Hetalia Axis Power no me pertenece

No es la gran cosa pero... es mi regalo de cumpleaños para mis dos prusias.


Hacia ya varias horas que permanecía allí sentado en aquella enorme mesa y con toda una sala preparada decorada con carteles de felicitación, frente a cada silla de la enorme mesa había puesto el nombre de los nada awesomes demás países a los que hacia ya un mes había entregado una invitación para su genial fiesta.

Se levantó y puso las noticias, algo muy gordo debía estar pasando en el mundo para que no aparecieran a la fiesta de alguien tan maravilloso como él pero en aquel canal no decían nada relevante, un par de guerras en Asia tal vez, pero nada mas.

Estaba solo, nadie mas iba a venir, ni siquiera Gilbird había aparecido aquella mañana para felicitarle.

Se levantó de la mesa bastante molesto, no necesitaba a los demás para divertirse, se lo pasaba muy bien solo, pero al menos su hermano menor debería haber ido a felicitarle, él y los italias y también… el señorito.

Golpeo el puño contra la palma abierta de su mano, lo había decidido iría a fastidiar al señorito con su awesome presencia aunque en realidad debía sentirse agradecido de que alguien tan genial hubiera decidido ir a verle.

Salió de su casa y camino entreteniéndose para contemplar su maravilloso rostro en los espejos, algo molesto por no encontrar a nadie conocido en la calle.

Tal vez la húngara había tenido razón al decirle que su ego acabaría por dejarle solo y que en el pasado solo le habían prestado atención por ser una potencia a tener en cuenta pero que ahora sin territorio nadie quería estar a su lado por la persona que era.

Aquello empezaba a ponerle algo triste. Alzó la vista dándose cuenta de donde estaba a punto de abrir la puerta de la casa del señorito. Apretó los puños y se apartó, no le necesitaba, reservaría su awesome presencia para si mismo.

Se giró y comenzó a andar cuando escuchó la puerta abrirse.

-¡Obaka-san! ¿A dónde se supone que vas?

Se giró al escuchar la voz del austriaco y en vez de responderle decidió seguir con su plan anterior y marcharse cuando vio a los italias salir de la casa.

-Che palle, este tío si que es molesto.

-Vee~ Prusia a tardado mucho~.

Tras el menor de los italias salió el robusto alemán.

-Hermano, ya era hora de que llegaras, ¿te habías dormido? –negó con la cabeza con los brazos cruzados en su regazo mientras la húngara salía de la casa también.

-Gilbo idiota, ¡seguro que ya lo habías olvidado!

Ante todo aquello el prusiano les miró sorprendido hasta que recordó que un par de semanas antes el austriaco se había ofrecido a organizar todo aquello y sin más se lanzó a los brazos de este.

-O-obaka-san ¿Qué estas haciendo? –el austriaco trato de apartarlo mientras los demás negaban con la cabeza y entraban en la casa.