Aprendiendo Amar

Aprendiendo Amar

Prólogo

Tokio, Japón.

Viernes 7 de julio, 2007.

3:18 a.m.

¿Alguna vez has sentido la necesidad de retroceder el tiempo?

Es gracioso esta tarde, había discutido con mi padre. Siempre era lo mismo, echarme en la cara, el despilfarro en que se había convertido mi vida.

-El tiempo es cuestión de tiempo, la vida es cuestión de vida,
la vida dura un momento, el tiempo toda la vida.

Me había dicho él, entonces lo había ignorado, no preste atención a sus palabras y recuerdo que salí furiosa del despacho. Siempre era lo mismo, me juzgaba por todo lo que hacia. Mi carácter frívolo me ayudaba a no dejar mis emociones al descubierto de nadie. Pero lo cierto era que me lastimaban. Quería llorar y quería desahogarme. Y solo conocía una manera de hacerlo.

Antes de salir de casa me tope con mi madre y mi hermana. La primera me miraba con reproche, no soportaba el hecho de que yo siempre discutiera con mi padre. Lo cierto era que ella ya sabía lo que iba ir hacer cuando cruzara la puerta que me llevaría a mi libertad, y como todos en mi familia, ella tampoco aprobaba mí vergonzoso comportamiento.

Mi hermana era otro caso aparte. Rika siempre me apoyaba, hiciera lo que hiciera. Es diez años menor que yo, y me idolatra. Suele decirme que quiere ser como yo, cada que tiene oportunidad. Yo solo le sonrió, y me marcho de su lado. Desde hace años lo hago, no quería que ella conviviera conmigo. No quiero que ella sea como yo.

Por eso siempre la apartaba de mi, desde hace mucho que no hablo con ella. Aun cuando hace unos días la encontrara llorando desoladamente en el porche, no me acerque a ella. Aun cundo sentí mi corazón encogerse ante su llanto, me subí a mi carro y me marche una vez mas de casa. Sabia que ella me había visto, lo vi por el espejo retrovisor. Vi su mirada dolida y desconcertada. Me di cuenta de la soledad que la albergaba. La misma soledad que me hacia compañía desde hace ya tiempo. Pero a mi naturaleza egoísta no le importo y acelere sin volver a mirarla.

Y esa noche, me había mirado igual. Con el mismo dolor en sus ojos llorosos. Aparte la mirada bruscamente de ella. Y cuando Rika se libró del agarre de mi madre, para acercarse a mí y abrazarme, apenas y había correspondido a su abrazo, alejándome de ella tan rápido como pude. Y marchándome de casa. Sin decirles a ninguno cuanto los amo.

Gemí, de dolor. Pero no sabia si del dolor de saber que esa seria probablemente la última vez que había visto a mi familia. O era otra clase de malestar que apenas empezaba a sentir, pero que era muy fuerte.

Sentí escocer mi frente, y dirigí mi mano a ella. Lo que vi me dejo impactada.

Sangre

Mi mano estaba manchada de sangre. Trate de moverme y sentí un malestar mucho peor que el anterior en un costado de mi estomago.

Eso solo comprobaba mis sospechas. Cada vez me sentí más débil y peor.

Como pude, mire a mí alrededor. Todo era un caos. Un caos total. Las ambulancias y las patrullas se empezaban a escuchar. Y la gente no paraba de gritar, y de juntarse.

-Por favor, Dios… dame tiempo para verlos- le rogué. Consiente que mis ruegos demostraban todo mi miedo.

Quería retroceder el tiempo. Y poder cambiarlo todo.

En el transcurso de nuestras vidas consiente o inconscientemente hemos deseado hacerlo. Retroceder el tiempo y cambiar los hechos donde hemos actuado mal, de las que nos arrepentimos y deseamos poder arreglar.

Lo deseamos con tanta fuerza, que la culpa se vuelve mucho mayor. Y solo queremos remediarlas cuando sabemos, que estamos, posiblemente exhalando nuestro último aliento.

Cuando sabemos que la muerte nos espera y que pronto nos encontraremos junto a ella.

Entonces es cuando nos entra el arrepentimiento, el remordimiento, la culpa, todo un disfraz para ocultar el miedo. Porque no, no es arrepentimiento o todo lo demás. Es miedo, el miedo al ser juzgado por esa divinidad que al final dictara nuestra sentencia.

Miedo a ese Dios, que en muchas veces no creemos o ignoramos… pero al final siempre recordamos. Y entonces comprendemos. Cielo o Infierno. Y la sentencia da miedo.

La muerte me da miedo. Porque no quiero morir.

Merezco una segunda oportunidad.

Porque… porque yo quiero VIVIR.

Recuperar el amor que perdí y la familia que con mi comportamiento aleje de mí.

-Dios, por favor, por favor- seguí rogando -Cometí un error. Nunca jamás debí de haber tomado esa maldita botella de vino. Jamás debí de haber permitido desahogar mis penas con el alcohol. Pero soy adicta. Si por fin lo reconozco, desde hace ocho años soy adicta a el. Pero por favor, permíteme vivir. Permíteme estar con mi familia. Y lo más importante, déjame amarlo una vez más. Nunca debí dejarlo ir, no debí dejar el amor escapar. Nunca debí de haber dejado ir a Shaoran Li.

Un dolor más fuerte que los anteriores me vino y grite. El poco razonamiento que tenía se me estaba esfumando.

-Sakura Kinomoto, veintiséis años de edad. Hija del empresario Fujitaka Kinomoto. Informen a su familia del accidente inmediatamente. Su estado es grave.

Grave, me repetí. Grave.

Las luces de las ambulancias y las patrullas las veía distorsionadas. Ni siquiera fui consiente de cuando me pusieron en la camilla. Todo lo veo borroso. No soy capaz de distinguir ninguno de los rostros. Tampoco es que quisiera intentarlo, seguramente no reconocería a nadie. Solo soy capaz de oír el ajetreo que se había ocasionado.

Siento mi cuerpo adormecido y tengo leves temblores. Tengo frió y los parpados me pesan. Poco a poco me voy alejando del bullicio… y entonces siento como una mano me sacude con suavidad.

-Sakura debes mantenerte despierta- lo miro no entiendo nada de lo que dice, pero me limito asentir con la cabeza.

-¿Entiendes lo que te digo?- escucho su pregunta no muy convencido- debes mantenerte despierta.

-Si- ¿esa era mi voz? Es muy rasposa.

-Bien. Pase lo que pase todo estará bien. ¿Verdad Sakura?

Esa voz. Yo conozco esa voz. Esa frase. Solía decirla antes, hace mucho tiempo en realidad. Trato de enfocar la mirada en la persona que me hablaba con tanta confianza… es inútil, y no logro más que ver todo más borroso.

Sentí como me elevaban y después poner en marcha seguramente la ambulancia. Y me permití cerrar los ojos un momento.

-Sakura.

Ese es mi nombre. Abro los ojos una luz blanca me bloquea la vista, me molesta.

¿Qué paso? ¿Por qué me duele el cuerpo? ¿Dónde estoy?

Entonces lo recordé todo. Como si de una película se tratara. El asco me invadió y sentí unas enormes ganas de vomitar, mi cuerpo convulsionarse y el enorme trabajo que me costaba respirar. El sonido de los aparatos que estaban conectados a mi comenzaron a sonar mas alterados.

-Sus signos vitales se están alterando demasiado.

-Esta entrando en shock.

Mis sentidos se están perdiendo, mi cuerpo no me responde y mis ojos pesan más. No. No quiero cerrarlos. Nos hasta no verlos.

Mi familia.

Shoaran.

Y por arte de magia tu rostro lo veo. Sonrió a pesar del dolor que siento al hacerlo.

Siento una calidez sobre mi mano.

Ahora si. Ver tu rostro es suficiente para mí.

Por favor cuida de ellos…

No puedo más. Mis ojos pesan una tonelada.

-Maldición Sakura.

Sonrió, aunque no me puedas ver.

-Te Amo Shaoran- susurro pese a que no me puedes escuchar.

Mi cuerpo deja de convulsionarse. Y mis ojos se cierran definitivamente.

-¡No! ¡Sakura!... ¡SAKURA!

-Doctor Li, suéltela.

-¡No!- rugió.

-Esta muerta.

-No- susurro esta vez.

-Hora de la muerte 3:48 a.m.


Notas de la autora:

¡Hola a todos!

Si lo se, muchos de ustedes querrán matarme en este instante. Pero antes de que lo hagan primero aclaremos unos puntos.

1.- No, no estoy loca (bueno tal vez un poco… de acuerdo si estoy loca)

2.- Seguramente pensaran que rayo pasa conmigo; no he acabado con mis proyectos anteriores, lo que es peor aun me tardo en actualizar; y aun así como me atrevo a iniciar uno nuevo. ¿Por qué? Bueno, la respuesta es sencilla. Si me atreví a escribir este nuevo fic, fue porque necesitaba una forma de desahogo. Hace poco presencie un accidente terrible. Que me hizo recordar una etapa de mi vida. Yo misma he sido victima hace años de lo que un alcohólico puede ocasionar cuando se pone atrás de un volante. Los peores accidentes automovilísticos, son por personas que van conduciendo en un estado muy elevado de ebriedad. Se que el tema puede ser cansado, adicciones, ¿Quién no ha escuchado de el? Todos, es cierto. Pero pocos comprendemos lamentablemente el mensaje (sin ofender a nadie) no estoy en contra de tomar, yo misma lo he hecho. Solo hay que hacerlo bajo responsabilidad.

3.- Este Fic, no es para ofender a nadie. Lo aclaro porque cuando lo estaba escribiendo, varias personas me preguntaron si no lo veía como una ofensa hacia los demás. Y respondo lo mismo: No. Lo veo como una historia mas, de las que he escribido. Con la única diferencia de que le podemos encontrar un mensaje. Y posiblemente mas visibles los valores y antivalores que practicamos como sujetos.

Vuelvo a repetir, no pretendo ofender a nadie. Si alguien esta en desacuerdo conmigo, solo háganmelo saber, mediante un reviews o por mi dirección de correo electrónico, con gusto responderé. Así como para quienes quieran aportar sus ideas y colaborar en la historia también. Seria un buen gesto, de parte de todo si nos apoyamos en temas como esto mutuamente.

4.- No se preocupen es el ultimo. Para quienes leen Guerra por el Amor y Mi Mejor Enemigo, no voy abandonar los proyectos. De hecho tratare de hacer las actualizaciones de las tres historias al mismo tiempo. Nuevamente muchas gracias por el apoyo brindado.

5.- Lo olvidaba, para quienes se quieran poner en contacto conmigo mi correo es: elentary guion bajo 26 arroba hotmail punto com (todo junto ya saben)

Ahora si me despido.

Nos vemos es próximo capitulo. Estará mucho mejor.

No olviden dejar sus reviews.

Besos

Celebriant O. D.

"Todas las penas se pueden tolerar si las cuentas en un relato"