— Antes no eras muy fanático a entrenar. Después de todo haces esgrima, practicas piano, eres modelo y sin olvidar que eres el héroe de Paris.
Expreso Marinette vestida con ropa deportiva igual que su novio Adrien.
— Bueno, antes no tenía una ayudante —Explicó— Además, sé que te gusta serlo.
Ella se sonrojo, desviando la mirada al saber muy bien como lo ayudaba.
Al segundo Adrien, anunció:"¡Comencemos!" con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Cuantas flexiones planeas hacer hoy? —Preguntó Marinette antes de recostarse en el suelo.
— ¿Doscientas? —Repuso tranquilamente, haciendo que su novia comenzara a acalorarse, a pesar de no hacer ningún esfuerzo físico.
— ¿No crees que es mucho?
— ¿Crees que no puedo hacerlo? —Preguntó sonriendo ladinamente— My Lady, déjame demostrarte que puedo hacerlas y mucho más.
Sus piernas comenzaron a temblar como gelatina y antes de que cayera en el suelo por lo que su novio seductor estaba diciendo. Se recostó en el mismo, esperando que Adrien se pusiera encima de ella para comenzar las flexiones.
Al ponerse en posición. Empezó...
Un beso...
Dos besos...
Tres besos...
— ¡No la llames así! —Exclamó roja de la vergüenza a sentir los labios de Adrien posarse en los suyos una y otra vez.
— Pero te estoy besando. Eso es lo que estoy haciendo.
— Haces flexiones...
— Y te beso —Añadió sonriendo seductoramente con la cara sonrojada por el esfuerzo, antes de hacer otra flexión.
Ella más roja que antes corrió la cara provocando que besara su mejilla.
Cuatro besos...
— Son cinco —Corrigió Marinette.
— Corriste tu cara, no cuenta —Dijo antes de hacer otra flexión, ahora de forma correcta.
— Eres...
— ¿Que soy? —Le interrumpió— ¿Seductor? ¿Sexy? ¿Atlético?
Ella no le respondió, Adrien sonrió al notar como seguía avergonzarse aunque hace una semana habían comenzando con esta clase de entrenamiento. Ella se puso recta y con los ojos cerrados mientras un suave sonrojo teñía de rojo sus mejillas, sentía los suaves labios de su novio impactarse con los suyos.
Una flexión. Un beso. Así, sí que da gusto entrenar y Marinette aunque nunca lo dijo, le encantaba ayudarlo.
