NADA DE ESTO ME PERTENECE, LOS PERSONAJES SON DE DREAMWORKS, SOLO ME DIVIERTO ESCRIBIENDO.

¡Hola a todo el mundo! Bueeeno. Vi la película de Megamente cuando salió en cines hace dos años, y me fascinó, pero extrañamente nunca busqué fics. Hace poco una de mis autoras favoritas publicó una historia en inglés, y me gustó mucho. Volví a ver la película por internet y leí más y más fics. Tenía ganas de hacer uno mío, y al mismo tiempo quería auto-implantarme un reto.

Así, agarre una hoja y anote diez palabras al azar, viendo las cosas que me rodeaban y otras sobre las que estaba pensando. Salieron estas; la misión será escribir un one-shot (independiente o no) sobre cada palabra. Como ven, ya terminé la primera y empezaré pronto con la segunda.

Si alguien quiere tomar el reto hágalo. Me encantará ver qué nuevas versionas saldrán sobre estas palabras. Pueden ser sobre Megamente/Roxanne, Megamente/Servil o de MetroMan ¡O de quien quieran! Solo que sea personaje de la película y tenga relación (aunque mínima) con la palabra.

RETO:

1.-Sonrisa. 2.-Amistad 3.-Venganza 4.-Soledad 5.-Reflexión 6.-Peluche 7.-Libreta 8.-Reloj 9.-Piscina 10.-Evento.

Sin nada más que decirles, espero que lo disfruten :)


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Sonrisa.

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Desde el momento en que llegó a la tierra, Megamente supo que era diferente. En un principio pensó que el origen de su diferencia era la piel azul, complexión delgada y cráneo más grande que el de los seres humanos. No le creía cabello, por más que lo intentara, y prefería sentarse a leer que jugar con la pelota.

Pero cuando fue a la escuela las diferencias se acentuaron. Era el desadaptado, aquel que nadie quería. Fuera de su aspecto físico, Megamente pronto entendió que le tenían recelo a su inteligencia. Los demás niños pasaban horas enteras tratando de resolver las diez tablas de multiplicar, cuando a él le tomaba diez minutos terminar las ecuaciones algebraicas de tercer grado. Era un genio.

No obstante, en este mundo que se fija más en lo externo que en lo interno, nadie le prestó atención. Y los que notaban su gran talento cognitivo se sentían intimidados por él, aún más de los que solo tenían miedo de su aspecto.

Megamente, por mucho tiempo pensó que no los necesitaba y disfrutó, o pensó que disfrutaba, hacer maldades. No era el caso. De pequeño, pasó casi todo el tiempo tratando de adaptarse, de ser querido, de que la gente viera más allá de su gran cabeza y piel azul. Quería ser amado. Como esos niños que recibían besos, abrazos y regalos de sus padres. Como sus compañeros de prisión que tenían visitas diarias o semanales, llegándoles galletas caseras en fechas especiales.

¿Nadie se fijaría en él? ¿No habría nadie con una sonrisa cálida y brazos reconfortantes, donde poder refugiarse y llorar? ¡Nunca! Él no era de este mundo. No era humano, claro que no merecía ese privilegio. Este gran vacío en su interior lo convirtió en un villano.

Pero no era un villano común. No era malo porque quisiera realmente ser malvado. Él lo hacía, más que ninguna otra cosa, para llamar la atención. Para que la gente volteara a verlo, supiera quién era, su nombre, reconociera su rostro y sus verdes ojos. Esa sensación de ser temido le fue curiosamente grata, al ser siempre él quien tenía miedo de todos. Era su venganza, su manera de desquitarse por todos esos años de maltrato.

Servil, su fiel amigo, el único que le sonreía. Su pez con el que creció, y que charlaba con él largas horas. Aquel que le escuchaba, le ponía atención. Su único amigo en toda la galaxia… él lo ayudó a convertirse en el villano que ahora era: Megamente.

Construyó su guarida secreta. Podía usar su mente sin límites. Las trampas, los robots, las elaboradas construcciones y planes minuciosamente planeados. Todo con el fin de tener una pelea contra MetroMan. Con el fin de que, por unos segundos, los ojos estuvieran puestos en él. Toda esa reputación de malvado señor del caos, construida en años, se vino abajo en menos de un segundo.

Por una sonrisa.

Oh, había visto esa sonrisa tantas veces. Ella se la pasaba esbozando sonrisas siempre, en la televisión, cuando daba sus anuncios. Era la reportera más famosa y conocida de toda MetroCity, y de las mujeres más bonitas que estuvieran presentes en el mundo de los medios.

Megamente muchas veces veía sus reportajes e infinidad de ocasiones la secuestró. Sostenían charlas triviales, rápidas, críticas. Nada del otro mundo. Siempre era rescatada por MetroMan. Y aunque miles de veces vio su rostro, sus expresiones y sus ojos, había algo diferente en esa ocasión.

La sonrisa que le dedicaba era enteramente alegre. Una chispa de vivacidad en sus ojos, y cordialidad en sus facciones. Ella de verdad estaba feliz de verlo, y estaba siendo amable porque quería ser amable. No era esa expresión de rechazo a la que estaba completamente acostumbrado. Esa expresión removió sentimientos muy profundos… era la sonrisa de aceptación.

El de verdad estaba siendo aceptado. Por ella.

Y le encantó que lo escucharan, que le prestaran atención, le tuvieran consideración. Le encantaba seguir viendo esa misma sonrisa, tímida y a la vez seductora, siempre dedicada a él. Pensándolo de esa manera, la idea de hacerte pasar por otra persona no le fue realmente mala. Disfrutó fingir ser Bernard, porque le permitía verla. Conocerla más a fondo.

Hubo muchas ocasiones en su vida que se sintió triste, rechazado o hasta desolado. Pero ninguna podía compararse con esa noche oscura. El cielo parecía llorarle, el agua empapando sus ropas hasta hacerlas más pesadas. Caminó sin saber a dónde iba, despejando sus pensamientos, analizando los hechos. La había engañado, tenía todas sus razones para estar enojado, más no para haberle tratado de esa manera. Ella casi se había burlado de sus sentimientos, y fue el golpe más doloroso que nunca sintió antes. Eso, sumado a la repentina partida de Servil, lo hundió.

No le fue tan difícil como antes reconocer sus errores. Su encuentro con MetroMan (al que creía fallecido) le ayudó. Lo que ella le dijo, sobre salvar MetroCity, la idea de tomar rienda de su futuro. Ser lo que él quería ser, no que los demás esperaban de él. A pesar de ser un genio nunca vio la vida de esa forma; y de no ser porque Roxanne corría peligro, seguro nunca hubiera tomado esa decisión.

Ser el héroe. No sería el malvado del que todos correrían. Usaría sus inventos y su ingenio para salvar a Roxanne y además, a todas las personas inocentes que sufrían por su error. Él creó a Titán, él lo debía de destruir. Así de fácil. No había vuelta atrás. Ya ¡Taran!

¡Oh, vaya que fue diferente! Pero en realidad, lo disfrutó. Tuvo una fuerte motivación para hacerlo. Esos mismos ojos, esa misma sonrisa. Ese deseo de que no le pasara nada malo, verla a salvo y llevando la misma vida típicamente feliz. El universo hace cosas curiosas; finalmente en toda su vida, ganó.

No solamente ganó una batalla. Ganó el afecto y el reconocimiento de toda una ciudad que por años lo ignoró y despreció. En el fondo, Megamente nunca terminó de entender la forma en que funcionaban las emociones humanas; pero al menos comprendió un poco de su naturaleza: le rehúyen a lo que no conocen y celebran lo que hace el bien.

Ya lo conocían. Ya hacía el bien. Por eso lo celebraban. Independientemente de aquella fiesta en el centro de la ciudad, con el alcalde condecorándolo y mucha gente aplaudiéndolo, sonriéndole, diciendo que lo adoraban… En verdad, lo que más recordaba de ese evento fue a ella bailando a su lado, y después besándole la mejilla con esa ternura femenina que jamás experimentó.

Y ahora era un afamado héroe. Le llamaban, lo adoraban. Veía carteles con su imagen colgados en las paredes de edificios, y niños corriendo con máscaras de él. La vida era buena. Ahora de verdad lo era. Sobre todo por las noches cuando llegaba al departamento, con ella.

Y Roxanne lo recibía con esa misma expresión.

Con esa misma sonrisa.


¡Eso fue todo! Tenía muchas ganas de escribir algo sobre cómo la vida de Megamente cambia repentinamente, todo por Roxanne. Realmente se me hizo uno de los detalles más tiernos de la película. El "villano" se enamora y cambia para bien. Estoy entre los que apoyan la noción de que Megamente no era malvado, simplemente se hizo así por la presión social y el rechazo. Aunque, quizá, si las cosas hubieran sido un poco diferentes, no hubiera pasado nada de eso y habría tenido una vida "normal".

Como sea, espero que les haya gustado y me dejen comentarios :)

Chao!