Attack on Titan no me pertence. Tampoco "Alive", es propiedad de Sia.
Estoy vivo:
Los orígenes
"Nací en medio de la tormenta… maduré de la noche a la mañana…"
-"Annie, Annie despierta"- la voz ronca de su padre le quitó por completo el sueño.- "Es hora, vamos"
Annie Leonhart se estiró en la cama mientras ahogaba un gemido de dolor. Aquella última semana, luego de haberse enfrentado contra su padre, había sido fatal. Su cuerpo, aunque cada vez se hacía más fuerte, también le estaba advirtiendo que no iba a poder seguir resistiendo por mucho tiempo.
Luego de aquella discusión con su padre, irónicamente, el comenzó a exigirle más, ahora mucho más orgulloso que antes. Y como otra ironía, Annie lo obedeció. Ella quería hacer que estuviese orgulloso.
Para eso habían trabajado todos estos años, para eso seguían entrenando día y noche.
Tenía un propósito, y no iba a parar hasta cumplirlo y hacer a su padre feliz.
"jugué sola, jugué sin compañía…"
La niña salió, ahora vestida y preparada, a esperar a su padre en el patio. Los cantos de los pájaros, y la brisa de la mañana eran sus únicos compañeros, pero estaba bien. Siempre había estado bien, ya no esperaba nada más.
Y así cuando llegó su padre, comenzó. Sus piernas, sus brazos, su todo le dolía. Pero sin el dolor no hay meta, sin el dolor no hay recompensa. Sin el dolor no podría cumplir su cometido. Necesitaba del dolor, necesitaba del dolor como necesitaba de su padre. Como necesitaba acabar con todos, con todos y cada uno.
Necesitaba al dolor como necesitaba saber y que le recordara la identidad de su enemigo.
Por algo había estado sola. Por algo le gustaba estar sola y estaría así por siempre. Por algo… por algo sí. Por algo debía protegerse.
Después de todo, y copiando a su padre, el mundo era su enemigo.
Y no, no lo olvidaría.
"…sobreviví"
Y ese día, ese día ella estaba segura que algo andaba mal. Lo había visto, más bien lo había sentido. Su padre se lo estaba demostrando. Algo andaba muy mal.
Entrenaron, y entrenaron, pero en un punto, él no pudo más. Annie, ahora no tan pequeña como antes, se acercó a su padre, quien se había quedado en un estado particular.
-"Padre… ¿Qué sucede?"
Antes de que pudiese decir otra palabra, el hombre la abrazó. Tan fuerte, y con tantas ansias que Annie quedó congelada. No pudo decir una sola palabra.
Y aun peor quedó después, al escuchar la confesión de su padre:
-"Incluso si todo el mundo te odia, tu padre siempre estará de tu lado. Perdóname hija, y por favor, por favor prométeme que volverás… vuelve a casa"
Después de escuchar eso, el suelo tembló. Como si un terremoto hubiese invadido todo, como una oleada de realismo, que la golpeó, la golpeó duro. Y allí estaba, destruyendo el muro María, Colosal.
El titán Colosal.
Y justo así, Annie supo que aquí era. Aquí terminaba y aquí comenzaba.
"Quería todo lo que nunca tuve…"
Eren despertó de su sueño, mejor dicho pesadilla, por la mano de Mikasa agitándolo suavemente. Mientras abría los ojos, sin embargo, pudo ver (aunque no supo si era en su imaginación o si en realidad lo estaba viendo) lo que había esperado presenciar hace años.
El mar, las montañas, los desiertos. Todo lo que hablaban los libros de la familia de Armin. Todo aquello que él no tenía, y que seguramente nunca iba a lograr conseguir, lo vio en aquellos milisegundos.
Le pareció raro, por supuesto, y no pudo parar de pensar en eso en todo el día. Bueno, hasta que con sus propios ojos vio como el titán Colosal destruía el muro María.
Eso era algo que no iba a poder olvidarse jamás.
"use la envidia y lo odié… "
Mientras corría, más bien, mientras era llevado por Hannes, no pudo evitar pensar en algo sumamente egoísta.
Aunque cueste creerlo, y aunque le haya llevado tener que presenciar la muerte de su madre y la de millones de personas para que pudiesen estar dentro de aquel muro. Para que ellos pudiesen sobrevivir. Eren los envidiaba.
Habían muerto, es verdad, por lo tanto el solo pensamiento de aquel delirio era considerado nada más que eso, un delirio. Sin embargo, no podía evitarlo. Habían muerto, pero al haber muerto estaban salvados.
Ya no tendrían que vivir aquí, ya no tendrían que soportar…
No.- se dijo así mismo mientras comía una pequeña ración de pan que los guardias les habían entregado.- No puedo, solo no puedo.
"… pero sobreviví"
Y así era. Después de todo lo que había vivido, después de presenciar aquellas muertes, los destrozos, las matanzas. Él había sobrevivido.
Y su deseo de venganza, aunque aumentara cada vez más y que causara que el peso en sus hombros fuese más grande, era lo único que él sabía que podía mantenerlo con vida.
Eso, y su determinación.
Eran sus dos únicas armas, y las usaría hasta el final de los tiempos.
Hasta acabar con ellos. Con todos y cada uno de ellos.
"Tenía un billete solo de ida, a un lugar donde solo los demonios van"
Annie recibió el pan, pero este venía acompañado., escuchó los comentarios de odio de todos los soldados allí presentes. Escuchó, con paciencia, como cada una de las personas que allí se encontraban los maldecían y los culpaban de la falta de alimento. Como los culpaban de que no hubiese lugar suficiente. Como, por culpa de ellos, estaban presenciando su lecho de muerte.
El mundo es tu enemigo… nunca lo olvides…
Así que, la chica comió, recorrió y sobrevivió. No era su elección, pero era si era su objetivo. Su padre la necesitaba viva. Ellos la necesitaban.
Y mientras miraba a todos, todos los humanos malditos pelearse entre sí, sentía como el peso sobre sus hombros se iba fortaleciendo. Más aun cuando por fin conoció a una persona que no era una completa mierda.
Seguía con su meta, pero lo que antes eran piedras ahora eran montañas. Y sabía, Annie sabía que iba a llegar un momento en donde su espalda no aguantaría más.
Solo era cuestión de tiempo.
"No hay esperanza, solo mentiras. Y te enseñan a llorar en tu almohada…"
Jamás habría de admitirlo, ni siquiera podía hacerlo a sí mismo. Pero aquella noche, la primer noche, Eren lloró hasta quedarse dormido.
No supo si fue por el ambiente, por los recuerdos dolorosos, por toda la clase de preguntas que le hicieron, o por el entrenamiento. Pero lo hizo.
La única conclusión que pudo llegar a formar, era que aquel peso, y aquel sentimiento egoísta, lo invadían cada vez. Y tenía miedo.
Tenía mucho miedo que terminaran por consumirlo.
"… pero sobreviví"
Él.
Ella.
Ellos.
Ellos habían sobrevivido.
Y la primera vez, la primera vez que sus miradas se cruzaron, no pudieron evitarlo. Al mirarse a los ojos, sin querer (jamás habría sido queriendo), en el lugar de entrenamiento que ambos y muchos más tendrían que aprender a llamar hogar, se dieron cuenta.
Había algo que los unía. Algo que era tan grande que no podría detenerlos. No podría detenerlos jamás.
En aquel momento no lo sabían, y hasta el final tampoco se darían cuenta...
Ambos estaban vivos.
Hace pocos días me vi el anime y debo decir que me encantó (y aun más me encantó esta pareja)
Espero que les haya gustado, y como se darán cuenta esta historia no termina acá. Estoy pensando en hacer uno o dos capítulos más, hasta terminar la canción.
¿Qué piensan? Díganme en los comentarios.
Nos vemos la próxima.
-Vigigraz.
