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A diferencia de los demás niños, Mycroft nunca quiso un hermano o hermana, aunque no tenía amigos por ser callado y reservado, además de recibir burlas por su sobrepeso. Le bastaba con recordar las aburridas fiestas que organizaba su madre, como sus insufribles amigas traían a sus hijos (la mayoría mocosos malcriados que se la pasaban discutiendo) para que el deseo de tener un hermanito fastidioso se desvaneciera por completo.

Cuando sus padres le dijeron que muy pronto iban a tener un bebé, se sorprendió mas no había reaccionado con entusiasmo. Nunca se habían mostrado interesados en querer agrandar la familia. Era bien sabido que entre los Holmes no acostumbraban a tener muchos niños, por lo que los hijos únicos eran bastante comunes.

Después todo regresó a la normalidad, Mycroft actuaba como si no hubiera recibido la noticia. Hasta que los meses avanzaron y en una tarde fría de enero la pareja Holmes regresó a casa con un pequeño bulto envuelto en una mantita celeste. Cansados pero con la sonrisa más amplia que les hubiera visto, en especial su madre, lo invitaron a conocerlo y Mycroft obedeció silenciosamente. Sus padres no le habían dicho si sería niño o niña, pero tenía el presentimiento de que sería niño.

Tenía dos días de nacido por lo que los rasgos de su carita aún no estaban definidos. Sin embargo, se destacaba enormemente sus parpados ligeramente rasgados y el pelo negrísimo adornando su cabeza.

Con muchísimo cuidado, tomó una de sus frágiles muñecas, buscando la pulsera de identificación. Comprobando que, efectivamente, esa bolita de carne tendría la desgracia de portar tres nombres y encima uno de ellos raro.
Sin que él se lo esperara, la manita libre de su hermano lo sacó de sus cavilaciones, aprisionando uno de sus dedos con una fuerza que le era inusitada en su pequeño cuerpecito.

_Mira, te está saludando_ no sabía quién le había dicho y estaba demasiado embelesado cómo para responder.

Tarde o temprano acabarían como esos hermanos peleándose por sus diferencias, pero muy en el fondo sentía que Sherlock tampoco sería como los demás y que tendría que estar ahí para apoyarlo.