Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen (pero lo que haría si sí fuera así...)
Summary: Una de las razones por las que a Scorpius le encantaba Rose era que cuando le pedía salir y ésta se negaba su excusa era "Rubio y pelirroja no son una buena combinación, Malfoy"
Nota: Gracias por leer (:
Excusas cósmicas
Scorpius ahogó una sonrisa mientras perseguía a su pelirroja favorita sin dudar ni un instante. Rose dobló en la esquina así que él siguió sus pasos exclamando su nombre y a toda velocidad.
-Déjame en paz, Malfoy. –ordenó la chica sosteniendo tres enormes libros bajo el brazo e intentando no mirarle siquiera.
Scorpius se interpuso en su camino y la acorralo recargándose en la pared y dejándola sin salida. Ella suspiró cansinamente mientras se dignaba a posar sus ojos azules sobre el rubio.
-Bien. –dijo finalmente Rose. -¿Qué quieres?
-Sabes lo que quiero. –respondió Malfoy con un guiño descarado. –Una cita contigo.
-Y yo ya te he dicho que no. –Rose aclaró sin borrar la sonrisa que se había formado en su cara. Ella podría mentirle al mundo todo lo que quisiera diciendo que aborrecía las muestras de atención que le daba Scorpius Malfoy, sin embargo esa sonrisa delataba que en realidad le encantaban.
-Oh vamos, Rose… No me has dado una razón válida. –repuso el Slytherin.
-¡Mi razón es perfectamente válida! –clamó la Gryffindor cambiando los brazos (y los libros) de posición.
Scorpius rodó los ojos y la miró como si no pudiese creer su locura. Y es que era una locura.
-Pelirrojos y rubios no combinamos bien. –alegó la jovencita señalando su pelo anaranjado. –Y está comprobado.
-¿Comprobado por quién? ¿La Orden de Merlín?
La Weasley negó con la cabeza harta de que Malfoy se burlara de su afirmación. Por Morgana, ella no era la que hacía las reglas después de todo.
Scorpius la miró esperando una señal de que aquello era una broma porque le parecía la excusa más barata que una chica le hubiera dado nunca. Analizó a la hermosa pelirroja con intensidad esperando encontrarse con un brillo en sus ojos azules que delatara su plan malévolo pero no fue así. Una de las cosas que le gustaba de Rose era que ella no bromaba en cosas serias y que no se andaba con rodeos. Todo al punto.
Otra de las cosas que le gustaba de ella y que jamás se esperó de una hija de Hermione Granger, era que Rose era una joven supersticiosa y creyente de que las fuerzas del universo deben mantenerse en balance o de que el cosmos envía señales confusas en las formas menos inesperadas. Una de sus muchas teorías era simplemente esa. Rubios y pelirrojos no se deben mezclar en relaciones románticas.
-Mira lo que le pasó a Lily cuando intentó salir con ese Ravenclaw de quinto. –se explayó Rose cuando Scorpius le pidió una explicación. –Rubio e idiota.
-Coincidencia. –replicó Scorpius.
-Lavender Brown salió con mi padre durante su sexto año. He visto fotos. Rubia. Pésima relación. –continuó la pelirroja. –Tío Bill y tía Fleur, claro una pareja que parece muy perfecta pero… ¿Has visto a sus tres hijos? Cada uno más insoportable que el anterior. Mala combinación de genes.
-Estas diciendo puros disparates, Rose. –aseguró un divertido Scorpius.
-Y tú estás pecando de escéptico. –musitó la chica. –Ya te alegrarás de que yo no haya querido salir contigo.
-Tu teoría está llena de hoyos. –dijo Malfoy seguro. –Hay miles de parejas de rubios y pelirrojos felices.
-Te aseguro que no lo son.
-¿Cómo puedes saberlo?
-Sólo lo sé.
-Eres tan sabelotodo. Deberías estar en Ravenclaw.
-Estoy en Gryffindor por cabezota. –respondió Rose. –Que es justo lo que tú eres así que tal vez tú deberías estar en Gryffindor también.
-Te crees muy lista. –Scorpius acortó la distancia entre ellos acercando su rostro al de la bella jovencita. –Eso me fascina de ti.
Rose sonrió con suficiencia.
-¿Ah sí? ¿Qué más te gusta de mí, Scorpius? –se burló con gracia ya que jamás llegó a creer que las intenciones de Malfoy fueran todo menos una broma.
Scorpius le regaló una sonrisa.
-Que opines que la razón por la que no podemos estar juntos es nuestro color de pelo. –confesó jugando con un mechón rojo en su mano. -Nada de Gryffindor y Slytherin, o de Weasley y Malfoy, nada de hija de héroes e hijo de mortífago.
-Nada de eso suena tan importante como las señales del universo, Malfoy, y las reglas cósmicas. –sentenció Rose recomponiendo su postura firme. –Ahora si me disculpas debo ir a la biblioteca antes de la hora de la cena.
Consiguió zafarse de él y dio tres pasos antes de escuchar su voz nuevamente.
-¿No hay siempre una excepción que confirma la regla, Rose?
La pelirroja se aseguró de que el rubio no pudiera verla sonriendo.
-Tal vez, Malfoy. –contestó ocultando su diversión. –Tendrás que demostrármelo.
Luego se marchó con un paso rítmico y bello que dejó al Slytherin babeando y preguntándose porque demonios se tuvo que fijar en la chiflada de Rose Weasley que no salía con él por extrañas razones que involucraban color de pelo.
