iCarly y sus respectivos personajes no me pertenecen


Examen.

Está probándolo, es simple.

Carly no lo entiende y es probable que jamás llegue a comprenderlo del todo, incluso siendo su mejor amiga; no logra descifrar el significado de su comportamiento porque es incapaz de reconocer que hizo lo mismo con ella hace mucho, cuando no eran aún estrellas de la red. Ingenua en su despiste, no alcanza a evocar las memorias de aquellos días y se limita a indignarse por esto y mostrarse realmente enfadada.

Hizo lo mismo, aunque en diferente medida. Alcanzó el punto de quiebre y se alejó, buscando saber si la castaña regresaría. Recuerda ridiculizarla frente a un estúpido niño que ella adoraba, evitarla durante una semana entera para darle la oportunidad de no rendirse. No abandonarla, volver pese a todo. Por ello, Carly Shay era ahora su más preciada confidente.

Le cuesta tanto creer ciegamente en personas comunes que aceptar a un extraño sin completa seguridad le aterra. No lo admitirá, pero crear lazos para ella iba más allá de compartir actividades similares o molestarse mutuamente cada día de escuela. Tenía que resolver esto, sencillo.

Sin embargo, las personas son diferentes y el tonto no acudirá. Ciertamente, él y Carly tienen mucho en común, no obstante encuentra verdad entre las ofuscadas acusaciones de su coanimadora y una bofetada invisible golpea su rostro con la realización. Cuidado, protegido y mimado su entera vida, nunca esperaba esto de ella y no sabe cómo reaccionar.

—Has llegado muy lejos esta vez, —sentencia la dueña de casa—, y no lo arreglarás.

Freddie no es Carly, y esta vez tendrá que remendar los hilos sin renunciar a la intención de someterlo a examen. Como su padre, podría elegir alejarse de ella y fingir jamás haberle conocido; como ese hombre, tenía la opción de rechazar un acercamiento y lastimar.

Sam sonríe, inexplicablemente satisfecha en ese espacio reducido y las palabras del productor técnico evocando otras escuchadas de una vocecita aguda en la temprana primaria. —Sería aburrido, —pronuncia él rompiendo una brecha incómoda en el aire—, si no hicieras mi vida miserable. Ha pasado la prueba, puede sentenciar sin arrepentirse de las disculpas, la broma o humillarse frente a miles de espectadores en vivo.


N/A. Ligerísimo Seddie, casi preámbulo de lo que puede (y debería) llegar a ser después. Dudas, comentarios y posibles tomatazos con sus reviews.