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LOS FANTASMAS DEL PASADO

"Nathaniel cerró la puerta del aula de delegados dejándolos a los dos a solas.

-Hay algo que necesito decirte, y que no sé cómo hacerlo.

Carrie tragó saliva sin saber qué contestar, el aroma del perfume del Nathaniel no la dejaba pensar con claridad. Él se acercó y la tomó de la mano suavemente. Carrie se olvidó de respirar.

- Siempre has sido una persona muy especial para mí, sólo tú te atreviste a enfrentarte a mi padre, no sé que sería de mí si tú no hubieses aparecido en mi vida. - Los ojos de Carrie se empañaron y abrió la boca pero no consiguió articular palabra. - Carrie, lo he pensado mucho y creo que estoy enamorado de ti, mi cabeza intenta rehuirte, pero mi corazón te sigue a todas partes y aunque haya miles de personas, sólo consigo verte a ti. No puedo más.

Carrie dejó escapar un gemido ahogado y dejó que Nathaniel se aproximara hasta que apenas unos milímetros separaron sus labios.

- Nath... - Ambos se fundieron en un beso dulce y lento, como si tuvieran todo el tiempo del mundo..."

Carrie se despertó de pronto y miró el reloj, ¡era tardísimo! Se vistió y, sin apenas peinarse, corrió escaleras abajo. Abrió el buzón sin prestar atención a su contenido, llegaba tarde a sus clases en la universidad y no tenía tiempo de de mirar la publicidad que día tras día lo abarrotaba.

Tenía 22 años y estudiaba Enfermería en la universidad, una carrera que siempre había llamado su atencicón dada su vocación a ayudar a los demás ya desde su época como estudiante en el Sweet Amoris.

Abrió el candado de su bicicleta y a toda prisa comenzó a pedalear, tenía examen y no había estudiado demasiado, su vieja amiga la imaginación, volvería a tener que sacarla del apuro. Apretó el paso y zigzagueando entre los coches consiguió llegar al campus.

La clase estaba en silencio cuando ella entró como una tromba, todos levantaron la vista y no pudo evitar sonrojarse.

- Lo siento - Susurró mirando al suelo, y directamente se sentó en el primer hueco que encontró.

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- ¡Seguro que no ha ido tan mal, Carrie! Siempre dices lo mismo y al final acabas aprobando. - La animaba Violeta ya en la cafetería de la facultad.

- No lo sé, creo que esta vez he metido la pata hasta el fondo. - Respondió la joven sin mucho entusiasmo. - ¿Cómo han ido tus clases de arte?

- Bueno, aún estoy muy perdida, pero disfruto mucho de ellas. - Comentó la chica dando un sorbo a su bebida.

De repente, estando las dos sumidas en sus pensamientos, el teléfono de Carrie comenzó a sonar.

- ¡Carrieeeeee! ¿Has recibido la carta? ¡Dios mío, estoy tan emocionada que no puedo ni hablar! - Vociferó Rosalya desde el otro lado del teléfono - ¡Dime que puedes venir!

- ¿De qué narices estás hablando, Rosa? - Pregunto Carrie que había separando el teléfono de su cara para evitar quedarse sorda.

- ¡La reunión, boba! ¿No has recibido nada? - Carrie recordó que esa mañana no había prestado atención a lo que metía en su mochila y rápidamente la abrió sacando un montón de papeles arrugados.

- No he tenido tiempo de mirar nada, Rosa, pero ahora mismo la leo, ¿te importa si hablamos más tarde?

- No, claro... ¡pero ve pensando en qué ponerte! - Carrie colgó sacudiendo la cabeza, Rosa nunca iba a cambiar.

Violeta y ella se pusieron a rebuscar entre los montones de publicidad y al fin encontraron las dos invitaciones de las que hablaba Rosa.

Querido Exalumn ,

Me alegra enormemente comunicarte que el instituto Sweet Amoris está organizando una reunión de antiguos compañeros para celebrar el 50 aniversario de su apertura.

Es una ocasión ideal para ponerse al día con sus amigos y recordar los buenos momentos que pasaron entre estas paredes.

Confirme asistencia para el viernes 15 de mayo.

Atentamente,

Sr. Boris

Un escalofrío recorrió su espalda cuando leyó el nombre de su antiguo instituto. Apenas mantenía el contacto con sus ex-compañeros. Kentin, Violeta, Alexy y Rosa habían continuado su amistad más allá del bachillerato, pero los demás...

- Carrie, ¿me ecuchas? - Violeta llevaba un rato hablando sola. - Te preguntaba si estás preparada para enfrentarte a tus fantasmas...

-Violeta, no hay fantasmas. El pasado es el pasado, ya no somos unos críos. - Intentaba convencerse a sí misma, pero el solo hecho de tener que enfrentarse a Castiel y Nathaniel otra vez hacía que su estómago se encogiera. - Creo que voy a irme a casa, ¿vienes?

- Aún tengo la clase de escultura, ¿estás segura de que estarás bien? Sabes que no me gusta faltar, pero no quiero dejarte sola.

- Eres un sol, Violeta, pero iré a casa y haré comida para las dos. Luego podemos ver una peli y así no pensaré en más tonterías.

-Está bien, pero ya sabes lo que pienso, hiciste lo correcto en su día.

*/*/*/*

La tarde pasó rápido, desde que vivía con Violeta siempre había algo que hacer. Su amiga era muy despistada, pero siempre estaba dispuesta a ayudarla. Comieron y vieron una película de zombies, ambas bajo una manta para evitar ver las tripas y las salpicaduras de sangre.

Después de cenar llamó a Rosa y organizaron una tarde de compras para el fin de semana, a la que Alexy y Kentin no podían faltar. De repente, la idea de la reunión se le antojó más llevadera, sus amigos estarían ahí, y eso la llenaba de alegría.

Se metió en la cama con la cabeza dando vueltas como un torbellino, no lo podía creer, su vida siempre era igual, nunca podía concentrarse en las cosas importantes por todas las locuras que pasaban a su alrededor.

Su mente voló hasta sus últimos días del Sweet Amoris, los días amargos.

"Los exámenes finales habían sido agotadores y Carrie sólo pensaba en ver a Nath esa tarde para poder recuperar el tiempo perdido y hacer que su relación volviera a ser como antes. Últimamente el chico sólo tenía tiempo para estudiar y se le notaba muy irascible.

Sabía que Nath había quedado para estudiar con Melody en una de las aulas así que Carrie pretendía sorprenderle y llevarlo al parque para que se despejara.

Abrió la puerta con cuidado de no derramar el café que les había preparado, pero sus manos fueron incapaces de sostenerlo cuando contempló la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

La sangre se le heló y y se quedó paralizada, intentando buscarle una explicación lógica.

Melody, sentada en el regazo de Nathaniel y con los brazos rodeando su cuello, lo besaba apasionadamente, mientras, un entregado Nathaniel, la correspondía.

- Pero... ¿Qué...? - Balbuceó Carrie y su corazón se partió en mil pedazos cuando su mirada se cruzó con la de Nathaniel.

Sin esperar respuesta salió corriendo por el pasillo en dirección al patio sin hacer caso a Nathaniel, que gritaba su nombre. Una mano atrapó su muñeca y la obligó a mirar hacia atrás, ahí estaba Nath con los ojos empañados en lágrimas.

-Yo... No quería que te enterases así. - Dijo entrecortadamente. - Puedo explicarlo, Carrie, necesito explicárte... - Carrie no dejó que terminara la frase, su mano voló hasta la mejilla de Nathaniel, callándolo. Él la dejó ir, sin añadir nada más."

Una lágrima solitaria resbaló su mejilla, el dolor de hacía años se había convertido en rabia, ¿por qué se tuvieron que reír así de ella? Si Nathaniel y Melody iban a la reunión, ¿cómo iba a reaccionar? Respiró hondo, era una persona adulta y habían pasado más de cuatro años. Todo aquello era historia. Dio media vuelta y trató de recordar el temario del examen del día siguiente.