Hola! de antemano gracias por darle una oportunidad a este Fic! Se convertirá en una serie de One Shots acerca de lo que sucedió después de la derrota de Father. Tambien está ambientada como una precuela de mi otro Fic llamado "Raíces" (si no lo has leído no hay problema, pero puedes pasarte por ahí si quieres) xD

Espero que les guste! sin más los dejaré leer :)

Disclaimer: FMA no me pertenece, ni siquiera un tornillo de automail, todo es creación y obra de Arakawa Hiromu y su maravillosa mente :)


1. La Proposición

Habían pasado ya dos meses desde que la última guerra terminó. Father había sido derrotado, los hermanos Elric finalmente habían recuperado sus cuerpos y habían regresado a su hogar, y King Bradley había sido derrocado – y asesinado – por lo que el puesto de Fuhrer tenía un suplente mientras la situación tomaba lugar. A pesar de las dificultades aprendiendo leyes, políticas y costumbres tanto de Ishval como de otras ciudades, su coraje y valentía al luchar por la posición más alta del gobierno había dado frutos. Aunque no logró alcanzar su cometido. No aún.

Roy Mustang se encontraba en una cama del hospital de Central, recién tratado. Había finalmente recuperado su visión gracias al tratamiento del doctor Marcoh, quien utilizó la piedra filosofal para poder recuperar su vista, apoyando la noción del coronel de convertirse en el líder de Amestris. En nublosa apariencia, se comenzaron a disipar diversos colores que por supuesto él reconocía, y cuando todo se volvió más claro, lo primero que vieron sus ojos fueron los orbes cafés y acuosos de la teniente, quien poseía una tierna sonrisa en el rostro. Ella, aún envuelta en vendajes alrededor del cuello por supuesto, hacía el mayor esfuerzo por no derramar una sola lágrima.

-Teniente… esta sería la segunda vez que la veo llorar por mí…- decía el coronel dirigiendo su mirada hacia la francotiradora, con una sonrisa maliciosa como siempre

-Señor… cuantas veces le he de repetir… el agua lo hace un completo inútil…- decía la rubia, su voz resquebrajándose mientras bajaba su mirada, había perdido la lucha, sus lágrimas comenzaron a derramarse

El doctor Marcoh decidió salir de la habitación, era por demás quedarse ahí y tratar de encontrar el momento adecuado para dar las instrucciones médicas. Habían heridas que solo podían sanarse con palabras y tiempo, y lo que sea que fuesen a discutir esos dos no era de su incumbencia.

El coronel, agradeció al doctor Marcoh justo antes de que este saliera de la habitación, siendo respondido por una sonrisa. Al ver que se encontraban ya solos en la habitación puso su mano en el mentón de la teniente, levantando su rostro del cual aún salían lágrimas pesadas.

-Por favor teniente, no me subestime… Por el momento dudo necesitar de un par de guantes con círculos de transmutación para crear alquimia…- decía, mientras limpiaba las lágrimas del rostro de la teniente con sus pulgares. La teniente sostuvo con fuerza la mano del coronel, quien aún acariciaba su rostro

-Aunque las circunstancias ahora son distintas, si sus manos están húmedas no habrá nada que pueda hacer-

-Siempre que se trate de cualquiera de las piezas de mi juego de ajedrez no habrá nada que me detenga… en especial si se trata de mi reina… la pieza más importante y fuerte para mí…-

La teniente se sorprendió ante tal declaración. Desde siempre había tenido ese tipo de conexión con el coronel, pero desde que enfrentaron juntos a la muerte misma no habían hecho nada más que trabajar. Su sonrisa fue tan auténtica que el coronel no pudo resistirse y de rodillas se abalanzó a la teniente quien se encontraba sentada en la cama de éste, abrazándola fuertemente.

-Riza… perdóname… fui muy descuidado… casi pierdo el control… casi pierdo mi humanidad… casi te pierdo…- le decía temblando mientras la teniente le correspondía el abrazo

-Desde el momento en que comencé a trabajar en la milicia, mi meta fue siempre protegerlo, y puedo alardear que siempre he cumplido esta difícil tarea…- La rubia se soltó del abrazo y sin dejarle ir, le miró hacia los ojos, esta vez segura de que él sí la veía -Señor, se ha dado cuenta de que después de tantos años de trabajar juntos, esta es la primera vez que me llama por mi nombre?-

-Me habría arrepentido de no haberte llamado así antes si no hubiera podido rescatarte, y debo decir que es el nombre más hermoso que he escuchado en toda mi vida…- los ojos de la teniente comenzaron a brillar, un leve sonrojo en ambos comenzó a surgir -Escúchame, he estado planeando esto los últimos dos meses… yo… yo te…-

-Vaya vaya! Así que por fin has recuperado la vista, eeh coronel? Solo espero que no hayas comenzado tus perversiones!- la puerta de la habitación se abrió de golpe

-Havoc!- dijo Mustang, sorprendido de que su subordinado entrara caminando en la habitación, acompañado de una andadera

-Perdóname si interrumpo algo, pero al parecer el viejo Grumman quiere hablar contigo, es urgente- decía el rubio, al ver que ambos pronunciaron distancia cuando él entró.

-Entendido… iré enseguida… y por cierto… me alegra que sigas trabajando- le decía a su amigo

-Por supuesto, no les iba a dejar a este punto después de que todos se llevaran la acción!- le decía su amigo, sacando un cigarro de su bolsa y colocándolo en su boca, el cual fue sorprendentemente prendido por el fuego del coronel

-Así se habla… vamos a dar lo mejor de nosotros- decía el pelinegro ante la sonrisa de Havoc, intentando ponerse de pie con la ayuda de la teniente.

Ya uniformado, y acompañado de su leal teniente, llegó a una de las oficinas que estaba tremendamente destruida por los recientes acontecimientos, y que aún se encontraba en proceso de construcción. El general Grumman se encontraba adentro y ambos entraron para acompañarle en su típico juego de ajedrez con una taza de té.

-Veo que ya te has recuperado - le decía el viejo mientras movía un peón blanco hacia adelante

-Así es, ya que una de mis ambiciones es poder reconstruir las leyes de este país, debo estar al cien por ciento para poder desenvolverme en la posición a la que, como usted ya sabrá, apunto. Aunque aún sufro de mareos, después de todo no podía ver hasta esta mañana- le decía el pelinegro haciendo su movimiento con un peón negro

-Así es como debe de hablar un líder… cabe mencionar que mi tiempo como Fuhrer aún no termina, pero ya di las indicaciones de quien será mi sucesor- le decía mientras le ganaba un peón negro

-A… a qué se refiere… Señor, a quien han designado para tomar esa posición?- el rostro de Mustang se había tornado un poco sorprendido, aun tratando de mantener la seriedad del asunto, mientras que seguía avanzando con sus peones negros en el tablero

-Mmm… debo decirte que la decoración de las oficinas me parece interesante pero pensé que habría que hacer una remodelación ya que ella no está acostumbrada a trabajar en medio de los escombros- le decía mientras pícaramente ganaba otro peón negro

-Señor, ha designado a la general Olivier Armstrong para la posición, me equivoco?- le decía Riza mientras el general sonreía de oreja a oreja y sus redondos lentes brillaban con la luz de la habitación

-Es algo que no pude evitar, recuerda que hay mucha limpieza que hacer en este país y ya no me siento con la energía suficiente para llevar a cabo mi cometido… después de que me rogaras para obtener el puesto de suplente, comencé a planear quien sería la persona ideal para continuar con el gobierno y mis opciones recaían en dos personas: El Coronel Roy Mustang y la General Olivier Armstrong- ahora tenía bajo su poder a cuatro peones negros

-Y se decidió por la general debido al tipo de mano fuerte que maneja- le decía Roy un poco decepcionado por la noticia

-Hubiera querido decir que así fue, aunque es verdad que eres muy suave con tus subordinados… discutí la propuesta con la señorita Armstrong pero ella negó la posición- Los ojos de ambos jóvenes se abrieron en sorpresa -solo observa y aprende, y te dejo el campo listo para que lo coseches- se dirigía al coronel al tiempo que su partida de ajedrez se ponía más reñida -por supuesto esta demás decir que te necesitaré a mi lado por un tiempo, y todos tus subordinados estarán de vuelta en Central-

-Le agradezco mucho, señor… si me permite, podríamos terminar esta partida una próxima vez, aún tengo mucho trabajo por resolver…- decía el coronel poniéndose de pie

-Por supuesto! Regresa pronto a mi oficina, es divertido tenerte cerca ya que siempre andas llamando la atención!- le decía Grumman sin dejar de sonreír -Teniente, no te olvides de darle un abrazo a tu querido abuelito!- le decía mientras se lanzaba a la rubia

-Con todo respeto, señor, pero es un pervertido- le decía saliendo de la habitación a espaldas del coronel, mientras evadía los brazos del general.

Ambos salieron del cuartel general y caminaron hasta llegar frente a la tumba de Maes Hughes. La teniente, al ver al coronel tan intrigado, decidió alejarse un poco cuando él la tomó del brazo, tomándola por sorpresa.

-Coronel?...-

-No te vayas… aún debo hablar contigo… qué mejor testigo que mi mejor amigo en todo el mundo…- la rubia había desistido y él soltó su agarre -Riza… quisiera pedirte que te retiraras de la milicia y…-

-No señor. Me temo que no puedo cumplir con esa misión- le contestaba la rubia, con una mirada desafiante

-Necesito que te alejes de la milicia, esta vida nunca fue para ti y…-

-Señor, esta vida fue hecha para mí y yo decidí por mí misma seguir este camino… debo repetirle que me negaré todas las veces que me lo pida, sin importar su insistencia-

-Riza, escúchame yo…-

-Señor, quisiera dejar este tema de discusión… no te dejaré nunca…- le decía la rubia

-Riza Hawkeye, cásate conmigo!-

-Señor, ya le dije que… casarme?... con usted?...- de pronto la rubia se había quedado sin palabras

-Quiero que te retires de la milicia para poder casarme contigo, sabes que las leyes no nos permitirán estar juntos si ambos continuamos en esta carrera, yo me convertiré en Fuhrer y tú podrás ser libre de hacer lo que quieras-

-Señor… yo… no puedo aceptarlo… no puedo dejarlo solo y menos ahora que será el líder de esta nación… quien cubriría su espalda?-

-Riza, no puedo esperar más tiempo para poder tenerte a mi lado… estuve a punto de perderte… dos veces… no me puedo permitir que nada amenace o exponga tu vida al peligro…-

-Señor…- la rubia se acercaba al coronel, éste le colocaba una mano en el cuello y otra en la espalda para abrazarla suavemente -Roy… estoy muy feliz de que me hayas pedido casarme contigo y claro que aceptaría, pero no puedo alejarme de ti… la acción fue hecha para ambos, no solo para uno-

-En ese caso solucionaré este problema, sé que Grumman es sabedor de todos mis planes, sé que él abolirá esa ley… al menos para el futuro gobernante, ya que eres una pieza muy importante de mi lado del tablero… entonces… si acepta mi proposición?- le decía mientras le mostraba entre ellos un hermoso anillo con un pequeño diamante

-Pero cómo… de dónde… cuándo tú…- decía sonrojada al tiempo que éste le colocaba el anillo en su dedo anular

-Ya te había dicho que lo había planeado hace dos meses… Acero me hizo el favor de comprarlo y, aunque no podía verlo, sabía que sería lo suficiente hermoso como para que lo portes… aún si me rechazas…-

-Coronel… crees que te rechazaría después de aceptar el anillo? Por supuesto que acepto su proposición!-

-Espero no dificultarle la misión como siempre suelo hacerlo, mi teniente…-

-Eso es parte de mi trabajo, mantener la misión bajo control mientras usted se pierde- le decía con una enorme sonrisa

Ambos se miraban tiernamente, ella con el anillo en su dedo anular izquierdo, y él con sus manos sosteniendo las de ella, ambos con uniforme, frente a aquel testigo que nunca revelaría nada de lo que sucedería ahí, ellos cerraron ese pacto con un sello de labios, pacto que instintivamente fue atestiguado por el general Grumman, quien en su disfraz de anciana recorría otras tumbas observando a los que heredarían su trono…

-Roy Mustang, siempre por ahí llamando la atención…- decía para sí mismo el general mientras dejaba un ramo de flores en donde yacían los restos de King Bradley…


Los reviews son mi droga haha *okno*

hasta la próxima!