Chapter 1 Revenge of a broken heart
"las locuras se hacen por amor, el amor es lo que nos mueve en este mundo, pero ¿Qué sucederá con un corazón roto? El amor es bendición y a la vez una maldición..."
Hace mucho tiempo en la bella época de la Antigua Grecia, el otoño estaba por cerrar con broche de oro, en el Olimpo los dioses celebraban un acontecimiento único, y en la tierra también dos almas se unieron en una sola, el grandioso héroe Hércules y la dulce megara, las bodas se celebraban en todo Grecia, todos estaban felices excepto la diosa Perséfone la cual esperaba el glorioso momento de regresar al lado de su amado, ignoraba los hechos sucedidos, ella soñaba que su amado estaba en las puertas del inframundo con los brazos abiertos, aprovechó el momento para poder preparase para volver.
Meg miro a Hércules con el rostro lleno de felicidad con su radiante vestido blanco frente al templo de Zeus -Hércules me has hecho la mujer más feliz de toda la existencia, ya no espero el momento en el que podamos unirnos y jamás separarnos-Meg dijo tomando a Hércules de las manos –pero hay que esperar, aunque -el joven acerco una de sus manos hacia el vientre de su amada- nuestra felicidad ya está escrita- Hérc, mi amor- La joven sello sus palabras con un beso apasionado mientras Hérc seguía tocando su vientre hasta que de los labios del joven susurraron "ya es hora de unirnos para toda la eternidad", tomo la mano de la joven y se dispusieron a entrar al templo.
Mientras tanto Perséfone corría por los valles esperando poder llegar a su destino, solo imaginaba lo que su amado esposo le tendría a ella preparado, una sonrisa salió de su rostro y entro al inframundo.
Paso por el estigia junto a Caronte, miro a su can recostado el cual se lleno de regocijo al ver a la dulce diosa llegar, hasta que entro al salón principal donde hades pasaba la mayoría de su tiempo con sus figurillas; pero descubrió algo al llegar, no había nadie ni un alma el marcador de las almas seguía en el mismo conteo que hacía poco tiempo, la diosa se sintió un poco asustada pero recordó que su amado esposo gustaba de hacer bromas de ese tipo, o tal vez tenía algún asunto pendiente, la diosa se sentó en su trono y espero, paso el tiempo y siguió esperando hasta que poco tiempo después percibió un sonido, pensó que eran sus leales secuaces – ¡Pena, Pánico os ordeno su presencia ante mí, ahora!- exclamo la diosa nerviosa y asustada-Pena Y pánico reportándose mi lady- se presentaron los par de diablillos-Os exijo- grito Perséfone- que me digan en donde esta mi amado- mi señora.. Vera… como usted… ahm... -pena comenzó a tartamudear-Hércules… el no está aquí- interrumpió torpemente pánico- ¡Os exijo que me digan en donde esta ¡- grito la diosa ahora enfurecida- se perdió en el rio estigia, cuando Hércules ascendió a ser dios por salvar a Meg- respondió pánico con miedo.
Perséfone a oír las palabras de sus ayudantes, corrió hacia el estigia para obtener respuestas, creyendo que todo era mentira se inclino hacia el gran pozo de almas gritando el nombre de hades esperando respuesta, grito y grito pero nadie contesto a su llamado, con el rostro lleno de lagrimas y el corazón destrozado grito desesperadamente, sus sollozas eran tan fuertes que hasta la tierra tembló, sus lagrimas pronto se convirtieron en sangre y su cuerpo se sentía débil hacia el hecho de haber perdido para siempre a su amado esposo –mi más sincero pésame mi señora- pena consoló a la joven diosa- entre sollozos y lagrimas apenas salieron unas palabras de la joven-Hades… pagaran… lo pagaran..-
Al levantar la mirada noto el broche que hades llevaba en su túnica atrancada en una de las piedras filosas en ese pozo sin final, la tomo entre sus delicadas manos y corrió hacia donde las arpías.
Pena y pánico la siguieron hasta que llegaron con su soberana- Os ordeno que me digan en donde se encuentra mi amado señor del inframundo- cuestiono Perséfone llena de ira y tristeza – mi señora nosotras podemos ver el pasado el presente y el futuro -contesto dino- mas no podemos percibir su presencia aquí- Tiene que haber una manera de traerlo de vuelta, exijo que me la muestren o sufrirán el castigo del inframundo- exigió Perséfone-Hay una manera -respondió enio- pero eso implicaría que el tiempo volviese hacia atrás y que siguiese el trascurso que se le encomiende-pero no podemos alterar el futuro excelencia –interrumpió penfredo- Os ordeno que me den esa manera quiero devuelta a hades-Perséfone presiono a las arpías
En ese momento las arpías se tomaron de las manos dejando el único ojo que tenían en el centro del oráculo "con este obsequio podrás cambiar el pasado , hacer del presente lo que vuestra voluntad desee mi señora solo si vuestro corazón desea el hecho" –Perséfone tomo en sus manos la flor que creció en el oráculo, con una risa de locura juro venganza contra los que le hicieron daño a su corazón, en ese momento desapareció dentro una nube de humo negro "mas una advertencia en este cuento hay, el destino no podrá cambiar" advirtieron a la diosa cuando ignoro esas palabras.
En ese mismo momento Hércules y Meg habían unido sus almas en una sola bajo la bendición de Zeus, de pronto una nube grande invadió el cielo azul de la hermosa Grecia, Zeus se enfado por ello y demando una respuesta a los demás dioses por el acontecimiento, nadie tenía una respuesta al hecho; en ese mismo instante Perséfone frente al pozo del estigia conjuro con todo el odio del mundo, "Oh gran flor del destino –recito con furia- yo Perséfone diosa y soberana del inframundo te ordeno que hagas pagar a todos por mi dolor, escucha mis palabras, destruye la vida de los traidores y condénalos al sufrimiento eterno, haz que mi deseo sea realidad devuelve al dios del inframundo a la tierra y devuélvenos al día en el que todo esto se desintegro, haz mi deseo realidad y que mi plegaria sea el sufrimiento de los culpables, castiga a la esclava traidora, y condénala al sufrimiento eterno-al decir estas palabras Perséfone vio que la flor brillo con tal intensidad, y sintió todo el poder de su odio resurgir, la luz se hundió en el rio estigia y de ella resurgió el fallido dios, Perséfone sintió su cuerpo caer y se desvaneció.
En ese instante una nube negra cubrió a Grecia llenando sus calles de niebla, y la feliz pareja que celebraba su boda la vieron acercarse, se abrazaron temiendo a separarse y entre la niebla desaparecieron, las últimas palabras que se dijeron los 2 enamorados se perdieron en el viento.
Perséfone despertó, pensando que todo los sucedido había sido una mentira, camino por los pasillos lúgubres del inframundo y miro a su esposo en la misma mesa donde tenía sus figurillas –malditos dioses, otra fiesta a la que no fui invitado mas ya me las pagaran –gruñía hades en ese momento- Esposo mío-Perséfone respondió con alegría- ¿de qué acontecimiento nos hemos perdido?-de una unión que la afrodita ha organizado, pero ya verá hare algo que les dolerá en el alma-hades exclamo; las palabras del dios desesperado fueron interrumpidas por el sonido de un jarrón que se había caído-¿Quién habrá roto uno de mis jarrones?-dijo hades enfurecido con sus llamas rojas, se acerco al lugar y descubrió que en efecto uno de sus jarrones con el agua del estigia se había roto, Perséfone se acercó solo para observar que la causante de tal caos había sido nada más y nada menos que Meg, ahora era de nuevo la esclava de hades, vestía un traje negro gris que solo cubría sus pechos y la mitad de sus piernas como un taparrabo, estaba descalza, y su cabello estaba suelto, tenía una mirada triste y destrozada, su esperanza había desaparecido junto con su furia.
La diosa comprendió que sus deseos habían sido realidad ¿Qué has hecho esclava?- dijo la diosa llena de ira-pagaras por lo que has hecho-lo lamento mi señora pero se me resbalo de las manos-contesto Meg asustada-no era mi intención romper ese jarrón- ya.. Ya paso –ya respondió hades- ya que mas podemos hacer... Solo que mi pequeño champiñón tendrás que rehacer el jarrón y llenar de nuevo el mismo con su contenido, sabes el agua de la estigia no brota milagrosamente-como usted ordene amo- respondió Meg inclinándose ante su amo-
Hades regreso a su mesa pensando en que debería de hacer para vengarse de los dioses del Olimpo- esposo mío no os debes de preocupar, ya pronto los someterás a tu mando- se acerco Perséfone consolando- Tiene que haber una manera de hacerles pagar de una maldita vez- dijo hades golpeando su cabeza contra la mesa; el golpe hizo que sus figuras cayeran al suelo, el dios enfurecido levanto la mirada a una de sus figurillas que estaba frente a él, era la diosa Eris quien tampoco fue invitada al evento, y recordó que en el tártaro crecían manzanas doradas, las cuales eran muy codiciadas entre los dioses,-¡Bingo!- exclamo victorioso el codicioso dios- tengo la solución con la manzana de la discordia que posee Eris haremos que los mismos dioses caigan en caos, solo hay que pensar quien haría este trabajo-yo iré-dijo la diosa decidida a hacer lo que le encomendara su esposo- no-respondió hades- no quiero que te estreses mi dulce y pequeña flor del inframundo, hay peligros que pueden matarte en el tártaro, ya deshacernos de tu madre basto, pena y pánico pueden ir.
La diosa pensó en los peligros de los que hablaba su esposo, mas después de un rato reflexiono que solo había una persona la cual podía ir a los valles del tártaro, y era el plan perfecto para eliminarla de la faz de la existencia, y esa persona la cual odiaba con su alma era Meg.
