-1A/N: Bueno ahora me dio por escribir algo de misterio...solo por cambiar de género XD. Esto serán oneshots, no estarán vinculadas las historias. Los personajes son algo OOC.

Disclaimer: No me pertenece Get Backers, si me perteneciera sería una serie de trama bastante torcida.

"Recuperen el diario de Dokuro"

Dokuro era una cantante y pintora que pintaba ángeles en honor a gente real. Hitoshi, su novio, era un chico bastante responsable y ocupado. Jamás llegaba a los conciertos de Dokuro, y ella siempre decía que no importaba. Pero un día, uno de los escenarios donde Dokuro se presentó tenía una bomba. Hitoshi se propuso ir a ese concierto en particular, pero como siempre, llegó tarde. Dokuro estaba tendida en el suelo, muerta. Desde entonces, Hitoshi se volvió loco, y robó el diario de Dokuro para cumplir todos los deseos que encontrara en el.

Paul leía acerca de unos extraños asesinatos en el periódico. Una señora bastante normal entró al Honky Tonk, miró a su alrededor y sin pensarlo preguntó a Paul -Disculpe, ¿podría ver a los recuperadores?-

-¡Somos nosotros, los Get Backers!- dijo Ban, corriendo a estrechar la mano de la mujer.

-¡Recuperaremos lo que nos pida!- dijo Ginji con una sonrisa.

-Por favor, pagaré lo que sea...- dijo la mujer -¡pero recuperen el diario de mi Dokuro!-

-¿Dokuro Takajashi? ¿La cante y pintora fallecida?- preguntó Ginji.

-Ella era mi hija, y su novio robó su diario.- contestó la señora -Yo jamás lo leí, pero ahora quiero saber que era lo que pensaba de la vida, a veces me parecía que no era quien aparentaba.-

-Señora, ¿está conciente de que si dice algo en ese diario, podría cambiar todo lo que usted siente?- preguntó Ban.

-A veces es mejor no enterarse.- dijo Ginji.

-Si no quieren recuperarlo...-

-¡No!- dijo Ban -¡Lo recuperaremos!-

-Gracias.- dijo la señora.

-Chicos- dijo Paul -Deben saber que el chico no ha aparecido en unas semanas.-

-Podemos encontrar lo que sea, y a quien sea.- dijo Ban, y salieron rápido como el viento del café.

Ginji y Ban, con periódico en mano, pidieron bastantes indicaciones a policías, conocidos, desconocidos, vagabundos y muchos más. No tuvieron éxito en la ubicación de Hitoshi Nakamura, pero si notaron algo bastante curioso: todas las víctimas de los misteriosos asesinatos habían sido pintadas por Dokuro, en forma de ángeles. Y no solo era eso. Los cadáveres habían sido encontrados en ubicaciones que, si se les unía con una línea en orden, era una línea perfectamente recta, como conduciendo a un lugar.

-Ban-chan, ¿no crees que es extraño?- preguntó Ginji.

-Mejor visitamos todos esos lugares.- dijo Ban.

-Espero no haya fantasmas.- dijo Ginji.

-No seas idiota.-

Los recuperadores visitaron cada uno de los lugares donde los cadáveres habían sido hallados. Todos tenían algo en común: habían sido pintados, y en el lugar donde alguna vez había yacido el cuerpo había un dibujo hecho con sangre de una pluma.

-¿Qué crees que sea esto, Ban?-

-No tengo idea, pero ¿has notado que todas las plumas indican al mismo lado?-

-¿A qué te refieres con eso?-

-¡A que las plumas pueden ser pistas, idiota!-

-¿Seguiremos unas plumas?-

-¿Tienes una idea mejor?-

-No...-

Siguieron el largo rastro de plumas, extrañamente todas iguales, hasta llegar a una antigua casa abandonada. Estaba llena de pinturas de ángeles, pero además de eso, todo estaba lleno de telarañas, pelusas, polvo y cosas escabrosas de los antiguos dueños de la casa. Se veía que era un lugar bastante religioso, había crucifijos y rosarios colgando por donde miraras.

Además, el lugar tenía un aire extraño, sentías que te observaban. Si te parabas en el centro, casi podías sentir la presencia de otro ser. Daba miedo, incluso el voltear sabiendo que podía haber un cadáver enfrente de ti asustaba solo de imaginarlo.

-Ban, algo se siente rarísimo aquí.- dijo Ginji, viendo a su alrededor.

-Creo que nos acercamos, Ginji, en realidad estamos cerca.- contestó Ban con algo de su habitual orgullo.

-¿Precisamente de que están cerca?- preguntó una voz femenina desde atrás.

-¿Quién anda ahí?- preguntó Ginji armándose de valor.

-Yo pregunté antes, no han contestado mi pregunta.- dijo la voz, desde otro lugar. Parecía que la voz giraba alrededor de los recuperadores, con cada momento se sentía la presencia en otro lugar, parecía que era el aire el que hablaba -¿A qué se están acercando?-

-No contestaremos si no te dejas ver.- dijo Ban.

-Bien, aquí me tienen. - dijo la voz, ahora si se escuchaba clara y de un solo lugar.

Ban y Ginji voltearon atrás y vieron salir de las sombras una chica con quemaduras en todo el cuerpo el rostro.

-¡¿Dokuro?!- exclamaron Ban y Ginji a coro. A duras penas podían distinguir el rostro, que aún conservaba algo de belleza, entre tantas quemaduras y llagas. La figura solo sonrió.

Pero estaba muerta, de eso estaban seguros. Nunca en su vida creyeron que iban a ver una imagen tan retorcida como la que tenían en frente. La cosa se ponía más extraña cada momento, parecía que en lugar de acercarse a la verdad, se alejaban más de ella.

-Dok-ku--rr-o- san ¿dónde está su diario?- preguntó Ginji petrificado.

-Los diarios son privados, ¿qué quieren con el mío?- preguntó Dokuro.

-Somos los Get Backers, recuperamos lo que nos pidan, y nos pidieron recuperar tu diario de las manos de tu novio.- dijo Ban, algo intrigado también -Así que entrégalo.-

-¿Así que alguien quiere conocer mis secretos?- dijo Dokuro -Nadie debería saber mis secretos, los secretos deben quedarse sin saber.-

-Escucha, danos tu diario y te dejaremos.- dijo Ban algo harto.

-Toda la gente que supo mis secretos sufrió las consecuencias, en su honor, un ángel en cada lienzo.-

-¿A qué te refieres?- dijo Ginji.

-Hitomi.- dijo Dokuro, mostrando el dibujo de uno de los ángeles, este era una chica -mi mejor amiga, una chica linda, graciosa, amable e inteligente. ¿Pero porqué tomó mi diario en aquella fiesta?- Dokuro siguió caminado alrededor del cuarto hacia mas pinturas, y dando una presentación parecida de cada uno de ellos, todas acabando en que de una u otra forma, se enteraban de sus secretos. Cada una de las personas que habían sido asesinadas tras la muerte de Dokuro eran las de los cuadros, no más, no menos.

-¿¡Entonces fuiste tu quien los asesinó!?- dijo Ginji.

-¿Yo? Yo solo convertí a las personas en ángeles en mis pinturas- dijo Dokuro con tono inocente -Yo no maté a nadie, sin embargo, no se puede decir lo mismo de mi querido amante...Hitoshi, quien cumplió con todos mis deseos, pero no tomó en cuenta que estaba haciendo lo mismo que los demás: enterarse de mis secretos - dijo Dokuro, y apuntó arriba, donde colgaba de una cuerda el cuerpo del chico. Pálido, estático, se distinguía el diario de Dokuro en su bolsillo, pero cuando se alejaron un poco, vieron el resultado de las locuras de una mente torcida y siniestra. Pintadas en la pared del fondo, se apreciaban dos enormes alas pintadas con sangre. La imagen completa daba la impresión de que las alas de la pared salían de la espalda del chico, dándole una imagen angelical pero sádica.

Los recuperadores se quedaron boquiabiertos ante la imagen. Cuando regresaron su mirada, Dokuro ya no estaba, más en el suelo, escrito con cenizas decía 'cumplan con su trabajo, yo ya he cumplido con el mío'. En lo que terminaron de leer la frase, el diario extrañamente se cayó del bolsillo de Hitoshi. Ban lo recogió y comenzó a leer. Dokuro, como su madre lo había dicho, no era lo que aparentaba. Ella siempre mostraba amor y el lado bello de la vida a todos, pero su diario solo expresaba odio, ira, rencor, angustia y enojo.

Pero lo más angustiante estaba al final. Las últimas páginas del diario eran una lista de gente que ella odiaba a muerte. La gente de la lista era la misma que había sido asesinada, la misma de las pinturas de ángeles. Sin embargo, como ella había dicho, ella no los había matado, por lo menos no con sus propias manos. Cada nombre estaba tachado, pero claramente esa no era su caligrafía...sino la de Hitoshi. Al final, estaba escrito, éste con la letra del chico, 'Hitoshi', y este estaba tachado con la caligrafía de Dokuro. Estrictamente, Hitoshi era el asesino, pero los asesinatos fueron a voluntad de la chica. Si te fijabas bien en el rostro de Hitoshi, tenía llagas y quemaduras iguales a las de Dokuro, cuando el ni siquiera había estado en la explosión. Hitoshi había sido su última víctima.

Ban cerró el diario y lo dejó en el suelo, justo abajo de Hitoshi. Inclinó la cabeza y caminó hacia afuera.

-¡Pero Ban!- dijo Ginji -¿No le daremos el diario a la señora?-

-Ginji, a veces es mejor no enterarse de algunas cosas.-

A/N: por favor dejen review ¿siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii?