¡Hooola! Ya sé. Estarán diciendo, ¿qué carajos hace Annie con una nueva historia si no sigue las otras? Explicaciones después del capi, que lo que tengo que decir es mucho. xD

En fin, le vengo trayendo otra historia un poquito diferente a las otras, pero que estoy segura que les encantará. (L Quiero aclaran que ya tengo el FanFic terminado, así que sólo tendre que corregir pequeños detalles para subir la continuación, aunque claro, eso depende de sus reviews.


A Year Without Rain


By: Annie Uchiha

Oώο

Capítulo: I


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—¡Bien, daré lo mejor de mí!— exclamó para darse fuerzas y evitar sus profundas ganas de llorar. Pero no, ella no le daría el gusto a nadie, ella seguiría adelante.

La muchacha que anteriormente había exclamado aquellas palabras cogió fuertemente su pequeña y vieja maleta, observando cuidadosamente la fachada de aquel triste edificio, que parecía caerse a pedazos, en realidad —valgan verdades—, el lugar parecía una gran casa del terror, la pared estaba algo quebrada y había rastros de ventanas rotas. No es que pidiera mucho, únicamente le habían cobrado cuarenta dólares por un mes de vivienda, así que… no estaba mal.

Metió la mano en el bolsillo de abrigo negro y encontró las llaves para ingresar, se acercó a la oxidada puerta y abrió con cuidado, sus brillantísimos fanales verdosos se asomaron por la abertura de la puerta, al ver que no había nadie, entró.

El lugar consistía en varias habitaciones, y al medio de estas un largo pasillo, cubierto por un poco de tierra, tosió un poco, el polvo le molestaba mucho. Caminó presurosa y sus ojos viajaron rápidamente por todo el lugar. La dueña del lugar ya le había dicho que generalmente todos estaban fuera a esas horas, trabajando —o robando, eso se deducía al ver el lugar—, llegó a un pequeño cuarto que marcaba el número "3". Introdujo otra llave, de las que tenía y abrió la puerta. El espacio estaba sucio, tenía una cama, una mesita y una silla, y un pequeñísimo armario empotrado. Dejó su maleta en el suelo y se sacó el abrigo negro, quedando sólo en jeans y en una sencilla camiseta negra, mostrando su esbelta figura.

—Voy a tener que limpiar— pensó, mientras veía de donde podría sacar algunos artículos que necesitaría.

—Ya estas instalada ¿no, muchacha?

La chica dio un saltito de sorpresa volteando rápidamente encontrándose con una anciana, de unos setenta años más o menos, que le sonreía confiablemente.

—Pero no me mires así chiquilla, no te voy a comer— le dijo riendo. —¿Me dices tu nombre, niña?

—H-Haruno… Sakura— le dijo cohibida. Siempre había sido una persona temerosa y reservada con los desconocidos.

—Lindo nombre, Sakura, ¿Flor de Cerezo en japonés?

—Sí… ¿Cómo lo sabe?

—En mi juventud llegué a trabajar allí, de nana, de esas familias ricas— comentó la mujer con nostalgia. —Mi nombre en Izawa Naoko.

—Mucho gusto, Naoko-san— le saludó cordialmente. Al parecer ella sólo quería ser amable, y tenía raíces de Japón, su amado país.

—Bienvenida, Sakura-chan. Espero que te sientas bien aquí, aunque no lo creas aquí todos somos muy buenas personas y nos ayudamos entre sí. Si necesitas algo no dudes en decirme, te ayudaré— le dijo sonriendo levemente.

—Muchas gracias, Naoko-san. Eh, me preguntaba dónde podría encontrar algunos artículos de limpieza, el cuarto está algo sucio…

—Oh, puedes hallarlos arriba, al lado de la habitación que dice "22". Pero sube con cuidado, allí vive un muchacho algo gruñón— le advirtió riendo, como si recordase algún chiste.

—Bien, muchas gracias. Con su permiso.

La anciana también se retiró, diciéndole que ella vivía en la habitación de al lado, y que si necesitaba algo en ella tendría a una amiga.

Sakura agradeció. En verdad lo agradecía. Al menos así no estaría sola en un lugar desconocido.

Se arregló un poco la camiseta y salió de su habitación, no sin antes cerrar con seguro. Caminó lentamente hasta llegar a las escaleras y subió despacio, arriba, el lugar era aún peor.

—Mn, es más feo que abajo— pensó casualmente. El piso de madera rechinó mientras avanzaba, buscó entre las puertas, y cuando ya llegaba a la veintidós, está se abrió abruptamente hacia afuera, dándole en toda el rostro y provocando que callera de sentón.

—¡¿Quién fue el estúpido que…?— la chica cogió su nariz entre sus dedos y miró, desde el suelo, con furia al tipo que la había empujado. Más calló cuando de la puerta se asomó hermoso muchacho con una bata blanca en la mano.

Hermoso, esa era la palabra perfecta para describirlo. No, él no sólo era guapo, ¡por Kami, era un Adonis!. Sakura quedó algo sorprendida, era alto, y de complexión atlética, pero oh dios, su cuerpo no era lo único de infarto, sino también su rostro. Su piel era nieva, poseía una nariz recta y simétrica, labios finos pero a la vez algo carnosos, unos increíbles y grandioso ojos negros, ónix. Cabello perfectamente despeinado con reflejos azulados, ¿serían naturales?

—Hn, pero que chica más molesta— dijo malhumorado. Esa chica se había interpuesto en su camino, aunque… ahora que la veía bien, era una mujer de aparentemente diecinueve años, con cabello corto ¿rosado? Y una impresionantes ojos verde jade, tenía que admitirlo, jamás había visto un verde de aquella tonalidad tan vivaz.

—Oye… ¡pero qué diablos te pasa! ¡Tú fuiste el imbécil que me dio con la puerta en la cara!— le reprochó molesta. La Haruno se había puesto de pie y ahora regañaba al culpable de su caída. Sí, ese chico podría estar buenísimo, pero no por eso debía babear por él.

—Hn, tú fuiste la tonta. Las puertas se abren para afuera, hubieras tenido cuidado— le respondió mordaz. Increíble, era la primera vez que una chica le hablaba así.

—Por si no lo sabes, muñequito de torta, soy nueva en este lugar. Tan sólo subía a buscar algunos artículos de limpieza y tú me das con la puerta el rostro.

El joven la miró, bajando los ojos. Con facilidad le llevaba una cabeza. Aunque, más que escuchar sus palabras veía como su respingada nariz se arrugaba cuando le reclamaba.

Esperen, él ensanchó un poco los ojos.

Lo había llamado… ¿muñequito de torta?

Un tic apareció en su cien. Esa mujer…

—¿Cómo me llamaste?— cuestionó lúgubre.

—Muñequito de torta, ¿acaso también eres sordo?— se mofó. Sakura se sentía extraña, generalmente era tímida y reservada con desconocidos, y no sabía porque con aquel muchacho le era fácil hablar. Y hasta se burlaba de él. Vaya.

—Mira, niña. No tengo tiempo para tus inmadureces— sencillamente no estaba de humor. Había despertado con un terrible dolor de cabeza y encima ya iba tarde.

Sakura quiso replicarle, más cuando vio la fría mirada del chico calló. Sería mejor no seguir, además en parte había tenido la culpa, ya que cuando abrió la puerta de su habitación se dio cuenta del funcionamiento de estas. Todo sucedió por su imprudencia, si no hubiera andado tan distraídamente, no le hubieran dado con la puerta en la cara.

Al ver que la chica no replicaba decidió seguir su camino. Aún no había desayunado y… tenía hambre. Sin decirle nada se perdió por las escaleras, dejando a Sakura algo sorprendida.

—Bueno, será mejor que coja lo que necesitaré— se dijo a sí misma, notando con sorpresa que la habitación de la que había salido Sasuke era el que estaba al lado del cuarto de limpieza, fue cuando recordó las palabras de Naoko-san.

"—Pero sube con cuidado, allí vive un muchacho algo gruñón."

—Mm, con que a él se refería. Aunque, no entiendo, ¿Qué hace un muchacho como él en un lugar como este? No soy tan tonta como para no notar que tiene algo diferente, su presencia impone y de por sí, tiene elegancia en sus movimientos, a no ser que…— quedó algo dubitativa, tenía algunas sospechas, pero…

—Sakura-chan, ¿conseguiste lo que buscabas?

—¿Eh? ¡Naoko-san, es peligroso que usted suba sola las escaleras!— la de ojos verdes se acercó presurosa a la anciana para tomarla del brazo.

—Descuida querida, aunque soy vieja, aun soy fuerte— rió—. Aunque, venía a buscar a Sasuke, ¿no lo has visto? Es el chico de la habitación veintidós.

—¡Ah, así que el tipo ese se llama Sasuke!— exclamó la Haruno, recordando que ahora tenía un lindo raspón en la nariz gracias al portazo que le había dado.

—¿Tipo? ¡Oh no, Sakura-chan! Sasuke es un muy buen chico—la mujer aprovechó de que la chica estaba distraída para evaluarla un poco, al parecer estaba enojada ¡y con Sasuke! Lo cual era muy raro, quizás ella…

—Sakura-chan ¿Por qué no sacas lo que necesitas y antes de que limpies te invito una taza de té? Quiero contarte un poco sobre Sasuke.

La joven asintió algo confundida, ¿Por qué habría de contarle algo a ella sobre un desconocido?

Una vez que cogió lo que necesitaría bajaron con cuidado y ambas mujeres entraron a la habitación de la anciana, la cual era muy sencilla pero acogedora, a diferencia del resto del lugar.

Las paredes eran de un amarillo pálido, y además estaba conectado a una cocina. Los muebles eran de madera y sencillos, pero parecían cómodos. Por indicación de Naoko-san, Sakura tomó asiento mientras esperaba el té. Pasaron varios minutos para que la anciana volviera con una bandeja con dos tazas de té y algunas galletas.

—Bien, Sakura. Cuéntame algo más ¿Qué impresión te dio Sasuke?— comenzó la mujer mirando atentamente a todos los gestos de la Haruno.

—¡Que le diré Naoko-san! El tipo me dio con la puerta en la cara. Admito que debí tener más cuidado, pero él ni me pidió disculpas— comentó de forma obstinada.

—Sasuke es así Sakura-chan— su expresión se volvió seria de pronto, desconcertando a la chica—.Te pido que lo comprendas. Veras, me despiertas confianza, muchacha. Siempre me he enorgullecido de mis sentidos para conocer a las personas, y sé que tú eres la indicada.

—P-Pero, Naoko-san, ¿a qué se refiere?— cuestionó. ¿Ella era la indicada? ¿Para qué?

La anciana aclaró la voz, esa iba a ser una conversación muy larga, sólo esperaba que Sakura entendiera y la ayudara. Y sobre todo, esperaba no equivocarse con esa joven, de lo contrario… Sasuke sufriría, y mucho. Pero, si todo salía como ella lo estaba pensando, quizás podría volver a ver al Sasuke que ella conocía y no al hombre frío en el que se había convertido.

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~oO-σ-Oo~

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Dios, tenía un dolor de cabeza insoportable.

Ya no lo soportaba. Mientras caminaba a la universidad divisó una farmacia y sin pensarlo dos veces entró. Cabe decir que la farmacéutica lo devoró con los ojos. Rodó los ojos, él odiaba eso.

—Una botella de agua mineral y una pastilla para el dolor de cabeza.— habló, más la mujer parecía idiota. Molesto, tronó los dedos y ella pareció despertar —.Hmph, no tengo su tiempo, ¿me va a atender?

—Sí, claro joven— dijo sonrojada y corrió a buscar lo que aquel bombón le había pedido, en toda su vida, jamás había visto a alguien tan hermoso. Una vez que encontró el agua y la pastilla se los entregó.

—Hn, aquí tiene— dijo extendiéndole el dinero—.Gracias.

—¡E-Espera! Y-Yo… no sé, quizás sea muy atrevido pero… ¿p-podríamos salir algún día?

Sasuke la miró de reojo, más esa pequeñísima mirada que le dedicó fue tan gélida que la mujer sintió miedo—.Las regaladas no me interesan.

Y con esa sencilla frase salió del establecimiento mientras algunos clientes miraban sorprendidos la escena, y más aún, cuando vieron a aquella chica caer al suelo llorando.

—Hmph, las odio, todas son iguales— pensó furioso.

Siguió caminando con aire despreocupado, ignorando las miradas que recibía. Siempre era igual, todas las mujeres eran iguales, lo miraban como a un pedazo de carne, ni que él fuera un muñeco…

Muñeco… a su mente viajó el rostro de la chica de cabellos extrañamente rosas. Ella lo había insultado, le había tratado hostilmente y ¡hasta le había dicho muñeco de torta! Ahora que lo pensaba, había alguien que no lo habría tratado como un dios, le causó gracia al recordar el raspón en la respingada nariz de la chica y como fruncía las cejas al gritarle.

Por primera vez en mucho tiempo, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, de burla, pero sonrisa de todos modos.

Despertó de su ensoñación al llegar a la universidad a la cual él asistía. La Yale University, a la cual asistía. Algunos que lo vieron llegar susurraban mirándolo, otros lo veían con superioridad y algunas lo miraban deslumbradas.

—Hn, estúpidos niños ricos.

Sí, él era el único becado de aquella universidad de riquillos. Igual, le valía nada lo que ellos pensaran de él. Ingresó al imponente edificio de la Facultad de Medicina, después de todo, él estudiaba para ser médico. Y sus veintiún años cursaba su último año.

Ni bien entró, una chica se le acercó, provocando su molestia.

Joder, ¿Por qué diablos era imán de mujeres?

Sabía quién era ella Nakazawa Kurumi. Hasta ahora la había considerado una buena compañera, dado que no lo molestaba. Ella estudiaba enfermería. Sus ojos viajaron a la pequeña carta en papel rosa que sostenía. Arrugó la nariz con molesta.

Ahí iba de nuevo.

—S-Sasuke-kun, desde hace tiempo, te he estado observando. E-Eres un chico muy guapo e inteligente. Y… t-tú me gustas Sasuke-kun, por favor acepta esto— le dijo. Estaba muy nerviosa, más pudo sacar valor y le estiró la pequeña carta.

Pasaron segundos.

…Minutos.

Algo mortificada, dirigió su vista a Sasuke, este no le había recibido la carta.

—¿P-Porque, S-Sasuk…?

—Izawa ¿sabes lo que me molesta?— preguntó el muchacho, muy serio.

—N-No… pero si tú me dijeras— la chica fue interrumpida por Sasuke.

—¿Sabes quién es mi autor favorito? ¿Sabes cuál es mi pasatiempo? ¿Sabes cuál es mi manera de pensar? ¿Mis sueños? ¿Lo que quiero? … Dime algo, ¿me conoces como para afirmar que te gusto?

La chica se quedó paralizada. Ella no conocía nada acerca de Sasuke. Al verse envuelto en un silencio total el muchacho le quitó la carta. Y caminó, pasando por su costado, a unos cuantos pasos encontró un bote de basura, arrugó el pequeño papel y lo tiró.

—¡Porque, Sasuke-kun! ¡Eres cruel!— gritó Kurumi con lágrimas en los ojos.

—No, tú lo eres aún más. Tan sólo viste en mí una linda cara. No sabes nada de mí, tú no me conoces— le dijo sin voltear.

Los demás alumnos miraron compadecidos a la joven, quien lloraba. Algunos chicos comentaban malhumorados, Uchiha era un tipo estúpido. Había rechazado a la chica más popular y adinerada de la universidad.

Aunque, no fuera novedad. Esa era la tercera vez en la semana que se le declaraban, y como siempre Sasuke les hacía los mismo cuestionamientos, y al ver que no respondían, él se iba no sin antes decirles unas crueles palabras.

Uchiha Sasuke…

El mejor alumno de su generación. Un brillante futuro médico. Sus maestros estaban orgullosos de él, y ansiaban ver lo que sería de él después. Todos sabían que él sería un gran hombre.

Pero nadie sabía nada más.

Tan sólo veían al estudiante brillante.

Nada más.

Nadie sabía quiénes eran sus padres, o donde vivía. No tenía amigos. Y cuando tenían algún trabajo grupal él siempre los hacía sólo. Sus maestros no replicaban, pues conocían su capacidad.

Sin embargo, era alguien muy solitario. Nunca se le había visto hablar con nadie, a menos que fuera estrictamente necesario. No iba de fiestas, no tenía amigos, ni novia.

Uchiha Sasuke, era un misterio.


Espero que les haya gustado, me divertí mucho escribiéndolo. Os prometo que estará re-interesante y con muchas sorpresas. Nada es lo que parece. xD

Bien, como iba a aclarar. Yo tengo tres FanFics a parte de este, y ahora os lo voy a explicar.

Dream Teenage: Me encuentro bloqueada, tengo la idea general en sí, y no encuentro como desarrollarla a mi gusto. Tengo un capítulo escrito, pero no lo considero de calidad. Por respeto a mis lectores, creo que debo hacer algo mejor, tendrá que esperar. El momento de Dulzura: ya me falta poco para terminar el capítulo, pero les pido paciencia. Estoy quitando algunas cosas, que creo que alargarían la trama. Y luego tendré problemas, así que lo estoy estructurando. Automatic: Joder el lemmon me está destrozando. xD No queda como quiero, me dá la impresión que no estoy transmitiendo nada... ya haré algo al respecto.

Mil perdones. Pero al menos con esta historia no pasara, dado que no tengo dudas sobre los capis en sí. Espero sus reviews. ¿Qué tal si comenzamos con dieciseís? Aunque a más reviews, más pronto la conti. ¡Los quiero! Besos


¿Alguien me diría como puedo hacer para que los anónimos también puedan comentar? o,o. Graaacias. x3