Prometiste Regresar

Las noticias casi nunca eran algo bueno, por los tiempos de guerra en los que el estado de Texas se vio envuelto. Sin embargo, en la casa de la familia Cullen, se celebraba un fabuloso acontecimiento.

Se trataba de la boda más magnífica celebrada desde hace mucho. Emmett, el segundo hijo del respetable doctor Carlisle Cullen y de su maravillosa esposa Esme, contraía nupcias con la señorita Rosalie Hale, la chica más bella de Texas, hija de un respetable mercader.

Se dio una grandísima recepción en honor a los novios, reuniendo a las más respetables familias del distrito. Todos los invitados disfrutaban de la fiesta, las damas se veían hermosas con sus amplios y coloridos vestidos y los caballeros muy elegantes y felices de compartir un tiempo especial con los amigos.

Mientras todos bailaban, Alice, la hija menor de Carlisle, charlaba contenta con sus amigas, quienes flirteaban con los caballeros más jóvenes, esperando ser presentadas y ellos las saquen a bailar.

-¡Dios Santo!- Exclamó María, abanicándose agitada

-¿Qué tienes María?-Preguntó Alice al ver que a su amiga le faltaba la respiración

-Es, es el Mayor Whitlock.-Respondió María susurrando en el oído de Alice

-¿Donde?¿Quien es?

-Aquel que está al lado derecho de mi padre

Alice encontró al padre de su amiga y miró detenidamente al hombre que estaba a su derecha. Quedó perpleja al percatarse lo joven que era aquel muchacho, si no fuese por las estrellas de su uniforme y sus insignias, pasaría desapercibido como un soldado sin rango. Su presencia emanaba mucha elegancia y distinción.

Era de piel nívea, su mentón era pronunciado y pese a no tener barba, su aspecto era muy varonil. Su nariz era tallada a la perfección, sus facciones eran como las de una perfecta obra de arte. Tenía cabellos color miel y sus ojos eran como el mar. Los ojos más bellos, profundos y azules que Alice haya visto jamás.

Alice quedó impactada con la perfecta armonía del rostrote aquel joven, lo miraba con suma atención. Él estaba serio y atento a la conversación que mantenía con el padre de su amiga.

-Como quisiera casarme con un hombre así. Bien, no creo que sea tan difícil, estoy segura que pedirá mi mano en cuanto me conozca.- Dijo María con rostro de suficiencia

El padre de María y su acompañante se acercaron ante las bellas damas y el apuesto joven retomó su postura erguida y con ambas manos detrás de su espalda. Le dedicó una mirada a Alice y esbozó una sonrisa. Ella quedó cautivada y un tanto intimidada por esa mirada profunda.

-Padre.- Saludó María

-General Gonzáles.- Reverenció Alice

-Señoritas, debo decir que se ven muy elegantes hoy.- Elogió a las damas. -Mayor Whitlock, ella es mi hija María

-Gusto en conocerla señorita Gonzáles.- Dijo el joven asintiendo amablemente

-Mucho gusto, Mayor Whitlock.-Respondió María un tanto insinuante

-Y ella es Alice, la hija…

-Del doctor Carlisle Cullen, es un placer conocerla señorita, su padre me ha hablado mucho de usted.

Alice no pudo evitar sorprenderse y sonrojarse ante la aseveración del Mayor Whitlock, quien no dejaba de mirarla. Ella estaba espantada tratando de imaginar lo que su padre pudo haberle comentado a ese total y apuesto extraño. El general y su hija fruncían los ceños molestos, pues al parecer el apuesto joven le prestó mucha más atención a la dulce Alice.

-Eh, el placer es mío Mayor Whit…

-Por favor.- Interrumpió el joven.- Señorita ¿Estaré siendo descortés si le pido que me llame Jasper?

-Eh, ah .- Alice se sentía tan nerviosa ante ese apuesto e importante caballero y ante la mirada asesina que le dirigía su amiga María.

-Su atención por favor.- Interrumpió Carlisle para proponer brindar por los novios, así que llamó a Alice para que pase al frente con toda la familia.

-Disculpen.- Se excusó y se dirigió hasta donde estaban sus padres. Abrazó y felicitó a Rosalie y a Emmett.

-¡Jasper!- Exclamó el padre de Alice, quien sacó los ojos como platos al escuchar ese nombre, seguida de una sensación de mariposas revoloteando en su vientre.

-¡Doctor Cullen!- Jasper se acercó sonriendo para estrechar la mano de Carlisle.- Gracias por la invitación

-Por favor ven, mi familia tiene que conocerte

-Muero por conocerlos, me ha hablado tanto y tan bien de ellos.- Dijo Jasper ansioso.

Carlisle comenzó presentándole a Esme, quien quedó encantada por la sofisticación y el garbo de Jasper. Luego presentó a Edward y a su esposa Bella y tomó orgulloso en brazos a su primera nieta de 4 años, Renesmee. De igual manera hizo con Emmett y Rosalie.

-Finalmente, pero no menos importante, Alice.- Dijo Carlisle sonriendo encantado.

-Un placer tratarla de nuevo señorita.- Dijo Jasper tomando la delicada mano de Alice para besarla.

-El placer es mío… Jasper.- El joven le dedicó una amplia sonrisa. Alice le dirigió una mirada a su padre y él sonrió aún más gustoso.

-¿Ya te la habían presentado?-Preguntó Carlisle

-En efecto, el general Gonzáles hizo los honores, pero casi ni cruzamos palabra

-Por eso no hay problema, tienen toda la noche.- Dijo Carlisle dándole unas palmaditas en el hombro a Jasper. Se retiró para dejarlos solos.

El doctor Cullen sabía que aquel joven era un excelente partido para su hija, además pudo ver en los ojos de Alice cuánto le atrajo Jasper.

Jasper no dejaba de contemplar a Alice, quien parecía fascinada con el baile mirando a las parejas sonriendo. Jasper se aclaró la garganta y le extendió su mano y le dedicó una cálida sonrisa.

-¿Me concedería esta pieza señorita Cullen?

Alice tomó con delicadeza la mano de Jasper sonriendo.- ¿Estaré siendo descortés si le pido que me llama Alice?

El Mayor Whitlock la guió hacia el salón sin dejar de mirarla a los ojos ni un solo momento. Tomaron el paso con las otras parejas. Alice tuvo la oportunidad de bailar con su padre y con sus hermanos. No obstante esa mirada de mar no se despegaba de ella ni un solo segundo, maravillado de los gráciles movimientos y la hermosa pureza de Alice. Y en medio de todos los giros y cambios, regresó con su pareja.

Ambos compartieron un agradable momento en la celebración de la boda. Alice se dejaba llevar por Jasper en el baile y reía cuando le hacía girar.

-Al parecer, Alice, hacemos excelente pareja

Alice abrió la boca ante el cometario del Jasper sin poder articular palabra, él comenzó a reír entre dientes

-Me refiero, en la pista, lamento si la incomodé con mi comentario

-No, al contrario, me siento muy alagada.- Dijo Alice tratando de sonar tranquila

-Imagino que usted tendrá muchos pretendientes

-Pues lo cierto es que no muchos

-¿Cómo? ¿Por qué?-Preguntó Jasper enarcando una ceja.- Disculpe, debo parecerle todo un impertinente, pero me ha dejado desconcertado ¿Cómo una señorita tan hermosa, inteligente y dulce no está casada aún?

Alice rió.- No considero que sea un impertinente, sus comentarios me divierten. Es solo que bueno, acabo de cumplir 17 y la verdad el matrimonio, no ha sido algo que me interese, al menos no antes. Sé que ya debería estar casada, pero espero a alguien especial.- Alice negó con la cabeza sonriendo.- No debería comentarle este tipo de cosas.

-Pues creo que si lo hace, es porque me considera alguien especial.- Dijo Jasper sonriendo y acomodando un mechón de cabello de Alice con el pretexto de acariciarla. Alice se ruborizó y desvió su mirada al suelo.

-Puede que sí.- susurró.- Imagino que usted ha conocido a mujeres realmente encantadoras y muy bellas ¿No ha decidido sentar cabeza?

-En respuesta a su pregunta, sí, me gustaría sentar cabeza. El problema es mi carrera. Mas debo objetar a su afirmación querida Alice. Hasta ahora solo he conocido a una mujer así

-¿Solo a una?-Preguntó Alice incrédula

-Sí, solo una

-¿Y en donde la conoció?

-En una boda. Se veía preciosa con ese vestido color rosa intenso que resaltaba los ojos negros más bellos que he visto en la vida y...- Alice le interrumpió riendo.-

-Parecería que me estuviese describiendo a mí.- Dijo Alice siguiéndole el juego

-Ah, ¿le parece?-Dijo Jasper sonriendo con falsa sorpresa

Charlaron y rieron de distintas anécdotas hasta que llegó la hora de la despedida. Pero para Jasper ese momento fue demasiado fugaz y ansiaba ver nuevamente a la hermosa dama de la fiesta. No lograba mantener fuera de su mente a Alice, tenía que verla una vez más, tenía que oler ese dulce aroma de su cabello, tenía que sujetar una vez más esa delicada mano y escuchar esa melodiosa risa.

Así que dos días después de la fiesta, fue en busca de aquella hermosa princesa que rondaba en sus pensamientos, aquella muchacha que había tomado cautivo su corazón solo con una sonrisa. Así que con meter, su mejor amigo y Teniente del ejército se dirigió al hogar de la familia Cullen con excusa de que Peter sufría de un malestar en el pecho.

Como era de esperarse Carlisle les recibió con los brazos abiertos. Jasper estaba realmente ansioso por ver a Alice, así que tan pronto como entró a la casa de los Cullen, dio un vistazo rápido por la estancia, pero estaba vacía. Caminaron hasta la estancia donde Carlisle recibía a sus pacientes, Jasper estaba inquieto hasta que escuchó unas risas que provenían del jardín de la casa. Dio un vistazo desde la ventana y vio que Alice y Renesmee jugaban descalzas en el pasto, al parecer estaban plantando unas margaritas. El rostro de Jasper se iluminó con una gran sonrisa al ver ese tierno escenario.

El doctor Cullen se percató de la verdadera razón por la que Jasper había pasado de visita.

-Jasper, quizás podrías pasar a saludar a Alice y a Renesmee mientras chequeo a Meter.

-Eh, yo, por supuesto Carlisle

Jasper salió y fue directo al jardín. La pequeña Renesmee correteaba de un lugar a otro riendo y arrancando las flores recién plantadas del jardín y Alice correteaba tras ella regañándola. De pronto Alice escuchó una risa que se le hizo muy familiar, giró para constatar quien esa y profirió un gemido.

-¡Santo Cielo! Como… como lo siento, pido disculpas por que me haya visto así.- Dijo limpiando sus manos con un pañuelo y tratando de acomodar su cabello.

-¿Por qué pedir disculpas? Se ve igual de hermosa que hace dos días.- Dijo Jasper acercándose más a Alice.- Incluso, yo diría que hasta mejor, no cualquiera puede vislumbrar su hermosura natural de una dama.

Ella le dedicó una gran sonrisa y se quedó inmersa en la mirada de Jasper, hasta sintió que la pequeña Renesmee tiró de sus vestido. Ambos miraron a la niña con ternura, hasta que ella abrió una de sus manitas y le mostró a su tía una enorme lombriz. Alice soltó un grito y Jasper rió entre dientes.

Alice tomó en brazos a su sobrina y subieron para acerase y cambiarse. Esme invitó a cenar a Peter y a Jasper, quienes accedieron gustosos.

Jasper se sentía muy a gusto con la familia Cullen y mucho más gustoso por la compañía de Alice. Se sentía tan feliz que comenzó a visitar a los Cullen muy a menudo, casi no compartía tiempo con su amigo Carlisle pero entre él y Alice comenzó a nacer algo más que una amistad. Comenzó a nacer el sentimiento más hermoso y puro de éste mundo, el amor. Y un amor verdadero.

Al descubrir que su amada Alice sentía lo mismo por él, no dudó un solo segundo en pedir su mano en matrimonio. Una tarde Jasper reunió a todos los Cullen en la estancia, Alice no paraba de sonreír, ella sabía lo que él estaba a punto de decirles.

-Carlisle, Esme, hoy me presento ante ustedes porque soy un hombre que obedece a su corazón y a lo que siente. Alice es la razón de mis alegrías, la razón de mis suspiros, la razón de mi vida. Quería que sepan que la amo, sería el hombre más feliz de la tierra, si me concedieran su mano en matrimonio. Yo deseo pasar el resto de mi vida con Alice y hacerla feliz.

Los ojos de Esme se llenaron de lágrimas al escuchar a Jasper. Carlisle lo abrazó e incluso Edward y Bella estaban muy felices de que Jasper sea oficialmente de la familia. Jasper caminó hacia Alice tomó su mano y los ojos de Alice se tornaron un tanto vidriosos, pues sentía ganas de llorar por tanta dicha.

-Vengo ante ti a sabiendas de que tal vez no soy el hombre que una dama como tú merece, sin embargo, tengo que confesar que mi corazón está en tus manos y ya no me pertenece más.- Jasper suspiró.- Alice Cullen ¿Te casarías conmigo?

Alice limpió una lágrima que se deslizó por su mejilla y acarició con sus nudillos el rostro de Jasper.

-Sabes que también te amo, y que nada me haría más feliz en el mundo. Sí.

Carlisle y Esme estaban más que contentos. Una vez que Emmett y Rosalie volvieron de su luna de miel, ofrecieron una gran fiesta para anunciar el compromiso de su hija Alice con el Mayor Jasper Whitlock.

Cada vez que Jasper visitaba la casa de los Cullen llevaba hermosas rosas rojas para entregárselas a su prometida. La llevaba a pasear por los alrededores de la ciudad siempre llevándola de su brazo. Ella se sentía la mujer más dichosa del planeta, su rostro se iluminaba con solo nombrar a su prometido. Él era el hombre que siempre soñó para ella y que por fin había llegado.

Esme tenía una gran relación con el prometido de su hija. Se sentía tan bien por Alice, sabía que ellos serían muy felices, veía el trato que le daba Jasper a su hija y sabía que ambos habían tomado la decisión correcta y que eran el uno para el otro.

Carlisle amaba a Jasper tanto como a sus hijos, según él, no había mejor hombre en la tierra para su hija.

De pronto nuevos sueños se despertaron en Alice, amaba con todas sus fuerzas a ese hombre, quería darle su vida, quería hacer todo lo que estuviera a su alcance para hacerle feliz. Quería ser la esposa ideal y darle muchos hijos que correteen por toda la casa. No veía el día en el que esté con su vestido blanco frente al altar.

Jasper tampoco veía la hora para decir sus votos y prometerle ante Dios y ante los hombres amor eterno a la mujer de su vida. Alice era su mundo, nada era más importante que ella, él la amaba con devoción. Imaginaba a sus hijos, soñaba que todos tenían los bellos ojos negros de Alice. Veía su vejez llena de nietos y el final de sus días junto a ella. Jasper siempre llevaba en la mente aquel primer beso que Alice dulcemente le dio una tarde en el jardín de su casa, escondidos tras unos arbustos, dos semanas antes de pedir su mano en matrimonio.

-Shshsh.- Dijo Jasper riendo junto a su amada

-¡De veras! ¿Pedirás mi mano?-Preguntó Alice emocionada

Jasper asintió lentamente con una gran sonrisa en su rostro.

Alice lo abrazó con fuerza y él le besó la frente. Ella levantó su cabeza y sus miradas se encontraron, entonces Alice colocó su mano derecha en el pecho de Jasper, sintió el latir de su corazón y sonrió pues este latía tan rápido como el suyo.

Con su mano izquierda, tomó la mano derecha de Jasper y la colocó sobre su pecho. Él también pudo sentir que el corazón de Alice latía a mil por hora y sonrió.

Jasper la tomó delicadamente por la cintura y ella le abrazó sin dejar de mirar los ojos de su amado. Y fue entonces cuando é acarició su mejilla con los nudillos y ella cerró los ojos a tan placentera y cálida caricia. Jasper se inclinó para unir sus labios a los de Alice para darle el beso más dulce y más tierno, para darle su primer beso.

Amoldaba sus labios a los de su amada con suma delicadeza, ella ansiaba más y más de sus labios y él podía sentir la misma necesidad. Alice acarició el cabello de su amado con afecto y ese beso fue tomando más fuerza con el paso del tiempo.

Los preparativos de la boda, tuvieron que aplazarse pues una tarde Jasper recibió nuevas noticias sobre los Estados Confederados, al parecer nuevamente los habitantes del norte comenzaron a dar problemas. Este problema ha durado casi cinco años pero esta vez, era algo definitivo y el ejército del sur estaba decidido a tomar medidas que de una vez por todas terminen con aquel problema. Jasper tenía que planear un sinnúmero de estrategias para enfrentar cualquier emergencia que se presente.

Alice fue comprensiva, después de todo, su prometido tenía una brillante carrera militar por delante, así que esperaría por él el tiempo que fuese necesario. Sin embargo Jasper sabía lo duro que era para ella el tener que esperar. Lo único que él quería era hacerla feliz y protegerla. Evaluó la posibilidad de adelantar la boda, pero fue imposible, necesitaban a Jasper pues la guerra era algo confirmado y seguro.

Jasper fue a la casa de los Cullen, para comunicarles la noticia. Primero charló con Carlisle y Esme y luego con los hermanos de su prometida. Finalmente se lo comunicó a Alice, quien al parecer había tenido ese presentimiento. Sus ojos se llenaron de lágrimas y luchaba por no llorar para que su amado no se preocupe por ella, sin embargo fue en vano.

-Alice, no llores amor.- Dijo Jasper secando las lágrimas de su prometida

-¿Por qué justo ahora?… ¡¿por qué justo cuando íbamos a casarnos?!

-Nunca sabrás cuando puede desatarse una guerra. Pero todo esto terminará pronto. Estamos preparados para todo lo que pueda venir.

Alice se quedó en silencio, mirando el suelo con sus ojos llenos de lágrimas. Jasper tomó su rostro con sus manos y lo levantó para que sus miradas se encuentren. Él sabía el temor que Alice sentía… El temor a perderlo. Jasper le miró a los ojos y ella clavó sus pupilas en los suyos.

-Te prometo que regresaré.- Le dijo con seguridad

-Tengo tanto miedo, tanto miedo, las cosas no estarán bien hasta que Texas y los otros estados del sur se rindan. Saben que los estados del norte tienen mayor apoyo político.

Alice estalló en llanto y clavó su rostro en el pecho de su amado prometido, el Mayor Jasper Whitlock, quien se quedó muy pensativo ante el fundamento expuesto por su prometida.

Llegó el día de la despedida, Alice besó a Jasper con la mayor pasión sin importar que hubiera gente mirándolos, incluidos los padres y hermanos de Alice.

-Sí que voy a extrañar eso.- Dijo Jasper besando a su prometida una y otra vez

-Regresa para tener más. Te amo

-Y yo te amo a ti.

Alice vio cómo Peter se despedía de Charlotte, su esposa y luego se inclinó para besar y acariciar su vientre ya que ella estaba en cinta y en dos meses daría a luz a su primer hijo.

Alice sintió un gran nudo en la garganta al ver alejarse a Jasper. Inmediatamente, Esme la abrazó tratando de hacer que Alice se sienta mejor. Charlotte se acercó y tomó la mano de Alice y la sujetó fuerte.

-Hombres valientes, necesitan mujeres valientes.- Dijo infundiéndole a Alice valentía, ella sintió triste.

Pasó el tiempo y Alice recibía cada vez menos correspondencia de su prometido, pues al parecer las cosas se complicaban en el campo de batalla. La última carta que recibió, lo describía en pocas palabras.

Mi amada Alice,

Lamento haber escrito de esta manera, pero me siento presionado. Sabes que siempre he sido sincero contigo, así que debes saber que las cosas no están nada bien por aquí. Lo único que me mantiene es recordar tu hermoso rostro y que prometí regresar por ti. Los sueños, son lo que me mantienen vivo. Sueño con verte radiante entrando por la iglesia del brazo de Carlisle, con tu vestido blanco, con esa sonrisa tuya, que opaca al soy y que la luna tanto envidia. A veces siento que puedo oírte, puedo sentir tu silencio, puedo recorrer tus labios y sueño y añoro tus besos. Puedo hasta escuchar tu melodía, aún cuando estás lejos porque simplemente estas dentro de mi, dentro de mi mente, dentro de mi alma y sé que mi corazón se encuentra a salvo contigo.

Por siempre tuyo, Jasper

Después de un mes, Alice dejó de recibir correspondencia. Su familia estaba tan preocupada por Jasper como ella. Nada más ocupaba la mente de Alice que Jasper, leía sus cartas una y otra vez todos los días. Una noche, Alice estaba sirviéndose un vaso de agua, cuando de repente, sintió una fuerte punzada en su corazón. Profirió un gemido y dejó caer el vaso de cristal que impactó contra el suelo y se hizo pedazos. Sentía que el aire le faltaba y su vista se nubló de repente. Rosalie la tomó por la cintura antes de que esta cayera sobre los cristales rotos.

Carlisle la chequeó y aparentemente no encontró nada extraño, así que le aconsejó a su hija, que salga a pasear y tome aire fresco. Pero a partir de ese momento, las cosas se pusieron peor.

Alice entendió lo que esa punzada significaba… que su corazón ya no tenía una razón para seguir latiendo.

Alice se dedicó a mirar por la ventana de su habitación sentada en una silla, día y noche. No dormía, no comía, no permitía que nadie se acerque a tocar su puerta. Pasó así por tres días seguidos. Lo único que ella esperaba era que alguien le confirme, lo que ella sabía de por sí.

Ese día vio desde su ventana acercarse a Peter con el dolor marcado en el rostro. El rostro de Alice era ausente, sus ojos estaban llenos de dolor pero al mismo tiempo su rostro era frío.

Abrió la puerta de su habitación y salió, bajó despacio las escaleras y su madre abrazó a su padre al ver el estado en el que se encontraba su hija. Alice abrió la puerta antes de que Peter llamara. Él llevaba una caja de terciopelo azul y unas rosas rojas. Se acercó a Alice, quien miraba fijamente lo que Peter llevaba en sus manos.

Peter derramó una lágrima, trató de contener el llanto, pero no pudo.

-Yo…yo… lo siento tanto.- Dijo entre lágrimas mientras entregaba en manos de Alice la caja de terciopelo. Ella la abrió. Eran las insignias de Jasper. Alice cerró despacio la caja y luego miró a los ojos a Peter, quien extendió las rosas rojas y Alice las recibió.

-Él dijo que te trajera rosas rojas y….- Seguía luchando por contener el llanto.- Y… él te … te pide perdón por, haber faltado a su promesa.

Se escuchó el llanto descontrolado de Esme y los gimoteos de Rosalie y Bella. El dolor fue tan fuerte que las piernas de Alice cedieron y cayó de rodillas al suelo soltando la caja y las rosas. Y de rodillas en el suelo abrazándose con fuerza y meciéndose, lloró como nunca lo había hecho en la vida, a tal punto que sentía ahogarse en sus lágrimas.

Peter se arrodilló para abrazarla, al igual que su padre y sus hermanos. Pero Alice comenzó a llorar a gritos, sabía que su vida, su futuro y sus sueños… Habían muerto en un campo de batalla.

-¡Lo prometió! ¡Prometió regresar!- Gritaba quedándose sin aliento. No paraba de llorar, y no había dormido en tres días, así que su padre, aún con lágrimas en los ojos decidió darle un calmante.

Alice sintió cómo su cuerpo se debilitaba poco a poco hasta caer en un sueño profundo. De repente se vio entrando a una capilla, estaba vacía, solamente vio a un caballero de cabellos color miel que estaba de espaldas a la entrada, mirando al púlpito, pero al escuchar que ella se acercaba, se giró para dedicarle la más cálida y tierna de las sonrisas.

Esa sonrisa que hacía que el temor, el dolor y la soledad… se desvanecieran.


Waaaaaaaaa

Les a pasado que hay días en los que no entienden qué es lo que les sucede!!!!

pues la semana que pasó ha sido así ='( me la he pasado llorando... y con ésta historia he llorado aún más xD

Bueno, espero que les haya gustado... ojo con sus reviews que estoy muy sensible lol XD

Ya saben que acepto cualquier review, pero espero que no quieran matarme por haber matado a Jazz xD

Tenía muchas ganas de escribir un drama... y bueno, lo he conseguido!!! sorry por no actualizar mi historia Amar a Alguien como Tú.... es solo que no me sentía en capacidad total de hacerlo.

Los amo!!! no olviden su review

xoxox