Err… Ok, ¡Aloha a quien me esté leyendo!... Si es que alguien está dispuesto a leer esta basura.
Bueno, ésta es la primera historia que publico en este fandom y soy un asco (-8 Así que por favor disculpen los errores ortográficos, personajes demasiado OC y lo aburrido que es el epílogo –y la historia en general-, sólo escribo para desahogarme porque necesitaba sacar este ehm… headcanon de mi mente xD
Disclaimer: ParaNorman, Gravity Falls y Coraline no me pertenecen, sino a Chris Butler, Alex Hirsch y Neil Gaiman, respectivamente. Yo sólo me divierto con sus fabulosas creaciones.
Aclaraciones: Les explicaré la cronología de la historia más claramente en los capítulos posteriores porque si no, sería spoiler del fic(?)
EDITADO: Enero/2015 - ¡Hola, chicos! Sólo para avisarles que edité el fic completito, algunas partes siguen igual, otras partes sólo las moví a diferentes capítulos, y hubo algunas que eliminé. Sucede que he decidido cambiar un poquito la trama antes de continuar el fic porque estoy tratando de dejar los libros de Gravity Falls fuera de la historia, puesto que quiero quedar lo más apegada posible a la continuidad de la serie.
Les explico: El capítulo 4 de este fic lo publiqué en febrero de 2013, como dos semanas antes de que Gravity Falls volviera del hiatus en ese mismo febrero con el episodio de "Boss Mabel", o sea que la serie sólo tenía hasta el episodio de "Summerween" que se había estrenado en octubre de 2012. La cosa es que la serie continuó y la primera temporada finalizó con "Dreamscapers" y "Gideon Rises" en julio de 2013, cosa que me cambió mucho el plot del fic, pues yo esperaba utilizar los libros 1, 2 y 3 como principal trama.
Entonces, en lugar de los libros, ahora me inventé (estúpidamente) unas piedras mágicas como las que aparecen en el episodio de "Little Dipper". Estoy segura que aún después de editar todo el fic habrá algunas diferencias respecto a la serie de GF, puesto que aún no finaliza y probablemente me vuelva a cambiar mis planes, pero ya no tan drásticamente, así que si a partir de ahora ven algo que no concuerde con la serie, ya saben por qué es.
Les pido una disculpa enorme porque supongo que si quieren seguir leyendo el fic, tendrán que releerlo para que no se confundan ): Y pues igual entiendo si quieren mandarlo a la mierda y buscar otros fics que estén bien hechos :v En fin, si no, pues sigan leyendo, adelante :')
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Blithe Hollow, Massachusetts, New England.
Las cosas cambiaron justo aquel fatídico 21 de noviembre, cuando salvó a Blithe Hollow de la Maldición de la Bruja.
Las personas inmediatamente comenzaron a ser amables con él, le hablaban como a cualquier otra persona, sin un deje de desprecio en sus palabras. Los chicos malos de la escuela ya no trataban de molestarlo, y no había obtenido ningún garabato o escrito ofensivo en la puerta de su casillero, era simplemente increíble. Ni siquiera Alvin se había aparecido para fastidiarlo. De hecho, al igual que los demás, su ex-bravucón se había comportado agradable, aunque esto aún aterraba un poco a Norman, pues cada vez que el bravucón se acercaba, sentía que su único propósito de aparecerse sería golpearlo, pero afortunadamente no era así. Quizá las cosas están cambiando, pensaba Norman para sí mismo.
En casa, las cosas se tornaron de manera similar: Courtney dejó un poco los insultos bobos con los que le llamaba cada vez que se dirigía hacia él, no era mucho el cambio, pero viniendo de Courtney eso era considerablemente bueno. En cuanto a sus padres, Sandra siguió siendo tan cariñosa como siempre y Perry -aunque aún desconfiaba un poco de todos esos espíritus que lo rodeaban-, ahora aceptaba más a su hijo.
Al cabo de unos días, Norman comenzó a hacerse cada vez más cercano a Neil y Salma. No es como si antes no hubiesen sido sus amigos, es decir, sólo eran compañeros que no se odiaban, pero muy en el fondo sí habrían podido considerarse como amigos. Y aunque antes de que el incidente de la bruja ocurriera, Salma había mandado un escrito a Miss Blithely (la columna del periódico para pedir consejos), diciendo que Norman trataba de robar su mejor amigo, posteriormente se dio cuenta de que el chico no era tan malo como ella pensaba y terminó por aceptarlo.
Al final se habían convertido en grandes amigos.
Pero por supuesto, no todo dura para siempre, y en este caso, involucra las cosas buenas.
Sucedió que justo un mes y medio después, la gente parecía haber olvidado quien era él. Otra vez comenzaban las burlas, no de modo tan constante y agresivo como antes, pero había alguno que otro compañero de escuela que se mofaba de él. Era como si ya nadie recordara que había salvado al pueblo de aquel pseudo-apocalipsis zombie.
Y bien decían por ahí que la fama es efímera. Pero al menos esperaba que su amistad con Salma y Neil, fuese eterna.
Norman comenzaba a preguntarse si había alguien, además de su familia y amigos, que recordara lo que había hecho hacía poco más de un mes, pues parecía que ya a nadie le importaba.
No es que estuviese siendo egocéntrico y deseara que el mundo le alabase por el resto de su vida, lo único que pedía era que las burlas no volvieran. Que no volviera nada de lo malo que antes había vivido.
― No te preocupes, seguro hay quienes te aprecian y no sólo por el hecho de salvar al pueblo. ―Le decía su abuela mientras flotaba y daba volteretas por toda la habitación, y al mismo tiempo trataba de infundirle ánimos e intentaba consolarlo.
― Sí claro, me aprecian tanto que han vuelto a burlarse de mí.
― No seas negativo, cariño. ―Se acercó al escritorio donde Norman estaba sentado simulando leer un comic. ― Yo te aprecio y también tu familia. ―Dijo y trató de abrazarlo, a lo que Norman rio un poco puesto que no podían tocarse, pero aun así, era muy gentil de su parte, por lo que él le devolvió el gesto con una sonrisa.― ¿Y qué hay de ese chico Neil y la otra chica de lentes? ¿Acaso no son ellos tus amigos? Apuesto que nunca te van a decepcionar.
― Supongo que tienes razón… Sólo temo que nuestra amistad no vaya a durar y que ambos terminen despreciándome como el resto de mis compañeros…
― Ellos no harán eso, cariño.
― Lo sé, es sólo que a veces… Agh, no lo sé, quizá deba olvidarlo.
Cerró el cómic y se levantó de su asiento, dirigiéndose hacia la puerta.
― Vamos, no tienes por qué ponerte triste.
― No estoy triste, abuela. ―Resopló.― Sólo… iré abajo para la cena, hoy será la noche antes de Año Nuevo, no lo olvides.
Le sonrió antes de irse y dejarle sola en aquella habitación tapizada de posters y objetos de zombies.
― No lo olvido, cariño. ―Dijo la anciana, antes de evaporarse en el aire con una sonrisa.― Pero siento que sé a quién puedes visitar para dejar de sentirte deprimido.
Una vez terminada la cena, Norman fue escaleras arriba a paso lento. Aunque la cena había sido exquisita y había pasado un agradable momento familiar, no dejaba de pensar en aquello que tenía a su mente ocupada unas horas atrás.
Mañana será un día nuevo, un año nuevo, y todo será mejor…espero. Se decía en su mente, tratando de darse consuelo a sí mismo.
Situó su mano en el pomo de la puerta, giró la perilla, dio un leve empujón y entró a su habitación dando un suspiro.
― Hola, cariño, ¿Qué tal la cena? ―Saludó la abuela reapareciendo de la nada.
― Estuvo bien. ― Sin ánimos se dirigió hacia su guardarropa y busco un pijama limpio.
― ¿Sólo bien? ―Inquirió la abuela.― ¿Acaso sigues pensando en lo de hace rato?
― No, sólo estoy cansado. Quiero dormir. ―Sacó su ropa de dormir y la colocó sobre la cama.― Ahora, si no te importa, ¿podrías, por favor, mirar hacia otro lado mientras me visto?
La anciana sonrió
― Claro que sí, cielo. ―Se dio media vuelta en el aire y comenzó a mirar el estante de libros que había en la habitación.― Sabes, creo que sé de alguien a quien puedes visitar para darte cuenta de que muchos apreciamos lo que hiciste.
― Bien, terminé. Puedes voltear ahora, abuela.― Dijo Norman acomodándose en su cama.― Ahora dime ¿Quién es ese alguien?
― Agatha.
Pronto su mente volvió al pasado, un mes atrás, y recordó todo: Aquella niña que poseía un don como el de él, aquella que fue condenada a muerte hacia unos 300 años, aquella a la que las personas juzgaron y por ende maldijo al pueblo…
Aquella inocente niña que finalmente había logrado pasar a la otra vida.
― ¿Que quién?
La abuela rodo los ojos.
― Ya sabes, esa chica Prenderghast, la pequeña a la que el tío de tu madre le leía cuentos par-
― Sí, lo sé. Sé de quién hablas, abuela. ―Interrumpió Norman.― Es sólo que… ¿Ella? ¿En qué iba a ayudarme?
― ¡Pues porque tú la salvaste, tontuelo! ―Le respondió la mujer riendo.― Ella logró cruzar a la otra vida gracias a ti, gracias a que fuiste valiente para hablar con ella y le hiciste entender que lo que estaba haciendo estaba mal. ―Se acercó más a su nieto, quien la veía hablar desde la cama donde él estaba acostado, y continuó.― Estoy segura de que si vas a visitar el árbol y reflexionas sobre todo lo que te estoy diciendo, te darás cuenta de que no importa si las demás personas se vuelven en tu contra, nosotros siempre estaremos aquí para apoyarte… Y siempre te vamos a querer y apreciar.
Una sonrisa apareció poco a poco en el rostro de Norman al darse cuenta de lo que su abuela decía, ya ni siquiera sería necesario ir al árbol, pues había logrado entender lo que la abuela trataba de hacerle ver. No obstante, aún quería ir y no tenía idea de por qué.
― Yo… gracias, abuela. ―Su sonrisa se amplió, pero unos segundos después se apagó al darse cuenta de que Aggie ya no estaría ahí, puesto que ya estaba en un lugar mejor.
― ¿Qué pasa? ¿A dónde se fue tu sonrisa?
― Ya he comprendido lo que me dijiste, ¿De qué serviría ir al árbol? ―Bufó.― Además ella ya no está aquí…
― ¿Y eso que importa? Podrías ir a dejar flores en agradecimiento. ― Dijo mirándole con ternura. ― Mañana sería un buen día para ello.
Norman lo pensó y después volvió a sonreír.
― Sí, suena como una buena idea. ―Un bostezo escapó de su boca.― Pero no te quites todo el crédito, porque eres tú quien me ha hecho reflexionarlo… Gracias y buenas noches, abuela.
Hablar con la abuela Babcock era simplemente de lo mejor, siempre lograba hacerle sentir bien cuando estaba decaído.
― Buenas noches, Norman. ―Se acercó y le besó la frente a su nieto, a pesar de que él sólo sintiera un brisa fría.― Descansa.
― Tú igual.
Y con eso último dicho, cayó en el sueño del que no saldría hasta la mañana siguiente. En un nuevo año.
Dio una última mordida a sus panqueques y, aun sin siquiera acabárselos, se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.
― Gracias, mamá. Estuvo rico el desayuno.
― Vaya, ¿A dónde vas con tanta prisa, cariño? ―Respondió su madre al verlo así.― Ni siquiera has terminado tus waffles.
― Ah, sí… pero ya estoy lleno y ehm… ―Era malo con las mentiras, pero parecía estar convenciendo a su madre. Sólo necesitaba otra excusa más.― Neil me invitó a su casa.
― ¿Neil? ¿A estas horas? ―Se entrometió Courtney, quien iba bajando las escaleras y se acercaba a la mesa para desayunar.― Son vacaciones, nerd. Estoy segura de que tu amiguito sigue roncando.
― Es que…Me invitó a jugar Hockey. ―Dio una sonrisa tratando de convencerla.― Muy temprano.
Courtney solo negó con la cabeza, ella no se había creído nada de eso, pero tampoco le importaba, así que siguió comiendo su desayuno.
― Qué extraño eres.
― Seh… Ya me lo has dicho antes. ―Le dirigió una sonrisa falsa y se esfumó tras la puerta.
Salió de su casa a toda prisa hacia el centro de la ciudad. Necesitaba ir a alguna florería cercana, y necesitaba darse prisa antes de que a sus padres se les ocurriera salir a buscarlo.
No tardó mucho, pues apenas llevaba unas cuantas cuadras, cuando decidió girar en una esquina y bingo: Había encontrado una.
Se paseo por los estantes llenos de flores, todas de diferentes colores y olores. Claveles, narcisos, gardenias, rosas, dalias, gladiolas, orquídeas, girasoles. Ninguna lograba convencerlo y además se estaba quedando corto de tiempo, hasta que por fin vio algo bueno: un hermoso buque de lirios, eran perfectos. Pagó por ellos y salió de la tienda directamente en marcha hacia el bosque.
Ahí estaba, frente aquel viejo árbol. Deshojado por el gélido clima del reciente invierno, cada una de sus ramas parecía más seca que la primera vez que estuvo ahí; pero a pesar de ello, por alguna extraña razón, no se mostraban tan espeluznantes como aquel entonces. Simplemente lucía solo y seco. No comprendía como dicho lugar podía presumir tal color gris emanando a su alrededor, aun cuando unos cuantos rayos de luz diurna lograban atravesar las ramas de los árboles en el entorno del área.
Permaneció de pie en el mismo lugar durante unos minutos más, simplemente contemplando la vista. Acarició las flores con las yemas de sus dedos. Siguió observando. Cada roce en los pétalos de aquellas flores lograban sumergirlo más en sus pensamientos.
Enseguida una oleada de recuerdos azotó su mente.
"No… ¡NO!… Yo sólo estaba jugando…"
"¡Yo no hice nada malo!... ¡Basta!, ¡Déjenme tranquila o se van a arrepentir!, ¡HARE QUE SE ARREPIENTAN!"
Podía recordar perfectamente la mirada de aquella niña, su rostro estaba lleno de miedo y furia al mismo tiempo, las lágrimas corriendo por sus mejillas pálidas, temblaba y retrocedía asustada al momento en que aquellas malas personas se le acercaban. ¿Por qué no pudieron escucharla?, se preguntaba Norman. El sólo recuerdo de aquella escena lo molestaba, y es que él sabía por experiencia propia cómo era ser ignorado y que nadie escuchara o creyera lo que decía.
"¡TE VOY A HACER SUFRIR!"
"¡Ellos me lastimaron!"
"¡Que me dejes sola!, ¡NO TE ACERQUES A MI!"
Las memorias venían una tras otra, inundando su mente.
"Las personas que te han lastimado… ¿Nunca has querido has querido hacerlos sufrir?"
"Yo sólo quiero a mi mami…"
"La historia que estabas contando… ¿Cómo termina?"
Pronto sus divagaciones se vieron interrumpidas por un leve sonido, salió del trance y lo primero que miró fueron los lirios en sus manos y el fondo que se veía detrás de estos, que no era más que un bosque apagado. Definitivamente los girasoles hubiesen resaltado más en este lugar,se dijo a sí mismo.
Una vez más volvió a escuchar el mismo sonido. ¿Era aquello un sollozo? ¿Era aquello una… chica? Presto más atención a aquel ruido, dirigió a su mirada al árbol y logro captar unos cuantos destellos verdes en la punta de las raíces de este. Eran como pequeñas chispas saltando, cada vez se volvían más grandes al igual que aquel gimoteo que ahora sonaba más como un leve llanto.
― ¿Ho-hola…? ― Se aclaró la garganta para disimular el miedo que profesaba su voz, y dio un par de pasos al frente.― ¿Hay alguien más aquí?
Justo después de preguntar aquello, volvió a escuchar un jadeo. Y entonces una figura logro salir desde dentro del árbol.
―… ¿Aggie?
Definitivamente era ella.
¿Pero cómo? ¿No la había ayudado a cruzar a la otra vida? ¿Es que no lo había logrado? Tantas preguntas brotaron en ese instante. Pero apenas volvió a recalar en que Agatha se encontraba frente a él, flotando, estaba totalmente seguro de que nada de lo que había pensado era cierto. Aparentemente, no la había ayudado a cruzar al más allá, y seguro ella estaría más que triste de no poder estar reunida con su amada madre como tanto anhelaba.
Vio a la chica fantasma flotar y secarse las lágrimas, comenzando a acercarse hacia a él. ¿Estaría molesta?, ¿Le lanzaría rayos hasta casi matarlo como la última vez? Ahora comenzaba a asustarse.
― ¿Qué haces en este lugar?
La voz de Agatha aún sonaba un tanto quebrada por el reciente llanto. Norman retrocedió un paso.
― Yo… yo quería venir a… ―Comenzaba a dudar, los nervios le estaba dejando sin habla.― ¿Verte…?
― ¿Verme? ―Norman notó que su voz ahora se escuchaba algo molesta, como si pensara que él a propósito hubiese hecho que no llegara al más allá. Parecía que tuviese cambios de humor repentinos.― ¿Tú sabias que yo estaba aquí?
― ¡No! ¡Lo juro! No sabía que estabas aquí, es decir, sí… po-porque bueno, ¡Es tu árbol! ―Cada palabra que su boca derramaba salía torpemente cuando trataba de explicar, estaba hecho un lío. Agatha era intimidante cuando esas luces verdes comenzaban a desprenderse de su cuerpo fantasmal― Y yo… pensé que debía traerte flores, co-como en una tumba, ya sabes... pero no sabía que tú est-
― ¿Me trajiste flores?
Su parloteo había sido cortado por Agatha, quien ahora parecía estar sorprendida. Luego la comisura de sus fantasmales labios dio forma a una pequeña sonrisa. El chico sólo miró de vuelta a sus propias manos para notar que ya no tenía las flores en ellas, las había dejado caer cuando entró en pánico.
Torpemente se dio la vuelta para recoger las flores del lugar donde habían caído.
― Ehm… sí. Bueno, iba a ponerlas en el árbol, pero ahora que estás aquí… ―Extendió su mano hacia la chica y esbozo una sonrisa tímida.― Tenlas.
Contenta, Agatha alargó su brazo para alcanzarlas, pero toda la felicidad se fue por la borda cuando se dio cuenta de que al querer tomar las flores, su mano las traspasó como aire.
― Rayos, qué torpe… olvidé que tú no puedes… ― Se sentía apenado por haber olvidado aquel detalle.― Yo… en serio lo siento.
― Descuida, olvidé que sigo siendo un fantasma. ― Le dijo con una sonrisa honesta.― Te agradezco el detalle de todas formas.
Norman le sonrió de vuelta.
Le miró unos momentos más, observando como todos los árboles y el resto del paisaje podía ser visto a través de su fantasmal forma; al menos ahora estaba un poco más iluminado gracias a ese raro brillo verdoso y amarillento que emanaba el cuerpo de Agatha. Luego se dio cuenta de que quizá le había estado observando durante mucho tiempo como a un bicho raro y aparto la vista rápidamente.
― ¿Te molesta si dejo las flores en el árbol?
― Por supuesto que no, adelante.
Hizo su camino hacia el árbol y colocó las flores al pie de este. Después, procedió a dar lugar a todas sus preguntas.
― Y… ¿Por qué sigues aquí? Es decir, no es que me moleste… es sólo que creí que ya habías sido liberada y esas cosas.
La mirada de Agatha se volvió triste.
― Yo también creí eso por un momento, pero cuando estaba a punto de llegar al más allá, no me permitieron cruzar. ―Dijo cabizbaja, pero cuando pareció comenzar a recordar más, se vio enfadada.― ¡Y ahora estoy atrapada en este horrible lugar! ―Pequeñas chispas comenzaban a salir de sus ojos al hablar.― ¡Lo he estado desde aquel día en que se suponía debía llegar a la otra vida!
― Entonces… Por eso estabas en el árbol y por eso llorabas. ―Dijo Norman más para sí mismo que como una pregunta hacia ella.― Pero… ¿Por qué? Es decir, no lo entiendo, ya habías desaparecido.
― ¡Lo sé!, pero me dijeron que aún tengo "asuntos pendientes en la tierra" ¡Y no sé qué hacer ahora!
Agatha parecía ser bastante emocional. Inestablemente emocional.
― ¿Qué asuntos?
― ¡No lo sé!, ¡Ni siquiera sé de qué asuntos pendientes hablan y no quisieron decírmelo! ―Lloriqueó frustrada.― ¡Todo lo que me dijeron es que debo averiguarlo por mí misma!
― ¡De acuerdo, de acuerdo, tranquila!
Agatha acató la orden y tomo un respiro para controlarse, se secó unas cuantas lágrimas más que habían logrado escapar en el arrebato y miró a Norman nuevamente.
― Escucha… ¿Qué te parece si te ayudo a resolver tu asunto? ―Ofreció Norman. En realidad no sabía por qué, pero quería ayudarla.― Así podrás llegar a la otra vida y estarás con tu mamá.
Una sonrisa reapareció nuevamente en su rostro.
― ¿Enserio?
― Por supuesto, ―Le aseguró.― pero ahora tengo que ir a casa antes de que mis padres salgan a buscarme.
― ¡Oh, claro!, entonces… ¿Te veré otro día?"
Norman notó su voz esperanzada, como si temiera que fuese a abandonarla ahí como había hecho todo el mundo. El sentimiento le resultaba familiar ya que justo de eso hablaba con la abuela, de sentirse olvidado.
― De hecho, puedo venir hoy en la tarde, sólo tengo que ir a casa un momento.
El rostro de Agatha pareció iluminarse nuevamente.
― Eso sería muy amable de tu parte.
Pero entonces Norman pensó, ¿Y qué rayos podríamos hacer aquí en este bosque abandonado? Quizá sería una mejor idea llevarla con él, y así hasta podría presentarle a la abuela.
― Aggie, ¿Qué dices si vienes a casa conmigo?
La cara de Agatha no podría verse más sorprendida, Norman supuso que seguro en toda su infeliz vida, nadie jamás había tratado de ser amable con ella o de hacerse su amigo. Nadie además de su madre, claro.
― ¿Aceptarías que yo fuese contigo? Pero… Yo no te conozco, no creo que sea correcto ir a casa de extraños, además podrían hacerte daño porque verán que estás hablando con el aire, o algo así.
Sus pensamientos de puritana no permitían relacionarse tan cómodamente con personas y mucho menos alejarse con dichas personas fuera de ese montón de arboles viejos.
― Por supuesto que no, estamos en una nueva época. ―La animó.― Además podríamos salir a pasear y te mostraría cómo es todo en la actualidad. ―Al decir eso, recordó a Neil cuando trato de hacerse amigo de él, cuando siempre insistía por pasar el rato juntos y cómo él siempre estaba reticente.
― Eso sería muy agradable, ¡Me encantaría conocer el pueblo nuevamente!
Agatha soltó una risita de emoción, y Norman avanzó hacia la salida de aquel lugar donde los árboles se juntaban y se cernían sobre las cabezas de las personas.
― ¡Entonces, andando!
Agatha le siguió entusiasmada, pero justo cuando trató de ir unos diez metros más allá de su árbol, se dio cuenta que no podía continuar.
Estaba atrapada.
Cuando Norman se percató de que ya no Agatha ya no lo seguía, vlvió su cabeza y rápidamente se dio cuenta de lo que sucedía.
― L-lo siento. ―Se apresuró a disculparse.― No sabía que…
― No importa, debí suponer que esto iba a pasar. ―Se veía completamente decepcionada, no debía ser nada lindo permanecer el resto de la eternidad atada a un tronco viejo, alejada tanto de vivos como de muertos.― Debes ir a casa, tu familia espera.
Norman se sintió mal por ella, ambos se habían emocionado al pensar en que podrían salir a divertirse, pero todo se desmoronó por aquello que mantenía a Agatha sujeta al bosque.
― De verdad lo lamento. ―Vio como la pequeña fantasma se devolvía hacía el árbol tristemente y Norman sintió que debía hacer algo.― ¡Hey, Aggie! ―Ella se giró para verlo.― ¿Está bien si vengo mañana? ― Le ofreció con una sonrisa amistosa, realmente no quería que ella se sintiera sola.― ¿Y al día siguiente y… quizá todos los días?
Aggie se elevó aún más en el aire y soltó una risa alegre. Se dirigió a su árbol y antes de desaparecer, le dijo:
― Será un placer tenerte aquí.
Norman miró una última vez y después se alejó rumbo a casa.
Probablemente lograrían entablar una amistad, después de todo, la idea de ser amigo de un fantasma de su misma edad, parecía agradable.
Efectivamente, después de casi un año, ambos chicos se hicieron muy buenos amigos. Era agradable hablar con alguien que en realidad entendiera todo ese asunto de los fantasmas, aunque tenían gustos algo distintos, a Norman le parecía agradable hablar con Aggie, y ella se sentía de lo mejor sabiendo que al fin tenía un amigo que no la juzgara o le llamara bruja.
Norman iba de visita al árbol todas las tardes después de clases. Le leía cuentos como solía hacer su madre, charlaban o buscaban algún juego simple. Aquellas tardes eran bastante amenas, se habían vuelto muy cercanos.
― Yo insisto, ¿Cómo es que sigues viniendo a este lugar? No hay nada para divertirse aquí. ―Bufó molesta.― Menos aun cuando yo estoy aquí atascada en este montón de ramas.
― Ya te lo dije, no necesitamos nada más, tú ya eres divertida. ―Respondió Norman bastante seguro.
Agatha le sonrió aun un poco decepcionada. Y es que comenzaba a sentirse culpable, sentía que Norman sólo iba a visitarla porque sentía lástima de ella al estar atrapada en el árbol.
― ¿Sabes? Estuve pensando hace algunos días, y creo que quizá si voy a la casa abandonada del Tio Prenderghast, podría encontrar alguna cosa o libro que nos ayude a… bueno, a liberarte.
Norman aún sentía esa necesidad de ayudarla, y en realidad había considerado esa idea de rebuscar entre los viejos libros del Tío P.
― Eso sería muy amable de tu parte.
Entonces Norman decidió que, esa misma semana, iría a aquella enorme y espeluznante casa en la colina. Aunque aún estaba planeando cómo ir sin que Courtney o sus padres lo descubrieran, pero ya encontraría alguna excusa, todo era cuestión de tiempo.
Y es que pensar incluso en poder encontrar alguna especie de hechizo para traerla de vuelta a la vida, le emocionaba. Podía imaginarla yendo con él y sus amigos al parque, o leyendo comics de zombies, incluso hasta ir a clases juntos. No podía desear nada mejor que eso, pero por desgracia, no había tal manera de lograrlo.
No hasta donde él sabía.
Agradezco muchísimo a quien haya leído hasta este punto y espero que lo haya disfrutado. Prometo que la historia será más emocionante (espero), éste es sólo el principio.
En el siguiente cap. aparecerán Salma y Neil, y después de ese, aparecerán el resto de los chicos (Coraline, Wybie, Dipper y Mabel), además como notarán estoy utilizando a Aggie como excusa para hacer que todos ellos se junten (-8
Se fijaron cómo hice que pasara un año así bien rápido? Sorry por eso jajajaj Ténganme paciencia, trataré de hacer más interesantes los capítulos.
Gracias por leer.
P.D. Casi lo olvido, estoy aún más agradecida con la Srita. CookieLovePrincess (visiten sus historias, son geniales) por motivarme a subir mi apestosa historia, sin ella jamás me habría animado, así que le dedico este capítulo, aunque sea un asco :D
