Comenzando con el mes SS Smut, amores.
Datos:
Título: Flores de cerezo y abanicos incandescentes.
Pareja: Sasuke Uchiha & Sakura Haruno.
Especial: Calendario del mes de noviembre Smut.
Días: 30
Actualización: Sin sentido. (Espero poder ser capaz de actualizar todos los días, pero... igual me pasa como con el de NH Smut, paciencia, por fis).
Autora de los OS: Chia S.R.
Advertencias: SMUT, Lemon, Lime, Sexo, OOC, IC, Drama, romance...
ºHeatº
(Por lo que yo entendía era como estar cachonda uxu. Perdón si no fue así.)
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Se mordisqueó el labio por tercera vez consecutiva. Estaba segura de que estaría enrojecido e hinchado. No es que lo hiciera realmente aposta, era simplemente que era un gesto de su deseo.
Y es que, maldita sea, estaba completamente cachonda.
Sí, como sonaba.
Al cuerno con lo que pensaran los demás. No estaba haciendo malo con espiar a su marido mientras se duchaba. Para nada. Y era culpa de él que se sintiera tan excitada que tuviera que apretar sus muslos y maldecir cada vez que sentía un ápice de placer.
Sasuke estaba de espaldas, frotándose el jabón por el cuerpo con sus propias manos. El cabello se le pegaba a la nuca y las orejas. Pese a las muchas heridas de guerra que tenía, continuaba siendo terriblemente sexy la forma en que su espalda se curvaba cuando se agachaba para lavarse las piernas. Y, era totalmente erótico ver cómo separaba sus piernas para lavarse sus partes.
Ese trasero que tenía era una tortura de tentador.
Ella solo había ido para llevar una toalla al baño e informarle de que no quedaba mucho para la cena. Pero como siempre le había pasado, se quedó completamente embobada al verle desnudo. Tantos años esperándolo, ahora no quería perder detalle.
Lo malo es que su marido la calentaba hasta un punto inaguantable.
Suspiró roncamente, frotando la mejilla contra el quicio de la puerta y suspiró. Descendió sus manos por su cuerpo, notando la sensibilidad de sus senos, bajando hacia el centro entre sus piernas. Presionó la parte justa, cerrando los ojos y abriendo la boca.
Demonios, desde que sintió por primera vez a Sasuke en su interior, no cesaba de quererle ahí, profanando su interior de cualquier manera posible. Y ni siquiera se podía comparar a las noches a solas cuando era una adolescente que todavía lloraba por él y lo ansiaba a su lado. Ni siquiera sus dotes de chackra le habían proporcionado el placer que su marido era capaz de darle.
Sin darse cuenta, comenzó a frotarse a sí misma, aferrándose al quicio de la puerta, presionando sus senos contra este. Sasuke continuaba de espaldas, con las manos sobre la cabeza, aclarándose. Su piel brillaba bajo el agua.
Su mano existente, se aferró en su cuello, frotándose la zona y descendiendo por su torso. Lo vio detenerse sobre su sexo y el movimiento de su codo delante atrás. Se mordió el labio y reprimió un gemido. Maldición, su sexo estaba tan húmedo y ansioso.
Pues yo me pongo muy cachonda cuando veo a Sai pintar, recordó las palabras de Ino. Ella siempre tan suelta para explicar algo que tuviera que ver con su marido. Pero secretamente, Sakura tenía que confesarlo. A ella la excitaba muchísimo esa situación.
Y necesitaba más.
Retrocedió lo suficiente para poder quitarse la camiseta que llevaba, tirándola al suelo. Sus senos eran pequeños, pero firmes y sus pezones estaban tan erectos y sensibles que simplemente ese gesto la hizo protestar.
Bajó las manos hasta el comienzo de los pantalones vaqueros y abrió la cremallera, descendiéndolos por sus caderas, agachándose y, al hacerlo, algo primitivo en ella la hizo excitarse más. Pensar en que Sasuke podría estar tras ella, viendo su sexo en aquella situación...
Se incorporó, pataleando para quitarse la prenda totalmente y empujó la puerta con cautela.
Sasuke había cerrado el agua y estaba a punto de girarse.
Corrió de puntillas hacia él, abrazándole por la espalda. El ninja no se movió más que parar mirar por encima de su hombro al sentirla desnuda contra él. Sakura se frotó contra su piel, rozando sus tensados senos contra su espalda.
—Sakura.
Sakura frotó su mejilla, bajando su mano derecha por su torso, disfrutando con las uñas de su torneada musculatura.
—Hazme el amor.
Suplicante, ansiosa, ¿qué más daba? No importaba. Solo sabía que lo deseaba en su interior.
Sakura movió más hacia abajo su mano, buscando el sexo masculino. Notó el bello y descendió más hasta que alcanzó el miembro entre sus dedos. La reacción a ella era algo que él no podía ocultar, del mismo modo que era impresionante. Ver cómo su miembro reaccionaba totalmente a sus caricias, logrando la dureza necesaria, era jodidamente excitante.
Besó su hombro sin detener las caricias ni cesar de frotarse, hasta que para Sasuke fue suficiente. Se giró, liberándose de su agarre y sosteniéndola con su única mano por las mejillas, su mirada fija en la contraria.
Sakura solía tener aquel brillo especial en los ojos siempre que le deseaba. Aunque al principio le había incomodado, era una prueba de que solo existía para ella. La forma en que brillaban sus labios enrojecidos a base de pequeños mordisquitos era otra señal.
Sus senos, firmes y con los pezones enrojecidos, clamando por su atención y la forma en que unía sus piernas, desesperada en deseo. Su sexo reaccionó a ella como una catapulta. Sabía que ella no iba a necesitar mucho más.
Se inclinó y sin más preámbulos, metió su lengua en la boca contraria, empotrando sus caderas en las contrarias, tragándose el gemido de satisfacción femenino. Sintió su sexo quedar atrapado entre sus vientres. Al instante, ella levantó una pierna, rodeándole las caderas.
—Agachate.
Sakura asintió, jadeante, con las mejillas cubiertas de tono carmesí.
Se giró de espaldas a él y lentamente, posicionó su trasero, frotándolo contra su erección. Él mismo se sujetó, frotando la punta entre sus nalgas, disfrutando de la suave sensación, hasta que, gracias a las ansias femeninas, abrió sus piernas más para él, asegurándose su estabilidad.
Su sexo ardía y estaba más húmedo que nunca. Cuando penetró en ella fue como hacerlo en pleno orgasmo. Y no le extraño que eso fuera lo que le ocurrió. Sakura se estremeció, gritando su nombre y tuvo que sostenerse en la pared para no caer, con las caderas temblando y llenando su miembro de su propia satisfacción.
Enarcó una ceja, incrédulo.
Joder, ¿tan cachonda estaba? Se había corrido únicamente con que se la metiera.
Esa mujer era condenadamente sexy.
Le apretó una nalga con los dedos, mirándola.
—No escapes— gruñó. Ella negó, levantando la cabeza tan solo para dedicarle una mirada de soslayo.
—Hazlo. Profundo, pero hazlo.
Y él lo hizo. Se hundió con todas sus fuerzas en ella, llenándola, profundizando en su ser. Notando su sexo rodearle y humedecerle, absorberle como si no tuviera fondo. La punta de su sexo golpear su interior y la presión, le hizo perderse hasta lo más recóndito del placer. Sus testículos se tensaron y la liberación llegó al mismo tiempo que llenaba su interior y un segundo orgasmo protestaba en la mujer.
Rechinó los dientes, saliendo de ella, y se sintió orgulloso de ver su semilla ahí, resbalando de su sexo hacia sus muslos.
Jadeante, Sakura se aferró a la pared, con la mejilla pegada como si quisiera refrescarse. Sus ojos se encontraron de nuevo una vez más y sus bocas se buscaron, aferrándose a sus brazos mientras la sentaba sobre el lavabo. No comprendía qué demonios la había puesto así, pero valía la pena.
Y más, si iba a ser consciente de sus actos.
Se acarició el miembro una vez más, mirándola mientras lo hacía, como si fuera lo más común del mundo. Su pequeña boca se cerró sobre la de él y su lengua buscó la suya. Golpeó con la punta de su sexo su vientre, rozándose contra ella y un momentos después, ella se unía a las caricias hasta que, de nuevo, su semilla caía en ella, esta vez, en el exterior.
Ella echó la cabeza hacia atrás, lamiéndose los labios de una forma tremendamente erótica. Él se inclinó, mordiéndole el cuello.
Sakura disfrutó de la sensación en su cuerpo, de las caricias que tan solo su marido podía darle. Daba igual lo caliente que estuviera, él siempre respondería satisfactoriamente y disfrutaría a su par. No importaba lo que los demás pensaran. Los apodos que pusieran ponerle o los rumores.
Ella solo le pertenecía a él.
Y solo se pondría cachonda por él.
¡Nos vemos en el próximo!
Whithout words.
