Sus ojos se llenaron de terror al escuchar aquella respuesta, no paraba de temblar y los labios se le secaban lentamente. Observo todo a su alrededor, el consultorio completamente pulcro e inmaculado que no podría darle más tristeza de la que ya podía sentir. Las paredes resplandecientes de blanco calaban en sus iris de color miel y sonrió, una sonrisa forzada que no podía engañar a nadie, ni a la propia Orihime.

— ¿Señorita? ¿Se encuentra bien?

La preocupación plasmada en el rostro maduro de la doctora le hizo encoger el corazón en un imposible deseo. Como desearía tener una madre con esa expresión de gran preocupación por ella. Se levantó dubitativa y camino saliendo de aquel consultorio sin musitar ni un solo "Gracias". Se paseaba por los mismos pasillos en los que había entrado con las lágrimas al tope de sus ojos.

Camino y camino sin parar, las palabras de su diagnóstico la habían desconcertado lo suficiente para dejarla sin palabras, aun cuando la doctora sonreía mientras le felicitaba ella solamente se llenó de miedo, un miedo tan desgarrador que congelaba todas sus emociones.

Su mente se había quedado tan en blanco que cuando se dio cuenta estaba frente a su pequeño departamento. Entro, derrotada y abatida por lo que ya había previsto aun antes de que salieran las palabras de su doctora, aun antes de que Ichigo comenzara a evitarla.

Se dejó caer en el sofá con mayor signo de rendición. Era una hermosa tarde, el sol caía brillante ante la ciudad, una tarde que en días pasados habría disfrutado enormemente con toda su energía. De esa manera y sin haberse quitado las sandalias se recostó del todo en el sofá usando un cojín como almohada.

Lentamente resbalo sus manos, que no habían parado de temblar en ningún momento, por sus piernas rozando su falda, subiendo por su vientre hasta el estómago para regresar con mayor lentitud a su vientre.

—Ulquiorra...

Las lágrimas se apoderaron de sus ojos, resbalaban como cristales transparentes. El puño en su vientre le tallo con frustración pero sin hacer demasiada fuerza, lloro y lloro toda la noche recordando el día en que Ichigo comenzó a evitarla siempre que podía, recorriendo el pasado entre recuerdos hasta llegar al momento cuando más sintió que el corazón se le rompía en pedazos...

Desvaneciendo en el aire.

Los rayos del sol se deslizaron por las pequeñas ventanas de su comedor, alumbrando. Se levantó apesadumbrada por las pesadillas recurrentes, pesadillas que le parecían recuerdos. Despacio se levantó del sofá al toque del despertador en su habitación, fue hasta allí y cambio su pijama por el acostumbrado uniforme del colegio. Al principio todas las mañanas eran insoportables pero con el peso de los días y con todos sus amigos sin dejarla tranquila ya no la pasaba tan mal.

Al salir de su departamento y, al igual que siempre desde que decidiera retomar las clases, le esperaban Tatsuki e Ichigo, parados al final de las escaleras demasiado serios para su gusto. Al mirarla bajar ambos le sonrieron, uno con más cansancio que el otro, Orihime trato de atribuirlo a sus largas rutinas como Shinigami desde la partida de Rukia aunque dentro de si conocía la otra razón. Ichigo no estaba muy contento de verla desde hace unos días. No le tomo demasiada importancia y se dispuso a bajar sonriente.

— ¡Tatsuki-chan! ¡Kurosaki-kun! Buenos días.

—Buenos días, Inoue —Saludo Ichigo, ahogando la voz cada vez que se acercaba más y bajaba la mirada—

Tatsuki solo sonrió y la tomo de la mano distrayéndola del rostro cansado de Kurosaki. La preocupación de Tatsuki no pasó por desapercibida para Orihime y el modo en el que Ichigo pareció volver a respirar cuando se adelantaron unos pasos más de él.

—Tatsuki... ¿Ocurre algo?

—No, nada, no te preocupes.

Aunque la sonrisa de su amiga siempre le había calmado, esta vez y no la única, solo aumento su inquietud pero preguntar más cada día hacia que le dieran menos respuestas. Le correspondió la sonrisa con mayor pesar. Inconsciente y discretamente llevo su mano a su vientre rozándole por sobre el suéter.

"—Las cosas no han sido sencillas desde el regreso de Orihime... está cansada, casi no duerme y de peso se enfermó hace poco y no mejora."

Tatsuki le comento a Ichigo pendiente de la puerta del departamentos unos minutos antes de que saliera.

El desmejoro en el rostro de Ichigo la tenía preocupada y la forma en la que cada día sin razón se alejaba más y más de todos.

Al llegar al aula el silencio acompaño los movimientos de Ichigo, muy diferente a los de Orihime que recibió todas las atenciones de parte de sus amigos. Él se sentía más agotado en el transcurso de las horas, con esfuerzo centraba su atención en los profesores mientras evitaba las miradas de Uryuu a su lado o los disimulados esfuerzos de Orihime por llamar su atención. Se sentía enfermo, como si a una fiebre atosigante se le diera el poder. Su garganta la sentía áspera y su hackeca le proporciono más dolor cuando el timbre del almuerzo sonó. Recargo su cabeza en sus brazos y miro el brillante cielo azul de las mañanas asomándose por la ventana.

—Kurosaki-kun...

Frunció un poco el entrecejo respirando profundo antes de alzar la vista a la joven. Tenía algo extraño en ella que irremediablemente le hacía huir de ella, en casa ocasión y con más frecuencia en el pasar de los días.

— ¿Te sientes bien?

Espero unos momentos en los que acompasaba su respiración y la desesperación le invadió de a poco.

—Ah... si... —Se detuvo unos instantes mirando sus preocupados ojos, respiro hondo y le sonrió con calma fingida— bueno, iré a la enfermería un momento, solo me siento un poco cansado, no es nada.

—Te acompaño.

La decisión de Orihime le congelo y observo a Uryuu que le siguió. Recorrió los pasillos con lentitud mientras el aire volvía a sus pulmones con parsimonia, se sentía un poco aliviado al alejarse de forma considerable de ella.

El silencio prosiguió aun estando dentro de la enfermería y escuchando las preguntas junto a las recomendaciones de la enfermera en turno, las mismas que le repetía en esos días, acusando a una posible gripe y recomendando el diagnostico de su padre por ser doctor.

Se había recostado en una de las pequeñas camas de la habitación de reposo con Uryuu parado a su lado y mirándole con recriminación.

—Ya suéltalo, Ishida, dime que pasa.

Cubro sus ojos con sus bazos dando la vista al techo esperando la conversación que había deseado no tener desde entonces. Dio una calada de aire y se relajo en las duras sabanas tratando de recuperar un poco la fuerza.

—Tu sabes que pasa, yo debería decirte eso, ¿Qué esta ocurriendo?

Las palabras encaradas de Uryuu le atormentaron un momento. Llevaba días haciéndose la misma pregunta, preocupado y agobiado de que no fuera algo realmente grave. Se reincorporo sentándose en la orilla de la cama sin mirarle a la cara, agachando la cabeza y apoyando su codo con su rodilla. Ishida le miro la mitad del rostro, sus remarcadas ojeras que aseveraban su cansancio.

—Desde que volvimos de Hueco Mundo algo extraño ha estado pasando...

—¿Es por los Hollow`s?

—No... me eh encargado de todos los hollow`s sin problemas... semanas después de volver comencé a sentirme agotado, cada día más y más, creemos que es una enfermedad.

—¿Qué clase de...?

—No lo se... Urahara dice que mi reatsu esta descendiendo considerablemente en los últimos días. Pero no conocemos la razón... me ha hecho pruebas pero solo empeoro...

—A este paso tu reatsu podría...

—Extinguirse.