Descargo de responsabilidad: Shingeki no Kyojin es propiedad de Hajime Isayama.


I

—Primero, hablemos sobre el entendimiento mutuo —comenzó Hange, ignorando las excusas de Eren—. Hay un caso que me preocupa. Está esta Ilse Langner…

Eren se revolvió en su asiento, incómodo. El trasero y la espalda le dolían tras permanecer tantas horas sentado, y los párpados le pesaban del sueño. Estaba agotado y Hange parecía no terminar, al contrario, estaba comenzando lo que parecía que sería otra larga conversación. ¡Con razón Levi y su escuadrón habían huido de allí! Eren también deseaba poder salir huyendo y tirarse en su cama para dormir por el resto del día, pero era lo bastante educado como para no dejar a Hange hablando sola.

—(…) quien de alguna manera estableció comunicación con un titán.

Aquello fue suficiente para capturar la atención de Eren. Casi saltó sobre la silla, completamente pasmado.

—¿¡Quéééé!?

—Lo sé, lo sé, suena increíble —concordó la científica, y su voz adquirió un matiz de emoción. Luego bajó el volumen, como si contara un secreto—. Lo siguiente que te voy a contar es información confidencial, ¿comprendes?

Eren asintió, prometiendo guardar el secreto. Hange sonrió, contenta de por fin poder compartir sus teorías de aquel extraño suceso, y oír algunas nuevas que pudieran darle respuesta al misterio.

—Bien, hace cinco años, antes de que cayera la Muralla María, el enano y yo nos encontrábamos buscando sobrevivientes durante una expedición. Creo que fue la trigésima sexta, no, espera, era la trigésima novena expedición porque era verano todavía… Entonces vimos a lo lejos una capa tirada en el pasto, y nos acercamos para recogerla y anotar el nombre de su dueño en nuestros registros. La capa pertenecía a una chica llamada Ilse Langner, pero no era uno de los soldados que había salido con nosotros en esa expedición, sino en la trigésima cuarta, un año antes. Nos dimos cuenta por la banda, ya sabes. ¡Pero eso no es todo! El enano encontró un cuaderno también ¿y a qué no sabes? —Eren esperó intrigado, ansiando llegar a la parte donde se suponía que la tal Ilse había hablado con un titán—. ¡Eran sus avances militares!

»Levi tenía cara de asombro, y vaya que eso no es usual en él, así que le arrebaté la libreta de la mano. Leí su contenido, y eso fue lo que me llevó tiempo más tarde, cuando la muralla cayó, a intentar establecer comunicación con un titán. Aunque en realidad eso no tuvo resultado, como ya te he dicho…

—¿Qué decía el diario? —preguntó Eren, todavía esperando saber cómo rayos fue que un titán regular estableció comunicación con un humano.

—¡Ah, sí, el diario! —exclamó Hange, golpeando la palma de su mano con el puño—. En realidad decía muchas cosas, pero lo más interesante está en sus últimas anotaciones, momentos antes de morir —Eren sintió pena por la pobre muchacha—. Al parecer todo el escuadrón donde se encontraba fue aniquilado por los titanes, y sólo ella pudo escapar con vida. Su equipo se averió en algún momento, así que lo abandonó y trató de regresar a pie a las murallas, aun sabiendo que era imposible. Nunca dejó de escribir en ningún momento, incluso cuando el titán estaba a punto de devorarla —Hange se puso seria, y un matiz de solemnidad tiñó sus ojos—. Fue algo muy valiente, y gracias a ello hemos recogido información importante para el avance de la humanidad.

»Pero en fin, volviendo al diario, en algún punto de su huida, Ilse Langner se encontró con un titán de 6 metros. Sorprendentemente, no la devoró de inmediato, sino que pronunció algunas palabras, y se inclinó ante ella de forma respetuosa.

Eren ni siquiera parpadeaba, sus ojos estaban fijos en Hange, prestando atención a cada detalle. Cuando llegó a la parte donde el titán hablaba, tragó saliva, sorprendiéndose tanto como todo aquel que había leído el diario. Aquello era como mínimo impactante, pues nunca se había conocido un titán que hubiera perdonado la vida de un humano de esa manera, mucho menos que fuera capaz de hablar.

—¿Qué fue lo que dijo?

—"Pueblo de Ymir" —citó.

Eren jadeó, abriendo mucho los ojos, su boca formando una "o" enorme.

—¿Y-ymir?

Hange asintió.

—También dijo "Señorita Ymir", mientras se arrodillaba frente a ella. Sin embargo, no hemos podido averiguar nada al respecto, y no sabemos de quién podría tratarse. ¿Oye Eren, estás bien?

Eren se había puesto pálido.

—Ymir… —repitió en voz baja, más para sí mismo que para Hange—. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?

Hange parpadeó, logrando captar el quieto susurro de Eren. Ésa no había sido la intención del muchacho, por supuesto, pero estaba demasiado absorto en sí mismo como para darse cuenta. La mujer se inclinó en el asiento, acercándose más al chico, bajando la voz y escogiendo con cuidado el tono que empleaba.

—Eren. ¿No me digas que la conoces?

El muchacho alzó la vista, el miedo apoderándose rápidamente de él. Ya era bastante malo que en realidad los de la Legión no confiaran en él, y si admitía que de hecho sí conocía a alguien con ese nombre, las cosas podían no terminar muy bien.

Eren dudó en responder, y Hange soltó un suspiro. Comprendía qué era lo que estaba pasando por la cabeza del jovencito, así que trató de componer las cosas.

—Eren, si sabes algo es importante que lo digas —dijo con suavidad, mirándolo directamente a los ojos—. Te prometo que no va a pasarte nada. Confía en mí.

Eren bajó la vista, observando sus manos, las de Hange encerrándolas en un gesto que buscaba inspirarle confianza. Sopesó sus palabras un momento, y soltándose, procedió a responder.

—Prométame algo más, líder de escuadrón —pidió—. Que no involucrarán a nadie más de nuestros compañeros.

A Eren le preocupaba perjudicar más a Armin o Mikasa, o incluso a Christa dada su relación cercana con Ymir, y aunque éstas no fuera especialmente de su agrado, tampoco deseaba que fueran puestas en una celda como habían hecho con él.

—Está bien. Lo prometo.

Eren aceptó y Hange le escuchó con atención.

—Ymir es el nombre de una de mis compañeras del ciclo de reclutas. La última vez que la vi fue el día del ataque a Trost, ni siquiera sé si sigue viva... Siento no poder decir más que eso, pero ella es bastante misteriosa, así que no sé mucho sobre ella…

—Ya veo —reflexionó Hange—. Gracias, Eren, esta información nos será útil. Ahora dime, ¿cómo es ella física—?

No pudo terminar la frase. La puerta del comedor se abrió violentamente, revelando la figura agitada de Moblit Berner, el asistente de Hange en sus investigaciones.

—¿¡Está la jefa de escuadrón presente!? —exclamó—. ¡Sus titanes fueron…! ¡Ambos fueron asesinados!

La conversación terminó abruptamente allí, quedando olvidado el descubrimiento de la existencia de la Ymir del diario de Ilse Langner.

Al menos, temporalmente.


Un pequeño proyecto en el que he estado trabajando desde hace unos días, donde la existencia de Ymir es descubierta antes. ¿Cómo creen ustedes que habría reaccionado Eren? Yo pienso que el chico habría sentido temor de que esto sólo empeorara cómo lo vería la Legión, e incluso defendería a Ymir. Al menos, eso es lo que haría el Eren de ese entonces...

—Fanfiction, 12 de julio de 2017