Disclaimer: Tokyo Ghoul no me pertenece ni ninguno de sus personajes sino a la mente de Sui Ishida. Esta es una historia sin fines de lucro, sólo para entretener.
"Este fic participa en el reto libre de predicciones del foro Anteiku: Una cafetería para fans de Tokyo Ghoul"
N/A: La verdad me siento ptetica con esto, no me ha gustado como ha quedado pero no he querido dejar mal el reto. Espero al menos sea la lectura de agrado y lamento mucho si quedo muy Ooc.
Título: Un nombre
Summary: Y entonces como si fuera lo más natural del mundo murmura un gracias seguido de un nombre. Y entonces el alma se le cae a los pies.
Numero de palabras: 373
Entra con pesada calma a su apartamento, estaba vacío. Pero se sentía igual de vacío que su mente, su cuerpo, su corazón y su alma. Es entonces que se siente repentinamente fatigado y no hay más opción que sentarse en el sofá. Entrecierras los ojos en un vano intento de tranquilizarse y la voz que últimamente lo acosa regresa.
"Kaneki Ken".
Y Haise abre los ojos, los abre porque esa voz dice un nombre que él no conoce, toma su cabeza entre sus manos tal cual loco que ha perdido la cordura. La toma y se dice a si mismo que ese nombre nunca debió de haberlo escuchado.
"Pero lo hiciste"
Entonces se levanta y se larga de aquel lugar que hasta hace unos momentos era su refugio y camina, camina sin dirección alguna mientras se abraza a si mismo tratando de calmarse.
"Pero no puedes".
Ignora la voz, la ignora vilmente mientras camina a paso apresurado sin fijarse si chocaba con alguien o no, quiere escapar un momento, estar a solas y decirse a sí mismo que el chico de su mente y la chica que lo salvo de ser asesinado por Takizawa tenían nada que ver con él. Porque no lo tenían, ¿o sí?
Es entonces que sin saberlo llega a esa cafetería, ese que tiene un olor agradable y de alguna forma lo hace sentir seguro, como en casa. Re:, un curioso nombre que no termina de entender.
Entra y se sienta en cualquier mesa, mira a su alrededor y siente miradas sobre él, las siente y aun así no sabe porque lo miran.
"Recuérdalo"
Pero se niega, se niega a recordarlo a él, a pesar de querer saber su pasado no lo quiere recordar a él ni a… ¿ella? ¿Pero porque un ella? No lo sabe, no lo sabe y quizás nunca lo sepa.
Pero en el momento en que la mesera de aquel sitio llega y le pone un café frente a él que aún no había pedido, se pierda en su mirada y en el brillo de su cabello y entonces como si fuera lo más natural del mundo murmura un gracias seguido de un nombre.
Y entonces el alma se le cae a los pies.
—Touka.
