Los aullidos y vítores de los gemelos estallaron segundos después de hecho el anuncio.

La respuesta de los demás comensales fue más moderada pero igual de feliz, sintió sobre ella las miradas de Remus, Tonks y Arthur. Les devolvió una sonrisa serena que no alcanzo a sus ojos, los cuales habían perdido parte de su brillo.

Se asombro un poco de no sentir la opresión en el pecho que esperaba, en realidad no sentía nada y el ruido de los gemelos, tirando papel picado sobre los prometidos y de paso la cena, lo que provoco una regañina de su madre, se sentía extraño, lejano como si estuviera viendo todo aquello a través de una ventana, algo completamente ajeno a su propia realidad. Es lo mejor reflexiono, mejor esta sensación que echarme a llorar ante todos por perder lo que más amo, después de todo estaba segura que esto ocurriría tarde o temprano y con el paso de los años y la práctica se había convertido en una estupenda actriz.

Cerró los ojos unos segundos, pues el ardor que tanto extrañaba había comenzado en algún rincón cerca de su corazón. Una mano tomo la suya que estaba hecha un puño sobre su rodilla y cuando miro a su izquierda sus ojos se encontraron con los de Luna. Estaban serios y habían perdido el aire soñador tan característico en ellos, pues comprendía mejor que nadie en esa habitación su dolor.

Sintió un cosquilleo en la nuca, se había acostumbrado a aquella sensación y miro de vuelta a los penetrantes ojos grises de quien fuera su peor pesadilla en Hogwarts.

Le preguntaba silenciosamente con la mirada, ella asintió levemente, acababa de tomar la decisión que cambiaría su vida completamente justo en el momento en que Harry se había levantado de la mesa tomando la mano de Ginny y había dicho:

-Familia, quiero anunciarles que Ginny y yo vamos a casarnos, dentro de tres meses-