Título: La sexy manera de comer de Draco Malfoy

Personaje: Harry Potter, Draco Malfoy

Rating: PG

Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia

Resumen: Como Draco convirtió al heterosexualísimo Harry Potter en su presa.

La sexy manera de comer de Draco Malfoy

Estaban sentados todos en la mesa del salón principal de los Weasley. Harry había ido con su novio Draco para que todos los Weasley, a quienes consideraba su segunda familia, lo conocieran. Sólo su mejor amigo Ron y su antigua novia Ginny lo habían visto antes porque estudiaban con ellos. Draco le había caído bien a la familia, todos habían hablado con él y le habían dicho a Harry que había hecho una buena elección. Harry estaba aliviado, había estado mortificado de que no lo aceptaran y estuvieran muy disgustados con él por lo pasado con Ginny (quién estaba en un rincón, sola y de mal humor, sin hablar con nadie).

–Y dime, hermano, ¿cómo fue que terminaste saliendo con ese rubio engreído? Yo pensé que te gustaban las mujeres –le preguntó Ron, quien se había sentado a su lado.

Harry miró hacia donde estaban los gemelos hablando con Draco, este último comía el postre. Eran fresas con chocolate. Malfoy sintió una mirada sobre sí y levantó la vista encontrándose con una intensa mirada esmeralda. Se llevó el tenedor con la fresa incrustada a los labios, lamiendo el chocolate con su lengua y luego comiéndose entera la fruta, masticó y se la tragó toda. Harry tuvo que reunir todo su autocontrol para no gemir. Draco le sonrió y se dio vuelta para continuar hablando con los gemelos, quienes parecían no haber notado nada. Harry dio las gracias por eso, sólo Dios sabe que se les habría ocurrido hacerle a su novio.

Se acordó de cuando le había comenzado a llamar la atención el rubio y de la primera vez que lo vio comer en el comedor de la universidad. Desde esa vez supo que estaba jodido, literalmente.

Harry miró a Ron. –Chocolate –fue lo único que logró decir, pensando más bien en cómo sacarlos a Draco y a él de la casa en ese momento sin parecer maleducados. Ron no se quería ni imaginar lo que la simple palabra implicaba así que no preguntó más.

Draco, del otro lado del salón, sonreía pensando que lo único que había bastado para destruir la imagen de perfecto heterosexual de Harry y que dejara a su patética noviecita, había sido que lo observara comer de esa manera tan sexy mientras lo traspasaba con una mirada, como si el propio Harry fuera el postre.