Caminaba como zombi por los pasillos de la escuela, a estas alturas toda la escuela sabía de mi traición hacia Jade, con Tori, los maestros me veían de arriba abajo, quedándose callados sin decir una sola palabra, veía a Jade caminar por los pasillos en silencio, ajena casi como un fantasma había perdido su magia, y su chispa se desvanecía de a poco, mi traición la hizo pedazos como a mí mismo, me había jurado jamás lastimaría, nunca hacerle daño y la aniquile de la peor manera, la más baja y humillante de todas, a ella al amor de mi vida a la única mujer que de verdad he amado y moriría mil veces por ella con tal de ver nuevo su bella sonrisa, la idea del suicidio paso por mi mente desde el día en que ella lo supo, pero sería una manera cobarde de salir del problema, y nunca haría eso, tal vez no recuperaría a Jade, quizás jamás regresaría a mis brazos, pero aun y con todo, le debía una explicación a Jade

- De acuerdo quedo así el sábado por la noche te veré - le decía a Jade

- De acuerdo, ¿es todo debo irme? - la sujete del brazo

- Espera, Jade, ¿cómo, como has estado? - que pregunta más estúpida

- Oh, de mil maravillas, al saber que mi novio, el hombre que juro amor eterno, se acostó con la que juraba no amar, ni siquiera le gustaba, ¡oh si! Estoy tan de maravilla y feliz, mas por la razón de que no encuentro mi maldito lugar en este podrido mundo lleno de traición y dolor, ¿eso querías escuchar?, cariño – Respondió Jade con sarcasmo

- Lo siento no debí - respondí

- ¿No debiste qué?, ¿preguntarme como me sentía? O ¿Acostarte con Tori Vega? ¿Cuál de las tres quieres que te responda?, mi amor- Jade

Baje la mirada de vergüenza quería que la tierra se abriera en ese instante y sólo me tragara a mí y a ella, a ella le quintara el sufrimiento. Pero esos milagros no existen, solo existen los eventos que nos tienen ahora frente a frente, mirando a Jade que se vaciaba poco a poco, llena de dolor y tristeza, y que mi corazón se destrozo al verla dar media vuelta y alejarse de mí. - ¡MIERDA! Soy un idiota- dije y me fui furioso conmigo mismo hasta llegar a mi RV, entre azotando la puerta y meque ahí a esperar que papa se durmiera para ir por todas las botellas de alcohol, quería olvidar, quería morir, y la mejor manera en que se me ocurrió hacer cualquiera de las dos opciones fue, ahogarme de borracho, hasta quedarme dormido.

Desperté una mañana y estaba en mi habitación, en mi casa, la casa de mis padres, todo me daba vueltas, no podía recordar nada, sólo que, la cabeza me dolía y mucho, me senté sobre la cama, frente al espejo vi una cicatriz a mi costado derecho y esa cicatriz deformaba el tatuaje que me había hecho hacia años atrás, ¿cómo demonios y en donde diablos me había hecho esa extraña cicatriz?, no recordaba nada, parecía que estaba borrada mi vida.

- Beck, ya está la comida lista - me grito mi hermana desde abajo

- Ya voy - después averiguaría que paso por lo pronto debo alistarme para reunirme con Jade, baje y vi algo extraño en la casa, la decoración ya no era la misma, mi hermana estaba más grande de edad ya no era la misma adolescente que recordaba y mi mama tenía las canas asomándose a su cabellera castaña y mi papa, ¿Dónde demonios estaba él? Solamente estaba una fotografía encima de la chimenea de la sala en mi casa

- Siéntate cariño, no pienso recalentarlo - me decía mi mama indicándome mi asiento en la mesa

- No quiero mucho mama, gracias, debo ver a Jade - soltaron los cubiertos y voltearon a verme,

- ¿A jade?, no la puedes ver, sin que te saquen a golpes de su casa – Respondió Diana, mi hermana

- ¿A golpes?- pregunte

- Por favor Beck, ya basta, después de tantas estupideces, esta, sigue siendo la peor de todas, déjala en paz, cada quien decidió su vida – Dijo Diana alzando la voz, jamás me había hablado así.

- Pero, es que no entiendo, ¿Por qué me golpearían? – Insistí

- Quiero comer en paz y sin gritos así que, por favor, deja de insistir con Jade, termina de comer, Beck y ve a trabajar después, por favor y por cierto, trajeron otro auto para que le arregles la transmisión- Dijo mi mama.

No entendía que estaba pasando, termine de comer y salí de casa, parecía un deshuesador de autos, al menos estaba la RV pero no recordaba que estuviera tan vieja, tan gastada y tan sucia, ¿que estaba pasando aquí? – fue la pregunta que salto en mi mente

- Hey, vengo por lo que me quedaste a deber anoche – una mujer estaba sentada en un balde, fumando un cigarrillo, al verme se acerco

- ¿Perdón? – respondí incrédulo

- Por favor no me vengas con que se te olvido, anoche buscaste mis servicios y me dijiste que hoy me pagarías así que, vengo por mi dinero, anda entregármelo o ¿quieres que te haga otra cicatriz para que haga juego con la que ya tienes? - tocándome al costado donde estaba la cicatriz que vi cuando desperté

- Yo le pago - salió Diana. A entregarle un cheque al portador y después de que la mujer se fue se giró a mi - esta es la última vez que lo hago y no es por, ti sino por mama, acabaste con papa por tu estilo de vida pero no lo harás con ella, no con mamá y con respecto a Jade tu mismo la sacaste de ti vida, así que lo mejor que te queda es madurar, tomar el control de tu vida de nuevo y olvidarte de la única mujer que te amo más que así misma, casi al borde de la locura misma - se alejó de mi dejándome en silencio, no entendía que estaba pasando, entré a la RV a intentar recordar algo, lo que sea, algo que me explicara ¿Qué paso? Primero era un adolescente buscando las palabras por medio del alcohol y enfrentarme por última vez a Jade y tratar de recuperaría, y ahora, el tiempo paso por lo que veo, y Jade no estaba cercas de mi, incluso por las palabras de mis mama y hermana, yo era la última persona que Jade quería ver, ¿En qué momento entre en un agujero negro que altero toda mi realidad?

CONTINUARA.