Hola a todos. Continuación de "Harry Potter y el poder de los sucesores" Espero que les guste.

Harry Potter y las secuelas del poder

PRÓLOGO

La humedad convertía el calor en una prisión, cuyas ataduras eran las prendas que se adherían a la piel a causa del sudor y un aire que asfixiaba a cada paso que se daba. La tierra cedía bajo sus pies, las ramas la golpeaban y las espinas rasgaban su ropa hasta alcanzar su piel. Su rostro, sucio, pálido y ojeroso, reflejaba el cansancio y la extenuación de alguien que llevaba varios días sin dormir ni tomar nada excepto agua. Apartó la enésima rama de su camino y encontró un pequeño espacio de unos tres metros cuadrados. Sin aguantar dar un paso más, se inclinó sobre el árbol más cercano y se dejó caer apoyando la espalda sobre su tronco. Se detuvo un segundo a observar como la noche se acercaba y la oscuridad invadía la selva en la que se encontraba. Sintió como el nudo en su estómago se acrecentaba y como el desánimo intentaba poseerla al igual que cada vez que bajaba la guardia. Entonces, sin poder evitarlo, pensó en cómo había acabado allí y los recuerdos de las últimas tres semanas entraron atropelladamente en su mente.

- Dime, Angelina… ¿Crees en los sueños?- Preguntó la alegre voz de Harry Potter con una pícara sonrisa marcada en su rostro.

- Ha… ¡Harry!- Consiguió exclamar la heredera de Hufflepuff arrodillándose junto al cuadro, que seguía apoyado en la pared sobre el baúl del moreno. Experimentaba demasiados sentimientos, muchos de ellos contradictorios, como para saber qué demonios decir o por donde comenzar.

- Ese soy yo.- Corroboró un divertido chico manteniendo la sonrisa y cruzando los brazos.- Lo has adivinado, la verdad es que pensé que era imposible.

- P… Pero, ¿adivinar el qué? ¿Creer en los sueños? ¿Cómo sabías que diría Richard? ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué dijiste que me daría falsas esperanzas?- Preguntaba sin parar Angelina, cuya excitación le impedía esperar una respuesta antes de pedir otra.

- Como ya escribí en la nota, experimenté un sueño que me resultó lo suficientemente extraño o especial para darle importancia.- Comenzó a relatar el cuadro del chico, eliminando su sonrisa pero continuando con un tono amable.- En ese sueño éramos adultos, al menos unos años más adultos que ahora. Vivíamos en nuestra casa en el Valle de Godric, como una familia, y al igual que una, teníamos un hijo.- Reveló a la vez que recordaba nítidamente esa agradable imagen.- Un hijo en común que se llamaba Richard Potter, aunque recuerdo que cariñosamente lo llamabas Ricky.

La morena escuchaba atentamente cada palabra del chico, tanto por la importancia de ellas como por el hecho de que llevaba varios días hundida, convencida de que jamás volvería a ver o escuchar al Griffindor, aunque fuera en un retrato. El relato de Harry la introducía en una nostalgia y melancolía que recordaba la vida que podían haber vivido y cuya ilusión se había destruido hacía solo unos días atrás. Pero ella intentaba desplazar esos recuerdos de su mente y esos sentimientos de su corazón, quería sustituirlos por uno solo, esperanza. Pero era una esperanza justificada, no irracional, que Harry hubiera dejado todo aquello preparado significaba que aún había alguna posibilidad. Comenzaba a comprender a donde quería llegar el moreno con aquel rocambolesco plan.

- No me gustaban las profecías ni pensar que mi destino pudiera estar decidido por algo o alguien que no fuera yo, pero comprendí que aquel sueño podía significar algo, que podía ser el futuro que el destino me tenía reservado, que nos tenía reservado.- Resumió Harry tras una pausa.- Por esa razón pensé en crear ese pequeño acertijo, si conseguías adivinar un nombre del que jamás habíamos hablado y que había visto en un sueño del que tú no tenías constancia alguna, significaría que esa visión podría ser real.

- ¿Pretendes… Pretendes decirme que… que sigues vivo?- Se atrevió a formular la pregunta Angelina reuniendo el valor para decir en voz alta la posibilidad que se había cruzado por su mente desde el mismo momento que había leído la escueta nota que el chico le había dejado. El Harry del retrato sonrió y esperó unos segundos antes de responder.

- No lo sé.- Se limitó a contestar sorprendiendo a la Hufflepuff, no se esperaba una respuesta así.- Yo fui creado antes de que sucediese lo que fuera que sucedió. Si el plan se desarrolló según lo tenía planeado y conseguí vaciarme por completo para crear la magia esencial, debo serte sincero, no tengo ni idea de cómo pude escapar con vida. ¿Funcionó? ¿Voldemort está muerto?- Quiso saber el retrato.

- Sí, la guerra ha acabado.- Sentenció Angelina de mala gana. Se esperaba algo más concreto, lo que sea, aunque fuera una alocada teoría de cómo pudo haber sobrevivido. Escucharle decir como lo tenía todo planeado había hecho que volviera a sentir enfado y rabia contra el moreno, tenía ganas de gritarle y reprocharle lo que había hecho, pero era un vulgar cuadro al que hablaba, no conseguiría nada.

- Lo siento Angy, sé que te encantaría mandarme a la mierda.- Se disculpó Harry percatándose de los sentimientos de la chica que tenía arrodillada frente a él. Sin embargo la chica no respondió. Con la mirada perdida en ningún lugar y mil ideas atravesando su mente al mismo tiempo, se levantó y salió con paso acelerado de la habitación.

Era la primera en varios días que salía de la habitación de Harry. Llegó casi corriendo a la sala principal buscando a Hermione. La llamó mentalmente pero no recibió respuesta alguna. Con la misma prisa subió las escaleras que daban a la habitación de Ravenclaw, pero tampoco la encontró allí. No sabía a donde podía haber ido, todos los días que había pasado recluida no había recibido noticias del mundo exterior salvo lo que Hermione le contaba, y lo único que le había dicho era que tanto Ron como Neville estaban en San Mungo y estaban bien. Podría probar a ir al hospital mágico, pero debía estar abarrotado y no tenía ganas de ver a nadie.

Vio una pequeña figura azul con forma de águila en la mesa de su dormitorio y se acercó para intentar comunicarse con la otra heredera. Cuando se acercó le llamó la atención que en la siempre ordenada habitación de la castaña hubieran varios periódicos esparcidos sobre la mesa. Sin poder evitarlo, miró por encima las portadas.

"Harry Potter acaba por segunda vez con el señor tenebroso"

"El sacrificio de Harry Potter pone fin a esta guerra"

"Torprey Hart siempre fue Harry Potter"

El heredero acaparaba la primera página en todos los periódicos que veía. Sintiendo una rabia repentina, agarró uno de ellos y lo apretó con fuerza hasta arrugarlo y romperlo. No soportaba que dieran por hecho la muerte de Harry, y menos soportaba aún que ahora intentasen dejarlo por un héroe cuando durante meses estuvieron persiguiéndole, acosándole y recriminándole todo lo que hacía. Iba a acercarse la figura de Ravenclaw a los labios pero en ese momento escuchó unos sonidos que llegaban desde la sala. Tiró al suelo el papel arrugado que tenía en la mano y bajó corriendo las escaleras.

- Hola Angelina. ¿Cómo estás?- La saludó la voz apagada y triste de Neville Longbottom. Ante la mención del nombre de su compañera, Hermione se giró rápidamente para mirarla, sorprendida por verla fuera del cuarto de Harry.

- Hola. Te estaba buscando.- Afirmó dirigiéndose a Hermione y contestando a la pregunta que emitía la mirada de la chica. ¿Estás mejor Neville? ¿No estabas en San Mungo?- Quiso saber la Hufflepuff obviando la pregunta del chico sobre cómo se encontraba.

- Las heridas ya están curadas. Y el otro problema…- Hizo una pausa sin saber bien cómo explicarlo.- Lo otro no tiene solución, solo me queda esperar a la luna llena.- Finalizó con resignación mirando al suelo, casi con vergüenza.- Además, hoy era el entierro de Luna y no quería faltar.

- Es horrible todas las personas que han muerto. Aunque haya terminado, tardaremos mucho en recuperarnos de esto, si es que lo logramos algún día.- Intervino Hermione dejándose caer con pesadumbre en uno de los sillones. Ella también estaba destrozaba por las pérdidas de sus amigos. En los últimos días no había tenido un minuto libre para pensar en todo lo que había ocurrido, pero cada vez que intentaba dormir lo hacía entre sollozos.

- Creo que Harry sobrevivió…- Soltó repentinamente Angelina sin poder aguantar un segundo más sin decirlo, conmocionando por un momento a sus amigos, que estaban convencidos de que habían entendido mal.

- ¿Cómo dices?

- Lo que has escuchado Hermione, creo que Harry sigue vivo… En alguna parte…

Neville abrió los ojos, atónito por las palabras de la heredera. Mientras tanto, Hermione miró con tristeza a su amiga para justo después bajar la vista al suelo y negar con la cabeza.

- No hay nada que desee más que eso, ojala estuvieras en lo cierto, pero es imposible.- Afirmó tajante la castaña volviendo a levantar la mirada hasta hacer contacto con los ojos de Angelina, que irradiaban el deseo latente de que alguien la apoyase.- ¿Por qué crees eso?

- Harry me dejó pistas, hasta dejó un retrato suyo para explicarme una visión que había tenido del futuro. Si hay alguien que es capaz de burlar a la muerte, y lo hemos visto en varias ocasiones, es Harry… - Explicó Angelina convencida de que lo que decía tenía sentido, al menos era lo que quería creer.

- Angelina, no te hagas esto.- Se limitó a responder Hermione lamentando haber tenido que llegar a esa situación.- Harry se ha ido, él lo quiso así. Todos lo echamos de menos, pero debemos aceptarlo.

- ¡Él no lo quiso así!- Estalló Angelina con un tono nada habitual en ella.- Nosotros lo obligamos a hacerlo. Bueno, yo no, tú y todos los que no paraban de decirle que estaba loco y que todo lo que hacía estaba mal. Sí, ha muerto mucha gente, ha sido una desgracia, pero si hoy estamos aquí es solamente gracias a él. Harry Potter es el mago más grande de todos los tiempos, tanto por magia como por espíritu.

- El cuerpo de Dumbledore ha sido encontrado en su despacho hace unas horas, muerto. Había una nota de Harry.- Informó Hermione como toda respuesta. Hubiera preferido evitar dar aquella información conociendo el estado de su amiga, pero debía hacerla entrar en razón.-Tienes que aceptar que Harry lo tenía todo preparado. Sabía que moriría la siguiente ocasión en la que se enfrentase a Voldemort.

- Me da igual Dumbledore.- Valoró Angelina de mal humor.- Sé que Harry está vivo. Habla con él si quieres, el retrato está en su cuarto.- Alegó señalando hacia las escaleras que daban paso al dormitorio de Griffindor.- Yo voy a buscarlo, pero tú eres la más inteligente y analítica de nosotros, y además tienes los pendientes, estoy segura de que se te ocurre alguna teoría, por improbable que parezca, por la que Harry pudiera haber sobrevivido a la explosión.- Expuso la morena reduciendo significativamente el tono alterado y enfadado de hacía un instante.

Hermione no respondió, en su lugar, aceptó la propuesta de su amiga y levantándose del sillón se dirigió a la habitación que había sido de su amigo hasta hace unos pocos días. No sabía cómo demonios iba a convencer a Angelina que todo aquello era una locura, que era imposible que Harry hubiera sobrevivido. Pero… ¿y si fuera posible? No, no lo era, no podía serlo. El mismo chico lo había preparado todo, consciente de que moriría. Su magia había desaparecido en el mismo instante en el que la magia esencial explotó, y ella misma había participado en la creación de la esfera de vacío que rodeaba a Harry y Voldemort, era imposible escapar.

Su mente estaba absorta en esos pensamientos cuando se encontró de frente con la imagen de su viejo amigo. No estaba preparada para verlo, su corazón le dio un vuelco y su garganta se cerró casi impidiéndola respirar. Se quedó a unos cinco metros de distancia sin saber muy qué hacer o qué decir. Las palabras de Angelina un minuto antes se repitieron dentro de su cabeza: "Nosotros lo obligamos a hacerlo. Bueno, yo no, tú y todos los que no paraban de decirle que estaba loco y que todo lo que hacía estaba mal". Tenía razón, en su última etapa, nunca apoyó a su amigo como merecía o al menos como necesitaba. De hecho no sólo no lo apoyó sino que como bien le había dicho la Hufflepuff le había recriminado y reprochado todo lo que hacía. Y él había respondido sacrificándose para salvarlos a todos de una guerra condenada al fracaso de no ser por él. El sentimiento de culpabilidad que llevaba varios días intentando evitar rompió sus barreras y la invadió de la misma forma que el agua se introducía en una esponja.

- Hola Hermione. ¿No me saludas? No voy a morderte…- Comentó de manera informal el retrato de Harry cuando se percató de la presencia de su amiga. Dibujaba una divertida sonrisa en su rostro mientras se mantenía con los brazos cruzados. La castaña tardó en responder.

- Lo siento Harry…- Fue lo único que pudo decir la heredera de Ravenclaw, en voz baja, acercándose un poco más al cuadro y arrodillándose frente a él.

- ¿Que lo sientes? ¿Por qué?- Preguntó extrañado el chico, aunque intuía perfectamente el motivo de sus disculpas. Esperó unos segundos y al observar como su amiga no sabía que decir, quiso evitarle sufrimiento.- Tú hiciste en todo momento lo que consideraste correcto, al igual que yo. Angelina me ha dicho que la guerra ha acabado, y aunque han muerto muchos inocentes, vosotros estáis vivos, debemos alegrarnos y no entristecernos de lo que pudo ser y no fue…

- Pero tú… Yo… No tenías por qué hacerlo.- Terminó al fin una Hermione a la que no muchas veces había visto dubitativa.- Te presioné aún cuando tú ya eras la persona sometida a más presión que he visto nun…

- ¡Hermione!- La cortó Harry sin querer escuchar una palabra más.- Basta de lamentos y disculpas absurdas. ¿Qué tal está Ron? ¿Y tú Neville?- Preguntó cambiando de tema como si fuera una charla distendida como cualquiera que hubieran mantenido meses atrás.

- Ron está en San Mungo, pero está bien, pronto saldrá.- Contestó esta vez Neville acercándose él también pero manteniéndose detrás de Hermione. A él también le había impactado ver a su amigo dentro de aquel cuadro, como si no hubiera ocurrido nada.- Y yo… bueno, la última vez que me viste supiste enseguida que me había mordido un licántropo. Me diste algo para poder seguir luchando.- Le recordó Neville suponiendo acertadamente que el cuadro no tenía constancia de todo lo que había ocurrido en la última batalla.

- Entonces fui un irresponsable, debí haberte dejado descansar.- Valoró el chico, aunque no le sorprendía lo más mínimo que hubiera hecho algo así, ese era su "estilo".- Es una pena que no esté ahí, podríamos habernos divertido corriendo tú como lobo y yo como león. Pero no te preocupes, en el segundo cajón de aquel mueble hay varias pociones matalobos, te hará más llevadera la primera transformación.- Comentó con total sencillez. La tranquilidad y naturalidad de sus palabras hacían que Neville sintiese hasta que había sido afortunado. El griffindor admiraba como para su amigo pocas cosas merecían preocupación.

- ¿Cómo que es una pena que no estés aquí? Angelina me ha dicho que sigues vivo.- Sacó finalmente el tema Hermione, quería escuchar la historia del mismo Harry.

- Yo no he dicho eso.- Contradijo el moreno negando con la cabeza mientras sonreía y miraba a la chica de ojos azules.- Lo que he dicho es que tuve una visión del futuro que Angelina me ha demostrado que tiene credibilidad, un futuro en el que yo, no sé cómo, continuaba vivo…

- ¿Y podrías contarme por qué Angelina le ha dado credibilidad?- Preguntó Hermione sin saber muy bien si era algo que su amigo quisiera mantener en secreto.

- En su día supe que no había sido un vulgar sueño, por eso dejé todo esto preparado. Pero fue Angelina, al adivinar el nombre de una persona que aparecía en el sueño, una persona que ahora no existe y de la que nunca hemos hablado, la que me confirmó que esa predicción del futuro podría ser real. Aunque claro, también podría ser todo una enorme coincidencia.- Finalizó Harry dejando aún más confundidos a sus amigos. Hablaba de la posibilidad de que siguiera con vida como una nimiedad, casi como si no le importara.

- ¿Quién era la persona de tu sueño?- Interrogó un Neville cautivado por la historia.

- Nuestro hijo.- Contestó tajantemente esta vez una voz femenina tras ellos. Tanto Hermione como Neville se giraron para mirar a Angelina para un instante después volverse de nuevo hacia un Harry que se limitó a asentir ligeramente con la cabeza.

- Pero Angelina podría estar embarazada en este momento y que tú los vieras a ellos en el sueño.- Razonó Hermione tras unos segundos de silencio.

- Bueno, es posible…

- No, tú me dijiste que nos habías visto a los tres, no solo al niño y a mí.- Negó rápidamente Angelina corrigiendo al heredero. Ella parecía mucho más convencida de la veracidad del sueño que el mismo Harry.

- Sí, es cierto. Y también vi a mi prima Emily.- Añadió sonriente por la actitud de Angelina.

- Entonces estamos perdiendo el tiempo. No deberíamos discutir si la visión fue real o no, sino cómo pudo sobrevivir Harry y lo más importante aún, donde está…- Refutó Angelina caminando hasta colocarse a la izquierda de Hermione, entre el retrato y la chica.

- Harry, tú mejor que nadie sabes los límites de tu magia y de lo que eras capaz. ¿Crees que pudiste escapar?- Preguntó Neville.

- Mi magia no tenía límites.- Respondió Harry sin pretender ser arrogante.- El problema fue que si todo salió como había previsto, la magia esencial consumió todo mi poder, si realmente salió bien, en ese momento habría sido como un squib. Si escapé, no fue por mis propios medios.

- Si no me equivoco, vosotros dos estabais conectados de manera especial tras el ritual de sangre en vida.- Comenzó Hermione acaparando la atención de Angelina, quien sabía a donde quería llegar.- Si siguieras vivo, ¿No se supone que Angelina podría sentirte?

- La respuesta a eso ya la dado Harry.- Intervino Angelina algo cansada por hablar sobre los problemas y no sobre las posibles soluciones.- Si su magia es débil o inexistente como explica él, y más si está lejos de aquí, es imposible que pueda sentirlo.

- De acuerdo. Solo por suponer, voy a aceptar esta locura.- Asintió Hermione irguiéndose y haciendo una pausa antes de exponer su teoría.- Harry, hace un momento has dicho que si escapaste no fue por tus propios medios.- Recordó la castaña, que sin esperar la confirmación por parte del retrato, continuó.- Dentro de la esfera sólo estaban Voldemort y Harry pero… Como he dicho esto es solo por suponer, pura hipótesis pero… ¿Y tu serpiente? ¿Quetza se llamaba?- Harry asintió- Cuando Voldemort cayó la primera vez, se mantuvo con vida poseyendo a diferentes seres vivos, entre ellos las serpientes. Esa técnica tú la dominabas a la perfección, yo misma lo presencié. Y si, como solía ser habitual, llevabas a Quetza en tu interior, eso hubiera facilitado el proceso, incluso en el estado en el que estabas.- Razonó intentando de la manera que fuera darle algún sentido a todo aquello. Tanto Angelina como Neville tenían preguntas u observaciones que hacer, sus mentes trabajaban al máximo intentando seguir el razonamiento de la heredera de Ravenclaw, a la que no querían interrumpir en su momento de inspiración.- Desconozco todas las habilidades de tu serpiente, pero es probable que su piel fuera capaz de aguantar la explosión, no por mucho tiempo, pero tal vez el suficiente para que Némesis entrara en la esfera y os sacase de allí.

- Yo encontré al fénix renaciendo de sus cenizas, dentro de la esfera…- Añadió Angelina ayudando a su amiga mientras visualizaba a la perfección aquel momento.

- Sí, seguramente Némesis no pudo soportar el poder de la explosión, pero tal vez sí tuviera tiempo de transportar a la serpiente y sacarlos de allí, aunque finalmente el fénix fuera víctima de la explosión y no pudiera escapar. Los fénix son criaturas asombrosas.- Concluyó habiendo relatado por completo su alocada teoría. Había demasiadas suposiciones, demasiados "tal vez" y muchísimos condicionantes para creer ella misma que su hipótesis pudiera ser real, pero no encontraba otra solución posible para aquel rompecabezas.

- Es alucinante, no puedo creerlo, es…- Comentó Neville sin saber muy bien como calificar lo que acababa de escuchar.

- Sí, es asombroso.- Confirmó Angelina, a quien cualquier teoría le valía, por extravagante que ésta fuera.- Pero, ¿y a donde pudo transportarlo Némesis?- Planteó la heredera creando un breve silencio.- La fortaleza…- Respondió ella misma su propia pregunta. En aquel momento una corriente de adrenalina aceleró su corazón y alargando su mano hacia la cama su varita salió volando hacia ella.- Némesis era el guardián secreto del castillo de Harry en Suiza, es probable que los transportase allí. Me voy.- Sentenció con determinación a la vez que su cuerpo comenzaba a desprender luz.

- Espera, te acompaño.- Asintió Neville dando varios pasos hacia la morena pero esperando el permiso de ésta. Angelina estiró el brazo como toda respuesta y cuando el chico lo agarró un resplandor ambarino los envolvió haciéndolos desaparecer.

Una vez los dos chicos se fueron, el silencio se adueñó de la habitación. Hermione tenía la mirada perdida, ensimismada en sus pensamientos, meditando sobre las palabras que ella misma pronunciado un minuto antes. Que su estrambótica idea fuera factible no significaba que fuera cierta. El poder de Harry era inmenso, desorbitado, incluso se atrevería a decir que antinatural, y ella había percibido a la perfección como aquel poder, como toda aquella magia había desaparecido tras la explosión. Pero lo que la atormentaba en aquel momento no era la muerte de su amigo, lo que la abrumaba era pensar que pudiera tener razón. ¿Realmente su amigo había visto el futuro? ¿De verdad seguía Harry con vida? ¿Era posible tal hazaña? Sí, de cualquier otro no cabría ni tan siquiera la posibilidad de plantearse la duda, pero con Harry… Con él todo era posible.

En aquel momento volvió a la realidad y recordó a donde se habían marchado sus amigos, la fortaleza en los Alpes suizos. ¿Por qué no? Puestos a especular, era una posibilidad, pero estaba casi segura de que no lo encontrarían allí. Entonces miró al retrato de Harry. Éste había vuelto a retroceder hasta sentarse en su característico sillón negro y permanecer con una mirada tan enigmática como tranquila.

- No estás en Suiza, ¿me equivoco?- Interrogó Hermione retomando la conversación para profundizar algo más en el asunto.

- No lo sé, pero no lo creo.- Contestó tras unos segundos.- Si ocurrió como dices, Némesis no fue quien decidió donde ir, él se limitaría a sacarnos de allí. Y si no fue el fénix y yo había perdido el control de la situación, solo encuentro otra opción.- Explicó Harry exponiendo por primera vez su idea de lo que pudo haber ocurrido.

- Tu serpiente.- Confirmó la castaña antes de que lo hiciese él. Harry la miró y asintió con la cabeza.- ¿De donde es tu serpiente? Quiero decir, recuerdo escucharte contando que la compraste en el callejón Knockturn, ¿pero de donde venía? ¿De donde la trajeron?- Preguntó Hermione provocando una media sonrisa en el rostro del chico, era tan admirable como fascinante el hecho de que la mente de la heredera siempre fuera no uno, sino varios pasos por delante que las de los demás.

- Aunque no sean comunes, y las mágicas menos, las cobras reales pueden encontrarse en varios países asiáticos, aunque recuerdo hablar con Quetza y tras un poco de investigación deduje que había sido trasladada desde Indonesia.- Reveló Harry siendo más concreto de lo que su amiga hubiera esperado.- No podría especificar más, aunque sé de alguien que sí podría, Sophie Sullivan, está estudiando para convertirse en auror, en el ministerio te darán los datos para localizarla. Fue ella quien me vendió la serpiente.

- Bien, iré ahora mismo para contactar con ella lo antes posible.- Decidió la castaña asintiendo una última vez hacia Harry y dándose la vuelta para salir cuanto antes hacia el ministerio. Pensó que podría esperar a Angelina, pero no quería perder tiempo, para bien o para mal, necesitaba resolver aquel asunto cuanto antes. Si Harry había muerto, alargar la situación y continuar con aquella duda acabaría por destrozarlos anímicamente a todos más de lo que ya lo estaban. Pero si era cierto que seguía vivo, entonces debía apresurarse aún más porque ello significaba que su amigo estaba malherido, al límite de sus fuerzas y de la extenuación mientras se arrastraba en el interior de una serpiente en algún rincón perdido del mundo, la cual era una imagen desoladora.

- Espera.- Pidió Harry antes de que la chica saliese por la puerta. Hermione se giró y se quedó mirando hacia el retrato varios segundos antes de que éste volviese a hablar.- ¿Dumbledore?- Preguntó sin dar más detalles. La voz del retrato no era como la que había estado utilizando hasta aquel momento, había adoptado un tono mucho más serio y seco. Antes de que la castaña pronunciase nada Harry ya veía en su rostro la respuesta.

- Lo hiciste. Está muerto.- Reveló sin preámbulos la heredera. Aunque no pudiera decir que la sorprendiese, la sonrisa que emitió el Harry del retrato la molestó.- La comunidad mágica te trata como a un héroe porque piensa que has muerto. Ojala estés vivo Harry, pero como lo estés no eres consciente de cómo has empeorado la situación por acciones irracionales como esa.

- Lo sé, pero no está muerto.- Puntualizó el moreno esta vez sí sorprendiendo a Hermione. La chica no escondió su confusión mientras esperaba a que Harry se explicase mejor.- Al decir que lo hice doy por hecho que te refieres a la carta.- Continuó sin necesidad a que se lo confirmase- La maldición que contenía dicha carta no lo mataría, lo dejaría sumido en un letargo eterno del que solo el causante de dicha maldición podría sacarlo.- Desveló sin poder ni querer borrar la sonrisa de su rostro.- Era perfecto, si yo moría Albus Dumbledore dormiría hasta el día de su muerte, y si sobrevivía, en mi mano estaría la decisión de despertarlo o no.

Aquella revelación, aunque fuera solo por un momento, la tranquilizó. Durante un instante imaginó la posibilidad de que todo volviese a la normalidad, de que su amigo continuase vivo y que entrase en razón lo suficiente para deshacer lo que hizo. Tal vez hubiera alguna posibilidad, tal vez hubiera esperanza. Pero todo aquel futuro se tambaleaba sobre los débiles cimientos de una improbable suposición. Aquel futuro empezaba incuestionablemente por encontrar al sucesor de Godric Griffindor, por encontrar a Harry Potter.

Los primeros quince días habían buscado incansablemente cualquier señal del paradero de Harry, pero habían fracasado estrepitosamente. En cuanto volvió de su inútil viaje a Suiza, Hermione le había contado lo que había hablado con el retrato del chico. Aunque el Harry retratado no lo recordase, ella sí conocía a Sophie Sullivan, la había conocido el mismo día que todo ocurrió, el día en el que la guerra había acabado. En cuanto pudo fue a verla pero no logró obtener mucha más información que la que Harry les había dejado, Indonesia. Le había revelado que probablemente fuera al oeste del país, pero tampoco era algo seguro. La situación con la aspirante a auror se volvió incómoda en el momento en el que dejando las reglas morales de lado se introdujo en su mente buscando cualquier recuerdo con Harry que pudiera albergar alguna pista. Intentaba apartar de su cabeza la imagen que había extraído de los recuerdos de la chica, pero ésta se resistía a desaparecer, provocando que sus manos temblaran y el corazón le palpitase con fuerza.

Tanto Neville como Hermione habían perdido gran parte de la esperanza transcurridos aquellos primeros quince días de búsqueda. La última semana ya no había sido igual. Incluso Remus y Ron, una vez se hubo recuperado, se habían trasladado con ellos al país asiático para cubrir más terreno. Sin embargo, las duras condiciones de la selva unido a que a cada día que pasaba el ánimo se desmoronaba un poco más, habían acabado por minar la voluntad y esperanza de los chicos de seguir buscando. Se encontraban en la isla de Sumatra, habían deducido que era el lugar más probable dentro de la improbabilidad, hasta habían montado un pequeño punto de encuentro con tiendas de campaña para poder descansar y comer sin tener que volver al Reino Unido. Ya hacía una hora que Hermione le había comunicado mentalmente que se retiraban por hoy, pero ella no tenía ninguna intención de acompañarlos. Llevaba varios días sin ver a nadie, sin detenerse más que unos minutos como en aquel momento para recuperar fuerzas, penetrando cada vez más en lo más profundo de la selva. Algo en su interior le decía que si resistía, que si continuaba y no se rendía, encontraría lo que buscaba.

Escuchó como el cielo rugía y antes de darse cuenta una intensa lluvia comenzó a arreciar contra ella, como si la propia naturaleza quisiera darle el empujón definitivo para que se fuera de allí. Donde se encontraba no había demasiada luz ni siquiera durante el día a causa de los frondosos árboles, pero la noche se acercaba y la oscuridad se acrecentaba a cada minuto que pasaba. Echó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla contra el tronco del árbol al lado del cual se había sentado. Quería que las gotas de lluvia le refrescasen la cara un minuto más antes de volver a erguirse y continuar. Fue en aquel momento cuando sintió una opresión inexplicable en su pecho, una punzada que vino acompañada de un sonido siseante a su izquierda...