A VECES NO VEMOS LO QUE TENEMOS EN FRENTE ASÍ QUE NECESITAMOS TENERLO MÁS DE CERCA PARA APRECIARLO MEJOR
CAPÍTULO I: TEN CUIDADO DE LO QUE LE HACES A TU HERMANO MENOR
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Acababa de despertar pero le dolía todo el cuerpo y se sentía cansada, ni pareciera que hubiera dormido. Agradecía que fuera domingo y así no tener que levantarse temprano para preparar el desayuno. Se sentó en su cama y ahí descubrió que no tenía nada de ropa puesta, entonces recordó lo que había hecho.
Así que se giró hacia su derecha y descubrió que había un hombre en su cama, pero no era cualquier hombre era el joven que había estado bajo su cuidado durante más de diez años.
Podrían acusarla de pedófila si la descubrían en esa comprometedora posición. Pero recordando bien nunca lo hizo en contra de su voluntad, si recapacitaba un poco más creía que había sido al revés.
Se sentía culpable por haberle robado su primera vez de algo que debió de haber compartido con una persona amada, pero conmemorando mejor los momentos pasados él le había demostrado muchas veces que la amaba, así que algo de culpa se fue de su corazón. Tal vez pensaba que era mejor para él hacerlo con alguien de su edad, pero de imaginárselo estando con otra así como estuvo con ella la noche pasada le dio repelús y un escalofrío en su espalda.
Pero él nunca decía nada cuando ella andaba de novia con otro hombre. Lo hacía para olvidar a ese detective y también para dejar al niño libre de ataduras hacia ella. Estaba al tanto de que era un hombre cotizado en su preparatoria pero nunca le había conocido una novia y no sabía si contarse como una.
Porque no tenía idea de lo que eran o qué tipo de relación llevaban; eran muchas cosas pero a la vez nada. Él nunca le pidió ser su novia y ella tampoco se veía como una para él. Sin embargo ella muchas veces había salido con hombres pero terminaban en una desilusión y al final siempre volvía a los brazos del pequeño detective como lo hizo la noche pasada.
¿Cómo terminaron los dos en la cama sin ropa y muy cansados? Podía recordarlo muy bien, esa experiencia vivida estaba muy nítida en su cerebro.
Había aprovechado que su padre salió a investigar un caso y no iba a estar en casa todo un fin de semana, así que planeo un escape romántico con quien se podría decir su pareja —o desde hace unas cuantas horas ex pareja—. Todo pintaba muy bien, pero al final de cuentas terminó como siempre en una mala experiencia, por una estúpida pelea de que auto rentar o tal vez ella simplemente buscaba una excusa, porque todas sus relaciones terminaban igual en una pelea absurda. Tal vez solo andaba con alguien por un rato para que cuando la relación terminara y ella estuviera "decaída" el niño que vive con ella la consolara diciéndole lo mucho que la quiere, mimándola y repartiéndole besos. Pero esa noche definitivamente había cruzado la línea.
Regresó pasando de las nueve de la noche, después de que su escapada romántica se convirtió en una pelea fue a desahogarse a un bar así fue como llego con un poco de olor a alcohol. Al abrir la puerta se encontró con una escena que no esperaba ver: él niño había invitado a una amiga a la casa, era esa niña de cabello castaño con la que siempre pareciera que se andaba secreteando algo y cuando llegó se entendía que hacían lo mismo.
—Ignoren a esta mujer mayor que acaba de regresar a la casa después de que su novio la dejó —exclamó con claro tono de borrachez y después dejó caer su humanidad en el sofá frente a ellos.
—Ran neechan... —le llamó y lo pudo notar sorprendido. Después vio que le dedico una acusadora a la chica junto a él y parece que captó muy bien la indirecta.
—Bueno yo ya me voy. Te veo el lunes en la escuela Edogawa kun. Gracias por explicarme ese tema que no entendía —agradeció utilizando un monótono en donde no se podía apreciar muy bien su sentir.
—Ai chan no tienes porqué irte, mejor yo debería subirme a la casa, así ustedes disfrutan la noche solos —. Le causo un poco de dolor decir esas palabras, tal vez porque esperaba tener al niño para ella sola. Así que mejor se levantó de su lugar con claras intenciones de marcharse pero una mano fuerte la detuvo. No sabía porque pero eso le había dado un alivio, ¿tal vez se alegró porque él la había escogido a ella?
—No se preocupe Mouri san, yo ya estaba pronto a irme. Hasta luego —se despidió y cerró la puerta tras de sí.
—Ran neechan, ¿qué pasó?
—Una estupidez eso fue lo que pasó —se quejó mientras intentaba levantarse pero otra vez fue detenida por él.
—No te puedo dejar que te muevas, si te caes por el nivel de alcohol que traes en tu sangre y te lastimas no me lo perdonaría. —Eso amaba ella de él: siempre se preocupaba por ella.
—Solo tome dos copas o si acaso cinco, pero nada que afecte todavía mi sentido del equilibrio—se excusó.
—Entonces déjame corregirme, no dejare que te levantes para que tomes el alcohol de tío. Ahogar las penas en él no son buenas, puedes terminar haciéndote adicta y yo no quiero eso para ti —dijo mientras reafirmaba su agarre —. Pero si te vas a levantar para irte a acostar en cama, entonces permíteme ayudarte. —Dejó de agarrarla con fuerza y, su tacto y su mirar se volvió cariñoso mientras le ofrecía su mano para que se apoyara y se pudiera levantar con más rapidez.
—Gracias Conan kun —agradeció, definitivamente era por eso que se metía con hombres y regresaba a casa con el "corazón roto", para que el niño le diera gratas atenciones, siempre lo hacía, pero cuando la veía en ese estado se comportaba aún más caballeroso.
Sin que se diera cuenta, o mejor dicho con una gran facilidad le cargo estilo princesa, realmente era muy ventajoso que él fuera más alto que ella, ni recordaba cuando fue que eso empezó a pasar. Subió las escaleras hacia la casa y abrió la puerta, quien sabe cómo lo hizo ya que tenía las dos manos ocupadas en no dejarla caer y luego la condujo hacia su recamara y la depositó con gran delicadeza en su cama.
—Buenas noches, Ran neechan. —Le depositó un casto beso en la frente ya había hecho la acción de erguirse pero ella le detuvo con sus brazos que se encontraban en su cuello —los tenia ahí desde que él la cargaba— y forzó a acercarse a ella. Dándole un intenso beso en los labios, uno que incluso escuchó arrancarle un suspiro a él.
—Lo siento, pero algo me decía que debía hacerlo —se disculpó sin realmente sentirlo, estaba siendo egoísta con el niño utilizándolo como consuelo cuando algo no salía como ella quería, pero él nunca le reclamaba nada.
—¿Fue suficiente con ese? —cuestionó, pero sabía que el tono que había empleado fue demasiado sensual para un niño de su edad. Era extraño cuando se daban esas situaciones, dejaban de lado el papel de hermana mayor-hermano menor para simplemente ser hombre y mujer.
—Si te digo que no, ¿qué harías? —contestó con una pregunta, utilizando el mismo tono que él.
Al parecer el juego ya había comenzado, esos tres diálogos eran los que siempre utilizaban para indicar que querían empezar la noche de besos apasionados y cariños con ternura. Pero esta ocasión fue diferente, no recuerda cómo fue que comenzaron a quitarse la ropa para llevar las caricias a algo más íntimo ni cuando él la empezó a tocar con gracia y elegancia que le arrancó más de un suspiro, ¿Como un niño de diecisiete años podía ser tan hábil para eso? ¿Desde cuándo su pequeño Conan kun se convirtió en un hombre capaz de tocar a una mujer con esa destreza?
Tal vez ella tuvo la culpa porque la primera vez que se besaron él tenía apenas diez años y ella veinte, ¿lo había forzado a madurar para poder ser su pareja?
Pero recordándolo bien, fue él quien la beso por primera vez, como si tuviera tanta necesidad de hacerlo; si lo pensaba mejor eso no era un beso como el que un niño daría para saciar su curiosidad de que se sentía besar, ahí parecía que él claramente sabía lo que hacía y lo que provocaba.
El día que Conan kun la besó fue el mismo en el que habló con Shinichi y este le contó que nunca iba a volver. Se sintió muy mal porque él ni siquiera tuvo la dignidad de hacerlo en persona, ese estúpido detective. Lloró a mares después de haber finalizado su llamada y se fue a caminar para despejar su mente, si él estaba finiquitando su relación con ella, ella también lo haría; ya no le hablaría, ya no se preocuparía por él, ya ni siquiera diría nada cuando pronuncien su nombre cerca de ella. Shinichi Kudou ya no existe para Ran Mouri, eso es lo que había pensado el día que la terminó y así lo había mantenido. Tenía muchas cosas en que pensar como para que un detective de instituto acaparara su mente.
Una de las cosas que piensa mucho, es como Conan kun ese mismo día que se encontraba inconsolable por la mala noticia de Shinichi supo que hacer y cómo tratarla, desde ahí empezó su adicción a tener malas relaciones solo para que el niño le compartiera de su cariño.
Pero las atenciones del niño de ese día no solo se quedó en buenos tratos, ya cuando se encontraba más tranquila la besó, pero su actuar demostraba muchas cosas menos inocencia de un niño de diez años. Demostraba: necesidad, deseo, anhelo y pasión. Y de la misma forma que ella se había excusado por haberlo besado la noche anterior, lo hizo él y de igual forma se respondieron; esas se convirtieron en las palabras clave para cambiar su actuar el uno hacia el otro.
El movimiento del cuerpo bajo las sabanas junto a ella la sacó de su ensoñación y recordó que debía pararse a preparar el desayuno para ellos dos. Además de que no sabía cómo enfrentar al "niño" después de haber hecho algo tan intenso con él la noche anterior. Así que emprendió camino a la cocina, o eso intentó, porque una mano la retuvo, tomándola de la suya.
Volteo a ver al culpable, él ni siquiera se había girado hacia ella así que eso le permitió observar su espalda, ¿cómo había logrado retenerle si estaba en esa posición?
—Conan kun, ¿no quieres desayunar? —cuestionó, ese era su medio de escape. Aun no se le ocurría que decir o como tratar al niño.
Este no respondió nada y se giró para verla detenidamente. Ran se quedó sorprendida, pocas veces él dejaba verse sin los lentes o mejor dicho nunca lo hacía pero ahorita que estaban los dos en la misma cama le había dado esa oportunidad. Ese peinado, esos ojos azules intensos que cuando la miran le dedican un profundo amor. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? O es que ya lo había hecho y se negaba a aceptarlo, pero después de lo que acaba de pasar necesitaba enfrentarlo. Así que se atrevió a preguntar:
—¿Shinichi?
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N/A: Esta historia surgió después de haber leído "Jaque Mate" de Ceniza Tareth, si no han leído el fic corran a hacerlo que esta muy bueno. Porque algo que pasó ahi me dejo en intriga y con la necesidad de saber más D:
Así fue como surgió este fic, es algo completamente distinto a lo que suelo escribir, pero me gusto el resultado :D
También este fic va con agradecimiento a Tamago to gohan-aru ya que fue quien me ayudo a ponerle título y a escribir el summary :D
Gracias por leer
PD: creo que se nota que Conan me inspira mucho :'v
