiento de no haberla besado cuando lo invitó a cenar cuando aun no se rompía la maldición, ya era tarde, ya se había callado todo ese tiempo, había tardado en darse cuenta que con Snow ya no había nada y ahora, el refrán de "NO SABES LO QUE TIENES HASTA QUE LO PIERDES" le sentaba de maravilla, ya era tarde, ya la había perdido, y no podría perdonarse confundirla cuando la veía tan feliz en ese momento, no, jamás podría, por que la amaba, por más que le doliera, no le diría nada, pues la dejaría para que ella fuera feliz; y más le valía a ese que la cuidara como ella se lo merecía, y como él se moría por hacerlo. Así que solo se dedicó a mirar hacia la mansión, como estaba haciendo desde hacía veinte minutos cuando se le ocurrió la loca idea de confesarle lo que sentía, cosa que se había frenado al ver entrar al dichoso Robin Hood.

-¡NO! ¡Lo que me dices no es verdad! Regina yo te amo-. Le decía el hombre de los bosques a la reina, casi a sus rodillas -No puedes simplemente dejarme, somos almas gemelas, no...-. Se fue incorporando a una postura mas rígida, quedando cara a cara con la mujer, quien le dio un escalofrió al ver aquella mirada encendida del hombre, pero no encendida de pasión o tristeza, no, era ira -No puedes dejarme-. A Regina le pareció que eso no fue una súplica si no... ¿una orden?

-Robin... lo nuestro solo han sido casi dos meses, no me puedes decir que estas enamorado de mí, es muy poco tiempo para que tal cosa como el amor haya surgido... Y almas gemelas o no, yo no lo siento-. Sin que Regina se lo esperara, la tomo por ambos brazos y estrelló contra la puerta de la entrada, donde se encontraban hablando.

-No me salgas con eso Regina, ¡YO TE AMO! Y No me puedes dejar por un idiota-. Regina ya estaba respirando entrecortadamente, sin duda la estaba asustando.

-¡David no es ningún idiota! Lamento haberme dado cuenta que lo quiero cuando estaba contigo, no era mi intención usarte... ¡ya suéltame!-. Regina se movió bruscamente y logró liberar sus brazos del fuerte agarre que le propinaba Robin, pero él no hizo amague de distanciarse de ella -Ahora te pido que te vayas, creo que estás bastante alterado y no creo que quieras...

-¿Que quiera qué? Si lo único que quiero es a ti... ¡A TI! No me dejes…-. Era como si tratara de volver al papel de la víctima con las llamadas lágrimas de cocodrilo.

-Robin, ya vete, esto no va ningún lado...

-¡SI VA!-. Y le pego una fuerte manotada a la puerta, justo al lado de la cabeza de Regina, la cual reaccionó llamando su magia pero no funcionó, por lo que trató de alejarse de él, pero fue más rápido que ella y la tomó de la cintura, volviendo a ponerla contra la puerta, esta vez, azotándola con más violencia, ante esto Regina quedó petrificada: esto se le estaba saliendo de las manos.

-Escúchame bien linda, nadie me deja ¿entiendes?-. Acercaba más su cara a la de ella -¡NADIE! y tú no vas a ser la primera ¿me oyes?... al menos no la primera que lo hace sin haberse siquiera acostado conmigo una sola vez-. Y la besó con furia, tanta que volvió a sujetarla por los brazos fuertemente, y cuando trato de alejarlo, la tomó por las muñecas y la puso a cada lado de su cuerpo contra la puerta -Ya verás que soy muy bueno en...-. No terminó porque ella le propinó un cabezazo justo en la nariz y cuando se vio liberada un rodillazo en sus partes bajas y un empujón. Subió corriendo las escaleras y tomó su celular marcando el primer número de su agenda mientras corría hacia su habitación, en la cual se encerró.

David ya estaba a unas cuadras de la estación cuando sonó su móvil. No pudo evitar una sonrisa triste al ver quién era.

-Hey Regina...

-¡David! Ayúdame por favor... Haaaaa-. Gritó al sentir un fuerte golpe contra la puerta en la cual estaba recargada; con eso a David se le vino el alma a los pies.

-¡¿Qué está pasando Regina?! ¿Donde estás?-. Le decía doblando en una esquina para tomar la vía que lo llevaría a la mansión.

-Estoy en mi dormitorio, David es Robin... está como lo… Loco, creo que tratara de hacerme daño... ayúdame ni magia no funciona...-. No podía evitar oírse menos asustada de como estaba.

-Escúchame bien Regina, que no se te ocurra abrirle-. Le decía al escuchar las cosas que aquel hombre le gritaba a través de la puerta, cosas que lo hicieron hundir el pedal a fondo, pues no dejaría que Regina comprobara "lo bien dotado que estaba" Robin ni "como no se arrepentiría de las cosas sucias que le haría" como le tocara un pelo lo mataba -Ya voy en camino...

-David... tengo miedo, nunca...-. En eso Robin golpeó la puerta tan fuerte que Regina escucho como empezaban a aflojarse las bisagras de esta -David...-. Dijo en un hilo de voz más agudo del propio, cerrando fuertemente los ojos y aferrando el teléfono más en su puño, ya estaba sollozando su magia no funcionaba. Se sentía tan débil e indefensa, como cuando estaba casada con el rey.

-Tranquila Regina... ya casi llego, estoy a unas cuadras... no temas...-. Pero se interrumpió al escuchar el grito de Regina, el corazón casi se le paró al escuchar a aquel hombre con tanta claridad: había entrado.

-Una cuadra Regina… ¡tranquila!... ¿Regina?... ¡REGINA!-. Ya no escuchaba la voz de la morena en la línea. Cuando al fin llegó, bajó del auto con su arma, sin detenerse siquiera a apagar la camioneta.

Robin estaba frente a ella, acercándose cada vez más, y ella retrocediendo con cada uno de sus pasos.

-Robin... cálmate por favor... no hagas nada de lo que puedas arrepentirte después... de… De verdad que...

-Tranquila linda, que no me arrepentiré de lo que pueda hacerte... ni tu tampoco-. Le dijo tirándola a la cama, pero ella logró rodar antes de que él se le tirara encima y corrió de nuevo bajando las escaleras, con él detrás a unos pocos pasos de ella. Cuando ya estaba cerca de la puerta, esta se abrió bruscamente, era David quien la había tirado.

-¡David!-. Gritó ella lanzándose a sus brazos, en los cuales el príncipe la recibió, pero inmediatamente, la puso detrás de él al ver a Robin aparecer en el mismo instante en la entrada.

-Ni se te ocurra...-. Venía gritando él, pero al ver a aquel hombre ahí plantado, al cual conocía muy bien, paró en seco.

-¿Ni se te ocurra qué? A ver imbécil, atrévete a tocarla ahora-. Le dijo levantando su arma -Dame una maldita escusa para ponerte esta bala entre los ojos... ¡SOLO UNA!-. David estaba que hervía, ese desgraciado estuvo apunto de ponerle sus asquerosas manos encima a la mujer que mas amaba en el mundo, y pensar que considero delegarle de cierta forma su protección a ese, la hubiera mandado sin saber a la boca del lobo.

-Tranquilo hombre... solo hablamos...-. Trató de zafarse el.

-¿Hablando? no me creas idiota, ¡planeabas todo menos hablar! Así que será mejor que empieces a mover tu culo fuera de esta casa... ¡AHORA!-. Le gritó al ver que no se movía. Se fue quitando del camino de la puerta, tratando en todo momento de impedirle ver a Regina, pero cuando estaba por salir agrego:

-Me tienes que escuchar...-. Dijo dirigiéndose a ella, pero calló súbitamente cuando David en un rápido movimiento, guardó su arma y lo estampó contra el marco de la puerta, dejándolo confundido por el golpe.

-David...-. Trató de calmarlo Regina, pero sabía que en aquel grado de rabia, era mejor no intervenir.

-Escúchame bien hijo de puta-. Le decía casi al oído -Como te atrevas siquiera volver a acercarte a ella, créeme que esa vez si te pondré una bala, pero no será en la cabeza-. Y le agarro fuertemente de los testículos -¿Me entiendes? como te atrevas a siquiera a pensar en ella, a acercarte a ella, a tocarla a ella...-. Le apretó con más fuerza -Te juro que quedaras cantando como un castrati ¿me entiendes? ¡PREGUNTÉ QUE SI ME ENTENDIAS!-. Le gritó apretándolo más fuerte todavía.

-Ssss... sí, Si, ¡SI!-. Respondió con el aire casi contenido en la garganta.

-Muy bien pedazo de mierda, ya lárgate y bórrate esta dirección de tu cabeza… ¡LARGO!-. Le soltó y empujo fuera donde lo tiro, pero Robin había quedado tan dolorido que no se movió del piso, David sacó su arma de nuevo y disparo muy cerca de él, cosa que lo hizo pararse a pesar de todo.

-¿No te dije que te largaras?... ¡YA!-. Y con el ademan de dispararle, salió corriendo despavorido. David guardo su arma, y se volteó para ver a Regina que estaba justo donde la había dejado, completamente inmóvil, viéndolo. Tenía que admitir, que el rubio la dejó atónita con semejante reacción.

-David...-. Trató de decirle algo, pero no sabía qué.

- No me digas nada Regina-. Le pidió abrazándola con fuerza, recuperando el ritmo de su respiración la cual se había alterado a causa de la ira -Solo dime que estás bien, eso es lo único que quiero oír-. Regina se aferró a él como una niñita asustada y le respondió con asintiendo con la cabeza

-Casi me muero cuando me llamaste-. Le dijo con un hilo de voz, todavía con ella en sus brazos -Y más aun sabiendo que te podría pasar... Dios, menos mal que estas bien-. Aquellas palabras eran más para sí mismo que para ella.

-David...-. Le dijo mientras se alejaba de él solo un poco para mirarlo -Gracias, no sé qué hubiera pasado si no...

-Shhhhh-. La silenció poniendo un dedo sobre sus labios -Ya estoy aquí, y no va a pasarte nada, lo juro, no mientras yo viva-. Se quedaron mirando un largo tiempo, ella pensando en que solo quería estar con él, sintiéndose como una idiota al haber siquiera pensado que aquella relación la haría olvidarse de él, menos mal había terminado, no como ella pensaba, pero al menos había terminado para reafirmar algo que ya sabía desde hacia bastante tiempo, y que había sido lo bastante estúpida para negar. Él, en cambio, solo pensaba lo cerca que estuvo de perderla, lo cerca que había podido estar ella de ser lastimada, la idea de que algo le pasara le carcomía el corazón cada día que había alguna emergencia en el pueblo y cada día se daba cuanta que no podía estar lejos de ella, que no podía protegerla de esa forma tan lejana...

-David

-Regina-. Hablaron al mismo tiempo, pero él continuo.

-No puedo más... no puedo quedarme callado más tiempo, no, ya no, me estoy muriendo con cada día que paso lejos de ti, lejos de lo que verdaderamente quiero contigo... yo, ya no me puedo callar más Regina, ya tengo que gritar lo que me estoy muriendo por gritarte cada vez que te veo con otro...-. Le dijo poniendo una mano en su mejilla -Eres mi vida Regina... te amo-. Fue como si el tiempo se detuviera, como si con aquellas palabras, ambos corazones se pararan, uno por la sorpresa y el otro por el desahogo, de al fin latir con cada contracción lo que sentía sin ser callado más.

-David... yo...-. Empezó a hablar pero no sabía que decir, por primera vez en su vida, no tenía nada que decir, no tenía como expresar lo que estaba pasando por su cabeza, pero sobre todo, por su corazón.

-Se que me dirás...sé que dirás que esto no es correcto que... que, no sé, mil cosas que de seguro son hasta ciertas pero...-. David fue interrumpido por un beso que le fue puesto en los labios, tan súbitamente que lo dejó en blanco, sin la más mínima idea de su propio nombre. Regina, que en aquellos casos era mejor expresando lo que sentía con gestos y no con palabras, lo beso como nunca lo había echo con nadie en su vida, con la vaga idea que en ese beso estaba puesta toda su vida, todo aquello que le quedaba tan difícil decir.

Cuando se separaron a falta de aire, se quedaron con sus frentes pegadas.

-¿Y eso que fue?-. Le pregunto divertido.

-Puede interpretarlo de dos formas Príncipe encantador: A: Que me moría por partirte la boca de un beso, B: El "Te amo" más intenso que pueda darte esta reina, o C: Todas las anteriores-. Ambos sonrieron mirándose fijamente.

-Creo que escogeré la C-. Y volvieron a fundir sus labios en otro beso tan deseado.

Lo que habrá de pasar después es historia.

FIN

No es cierto. ¿Creerías que lo dejaría ahí? Tan malvada no soy

Habían pasado un par de días desde lo ocurrido con el ladrón. Y David todos los días iba a la alcaldía a recoger a Regina y llevarla a almorzar o a cenar. Varias de esas comidas eran compartidas con Henry, otras con Henry, Emma y Snow. Esta última estaba horrorizada por lo que el ladrón intentó. Pero estaba feliz y agradecida que David estuviera para salvar a Regina.

¿Cómo es que ella estaba bien si llegase haber una relación entre ellos?

Fácil. Hacía tiempo que ella y David no estaban juntos. Siempre supuso que era porque nunca, desde que se conocieron, habían tenido tiempo para convivir realmente. Y cuando ella volvió con Emma del bosque, se dio cuenta que ese matrimonio no era lo que ella quería, además de que se dio cuenta que David babeaba por su madrastra. Parecía un total bobo cuando creía que nadie se fijaba como la miraba.

Ahora solo esperaba que eso realmente funcionara.

ESPERO ESTO LES GUSTE.

DEJAME SABER SI LO HAGO BIEN.