El motivo
Pov. Tigresa
Mientras caminaba a través de un sendero a la orilla de un acantilado, miraba las montañas a mi alrededor, las cuales estaban enrojecidas debido al sol que se empezaba a ocultar tras ellas.
-Es. . . hermoso- normalmente no me fijaba en estas cosas, pero desde que deje el Palacio de Jade había empezado a notar cuan bellas eran algunas cosas, dentro de ellas el atardecer.
Cuando el sol ya se había ocultado casi por completo, recordé que debía buscar un lugar para pasar la noche, por lo que seguí caminando un poco más hasta ver que el camino ya no pasaba por el acantilado si no por un bosque de bambú.
-que bien una zona de bosque-
"creí que tendría que dormir en este estrecho camino, pero afortunadamente logre llegar al fina antes de que anocheciera"
Pensé mientras tomaba el saco que tenía en mi hombro derecho y lo acomodaba en el izquierdo para que descansara. Una vez que llegue al bosque y encontré un lugar despejado para acampar, hice una fogata y me senté frente a ella con el saco entre mis manos
-creo que debería comer algo- me dije a mi misma mientras metía mi mano en el saco, en busca de una manzana, pero cuando la saque algo callo del saco junto con unas cuantas piezas de domino- mí, flauta-deje la manzana a un lado y guarde las piezas de domino que cayeron, para después tomar la flauta entre mis manos y observarla. . .
"tigresa. . . "
La voz del Maestro Shifu se izó presente en mi mente y los recuerdos del día que inicie mi viaje también. Normal mente trato de no pensar en ellos, para evitar sentirme nostálgica y creer que tal vez haberme ido no fue buena idea, pero ya había pasado una semana desde mi partida y si seguía tratando de evitar pensar en lo que ocurrió, nunca podría superar: haber dejado el que fue mi hogar durante veinticinco años, a mis amigos quienes me apoyaron en las buenas y en las malas y fueron pacientes durante el tiempo en que me negué a ser su amiga, pero sobre todo al Maestro Shifu quien me saco del orfanato, me dio un hogar, comida y abrigo, y me hizo darme cuenta de que no era el monstro que todos creían. . . pero tenía que asimilar el hecho de que lo había dejado todo, para poder ir en busca de aquello que llenaría el espacio vacío que tenía en mi interior.
La noche ya había caído y la luna estaba llena, era el momento perfecto para pensar en el pasado, a pesar de que no pudiera recordar muy bien cómo comenzó pero aun así tenía que empezar a recordar desde donde pudiera.
Puse la flauta en mi boca, cerré los ojos y empecé a soplar. Tocar una melodía con mi flauta siempre me ayudaba a pensar en el hogar y familia que deje atrás, por lo que era perfecta para este momento.
Fruncí el ceño inconscientemente mientras trataba de concentrarme. . . primero recordé el palacio, luego la sala de entrenamiento, después las voces de mis amigo y mi maestro y de repente. . .
¡BUM BUM!. . . ¡BUM BUM!
Los latidos de mi corazón.
. . .
Hace una semana atrás
Sentí una fuerte punzada en el pecho en lo que mi vista empezaba a nublarse levemente, y la adrenalina comenzó a fluir por mis venas a causa de la mescla de sentimientos de rabia, pena y decepción, pronto mi respiración comenzó a agitarse y empecé a caminar hacia atrás torpemente. . . fue entonces cuando escuche las voces de mis compañeros, las cuales estaban llenas de preocupación.
-Tigresa ¿Qué tienes?-hay decir a víbora.
-mmm. . . mmm-pero no pude responder.
-¿Te sientes bien?-luego pregunto grulla, pero de igual manera no pude responderle.
Después de eso no pude escuchar nada más que los acelerados latidos de mi corazón en mis oídos. Me sentía tan aturdido que perdí mi equilibrio por un momento y caí de rodillas al suelo. Mi mirada quedo fija en el suelo y el recuerdo de las hirientes palabras que había escuchado hace un momento, comenzaron a pasar por mi mente.
"Tigresa. . . estoy muy decepcionado de ti"
-¡Haaaaa!-grite con fuerza poniendo mis manos en mis oídos, tratando de sacar esas palabras de mi cabeza, pero cada vez que lo intentaba volvía a escucharla, cada vez más fuete que la anterior.
Levante mi mirada para darme cuenta de que todos me miraban con extrañeza y preocupación, como si quisieran ayudarme pero no supieran de qué manera. Sin embargo, uno de ellos era la excepción, y esta excepción era la fuente de aquellas dolorosas palabras .No sé ¿Cómo?, pero ya asta había olvidado el ¿Por qué? ¿Porque esta persona, a quien tanto admiraba y quería hacer sentir orgulloso, me había dicho lo que menos quería oír?
La tristeza y decepción comenzaron a marcharse de mí, para dar cabida completa a la ira, la cual de apodero de mis acciones y me hiso reaccionar ante la completa atención que todos tenían en mí.
-¡Aléjense de mí!-grite en lo que empujaba a todos a mi alrededor, usando aquella fuerza que había estado reprimiendo desde hacía décadas. El arrepentimiento me vino de golpe después de eso, impidiéndome poder mirarlos para ver si estaban bien, y recordé que era por eso que siempre trataba de controlar mi ira, para no hacer cosas de las cuales me arrepentiré después.
-¡Tigresa!-escuche gritar a esa persona repentinamente. Estaba segura de que ahora no solo estaría decepcionado de mí, sino que también me odiaría por haber actuado conforme a mi ira.
Era tan fuerte el sentimiento que tenía, que no logre aguantar más la tensión y hui de ahí a través de los troncos y aros colgantes para llegar al techo saliendo rápidamente.
Fin pov. Tigresa.
Los cuatro furiosos restantes y el guerrero dragón, se reincorporaron algo adoloridos por el fuerte golpe. Confundidos, preocupados y algo asustados. No comprendían porque Tigresa había reaccionado de esa manera o porque se había puesto así, pero si sabían que el maestro Shifu tenía que ver con eso.
-Maestro Shifu ¿Qué le paso a Tigresa? ¿Por qué de repente se puso tan mal?-pregunto Víbora. Bastante alterada.
-Parecía estar totalmente fuera de si-comento Grulla.
-Y la forma en la que grito antes fue realmente espeluznante-dijo Mono esta vez.
-Sí, hiso que se me pusiera la piel de gallina, y ni siquiera tengo piel-dijo Mantis.
-Chicos, no es buen momento para hablar de lo que paso, ¡debemos ir a buscar a Tigresa!-les dijo Po en lo que corría hacia la salida, pero fue detenido por Shifu.
-¡No!-grito con voz de mando.
-¿Qué?, pero no podemos dejarla sola en el estado en el que se encuentra-cuestiono el guerrero dragón.
-Tigresa es una Maestra con décadas de entrenamiento en Kung Fu, estará bien sola-dijo el panda menor, esta vez con un tono más bajo.
-Pero. . .-
-¡Sin peros!, le ara bien estar un tiempo en soledad, quizás así se calme un poco-dijo el Maestro para luego retirarse del lugar.
Hubo un pequeño momento de silencio, que fue interrumpido por las palabras de Po.
-¿creen que en verdad estará bien sola?-pregunto a los cuatro furiosos.
-Po, es Tigresa de quien estamos hablando- le recordó Grulla en lo que salía del cuarto.
-Sí, ella es muy dura y disciplinada, estará bien-dijo luego Mantis, siguiendo a su compañero.
-Mantis tiene razón Po ella es muy disciplinada, pronto calmara sus emociones y volverá aquí siendo la misma de siempre-hablo luego Víbora, saliendo igualmente.
-Si, tal vez, pero la disciplina no tiene nada que ver con las emociones de un Tigre-dijo el guerrero dragón, más para sí mismo.
-Amigo, te vez muy preocupado, si quieres los dos podemos salir a buscarla- ofreció Mono tratando de hacerlo sentir mejor.
-Gracias Mono, eres un buen amigo, pero creo que este tema es demasiado serio para estar desobedeciendo las ordenes de Shifu. Así que mejor esperare a que vuelva y no causare más problemas-respondió Po.
-Sabes, cuando lo dices de esa manera, creo que es mejor idea no intervenir. Pero no te preocupes, estoy seguro de que volverá-dijo Mono dándole unas palmaditas en el hombro para luego salir a reunirse con el resto.
-Sí, eso espero amigo, eso espero-hablo hacia sus adentros en lo que salía igualmente, pero no para acompañar al resto sino que para ir a su cuarto a pensar. No tenía apetito.
. . .
Pov. Tigresa.
Mi rostro empezó a sentir el frio del ambiente, en un día oscurecido por las nubes de tormenta. Pronto empezaría a llover. . . pero eso no me importaba. Lo único que quería en ese momento era correr lejos del Palacio de Jade, y de él.
La energía que tenía en ese instante era gracias a la ira que fluía por mi cuerpo. Cada paso que daba, cada centímetro que avanzaba era impulsado por la rabia y el dolor, estaba tan aturdida debido a eso que ni siquiera era consiente de hacia dónde me dirigía y simplemente dejaba que mis pies y manos me llevaran a donde quisieran ir.
Corrí a través del Valle de la Paz, del cual las calles se encontraban casi por completo bacías, probablemente, debido a la tormenta que se aproximaba. Una vez que llegue a las afueras, el frio viento comenzó a soplar y la humedad empezó a sentirse. Era notable que fuera a ser una gran tormenta. . . pero seguía sin importarme en lo absoluto.
Me detuve un breve instante al llegar a la falda de una montaña y mire hacia su sima. Por un momento creí que ese era el final de mi camino, pero luego me di cuenta, de que uno de los muchos riscos que avían, estaba cercado por una improvisada reja de madera en su sima, y sentí la necesidad de ir hasta allá.
Aproveche toda esa energía que tenía en ese momento y corrí hasta donde el risco finalizaba, para empezar a trepar por el usando mis garras con fuerza. Cuando iba casi a la mitad, una fuerte ráfaga de viento me golpeo repentinamente, asiéndome resbalar de mi inestable agarre hacia una roca, pero no alcance a caer demasiado ya que ágilmente volví a sujetarme de las grietas y piedras sobresalientes.
-Haa, estuvo cerca-me dije a mi misma, en lo que continúe subiendo, con cuidado de aferrarme a un lugar firme para evitar lo recién ocurrido, pero en eso que terminaba mi camino hacia la sima, comencé a sentir que mis pies y manos se entumecían y mi fuerza empezaba a desvanecerse. Cada vez me costaba más jalar mi cuerpo hacia arriba.
"no lo lograre"
Pensé por un momento en lo que me daba cuenta de que mi aliento se hacía visible en el frio ambiente.
-La ira. . . ya me ha abandonado-susurre para mis adentros en lo que me daba cuenta del porque ya no tenía más energía. Toda esa fuerza que sentía cada vez que la ira se apoderaba de mí se había ido junto con esta. Estire mi brazo una vez más, en un débil intento de toparme con las hierbas que florecían en su sima. . . pero no fue así.
"tigresa. . . estoy muy decepcionado de ti"
De repente esas palabras volvieron a resonar en mi mente -¡haaaa!- solté el agarre de una de mis manos y sujete mi cabeza con fuerza. Detestaba que mi mente me recordara esas palabras, esas terribles palabras, me hacían sentir que todo ese esfuerzo y dedicación que había hecho durante décadas, ahora no valía nada. Aunque. . . gracias a que recordé eso, recupere parte de mi fuerza y termine de escalar el risco.
Nuevamente aturdida por la ira salte la cerca torpemente, pero aunque logre aterrizar bien al otro lado, al darme cuenta de que había llegado al final de mi camino, mis fuerzas volvieran a desvanecerse y caí al suelo con un dolor intenso que recorría gran parte de mi cuerpo.
La húmeda hierba que rozaba mi cara a causa del fuerte viento, era la que lograba que siguiera despierta. Sentía un cansancio realmente grande, tanto físico como mental, debido probablemente a haber vivido tantas emociones en un lapsus tan corto de tiempo.
-Haa haa-deje escapar un suspiro ahogado, para luego cerrar los ojos con intenciones de descansar.
Pich. . . pero de pronto, una gota de lluvia cayó en mi mejilla, asiéndome abrir los ojos nuevamente y recordarme que había una tormenta que se avecinaba.
-mmm, mgu-débilmente, apoye mis manos en el suelo y levante mi torso para ponerme de rodillas. Eleve mi mirada con intención de buscar un refugio entre el bambú o la montaña, pero no hubo necesidad de hacerlo. Justo frente a mi había una pérgola con un gran techo, que parecían haber sido tallados por un amante del trabajo en madera. Los pilares y el techo tenían un diseño parecido a los del Palacio de Jade, con la obvia excepción de que estos estaban hechos de madera, pintados en colores rojos y doraros al igual que la banca en su interior, la cual se encontraba sobre un piso de madera tan pulido que podía verlo brillar.
-valla- susurre bastante impresionada. Quien sea que haya hecho eso de seguro adoraba la vista que hay del pueblo y el palacio desde aquí, y lo construyo para apreciarla cómodamente.
Pich, pich. . . nuevamente cayeron gotas en mi rostro, haciéndome volver a la realidad y reaccionar. Me levante con algo de dificultad y camine hasta la banca, para sentarme y luego recostarme en ella. Mire hacia el Palacio de Jade, mientras era cubierto por la lluvia, la cual avanzaba desde el Noreste hasta el Suroeste del pueblo. Una vez que escuche a la lluvia caer por el techo que me cubría, el dolor de mi cuerpo empezó a transformarse en frio y lo que era lo que quedaba de la ira se convirtió en tristeza.
"Tigresa. . . estoy muy decepcionado de ti"
-. . . ¿en verdad. . . él dijo eso?-me pregunte, dudando si en realidad lo había hecho-¿realmente. . . soy una decepción para él?. . . haa, pues claro que lo soy. Por más que me esfuerzo, por más que trato de ser mejor que cualquiera no logro cumplir con sus expectativas. . . desde un principio él supo que jamás lo aria, por eso nunca quiso formar un vínculo conmigo, porque él supo que yo nunca ocuparía el lugar de tai long-dije esto último en un susurro en lo que sentía que un líquido cálido caía por mi mejilla. Mire por el costado de la banca en dirección al lustrado suelo de madera, en el cual podía ver mi triste reflejo, que luego fue empapado por mis lágrimas.
"Estoy llorando"
Pensé en lo que volvía a poner mi vista en el Palacio de Jade.
"hacía ya mucho tiempo que no lloraba"
Pensé luego, mientras trataba de recordar la última vez que habían corrido lágrimas por mi rostro, pero había sido hace tantos años que todo se veía borroso y confuso.
Quise tratar de detener mis lágrimas, pero ya no tenía fuerzas para nada, ni siquiera para permanecer con los ojos abierto. Mi vista comenzó a nublarse y mi parpadear era cada vez más lento, hubo un punto en el que ya no veía nada. . . u oía nada, ya que no solo mi vista se apagó también el resto de mis sentidos.
"Tigresa. . ."
Escuche su voz una vez más. . . y así después, entre en un profundo sueño.
Fin pov. Tigresa
. . .
Mientras en el Palacio de Jade
Un rayo surco a través de las nubes, iluminando la entrada del Palacio.
¡TRUANN!
Seguido por un trueno. Tras escucharlo el panda rojo se estremeció levemente por la sorpresa, asiéndolo salir de sus pensamientos. Todavía estaba preocupado por lo que ocurrió hace un rato. Aunque frente a sus estudiantes no lo demostró ya que quería evitar que supieran de sus verdaderos sentimientos. Él era un maestro serio y no podía estar mostrando debilidad frente a sus estudiantes, aunque fuera preocupación por una rabieta de parte de la maestra Tigresa.
-Brrr- volvió a estremecerse tras sentir una helada brisa entrar a su cuarto, apagando unas cuantas velas a su alrededor. Hacía mucho frio allá afuera, y no era necesario salir para darse cuenta de que con ese clima no era bueno estar a la intemperie.
Empezó a frotar sus brazos para calentarlos un poco con la idea de ponerse otra capa de ropa rondando por su mente, pero luego, un pensamiento algo preocupante se le vino a la mente.
"Tigresa. . . ella, estaba sudada. Aviamos terminado de entrenar cuando tuvimos este, desagradable conflicto. Con el frio que hace allá afuera no pasaran ni dos minutos antes de que se resfrié, y no parara ni media hora cuando su pelaje ya se habrá congelado. . ."
-hooo, niña tonta, como no pensaste en eso cuando te fuiste, ¡ha espera, ya sé, no estabas pensando! - gritaba molesto a sí mismo, sabiendo que su estudiante felina no lo escuchaba. Se puso de pie y empezó a pasearse por su habitación a causa de la ansiedad que ahora tenía-no entiendo porque se fue aun sabiendo que había un clima como este-volvió a gritar al aire, pero luego, tras recordar lo que él le dijo a ella comprendió que él también tenía parte de la culpa.
"Tigresa. . . estoy muy decepcionado de ti"
-haa, no puedo creer que le haya dicho eso. . . ni siquiera es lo que siento en verdad. Debí haberme controlado, soy su maestro después de todo se supone que se controlar mi temperamento. . . haa le he enseñado a tigresa algo que no fui capaz de hacer. Tal parece que en realidad yo fui el tonto- se detuvo a mitad de la habitación ahora con un poco de tristeza y muchísima preocupación, más que hace un momento. Su falta de control había provocado todo esto, y para que hacerse de rogar sabía perfectamente que tenía toda la culpa.
¡TRUANN!
Nuevamente, un relámpago lo saco de sus pensamientos.
Maldita tormenta, ¿Por qué tenía que llover de esa manera justo hoy?, acaso cada vez que había un conflicto a los dioses se les ocurría mandar una tormenta, para complicarle la existencia al mundo entero.
Por culpa de la tormenta el panda rojo no solo se sentía culpable sino que también frustrado e impotente. Tenía muchas ganas de salir en busca de su estudiante, pero con la lluvia que te empapaba y el frio que se colaba asta en los huesos, no solo se enfermaría la felina, el también, y si él estaba enfermo no podría cuidar de ella. . . para compensar su error .
-haa, ¿porque lo ice?, ¿¡Por qué tuve que hacerlo!? , ¿Por qué?-se gritaba frustrado, poniendo las manos empuñadas en su frente-¿Por qué tuve que decirle eso?. . . –
"Esto es lo mismo que paso con tai-long "
-. . .cometí un gran error y el termino perdiéndose. . . y ahora. . . he vuelto a fallar-el maestro empezó a tener ganas de llorar, pero trataba de aguantar y retener las lágrimas. Estaba triste porque fallo y gracias a eso su hija se fue, y quien sabe si volvería o no. . . Lo que menos quería era eso, que se fuera y nunca volviera a verla, muchísimo menos sin antes disculparse con ella, por no tratarla como a una hija, no haber sido un padre para ella, y haber roto sus esperanzas de tener una familia que la quisiera.
. . .
"pero, ella no es igual que tai-long. . . nunca lo ha sido"
Pensó de repente el panda menor.
-Ella no es igual a él. . . ella es fuerte y valiente, pero sobre todo muy leal. Pudo haberse ido hace décadas, pero se quedó aquí por amor al kung fu, al valle de la paz, proteger a los habitantes de China y por respeto a mí-hablaba esta vez lleno de orgullo por su estudiante, su MEJOR estudiante - es por eso, que debo estar seguro que volverá. . . solo debo ser paciente-.
En ese mismo instante en la cocina
Los cinco furiosos estaban terminando de comer, trataban de hacerlo lo más rápido posible para no sentir el sabor de la comida, ya que esta, no tenía un buen sabor igual que de costumbre, y eso era debido tal vez a que mono tubo que prepararla y no Po ya que el no quiso comer por alguna razón. En sus rostros se podía ver el disgusto que sentían al probar cada bocado de esa terrible comida, la cual parecía hecha para ser desagradable. Cuando por fin terminaron, corrieron todos desesperados hasta la vasija que tenía el agua para beber y se turnaron para poder tomar un buen trago de este líquido revitalizante.
-¡AAAAAAAAAAAA!- se escuchó en toda la habitación
-así está mucho mejor- dijo Grulla el cual se quitó el gorro para poder abanicarse con él.
-creí que moriría. . . después del segundo bocado- dijo Mantis dejándose caer en la mesa.
-no se la doy ni a mi peor enemigo- dijo Grulla después.
-¡JA! Como si me hubiera quedado tan mal-dijo mono después, pero se notaba que ni él creía lo que decía.
-no Mono, no es que haya quedado mal, solo tenía un sabor bastante. . . emm. . . peculiar –dijo Víbora tratando de ser amable con su amigo.
- pues entonces lamento que haya quedado con un sabor tan "peculiar", pero yo no soy el más apto para la cocina y el que siempre prepara la comida no quiso venir- se justificó Mono cruzándose de brazos.
-sí, hablando de eso que creen que le haya pasado a Po, normalmente no se pierde la comida- hablo el Maestro Grulla
-en realidad nunca se pierde ninguna – dijo luego el insecto.
- creen que tal vez esté enfermo-luego dijo la maestra.
-no solo está un poco preocupado por lo que paso con Tigresa esta mañana-explico Mono.
- valla no entiendo porque se preocupa, Tigresa es por la que menos hay que preocuparse de todos nosotros -hablo Mantis.
- bueno. . . yo, creo que también estoy un poco preocupado- declaro Grulla.
- yo también, no había querido decir nada porque aunque lo hubiera hecho el Maestro Shifu nos dijo que la dejáramos tranquila- declaro Víbora esta vez.
- en serio, pero ¿porque se preocupan tanto?-pregunto Mono sin comprender a sus amigos.
-yo conozco a Tigresa desde que tenía doce años y nunca la había visto actuar de esa manera, menos frente al Maestro Shifu- dijo Víbora.
-y yo en mis años entrenando aquí, tampoco la había visto así- dijo Grulla.
-Valla, al ver que ustedes están tan preocupados por alguna razón está haciendo que me preocupe también- declaro Mantis.
-si igual yo –hablo luego mono-¿creen que deberíamos hacer algo al respecto?- pregunto después a todos en la sala.
-bueno creo que deberíamos, pero con esta lluvia es muy difícil que podamos salir-dijo Grulla.
-pero aunque pudiéramos no podemos desobedecer las órdenes de Shifu- dijo Víbora.
-les diría que fuéramos a hablar con el Maestro Shifu, pero está claro que él tampoco quiere decirnos nada – dijo Mantis.
- oigan ¿creen que algo halla pasado entre Shifu y Tigresa, como para que ambos actúen así?-pregunto Mono.
- ¿te refieres a algo que no nos hayan dicho?-luego pregunto Grulla.
- algo así- respondió Mono.
- yo creo que eso es lo más probable. . . –dijo Víbora.
Todos quedaron en silencio durante un momento sin saber qué hacer, la maestra felina siempre había sido un misterio en lo que concierne a sus emocione, durante mucho tiempo habían dejado pasar esto por alto, pero ahora que necesitaban saber que andaba mal con ella no lo conseguían.
. . .
-oigan, no sé ustedes, pero yo saldré a buscarla a pesar de lo que allá dicho el Maestro Shifu-dijo Grulla
-oye ten por seguro que todos queremos ir, pero aun así tendrás que esperar a que la tormenta se calme –hablo Mono.
-sí, eso ya lo sé, si salimos a buscarla con este clima, más de alguno de nosotros volverá enfermo-dijo Grulla.
- pero en un par de horas de seguro se calmara la tormenta, y cuando pase podremos salís a buscarla. . . ojala que este bien y no le haya pasado nada malo-dijo Víbora.
-¿crees que algo le pudo haber pasado?. . . estamos hablando de la misma Tigresa ¿verdad?-dijo Mono un poco divertido con la idea de que a su compañera felina le pudiera pasar algo malo en verdad.
-si Mono, aunque no lo creas Tigresa no es inmortal, es de carne y hueso como todos nosotros, incluso a ella le pueden pasar cosas-dijo Víbora un poco molesta por las palabras de su amigo.
-Lo se lose-
-todos lo sabemos, es solo que ha beses se nos olvida- justifico Mantis quien al parecer pensaba igual que Mono.
- bueno, ahora que quedo claro que vamos a hacer- interrumpió Grulla- ¿qué tal si vamos a hablar con Po y le contamos de lo que acordamos?, quizás así se sienta mejor-
-sí que buena idea- dijo Víbora.
-y cuando se sienta mejor quizás nos prepare un poco de su increíble sopa de fideos – dijo Mantis con emoción.
- pero si acabamos de comer- cuestiono Mono.
-lo sé, pero esta vez quisiera disfrutar la comida y sentís el sabor de cada bocado, en vez de tratar de acabármela a la fuerza- declaro Mantis.
- ya es suficiente, desde el día de hoy jamás volveré a tocar una cocina-dijo Mono molesto por el comentario de su amigo.
-vamos mono no te sientas así solo necesitas practicar- dijo víbora a su amigo peludo mientras salía de la cocina junto a Grulla.
-no ya lo he decidido, no lo volveré a hacer y es mi última palabra- declaro mono mientras salía tras sus amigo.
-mj, cascarrabias- murmuro mantis para luego seguir a sus amigos.
. . .
Una vez que estuvieron con Po
No fue tan difícil para los cinco furiosos convencer a Po, ya que apenas mencionaron que estaban preocupados por su compañera felina el panda dejo de tener rostro de tristeza y cuando le hablaron del acuerdo para ir en busca de la maestra apenas la lluvia se suavizara, ya estaba dando pequeños brincos mientras chillaba ¡BARBARO!
-oye Po, ahora que te sientes mejor ¿qué tal si nos preparas de tu deliciosa sopa de fideos?- sugirió Mantis.
-¡Mantis!- critico Víbora.
-¿qué?, es muy buena, además hace frio-
-tienes razón hace mucho frio, seguramente Tigresa está congelándose halla afuera, y quien sabe quizás ya está enferma esperando bajo la lluvia toda empapada, temblorosa a que vallamos a buscarla, quizás creyendo que ya non nos importa –decía Po con las manos en la cabeza mientras se imaginaba lo peor.
- Po no crees que estas exagerando- dijo Mono
-emm, supongo que, tal vez sí estoy exagerando un poquito, Tigresa es demasiado asombrosa y radical para hacer eso, es solo que. . . –
- . . . ¿Qué?, es solo que ¿Qué?-
- bueno, después de lo que paso esta mañana, empecé a dudar un poco de si conozco a tigresa realmente- dijo Po esta vez con rostro de preocupación.
- entiendo a qué te refieres Po, yo pensé lo mismo, pero sinceramente ella siempre fue muy reservada y aunque creamos que ya hemos visto todas sus facetas estoy segura de que en realidad nos falta mucho más por ver - hablo Víbora.
- si supongo que eso es cierto-volvió a poner rostro tristeza.
-animo Po, no tienes que ponerte triste, pronto saldremos a buscarla y cuando la traigamos de vuelta la ayudaremos a solucionar el problema que la hizo actuar de esa manera-le hablo Grulla poniendo un ala en el hombro de Po para consolarlo.
- ¿en verdad crees que ella nos dirá lo que le sucede?, nunca lo ha hecho ¿Por qué lo tendría que hacer ahora?- pregunto Mono.
- bueno después del espectáculo que hizo esta mañana no creo que se niegue a decirnos o si, y aunque lo haga eso no quita el hecho de que nos empujó sin ningún motivo, eso, si lo tendrá que explicar- respondió Grulla.
-sí, ¡SI! ¡Es cierto!, y cuando nos diga que le sucede y nosotros la ayudemos ¡al fin podremos ser verdaderos mejores amigos!-grito Po nuevamente llena de alegría.
- eso es muy cierto Po- dijo Víbora feliz de ver a su amigo animado nuevamente.
- bien, ahora que estas animado otra vez que tal si prepara una sopa de fideos- volvió a decir Mantis.
- Mantiiis- volvió a decir Víbora.
- sí, que buena idea, así tendremos algo que darle a Tigresa cuando la traigamos de vuelta, no hay nada mejor que una sopa caliente de fideos para pasar el mal clima-decía Po mientras salía de su habitación en dirección a la cocina.
- pero, no que tigresa solo comía tofu- dijo Grulla. Mientras salía tras Po junto con el resto de sus amigos.
-tienes razón. . . entonces hare tofu caliente-
-aaaaaaa, pero a nadie le gusta el tofu, solo a Tigresa- reclamo mantis.
- bueno Mantis, tendrás que esperar a que llegue la hora de la cena si quieres tomar de la sopa de fideos de Po- dijo Víbora.
-haa, que fastidio- dijo amurrado el Maestro Mantis.
-mj, cascarrabias- susurro Mono.
. . .
De vuelta en la cima del risco
Andando dificultosamente por el resbaloso camino de la montaña, estaba una misteriosa figura cubierta por una capa roja algo desgastada .Hacia todo lo posible por ir en contra del viento, sosteniendo su capa con una mano y con la otra una sesta con alimento, pero el viento era muy fuerte y el camino era cada vez más difícil de subir, por lo que decidió tomar otro camino atreves del bosque de bambú que estaba junto al resbaloso sendero de tierra. No le gustaba la idea de tener que desviarse, pero tenía que refugiarse hasta que la tormenta se calmara un poco, o si no podría terminar accidentándose.
-veamos, la pérgola que hizo mi esposo tiene que estar por aquí, solo espero que no le haya caído un rayo-se decía a si misma mientras se metía por entre los troncos de bambú.
Finalmente llego a un espacio no muy amplio donde el bambú se separaba en dos direcciones antes de toparse con un risco, justo en medio del lugar pudo ver la pérgola que buscaba afortunadamente intacta aunque ya mojada y algo deteriorada. Alzo su vista un momento para poder ver la copa de los árboles de bambú mientras caminaba en el espacio que había entre ellos, y se dio cuenta de que había exagerado cuando pensó que a su pérgola le pudo haber caído un rayo, después de todo estaba rodeada de alto bambú y era más probable que cayeran en ellos que en la pequeña pérgola.
- Haaich, a pesar de estar algo deteriorada todavía se be muy bonita- dijo la misteriosa figura mientras tocaba con su pequeña y delgada mano la mojada madera. . . Continúo caminando para poder llegar al frente de esta y cuando al fin pudo estar bajo su techo. . .
-¡HAAAAAAAAA!-se dio cuenta de que había alguien más allí y ese alguien era enorme y rayado. Debido a la sorpresa retrocedió torpemente fuera de la pérgola cayendo en el proceso-¿Qué-que es eso?- susurro para sus adentros. Se quedó inmóvil durante unos segundo esperando a ver si ese alguien la iba a atacar o cualquier cosa, pero al ver que no se movía decidió acercarse a investigarlo. Se levantó lentamente del suelo en lo que trato de calmar su respiración, recogió un par de cosas que se habían caído de su sesta y luego se acercó muy despacio hasta ese alguien que parecía estar acostado en la banca de madera.
-. . . – su respiración era lenta, eso significaba que estaba durmiendo, lo cual resultaba increíble estando a la intemperie con este clima, pero estaba temblando y su pelaje estaba casi todo escarchado por el frio, lo que significaba dos cosas: o estaba tan cansado que no le importaba cuanto frio hacia y solo quería dormir, o estaba tan enfermo que quedo inconsciente por el dolor. La segunda opción parecía la que más se acercaba.
- bueno no parece muy peligroso en ese estado- volvió a susurrar. Alzo su mano lentamente hasta este individuo aun algo temerosa de que este fuera a reaccionar y toco su frente- haa está congelado- luego toco su mejilla y después su barbilla- está todo congelado, debe llevar aquí horas. . .-dijo algo preocupada, empezó a observar las ropas que llevaba y vio que no eran muy gruesas lo cual le resultaba aún más increíble.
-mmm- de repente un quejido se escuchó provenir de este individuo por lo que decidió acercarse un poco más para poder escuchar lo- maestro, Shifu-dijo después.
-¿Maestro Shifu?, ese no es el nombre del encargado del Palacio de Jade-se preguntó la figura algo confundida, notando que pequeños sollozos se escapaban del extraño individuo- valla, tal parece que no fue un buen día para ti. . . pobrecito- le hablo después mientras acariciaba su mejilla, lo cual por alguna razón pareció calmarlo- no te preocupes, yo estoy aquí, no estás solo-.
-. . .-
"apenas se calme la tormenta les pediré a mis vecinos que me ayuden a llevarlo a mi casa, ya que seguro despertara enfermo y con mucho dolor de cabeza"
. . .
