Me, like Serendipity
De joven no tenía mucha expectativa en cuanto a qué hacer. Aprendió danza contemporánea, danza pop; tenía algunos amigos que le dieron una puñalada por la espalda, mandaron su vida al garete y no tuvo más que mudarse de ciudad. Eso pasó cuando tenía dieciséis; empezó a trabajar a los dieciocho habiéndose matado a estudiar únicamente.
Si tuvo algo, fue el sueño típico de muchos en corea: Ser un Idol, ser reconocido y blablablá. sabe cantar, sabe bailar, sabe de música y... No, sencillamente no. quizá a día de hoy sigue siendo su sueño, pero nada que ver.
Desde los adorables dieciocho años de edad Park Jimin ha estado metido en una oficina. Generalmente de recursos humanos, en otras como contador y así por lo regular. Tenía la única suerte de que su papá lo ayudaba con el asunto.
Estaba "orgulloso" del "futuro serio" que escogió su hijo. Al tiempo que terminaba su carrera en la universidad trabajó... y trabajó... Siente que no ha dejado de trabajar jamás. Incluso a los veinte ya ni recordaba cuántas oficinas ha tenido.
Van alrededor de... Dieciséis -ironía-, empresas en las que ha estado. Recortes de personal, quiebra, pleito con algún gerente por ser un hijo de puta... Lo normal. Es un simple y casi vulgar asalariado de tantos en el país ¿Que se puede decir? Incluso él admite lo aburrido que es.
Podría decir que ahora es peor. En una empresa internacional, reconocida y el cómo otro pequeñín -literalmente-, y reemplazable empleado en una de las tantas oficinas de contaduría. Ha sentido miradas en la nuca desde la segunda semana, pero nada muy importante. Lo cierto es que en su cubículo se está muriendo.
Sin drama, realmente siente que se está muriendo. Se siente que ha vivido el mismo desgraciado día desde la adolescencia y está harto de esa rutina. Levantarse, ir a la oficina, almorzar, volver a la oficina; ir a casa, dormir. Los domingos apenas practica baile, no obstante, es como traer algo del pasado que no sirve.
En un acto infantil se pintó el cabello de rojo. Una brillante melena roja totalmente opuesta a la de todos los demás en su piso. No es la gran cosa, solo que ¡Hey! ¡Al menos ahora es un asalariado pelirrojo! ¿Puede caer un rayo y matarlo de una vez?
Fue bueno que no pasara. En la tarde de ese día y volviendo del baño se topó un bonito ramo de flores. Flores carísimas cabe acotar. No tenían un remitente, sólo una pequeña nota escrita con pluma fuente tinta negra:
Te queda bien el rojo
Estuvo tentadísimo a pensar que se trataba de una broma mala. Aun así se llevó el ramo a casa y tuvo un lindo cambio a su aburrido departamento. Las flores entre rojas y amarillas dan un poco de brillo que lo tuvo sonriendo hasta que se marchitaron.
A medida que el tinte se caía decidió usar un color más o menos parecido. Amenazaba con quedar solo rubio, pero tardaba mucho y el tono en que iba es muy extraño. Decidió usar naranja; no le queda mal, al menos eso piensa al hacer muecas frente al espejo. Ojalá tuviera celular decente con cámara frontal. Sería un buen toque de narcisismo.
Lo cierto es que pasó exactamente lo mismo que el color rojo: Un ramo enorme, esta vez con aves del paraíso y tulipanes -lo buscó en Google, no es bueno con el tema flores-, apareció en su oficina con una nota del mismo estilo.
¿Ahora eres un mochi de naranja?
Le hizo un poco de gracia el comentario. Se rió quizá demasiado, lo regañaron. La mirada en la nuca se hizo más fuerte y aunque buscó al causante de la sensación no lo encontraba jamás. Sea como sea, creaba cierta ilusión pensar que alguien se tomaba la molestia de hacer esto.
Aun si era un chiste para burlarse en algún momento.
Un año pasó en esta tontería de ir cambiando el color de cabello. Rubio cenizo, rubio castaño, rojo de nuevo, naranja, borgoña... En cada ocasión recibía un ramo con una nota pequeña con algún comentario al respecto.
Era feliz con ello y fue sorpresivo cuando al momento de tintarlo de nuevo para no gastar su salario en tinte... Llegó un ramo de orquídeas con lo siguiente:
¿Pasa algo malo? Creí que estabas mejor... ¿Por qué volviste al negro?
Una punta de temor lo invadió ¿Que tanto lo espía esta persona? Sea como fuese... al día siguiente tuvo un ascenso y aumento de salario. Fue extraño, también obtuvo una caja de bombones en su nuevo lugar:
Empiezas a verte más Delgado. Come más. Por favor, Jimin-ssi.
Tras comprar una tienda de convivencia entera se decantó por pintarse el pelo de rosa pasado un tiempo. Dejar que su cabello creciera y poder cortarlo sin tanto remordimiento. Algunos dulces aparecen en su oficina y... ha pillado a alguien con una ruta repetida justo frente a su cubículo.
No lo conoce para nada. Sabe que es importante, es decir, debe estar muy imbécil para no saber qué se trata del jefazo y mandamás de todo el laburo. Creía que quizá se está confundiendo enormemente porque... no tiene razón de ser su presencia.
Tras unos cuatro meses se pintó el cabello de rosa. No sabe qué decir con respecto a las impresiones que causó en el resto del personal. Lo cierto es que fue emocionado a su oficina y como es costumbre encontró un ramo. Cayenas rojas y rosas. Muy grande, quizá demasiado.
Ahora eres como un chicle! Me gusta como se ve Jimin-ssi, estás más lindo que antes. Espero que sigas bien
— ¿Vieron a quien dejó esto?
— ¿A quién te dejaría algo así? No creo que sea muy listo o interesante si lo hizo. —hizo un ligero mohín molesto. Qué lindo tacto, luego se pregunta porque no habla con los demás.
Señora paranoia lo invita a creer que es la misma razón de sus dieciséis, pero es imposible. Descartado.
De ahí en más cada dos días recibe una caja con cuatro mochis rosa. Se los devora sin pensarlo mucho. Algunas veces hay notas, en otras no... Sigue viendo al señor de todos ahí pasar de vez en cuando... Esta rutina si me gusta. Es amena, menos suicida para él. Además Jimin es un Jimin feliz comiendo dulces.
Cuando llegó su cumpleaños encontró un ramo, un peluche en forma de conejo rosa y de gesto picaresco. Venía con una caja de regalo en la cual hay un par de anillos. Se los puso en donde no se cayeran y se vio las manos por un momento. Debería escribir con más cuidado, tiene muchas marcas de tinta. Leyó la nota que venía:
¡Feliz cumpleaños Jimin-ssi! Ya tienes veintiún años ¡Es genial! Te ves muy lindo a pesar de todo. Espero que te queden los anillos. no tengo idea de tus dedos, pero tus manos son tan pequeñas. Se ve peor cuando escribes, hay tanto lápiz sobrante. Disfruta tu día, no te cortes en cantar ¿Tú la escribiste? Es una melodía muy bella.
Hizo memoria. Estuvo cantando porque no había nadie en la oficina, por ende y como es elemental mi querido Watson: Nadie pudo haberlo escuchado. Muy apenas recuerda haber visto un par de personas en el pasillo. Una de ellas era una chica y la otra... Pues el mismo personaje que lleva viendo constantemente: El dueño y señor.
Está a nada de sufrir un ataque de histeria emocionada. Que sea una especie de misterio porque esa persona no se deja ver lo emociona al mismo tiempo que lo hace darse bofetones. Es un poco ridículo y quizá malinterpreta la situación; puede ser otra persona y debe ser otra persona. Es un... "Mochi" ¿Qué atención va a llamar de quien dirige soberana empresa? Por otro lado ¿Siquiera le ha visto bien la cara? Apenas de refilón y de espalda. Nada concreto.
Alguien quítele el despiste, muy amable.
Recibió otro ascenso; hay una especie de progreso en su vida. Admirador secreto, mejor cargo, no sentir que es un pequeño y miserable trocito de existencia en el mundo. No evitó que sus compañeros lo vieran mal, pero Hey... ¡Él no hace nada en pro de esto! Solo hace lo que el piden.
Hasta que un día por chocar con alguien acabó percatándose de que lo están viendo. De hecho, hizo contacto visual con esa persona y al cara de tonto se le quedó al pobre hombre. incluso tiene la boca entreabierta. Abrazó un poco los papeles entre sus brazos.
—Se le... ¿Ofrece algo? —pregunta sin verlo del todo bien. Hay un pilar que impide verle el cuerpo completo. Ahora que se fija ¿Que mira? Es como si estuviera escondido e inclinado precisamente para ver algo.
—Umm...
Espero algo que jamás llegó el hombre casi que se volvió a esconder y lo vio irse. Hizo una línea mental y si no calcula mal. veía en dirección a su oficina... ay mierda. Debió detallarlo más. Puede ser casualidades, nunca faltan en la vida, pero lo ha descubierto en las mismas varias veces.
Unas treinta y cinco. sí, las contó, le encanta verlo, es muy tierno como se retira atacado por el nerviosismo.
En una ocasión fue al revés, lo vio y se lo quedó mirando hasta percatarse de lo más imbécil y que todos a su alrededor menos él en su diversión tienen sabido: Es el jefe... es el dueño de todo... El jefe de todos lo está mirando, hay que caminar muy rápido y huirle.
No supo dónde meter la cabeza después de eso ¡AHORA LO VE EN TODOS LADOS! Sin mencionar que le da mucha vergüenza hacer nada ¿Que si lo bota? ¡ya tiene suficiente de buscar otro empleo y en este lleva ya un año y medio! Devora mochis sin parar por el estrés de meter la pata ¿será una prueba?
¡NO! ¡ESO TAMPOCO TIENE SENTIDO!
Su ojeras evidenciaron su estrés creciente hasta que un día simplemente quedó con esa cara de bebé viendo a quien está dentro de su pequeña oficina. No basta con que tenga ahí a ese hombre, sino que también lleva un ramo en las manos y se ve tan nervioso que-
—No se supone que llegarías ahora...—lo escucha murmurar, su voz es ligeramente profunda. Jimin miró a todos lados y luego se hizo el cabello atrás, nervioso.
—Termine antes de comer... Señor-
—Jungkook me va bien—interrumpe de inmediato. Jimin seguía sin poder verlo a al cara. Sabe que tiene treinta y cuatro años y hasta ahí. Heredero de todo lo que toca la luz de sus padres. Nada muy particular aparte del rumorcito que apenas llegó a oír.
«Es un hombre muy, muy tímido.»
—No podría llamarlo por su-
—Si puedes, digo... Al menos a mí me va a bien—ríe aun viendo el ramo, su sonrisa era muy tierna, el labio superior se le desaparece y Jimin acabó ligeramente contagiado por el gesto—. Y-yo solo iba a... dejar esto... aquí.
—¿Gracias?
Jungkook colocó el ramo con al visible nota. Jimin observó atentamente como el mayor ordenaba lo poco que hay fuera de lugar. otro detalle que notó mucho tiempo después y no se molesto en resaltar ¿para qué? le evita la necesidad de hacerlo. Una vez finalizado eso Jungkook caminó a la salida y Jimin pensó en leer la nota en el ramo.
—¡Esto...! —respingó—. ¿Te gustan los regalos?
—Si... digo... Es lo único que me motiva de trabajar—sonríe y luego hace una mueca—. Au-aunque lo haría de todos modos, no es que.. usted entiende ¿no?
—No estás usando los anillos.
—Temía que me los robaran y también es-
—¿Quieres unos que puedas traer? Te gustan los anillos y los pendientes.
—El reglamento no me deja traer are- ¿Como sabe que me gustan? —interroga un tanto confuso. Eso no es algo que sepa... Básicamente nadie en su trabajo, nunca habla con nadie, así que nadie pudo llegar con esa información.
—No importa. Puedes traerlos si quieres. Traer todo lo que quieras. No se puede tener el cabello rosa... o rojo, para empezar.
A partir de ahí se dio cuenta de que tenía una especie de preferencia y ni atención había prestado. no solo ignorar el tema de pintarse el cabello, llevar pendientes, collares, anillos; tener la mejor oficina del piso por al vista que tiene... ¡¿cómo no se dio cuenta?!
Jungkook sigue siendo un satélite, orbitando sin llegar a acercarse realmente y a eso a Jimin le produce curiosidad. Sea confianza o resignación a que ya se sabe, Jungkook entra a la oficina; deja un ramo o peluche; una caja con algún dulce y se va. Jimin acaba riendo enternecido por el gesto.
—¿Quieres algo? Puedes pedirlo—ofrece de repente tras dejar la caja con bombones. Jimin le miró por encima de las gafas—. Algún dulce, un aumento, otro puesto... Lo que pidas.
—Eh... no, gracias. Estoy bien aquí—aquello fue raro, tirando a incómodo—. Tam...poco hace falta que me traigas tantos regalos. ya me los dará mi novia. —lo último fue totalmente jocoso y fuera de realidad. Quizá para darle una razón de dejar aquellas atenciones tan poco comunes.
Abrió los ojos ligeramente sorprendido. la mueca de Jungkook es enojada, golpeó la lengua con el interior de su mejilla y metió las manos en sus bolsillos. El mayor se acercó, quizá demasiado, invade su espacio personal a final de cuentas.
—Lo que pasa en la empresa, se queda en la empresa ¿cierto? Puedes pedirme lo que quieres estando aquí. No debería preocuparte tu... novia. —mantuvo el contacto visual más d lo que suele poder. Jimin acabó enrojeciendo.
Es ridículo, pero le gustó.
Aun así no pidió nada. no necesitaba nada y lo sentía un abuso tremendo. sin embargo, Jungkook insistió al tiempo que el daba regalos cada uno más pomposo que el anterior. Ya no se limitaba a dulces, flores y peluches. Ya tiene una colección de anillos y pendientes; algunos chokers que se pone y parecen gustarle...
Incluso ha llegado con ropa. es bueno, malo, lo avergüenza. Es una cuestión confusa que se volvió aun peor cuando Jungkook lo cachó en pleno momento de ponerse labial. Es una mala maña que tiene cuando se ve muy pálido y debe disimular que no ha cenado, desayunado o lo que sea -en esta ocasión es desayuno-.
— Estás pálido.
—N-no es muy importante. Solo olvide desayunar. —guardó el cosmético y volvió a encender el monitor Jungkook lo apagó.
—Vamos a desayunar. Yo invito.
—No creo que-
—Desayunar Jimin-ssi, andando.
Jimin acabó rígido. No solo lo llamó así, cosa que solo hace por escrito hasta ahora, sino que también se acercó y le dio un pico en los labios. Boqueó y un poco llevado por la corriente lo siguió. Fue rarísimo, todos vieron como acompaña al jefe.
Esto se ve muy mal...
A diferencia del desayuno que está devorando con tanto gusto que Jungkook se lo queda mirando. Es una especie de mala costumbre en el tímido hombre. con su tamaño y atractivo es un rasgo muy curioso y hasta gracioso.
—¿No te gustaría salir conmigo...?
Jimin tragó y se lo quedó mirando, los lentes a un lado y el par de aretes quietos por su falta de movimiento. Parpadeó repetidamente, infló un poco los mofletes y soltó el aire de golpe. Ah... Esto... esto es rarísimo.
—Creo que eso se vería un poco mal.
—No me importa—declara en tono obstinado—. Puedo... Darte lo que quieras. Absolutamente todo—asegura confiado—. Y-yo... quiero estar contigo ¿podemos?
—No necesito nada así. Es tierno, creo, pero-
—Necesitas alguien que te quiera. También puedo date eso. Puedo hacerte feliz, nadie parece querer hacerlo y yo no quiero perder la oportunidad de hacerlo. —dice muy bajo ya penas audible, como si tuviera un ataque de cobardía.
—Somos... hombres ¿Estás consiente de eso?
—Sí. Por eso es que estás mal ¿cierto? Te gustan y te asusta la reacción... No importa. te puedo sacar de aquí, iremos a estados Unidos... Puedo hacerte feliz, quiero hacerte feliz—sonríe con aire infantil. —Como cuando llegaste con el pelo rojo... Que esa felicidad extravagante sea mía.
Extrañamente, le sonó muy bien. Apenado hasta la médula se limitó a beber su bebida y encogerse con las mejillas infladas. El lugar ligeramente privado ayudo a que Jungkook se levantara, quedara frente a él y lo tomara de la cara para iniciar un beso.
Bueno... nada pierde con intentarlo ¿O sí?
Al día siguiente le llegó un aviso con todo y vitoreo que ahora es el secretario del jefe de toda la empresa. Jimin se ahogó con su propia saliva y se cayó ¿Secretario? ¿Por qué? Nunca a sido secretario y duda que sea un buen momento para ser uno considerando que no sabe ni como ordenarse la mente; con eso se dice mucho al respecto.
Ni siquiera tenía planeado tomar el cargo. Iba a quedarse en su linda oficinita en el piso doce -de treinta y cinco-, y dejaría esto ir. Si bien parecería cuestión de estúpido por rechazar algo así... En el fondo tiene la impresión de que es una jugada de Jungkook para acercarlo. Es problemático por ser tan jodidamente obvio. Tímido, pero ¿No le importa ser tan explícito? Si subía lo más seguro es que la gente se diera cuenta.
Su plan de rechazo a una paga de ensueño; vértigo por tener que ir hasta el último piso; callarle la boca a todos los que están en el edificio y que lo consideran un niñito tonto -todo por ser el más joven... Aparentemente es sinónimo de estupidez-, y dormir más tranquilo sin pensar en al montaña de trabajo que tiene... Se fue totalmente a la mierda en un miserable segundo.
Lo titula: Jefe Vikingo.
Encogido en su lugar de repente todos murmuran que el jefe está ahí. Se paró a mitad del lugar y con las manos en la cintura tomó aire, su cara en una expresión de impaciencia y hasta cierto punto de burla. Posiblemente por lo que iba a hacer.
— ¡JIMIN-SSI!
Su golpeó la cabeza con el escritorio ¿¡POR QUÉ!?
— ¡JIMIN-SSI! ¡A SU NUEVA OFICINA, AHORA!
—Ay no puede ser...—balbuceó queriendo que la tierra se lo tragara. Literalmente tiene a todos viéndolo. No cuenta con la suerte de que alguien en ese lugar se llame igual que él, ni siquiera en apellido ¿Por qué su padre no pudo ser de apellido Kim? Hay de esos en todos lados y aquí hay treinta y cuatro.
— ¡JIMINIE-SSI! —es como si hiciera eco. Eso no es posible.
— ¡YA VOY! ¡YA VOY, YA VOY! —responde de la misma manera. Tiene ganas de llorar de pura vergüenza.
Jungkook se mostró más bien complacido por su posible llanto desesperado. No tuvo más que enserio mudarse hasta allá arriba donde apenas una que otra persona, él y Jungkook pueden pasar. Su oficina ahora es... Grande, con una vista fabulosa, decoración preciosa como manda la leí en una sucursal de una empresa de Diseño como esta.
Es una rama de tantas en realidad. Por la cual según escuchó, Jungkook se la ha pasado metido desde hace casi dos años para acá. Jimin no quiso saber más al respecto, buscó y rezó por no arruinarlo. Una cosa es equivocarse en un número -que ya es malo-, y otra arruinar la imagen o empresa de alguien.
Esto es mucho para él y Jungkook lo trata con una ligereza tan brutal que lo sorprende. Está más tiempo en su oficina viéndolo que en la suya propia; dejó de resultarle incómodo ser observado por él. Puede ser un gesto adorable de su parte, pes a descubierto que se trata de una sola cosa: Le da mucha vergüenza iniciar conversación. Jeon Jungkook es tímido, es como ver a un conejo gigante.
Esto último es muy curioso porque Jungkook le ha dado más cosas con ese conejo rosa de aspecto pícaro. Le ha contado que lo diseñó a los dieciocho y sencillamente le encanta. Lo llamó Cooky y admite no decir eso a mucha gente porque suena muy infantil.
Jimin se limitó a reír y seguir aceptando al pequeño conejo rosa. Ne momento de aburrimiento el simplemente dibujaba a un perro de capucha amarilla y orejas negras. Jungkook un día llegó dándole un peluche con forma de ese perro, lo había bautizado Chimmy y Jimin no supo cómo no se murió de risa por lo ilusionado que estaba el mayor.
Sus gestos son muy tiernos, buscaba el modo de tenerlo al lado aun si no hace falta. También le da regalos innecesarios y excesivos como un departamento justo debajo del suyo y que no podría costear ni vendiendo sus dos riñones. Un guardarropa nuevo, una estilista para que le pintara el cabello las veces que quisiera y... ah, como olvidar el auto...
Un maldito auto y ni conducir sabe.
En un momento de flaqueza quería volver a su rutina de patética existencia solo para que Jungkook parara. Es tierno, es dulce; le encanta, se ríe como no lo ha hecho nunca; comparte con alguien realmente, pero... ¿No se está aprovechando de él? Siente que lo hace aun cuando no pidió en ningún momento que Jungkook se... ¿Empeñara? ¿Ilusionara? Aun con el pedido de ser pareja le cuesta muchísimo trabajo creérselo. Es ridículo e inverosímil.
Al menos eso creyó hasta que tuvo que acompañarlo a Estados Unidos por un tiempo indefinido. El asunto comenzó a tomar una forma peculiar cuando iban al aeropuerto. Apenas bajaron del auto en el estacionamiento y bajaron las maletas -o él bajó las maletas, quiere sentir que le pagan por hacer algo al menos-, empezó a nevar.
—Eh~ la primera nevada. —abrió la mano y un pequeño copo de nieve cayó en su mano. Jungkook se rió viendo arriba.
—Me alegra que sea justo antes de irnos —admite, Jimin está riendo y miró a otro lado, avergonzado. Jungkook sacó su celular y se lo dio a Jimin—. ¿Quieres tomar una foto?
—si... bueno...—ya lleva más de cuatro celular que devuelve, quiere comprarlo él, no que Jungkook se lo regale. Que maldita pena. Tomó el aparato y se acomodó un poco el pelo en el trayecto. Lo rosa había caído hace algún tiempo por lo que simplemente aplicó un poco de tinte para que quedase rubio platinado.
Con un gesto hizo a Jungkook acercarse. Esté sonrió ampliamente por esto, contento de que Jimin si quisiera la foto con él -pensó que sería únicamente a sí mismo-. Le dio un beso en la mejilla antes de sentir su cara enrojecer. Jimin le dio un golpecito en el hombro nada más, con los ojos desaparecidos en su risa.
El trayecto a Estados Unidos fue bastante largo, Jimin no durmió, pero Jungkook sí. El menor lo dejó recostarse de él hasta un punto en que tiene medio cuerpo hormigueando. Es muy pesado y si le toca adivinar, diría que tiene mucho musculo bajo la ropa costosa y a medida.
Bastó que llegaran a suelo americano para que Jungkook se... "Emocionara". Recogieron sus maletas, Jimin llamó al taxista, le explicó que harían ese día y antes de siquiera poder impedirlo -como si quisiera-, Jungkook lo tomó de la cara para besarlo. Sintió un suave apretón en la cintura y el temblor en las manos de Jungkook.
Que lo haga en un aeropuerto a reventar lo dejó con el corazón a mil por hora. Nervioso y asustado. Jungkook sonrió cuando se separó un poco de él. Lo tomó de la mano donde lleva varios anillos a juego con un pendiente y un poco su ropa.
—Aquí no importa. Aquí sí puedo demostrarte cuanto te quiero sin que me rechaces por cómo la gente nos mira.
—Nos están mirando ahora. —replica entre dientes y casi a anda de llorar por lo que le hace sentir la situación.
—Desde que bajamos del avión nos están mirando y eso es porque eres muy lindo... Y yo atractivo, pero es obvio que te miran a ti. —sintió la necesidad de taparse la cara. Es normal que vean a Jungkook, el maldito parece modelo. Aunque le gusta cómo se ve -y a rebajado casi lo suficiente-, no cree que amerite que la gente lo mire.
No como está realmente pasando ahora. En Corea es apenas lindo ¿Por qué aquí si lo parece para esta gente?
—De lo único que tienes que preocuparte, es en descubrir si realmente me quieres. —afirma con un suave apretón de manos. Jimin acabó llorando, sobrepasado por sus propias emociones.
No es una total excusa por parte de Jungkook ir a Estados Unidos, pues de verdad están trabajando, pero ahora es más flexible el asunto. Jimin tomó una postura mucho más relajada y tranquila; permitía de sin titubeos los acercamientos de Jungkook a diferencia de Corea donde existía una tensión incómoda debido a ello.
Los acercamientos son siempre tiernos. Jungkook le dijo a la cara que aunque quiere, le da mucha vergüenza y hace lo que puede con eso. Jimin bromeó diciendo que iba a ser desvergonzado por los dos y en cierto punto lo ha estado haciendo; es quién más acercamientos corporales hace, lo que parece dificultar el avance para Jungkook.
No es rechazado cuando abraza de repente, las caricias a la nuca, cabello; sentarse uno al lado del otro y Jimin con su manía de poner sus pequeñas manso en las piernas de Jungkook. Pasarse más tiempo en la casa del mayor que en la suya que este le dio para que no diese la impresión de que es algo forzado.
Lucen como una pareja buscando de enamorarse más y más cuando es obvio que ya están prendados uno por el otro. Es un gesto infantil y bastante inocente que dota de genuinidad al acto. Algunas veces también salían, mayormente a comer por esa vena analítica de Jungkook, quién veía un poco más delgados esos mofletes y no está dispuesto a dejar que desaparezcan. Aun si Jimin dice que lo hacen ver gordo.
Hoy están cenando comida tailandesa y entre charla amena Jungkook hizo una pregunta que era el punto clave de... Básicamente la razón de porque Jimin, aun con el talento y sueño que tenía, acabó convirtiéndose en un oficinista más. El mayor siente que Jimin pudo haberlo logrado sin muchísimo esfuerzo.
—Yo...—se hace el cabello para atrás—. Lo tenía pensado ¿sabes? Audicionar; entrar en algún grupo o incluso intentar siendo solista, pero... dejé la idea y me dediqué a estudiar. Incluso pretendía entrar al ejercito antes, pero tras un examen me eximieron de él por ser propenso a la depresión. Así que solo... Estudiar, trabajar.
— Sin servicio militar sería aún mejor ¿sabes? No tendrías que tomarte un tiempo, su carrera seguiría hasta donde te diera la gana ¿Por qué no intentaste?
Jungkook lo ve como una estrella que no se da a sí mismo la oportunidad de brillar. Lo ha escuchado cantar, lo ha visto bailar. Tiene todo lo necesario y con apenas un año de práctica debutaría en las mejores condiciones. Sin embargo, sigue el tema ¿Por qué no lo hizo? Jimin apretó un poco los labios.
—Bueno... —se relame los labios—. Tenía unos amigos que... Quería ir con ellos. Íbamos a formar un grupo; pero al final fui el único que no audicionó. Éramos cinco. Me distancié y no quise.
— ¿Por qué? —insistió. Sabía que al hacerlo Jimin acabaría por decirlo y tuvo la impresión de que necesita decirlo. Aparte de todo, es algo tan importante que si de verdad van a seguir así... necesita saber.
—Kim Namjoon; Kim Seok-Jin; Min Yoon-Gi; Jung Ho-Seok; Kim Tae-Hyung... Era mis mejores amigos. Era raro para nosotros hacer algo solos. Así fuésemos dos, tres... Estábamos juntos. Era mucho más cercano a Su- Yoongi-Hyung. Hablaba con él de lo que me preocupaba, solo yo podía despertarlo. —ríe. Jungkook no disimuló el gesto celoso.
—Que curioso que digas que eran así cuando no estás ahora con ellos. Amistades así no se dejan así como así.
—Joo... Namjoon-hyung era como el líder. Se preocupaba y nos decía que hacer para evitar que algo pasara; Jin-hyung se comportaba como nuestra madre por ser el mayor; Yoongi-hyung nos cuidaba de una manera muy... Particular; Hoseok-Hyung era como la esperanza misma. Tae...hyung era como un arma secreta. Hacia lo que fuese en el momento más oportuno—mueve la poca comida que queda en su plato—. Era más mis hermanos que el real. Taehyung y yo éramos los menores. Cursábamos el mismo grado. Yoongi-hyung un año superior al igual que Hoseok-hyung Namjoon-hyung, pero él iba dos cursos arriba por ser más listo; estudiaba junto a Jin. Éramos una familia. Me sentía feliz con ellos. Namjoon llamó la atención de una disquera y por eso íbamos a ir todos juntos.
— ¿Qué pasó para que eso no ocurriera?
—Yo... Siempre vi a Jin y Namjoon besarse. Al principio pensé que era malo, pero me aseguraron que era normal y no tiene nada de malo. Luego cuando pasaba el tiempo y me hice más cercano a Yoongi-hyung me empezó a gustar... —dejó de mover las manos—. Se confesé en un receso. No había nadie en el aula. Él no me respondió. Solo me dijo que fuéramos con los demás. Cuando salimos... No sé aún cómo pasó, pero todos estaban hablando de eso. Que me confesé y lo hice a un hombre.
—Ah...
—Me tiraron comida, me tiraron al piso. Me dijeron de todo... espere que Yoongi me ayudara, pero solo se mantuvo a raya e incluso se fue. Iba a decir que no tiene nada de malo porque Jin y Namjoon también salían. Ellos me vieron y casi me matan con solo eso. Para no revelar el secreto. Todos ahora sabían que soy gay y... se volvió horrible.
Recordaba perfectamente que prefería ser ignorado, como tragado por el entorno. Nunca pasó y por desgracia fue a la inversa. Fueron cosas soportables al inicio: Empujones; algún que otro golpe no muy contundente, romper sus libros y demás pertenencias; luego se intensificó al punto de tirarle agua sucia justo antes de entrar a clase, vandalismo a todo, apoyo de los profesores a eso hasta por ser casi ahogado en un charco fangoso de un parque le suplicó a sus padres por irse.
Ellos lo entendieron con cierta reticencia por la información. Es su hijo y ya nada se podía hacer aparte de ocultarlo a como diera lugar. Ilusamente esperó que sus amigos evitaran que se fuera, que lo defendieran de algún modo. No pasó nunca, solo se alejaron, era como si no lo necesitaran para nada o no importara.
Una vez estuvo en otra ciudad cortó cualquier forma con la cual pudiera enterarse de ellos. Recibir noticias de su parte. Quiso alejar totalmente ese pasado que fue tan bonito. A final de cuentas, fueron ellos quienes lo traicionaron al abandonarlo. Sin embargo, vivir con el rencor no es lo suyo. Con el pasar de los días acabó olvidándolo y echándose la culpa por exhibirse... Por pensar que sería buena idea decirle a Yoongi lo que sentía.
Está claro que ni siquiera se lo pensó. Quizá no dijo nada porque la idea lo asqueaba. Quién sabe.
—Si lograba ser conocido... Alguno podría decir eso y quedaría a la vista de todos. Una cosa es que te molesten en el colegio, otra es tenerlo de por vida... Decidí olvidarme de la idea. Tampoco vale la pena, no soy tan fuerte como para aguantar. —da un suave sorbo a su bebida. Jungkook suspiró frunciendo los labios.
— ¿Sabes qué pasó con ellos?
—Sí. Es complicado no saberlo—sonríe amargo—. Rap Monster: Namjoon-Hyung; Suga: Yoongi-Hyung; Hoseok-Hyung: J-Hope. Jin-Hyung es modelo y cantante; V: Taehyung, es actor, modelo y cantante...
—Son bastante conocidos.
—Creo que Jin-Hyung y Namjoon-Hyung siguen saliendo. Posiblemente Taehyung y Hoseok-Hyung... No lo sé.
—Tú estabas solo.
—Eso es cierto, pero ahora te tengo a ti ¿no? —sonríe tembloroso. La sonrisa se quebró al punto de que quería llorar, Jungkook le tomó la mano, dando caricias cariñosas.
—Para lo que necesites. —asegura con deje tímido, pero afectuoso.
Al salir del restaurante Jungkook lo llevó a pasear por una gran cantidad de plazas en lo que iba tomando fotos con su cámara. Un hobbie que tenía y el cual se empeñó en sacar fotos de Jimin sin que este se diera cuenta.
Pronto sería fin de año, faltaban dos días. Habían pasado navidad juntos de una manera bastante... Íntima por estar cortos de detalles al respecto. Se detuvieron a mirar un árbol enorme, Jungkook tomó discretamente una foto de Jimin con la cabeza alzada para intentar ver la punta del enorme adorno.
—El año pasado me llegaron ramos de flores en navidad y año nuevo.
—También los tendrás este año.
—No hacen falta, prefiero al remitente. —sonríe divertido, Jungkook siguió viendo la cámara, avergonzado.
Tuvieron un buen recibimiento de año nuevo los dos solos. Jungkook había declinado con gentileza la invitación de su familia para ir con ellos. Se sentía bastante incómodo con ellos, los cuales eran notoriamente más extrovertidos que él. Prefirió pasar el momento con Jimin, quién aun en su retraída manera de comportarse le entendía y sonreía de esa manera tan radiante que le encanta.
Aun si no se hizo en las fiestas, Jungkook presentó a Jimin a su familia. El pobre se quedó en la luna con la efusividad con la que fue recibido. La sorpresa de que aceptaran con semejante facilidad que su hijo salga con un hombre lo dejó un tanto aturdido; no por ello se entristecía, de hecho, resultaba tan motivador que esas personas lo aceptaran...
Ser aceptado... Como quisiera que sus amigos lo hubieran hecho.
No fue la única sorpresa que Jungkook le dio. Un día simplemente lo llevó a un estudio. Hay varios cuartos con espejos, salones de grabación. Jungkook le contó que él y su hermano habían decido tomar una división en cuanto a las empresas que su padre hizo. Su hermano se quedaba con las partes con respecto a electrodomésticos, autos y las que abriera en el camino; entre tanto, él se quedaría con lo que siempre le ha llamado la atención: Arte.
Por ello la compañía de diseño le tocaba a él, junto a una marca de ropa femenina en Corea. Su último capricho hace un par de años fue hacer una compañía discográfica a la cual le iba muy bien y en ascenso poco a poco como a cualquier otro.
Como tal, Jimin no entendió qué sentido tenía ser llevado ahí aparte de hacerlo saber que Jungkook tiene responsabilidades hasta el cuello y el estrés debía estarlo matando sin que, a pesar de ser su secretario, sea capaz de darse cuenta. Se preguntaba también porque no se sumaba esto a su agenda por consiguiente.
—Tengo una secretaria aquí—hizo una mueca. Vaya ¿Tendrá una en cada sitio? Que mal suena...—. Preferí dejar esto en secreto hasta saber un poco más de ti.
— Muy... ¿bien? ¿saber qué? —pregunta un tanto curioso, la tentación de entrar a esa sala llena de espejos y bailar un rato es muy fuerte. Hace tiempo que quiere, hacerlo en un lugar así es nostálgico a sus clases de danza.
—Cosas—corta sin tacto—. Ahora quisiera hacerte una pregunta... Importante, que te la tomes con mucha seriedad—advierte, Jimin asintió con extrañeza y viendo a Jungkook por sobre las gafas cuadradas—. ¿Te gustaría ser cantante ahora?
— ¿ah?
—Tienes la forma. Sabes cómo funciona. Lo que se necesita...Tomaría apenas medio año todos los preparativos para iniciar y me gustaría saber si... tu quieres... Iniciariamos en Corea evidentemente, pero produciríamos desde aquí. Tengo permiso para hacer eso. —explica un poco atropellado y nervioso por la cara dudosa de Jimin.
—Yo te dije que no-
—Ellos hicieron su vida; ellos hicieron su sueño y algo como eso no puede impedirte a ti hacer tú sueño. Aun si no sale bien lo habrás intentado. —lo tomó de las manos, gestos íntimos y de cercanía no son algo raro entre ellos en público. Jimin cumplió su palabra de ser bastante descarado.
Solo con Jungkook obviamente, con los demás Jungkook a podido notar que es tímido.
— ¿Y que pasa con esto? Es... Corea, no es-
—No pienses en nada de lo demás—advierte—. Piensa en lo que tú quieres. Es enserio lo que te dije antes, te daré todo lo que quieras y si eso es llevar a cabo ese sueño haré lo posible por cumplírtelo. Quieres si o no.
Los labios le temblaron ¿Qué ignorara todo? ¿Cómo se supone que haga eso? Es tan complicado para él. Las opiniones ajenas le importan demasiado... la opinión de Jungkook es ajena, aquella simple evasiva lo llevó a una conclusión. Si prestaba más atención a Jungkook únicamente... Todo estaría bien, no iba a ser relevante lo que dijeran los demás.
Solo a Jungkook le importa en realidad Park Jimin... nacido en Busan, con particular capacidad para ser "tierno" sin hacer nada; que hace sinvergüenzura y se arrepiente a los tres segundos riendo; un amor por los anillos, pendientes y tintarse el cabello de colores.
—Si me gustaría. —responde en voz baja, Jungkook le besó la mano con una sonrisa y arrugando un poco la nariz.
De ahí en más tuvo unos seis meses muuuuuuy largos, agotadores y donde literalmente depende de Jungkook para subsistir. Aunque la empresa está en América, es totalmente coreana. Todo el personal lo es, incluyendo al instructor de baile que parece amar ponerle cada vez más complejo el asunto; lo hace bien, pero apenas se da cuenta de que es así lo pone peor.
No siente las piernas...
Lo peor a sido el profesor de canto. Aunque supuestamente ya esta listo, siente que lo hace de la patada y ya no sabe como se supone que se canta si es que en algún momento lo supo. Una sola canción es escrita por él, las otras del mini álbum que iba a salir son escritas por alguien que no sabe quién es, Jungkook lo ha mantenido en un secretismo que raya lo ridículo.
Se le hace ligeramente... familiar por llamarlo de alguna manera. Tiene la fuerte impresión de conocer a quien la escribió. Lo cual resulta letalmente imposible porque no es alguien que tenga contactos o similar. Sea como fuere... Tras seis meses de preparación, dos meses de grabar y grabar hasta que saliera del modo que quería -nadie le iba a decir que esas notas estaban bien, que voz más quebradiza-.
Ahora toca la promoción. Por ende, tocan fotos. No tiene problema con eso, es adicto a tomarse fotos por lo que no sería un problema. El asunto es que no cree que ir con un cabello rubio y raíces negras sea muy llamativo. Había estado pensando en pintarlo, pero no sabía en que color. No estaba muy atraído a la idea de repetir, pensó en gris y rosa; incluso en el rojo.
Luego desechaba al idea y hoy que está con eso encima solo se quedó mirando y mirando como un imbécil las rosas que Jungkook le trajo. Son de un tono azulado muy bello en lugar del típico rojo o rosa.
— ¿Aun pensando en eso?
—No en realidad, pero...—se recostó de él, usándolo de silla y almohada. Jungkook es perfecto para eso.
—Me gustaba mucho el naranja.
—Lo sé. Una zanahoria.
—Mochi de Naranja.
—Quiero otro color que no haya usado hasta ahora. No puede ser rojo, rosa, gris, naranja, negro, rubio en cualquier tono—suspira haciendo un puchero—. No sé...
—Puede ser fucsia, morado... ¿verde? ¿Marrón? No sé que tal se vería el gris... —juega distraído con las manos de Jimin—. Puedes simplemente decolorar las raíces y quedarte rubio. Te sienta bien, es tran-
—Azul...—ladeó la cabeza ¿Por qué nunca consideró el azul? —Oh bueno... Azul... que se vea muy azul.
— ¿y eso?
—Para ser una flor. —puso ambas manos en sus mejillas antes de reírse y recostarse de él aún más.
—En la antigüedad, el azul era un color de realeza... sagrado, infinito.
— ¿Cómo sabes eso?
—Recuerda que estudie diseño gráfico.
—Lo sé, pero eres muy olvidadizo con eso.
—Jimin-ssi va a ser como una sirena entonces~—cambia de tema.
Fue un poco extraño, sin embargo, le sentaba muy bien el cambio y Jungkook no podía evitar adorarlo. Las sesiones de fotos fueron rápidas, no costaba mucho a pesar de la timidez que le entró. Jungkook hacía muchas estupideces para que se riera, incluyendo quedar con la cara sucia de comida. En muchas salió serio de todos modos.
Nadie había visto a Jeon Jungkook ser tan cercano y suelto con alguien, esto era tan anómalo que incluso un fotógrafo se tropezó y casi rompe un par de cámaras. Ya estaba todo listo y aunque Jungkook le dijo muy dramáticamente que estaba hecho, no sintió mayor cambio. Todo iba a ocurrir en corea y él salvaguardado en Estados Unidos.
Al menos así hasta que su Instagram y Twitter empezó a explotar. Llegaba una muchedumbre de gente y él no sabía qué hacer. Su celular perdía toda la batería de lo mucho que sonaba y vibraba en notificaciones. Pasar de mortal a Idol en menos de dos meses by Park Jimin.
—Esto es ridículo...—murmura aturdido por lo que Jungkook le muestra. Quisiera no ser contador para no entender ese montón de papeles que le dieron. Claro, se hizo publicidad, pero no entiende de dónde salió que su humilde mixtape llegara de primero a la lista y quedara ahí por cinco días seguidos.
Eso pasaba mucho a J-Hope y Suga.
—Significa que la gente sabe de arte.
— ¿No me estarás inventando esto o sí? —Jungkook giró a verlo con una cara muy cómica. Denotaba toda su ofensa.
—Que estupidez ¿De qué serviría eso? Hacer algo tan tonto me quitaría credibilidad. No solo existo aquí corporativamente hablando. —hizo un mohín por el ligero regaño.
—Es que... Esto es muy increíble como para ser cierto. —sigue siendo absurdo. Jungkook le besó al coronilla.
—Para nada. A mi me hace mucho sentido. Tanto que iremos a corea en dos meses para que asistas a unos programas en los cuales te invitaron.
— ¡¿QUÉ?!
No era mentira. Viajaron a Corea y estuvo en algunos programas. Fue tan extraño porque a todos los que le preguntaba qué tal iba con todo esto, siendo tan explosivo... Respondía que no entendía que pasaba porque se suponía que simplemente era un secretario, antes contador y del departamento de recursos humanos.
Jungkook parece divertirse a costa suya. El nivel de confianza iba al nivel de que Jungkook logra perder toda clase de vergüenza con él. Abrazarlo de repente, hablar mucho... es tierno, Jimin puede decir que es una manera de decir que el cariños e hace cada vez más fuerte entre los dos.
Ahora es extraño que ande tímido. Ya se saben mañas, secretos, formas de actuar... ¡Algo tiene en mente y no se lo ha dicho! Algo aparte de ir a grabar a un estudio que no conoce. Sin mencionar que va casi de la mano porque Jungkook le hizo prometer que iría con los ojos cerrados.
Esto hombre a veces es tan raro...
—cuidado Jimin-ssi.
—Jungkookie está siendo muy extraño hoy. —estira las manos y toca las paredes para no caerse... más de lo normal.
—Es una sorpresa para Jimin-ssi.
—Me gustan las sorpresas pero también me gusta ve- ¿Eh? ¿Kookie? ¿Eres tú? No, no eres tú, lo siento. —tartamudeo avergonzado. Es obvio que choco con alguien y es muchísimo más obvio que no es Jungkook. Lo conoce de arriba abajo...
Literalmente y tan mal como pueda sonar.
Un suave jalón a un lado por quién si es Jungkook lo hizo ubicarse en el espacio... Más o menos. Escuchó un suave "ya puedes ver". Se quitó al venda y miró a los lados primero. Muy bien, es un salón de práctica, queda muy claro, vio el logo tipo en una de las paredes y no tardó en fruncir el entrecejo.
— ¿Qué hacemos a...?
— ¿Jiminie?
Apretó su brazo y bajó un poco la mirada. En la sala hay cinco personas, todas con la vista clavada en él en el mismo estado de impresión. El momento era muy tenso, tanto que Jungkook hizo ese pequeño puchero con los labios un instante. Palmeó los hombros de Jimin con gentileza.
—Los dejo solos. —aparte de que lo trajo ahí, se va. Iba a golpearlo apenas lo viera de nuevo. Se cruzó de brazos y exhaló aire.
—Enserio... ¡ENSERIO ERES TU! —Hoseok se levantó del suelo. Iba con ropa muy ligera, sudado y seguramente tenía que haber practicado antes para encontrarse así. Jimin retrocedió un par de pasos.
—Wow, te ves muy bien. —Namjoon dejó lo que tenía a la mano.
—Sigues muy bajito. —comenta Taehyung con una sonrisa.
—y con las manos pequeñitas. —dice Jin con una risa.
—las mejillas de ardilla. —murmura Yoongi.
—Enserio... ¿Creen que solo pueden hablarme como si nada o qué? —interroga de forma hostil. Hubo una barrera muy obvia montada entre ellos y él.
Saben perfectamente que Jimin es de esas personas que perdonan a los tres días si no es que a las tres horas. Por lo mismo saben que la duración de ese enfado es más que hay algo en esta vida que se quiere evitar es enojarlo de verdad. Cosa que hicieron y para ser sinceros no los sorprende que siga molesto a estas alturas del partido siendo... ¿Cuánto? ¿Cinco años? ¿seis?
—Pu-pues...
— ¿No esperabas que te lloraramos o sí? —pregunta Yoongi con deje desinteresado según su tono cuando no es así. Aunque el mensaje sigue siendo el mismo. Esperaba que Jimin no pensara que iba a suceder así.
—No. Esperaba no verlos más nunca ya que ustedes tampoco querían verme a mi—responde, dejando en silencio a todos ahí—. Lamento si interrumpo algo, fue un mal chiste de Jungkook el-
— ¡Espera, espera, espera! —Namjoon le detuvo el paso—. N-no es eso ¿Cómo crees que...?
—Casi me ahogan, estuviste ahí y me fui de Seúl sin que intentaran evitarlo; no me hablaron, buscaron. No hicieron nada—su expresión demostraba enojo genuino—. Quedó muy claro que ya no hacia falta en sus vidas.
— ¡Por supuesto que si nos hiciste falta! —asegura Hoseok con aire desesperado—. Eres nuestro Jiminie. Lo que pasa es que... es que...
—Nos asustamos de que nos pasara algo. —admite Tae rascándose la nuca. Eso, de ser posible, enervó a Jimin aun más.
— ¡Y los habría ayudado sin importarme algo así! ¡se supone que éramos como hermanos y ustedes me dieron la espalda! —reclama—. De lo único que me sirvió es que ahora puedo decirlo sin que me importe que se sepa, pero no quita que... ustedes simplemente me mandaron a la mierda y nunca intentaron decirme esto. Incluso lo habría entendido, pero ahora no me importa.
—Jimin-
—No tienen idea de lo mucho que... eso dolió porque... creí que era una persona asquerosa que enserio podía morirse y no importaba—en algún punto dejó fluir la parte más sensible de su persona. Esto es un desahogo—. Que era reemplazable... y-yo... desee tanto morirme para no tener que verlos nunca más y que me rechazaran de nuevo.
Yoongi fue el primero en acercarse y abrazarlo con fuerza como resultaba su antigua costumbre. Hoseok se unió de un casi saltó; Namjoon y Jin los rodearon sin mucho problema y Tae no encontraba bien como meterse en todo este asunto. Tras mucho contacto Jimin se apartó y tras observarlos con deje rencoroso salió del sitio.
Si se quedaba más, iba a perdonarlos si seguía así... ¡No es la idea! ¡No tan rápido, tan pronto, tan... fácil!
No supo si lo siguieron, lo cierto es que se encontró con Jungkook. Le dio un golpe bastante fuerte en el brazo y casi echando humo por las orejas fue directo a la salida con Jungkook atrás de él. A poco de salir Jungkook le detuvo.
— ¿para que hiciste esto? —pregunta con voz pastosa y enfadada.
—Creí que Jimin-ssi necesitaría volver a verlos... Para que ya no le afectara. —dice en un murmullito casi asustado de haberlo arruinado de verdad.
No cree que sea algo malo, Jimin necesitaba saber la verdad y no dar por sentado los hecho. Aunque doliera, es algo necesario en su opinión y lo hizo únicamente por su bienestar. Si fuese por él, a más de quinientos metros, quinientos kilómetros a Suga por precaución. Jimin bufó y se limitó a recibir el tembloroso abrazo de Jungkook.
—Vámonos ¿sí? No quiero estar aquí.
—Está bien~—ronronea dándole vueltas. Jimin no lo encontró raro.
Con una cautela que llega a causar gracia considerando la manera en que se comportaban en Estados Unidos salieron del edificio. Jimin no terminó de formular la pregunta en sus pensamientos cuando algo cayó lentamente frente a él. Alzó la mirada y se sorprendió cuando un pequeño copito cayó en su frente.
Está nevando... primera nevada...
—Se me olvidó que... Ya el año está acabando. —murmura sorprendido
—Los dos estuvimos un poco absorbidos. —excusa con gentileza. Jimin apretó el agarre en la mano de Jungkook.
—Sí... Y aun así seguimos pegados—ríe, como si al nieve estuviera absorbiendo la mala energía que tiene. Jungkook siguió en un cabeceo constante—. ¿Qué pasa?
—También olvide la fecha de hoy; pensé que mañana sería la primera nevada—menciona con decepción—. Es la primera vez que pasó la primera nevada con alguien... También de segunda ocasión.
—Yo ta-
—Y... yo... qui-quisiera decir que...—sus tartamudeos son demasiados y muy constantes—. Me gustaría que... compartiéramos muchas... nevadas así... otro año como este...
—No veo porque no. Vamos, no debes asustarte tanto Kookie, no pienso dejarte o algo así. Aunque si me molesta mucho, pudiste haberme preguntado si quería o no. —ríe animado y hasta enternecido. Jungkook se paró frente a él.
—si te digo que... quisiera que fuera hasta la muerte ¿lo aceptarías?
Olvidó totalmente como respirar. Jungkook lo veía con una expresión de cachorro asustado, sus grandes y bonitos ojos clavados en él mientras sostiene una caja pequeña con un anillo. Su mano tiembla y amenaza con dejar caer el pequeño objeto. Acabó por bajar la mirad ay tener ligeros cabeceos nuevamente. Totalmente apenado, preocupado... angustiado.
Jimin observó aquello incrédulo. Abrió la boca ligeramente hasta sonreír con los ojos aguados— ¡No pongas esa cara de tragedia con algo así, Kookie! —regaña con las ganas de encogerse y tirarse en el suelo de la alegría embarazosa que le produce este preciso instante.
Jungkook le está proponiendo matrimonio...
— ¿En-entonces? —pregunta igual de asustado sin siquiera verlo. Jimin se sacó uno de los anillos que tenía y tomó el que había en la caja. Se lo mostró a Jungkook con una risita coqueta y feliz.
—Me luce bastante bien ¿no?
Jungkook lo agarró y lo abrazó con tanta fuerza que lo alzó del suelo, algunas personas que pasaban se los quedaban viendo raro, nada que fuese de sorpresa asumiendo el lugar en el que están. Tampoco resultaba como tema de interés para ninguno de los dos. Jimin no estaba dispuesto a ocultar su alegría por esto que... Al igual que a Jungkook, no esperaba.
Solo ocurrieron, sólo llegó a su vida...
Como una hermosa Serendipia. Una que no parece terminarse y adora que sea así.
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Serendipity begin: Euphoria.
