I just love Gaara :3

Naruto y Naruto Shippuden no me pertenecen

-Es una completa lástima...

Temari se encontraba frente al escritorio del kazekage, quien lánguidamente sellaba y revisaba una pequeña montaña de papeles.

Gaara tardó en responderle, dejó un par de papeles a un lado y tomó la pluma con la que escribía con la punta de los dedos.

-Es inevitable... además es parte de...

-Sí, sí. Tus deberes como kage, lo sé.- Temari agitó la mano como si eso lo hubiera escuchado miles de veces.

-Sólo decía que era una lástima, no venía a convencerte de nada o algo por el estilo...

El pelirrojo abrió los ojos un poco más y sintió, algo frustrado, que había caído en la trampa de su hermana.

-...Claro...-volvió la mirada de nuevo a su montón de hojas. La rubia lo miró unos instantes y después dio un cuarto de vuelta destinándose a salir.

-Bueno, sólo quería desearte feliz cumpleaños hermani...

-Gracias-interrumpió el ojiverde, Temari ahogó una risa, pues sabía que le molestaba que le llamara así.

La kunoichi hizo un ademán con la mano y salió de la habitación. Se quedó un momento en el pasillo después de cerrar la puerta y sonrió de oreja a oreja.

Gaara seguía tratando de concentrarse en su trabajo, pero había perdido el interés, se recargó hacia atrás en su silla y tras mirar a ningún lugar en particular notó algo en su escritorio. Lo cogió curioso, era una caja negra mediana, la abrió y dentro contenía una caja aún más pequeña con una envoltura roja y un moño dorado...

Dentro sólo había una tarjeta de felicitación... y unos cuantos dulces.

Aquel joven kazekage suspiró, así que de eso se trataba todo. Sonrió levemente mirando con agrado aquel pequeño detalle que le habían dejado.

Era bueno sentir esa calidez de vez en cuando... recostó su cabeza en su palma de la mano y miró distraído por la ventana...

Quizás sería bueno (si no tomaba el día entero) el salir un poco más temprano de trabajar... Imaginó las expresiones que tendrían sus hermanos, especialmente Temari al imaginársele con aquel regalo, adivinando las reacciones del usualmente inmutable Kazekage, ah, sí, seguramente les estarían haciendo sonreír.

El menor de los hermanos del desierto no pudo evitar reír un poco por lo bajo. Suspiró de nuevo y al dejar pasar unos cuantos minutos más, comenzó a recoger su escritorio para poder ir a casa.

Fuera del edificio, la rubia de ojos verdes salía con andar ligero y alegre.

-¿Se lo has dado?-preguntó un castaño.

-Jejejeje, claro que sí-respondió ella elevando el puño y levantando el pulgar sonriente.

-¿Y bien? ¿Qué ha dicho? -Kankuro parecía ser cómplice también en aquel plan para hacer hipótesis sobre las diferentes reacciones que podría tener su hermano ante acciones tan despreocupadas e insignificantes pero simbólicas.

-Bueno hermano... -Temari miró hacia arriba, la parte más alta del edificio y sonrió con malicia -eso lo descubriremos pronto.

La chica del abanico le guiñó el ojo al otro y le hizo seña de que la siguiera, al fin y al cabo seguramente Gaara se dirigiría a casa.

Y qué mejor que prepararle una pequeña fiesta a ese pequeño seriecillo...