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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Rumiko Takahashi.
§◊§Asucey Uchiha§◊§
Sanya, Hong Kong, China.
Los pasos, un tanto vacilantes, emitían un sonido seco en las calles desiertas, sin un resquicio de vida en ellas, pues hacían tres horas que la media noche había pasado. El corazón empezó a latir acelerado cuando la calle lo empezó a bajar directo al muelle, su punto de encuentro. Se detuvo. Agudizo la vista ayudado por la poca claridad que la luna brindaba en esa noche oscura y cerrada. Recorrió el lugar por un minuto, y, bajo la protectora sombra de un peñasco, se encontraba un embarcadero al final del muelle y en este una figura. Empezó a caminar y conforme se acercaba la figura empezó a tomar la apariencia de un hombre de aproximadamente uno sesenta de altura, medio musculoso y de no más de treinta y pocos años, por lo que pudo percatarse. Se detuvo. El hombre con un movimiento de cabeza, que él muy apenas pudo percibir, le indico que lo siguiera. Caminaron un poco haciendo crujir la madera a su paso, se detuvieron al llegar al final del embarcadero. Después de unos minutos observando las aguas matizadas de negro y azul oscuro por el reflejo del oscuro cielo y la luna que le daba reflejos cristalinos. El hombre que lo había estado esperando hablo.
―¿Y bien?―pregunto con voz ronca―. ¿Qué averiguaste?―El hombre poseía un porte erguido en toda su altura y mantenía sus manos en los bolsillos de su pantalón.
―Llegara a Japón, bien custodiado. En un Jet privado que aterrizara en una vieja pista en desuso, que era usada por avionetas comerciantes, tiene linde con la carretera, a las afueras de Kioto, está en una zona boscosa, así que después de diez años, los árboles y matorrales la han ocultado. Su arribo será en la noche del jueves que viene a las doce horas. Lo estarán esperando otros veinte hombres para llevarlo a Tokio―dio la información. El otro hombre solo asintió.
―Bien. Aquí tienes tu paga―dijo dándole un fajo de billetes―. Aunque no creo que puedas gozarla―el hombre saco una pistola y le disparo en el estómago, a quemarropa, tan rápida fue la acción que al otro no le dio tiempo de reaccionar. El hombre cayó al suelo, boqueando por un poco de aire, con los ojos como platos y asustados. El otro hombre se alegó un par de pasos y le volvió a disparar, esta vez justo en medio de la frente, acabando de una vez con su vida. El hombre empezó a caminar, alejándose del muelle y subiendo por la calle. Se escuchó en sonido de autos aproximarse y después dos autos negros aparecieron bajando, por la calle. Se detuvieron a su lado y el primero bajo la ventanilla del auto.
―Vayan y limpien la escena―ordeno. El auto acelero y se perdió, rumbo al muelle. El hombre abrió la puerta trasera del otro auto y subió. Saco un móvil, de dentro de su saco y marco un número, después de unos segundos alguien contesto:
―¿Ya lo tienes?―Una voz pregunto del otro lado del teléfono.
―Sí.
―Bien. Encárgate tú―le ordeno la voz―. Quiero un buen trabajo. Desaparécelo, mátalo. No me defraudes―En su tono de voz estaba implícita la amenaza.
―Lo hare. No lo defraudare. Se lo aseguro. Sesshomaru Taisho tiene los días contados―le dijo. Se escuchó el sonido que indicaba que el otro hombre había colgado―. Vámonos―El auto acelero y dio una vuelta en `u´ para perderse en el sentido contrario.
Reeditado el 04/05/2016
