Paraíso.
Tenía que aceptar que en ese preciso momento, en esa simple y tranquila tarde, se encontraba en el paraíso.
Un hermoso escenario frente a sus ojos hacía que no quisiera otra cosa más que estar ahí. Su paisaje favorito, un clima delicadamente perfecto con una notable puesta de sol y él a su lado. No podía evitar esa sutil sonrisa que se formaba en sus labios al verlo descansar sobre la arena.
Cuántas veces se había quedado dormido a su lado y sin embargo, él nunca tuvo una oportunidad como ésta. El caballero nunca dejaría que los demás lo vieran durmiendo en el suelo… hasta este momento. Niou sabía bien que alguna vez se le daría una chance y ahí estaba.
La apacible brisa que movía sus cabellos hacía que todo fuera más agradable, destacando esa escena. Desde que habían llegado a la playa no se dijeron ni una palabra y eso era lo que más valoraba de él. Era diferente a las otras personas, no necesitaban decir nada ya que ambos comprendían todo lo que el otro pensaba con una mirada, una simple seña.
Y así fue al llegar ahí, era el momento de estar a solas sin pensar en nadie más que en ellos mismos. Era su momento. Niou tenía la oportunidad que hace rato estaba esperando y ese suave respirar le indicaba que su acompañante ya se encontraba entre los brazos de Morfeo.
No tenía idea si en verdad era real pero estaba seguro de que su propio paraíso no podría existir en otro lugar, ni con otra persona.
