Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, salvo los personajes, como ya se ha mencionado anteriormente.
¡Hola gente! Bueno, ha pasado un tiempo desde que publiqué algo nuevo —los one shots no cuentan—, he estado teniendo algunos problemas de salud, y mi mente ha estado bloqueada por tanto tiempo que he decidido continuar con algo de todo lo que tengo iniciado, y he decidido comenzar con esta historia, lo que solía estar en mi mente cuando comencé a escribirlo era una cosa completamente diferente a lo que ahora publicaré, por motivos de mi muy marcado bloqueo mental, los capítulos serán cortos; sólo espero que le den una oportunidad y que sea de su agrado.
Gracias por todo.
Cualquier cosa, no duden en hacérmelo saber.
La pelirroja menor observó a las otras dos chicas, que aunque su cabello era pelirrojo también, era de un tono diferente y de un estilo completamente diferente; estaban discutiendo bastante acaloradas, la razón era simple ¿quién iba a conquistarlo primero? Rose Weasley, o Dominique Weasley; ambas eran atractivas, por no decir que de las tres pelirrojas que habían nacido de los hijos de Molly y Arthur Weasley, ellas eran las más bonitas, si bien Rose tenía piel mulata, y Dominique era de tez clara, eso no hacía que una fuese menos hermosa que la otra.
El chico estaba en problemas, mira que tener que elegir sólo a una, Lily ya sentía pena por el pobre tonto, que hasta en ese momento, no tenía nombre, era un simple desconocido para ella, no por eso dejaba de estar entre preocupada y divertida, y es que la última vez que esas dos habían peleado por algo, las cosas habían sido peor que una explosión nuclear.
Rose Weasley contestó de forma arrogante al comentario rebuscado de Dominique Weasley, y es que aunque esta última fuese dos años mayor que la primera, la hija de Ronald y Hermione era de coeficiente más alto que cualquiera de ellos; dejando sin palabras a la pelirroja mayor.
—Él jamás se fijaría en ti –argumento bastante segura Dominique –así que mejor evítate a ti misma la vergüenza.
—Quieres que desista porque sabes que si competimos, terminaría ganándote ¿no es cierto?
—Ya quisieras, Rose, él ha sido mío desde hace tiempo, es sólo que no he querido...
—No has querido, mejor dicho no has podido, él siempre ha estado más cerca mío, que de cualquier otra, admítelo, es mío.
Lily observó a sus primas completamente sorprendida ¿estaban peleando de tal forma por un chico? Ese hombre tendría que ser la definición de perfección. Posiblemente se trataba de un capricho de ambas, algo así como un enamoramiento pasajero, de esa clase que te hace enloquecer un tiempo y cuando despiertas del aturdimiento, te preguntas como fuiste capaz de no tener ojos para nadie más.
—Bien, pongamos las reglas –soltó arrogante Dominique.
—Regla número uno, si alguna gana su atención, la otra no intentara arrebatarla de manera obvia –estipuló Rose.
—Regla número dos; nada de insinuación de afecto sobre la otra, mucho menos ponerlo en predicamento delante de todos –sentenció Dominique.
—Regla número tres, nada de relaciones sexuales hasta que decida salir oficialmente con alguna –promulgó Rose y Dominique estrechó su mano.
—Regla transitoria; ninguna le gritará o se lucirá para ser la primera en obtener su atención, él solo decidirá a quien saludar primero –sonrío Dominique.
—Bien.
Las cosas transcurrieron tranquilas el resto de la tarde, Lily siempre había pensado que las chicas peleaban por Scorpius, y no era algo tranquilizador que fuese todavía una discusión por un hombre sin rostro y sin nombre, si se tratara de otro ella tendría el camino libre para Scor, al menos en su familia.
—Hola, pequeña pelirroja –saludó Teddy, fue hasta ella y sonrío.
—Hola Ted, no sabía que vendrías.
—Bueno, son tus vacaciones, claro que vendría ¿porque creíste lo contrario?
—No lo sé ¿porque eres una persona adulta con obligaciones? –sonrío.
La vista de Lily se perdió en el rubio que acababa de llegar con su hermano Albus, sus ojos debieron brillar ya que el chico junto a ella elevó una ceja claramente divertido.
—No has superado tu amor platónico con Scorpius.
—Cállate –vociferó frunciendo el ceño –Dom y Rose están afuera, por si quieres ir a saludar.
—Sí, después –rodeó su cuello con una sonrisa cuando los dos hombres llegaron.
—Hola chicos –saludo Albus.
—Hola –saludó Lily con una tímida sonrisa.
Los cuatro se giraron a la puerta que estaba junto a la mesa, la que daba al jardín trasero, las dos pelirrojas Weasley entraron discutiendo, pero se quedaron calladas al ver a los varones, discutir eso frente a su prima Lily era una cosa, pero hacerlo delante de Albus, Scorpius y Teddy, era algo que no harían, sonrieron despreocupadas y es que se les daba tan bien eso de disimular.
—Hola, no sabíamos que vendrían –soltó Rose.
—Son vacaciones –les recordó el rubio con una divertida sonrisa haciendo que Dominique negara divertida.
—Lo siento, Rose tiene la mente en otros asuntos, libros, con eso no tiene tiempo ni para chicos ni para nada ¿cierto, prima?
—Tengo tiempo para todo –gruñó frunciendo el ceño.
—Sí, como sea, tengo que ir a enviar una lechuza –informó Lily.
— ¿Una lechuza? –interrogó Albus sorprendido.
—Agh, olvídalo, Albus –negó divertida, dándole una mirada embobada a Scorpius.
Los tres chicos observaron atentos a las dos pelirrojas restantes, con el ceño fruncido, no entendían el comportamiento de las mujeres.
—Lily está enamorada –explicó Rose poniendo los ojos en blanco –bueno, no sé si enamorada sea la palabra, pero le gusta un chico de Hogwarts.
—Pensé que Lily tenía… ya saben, gusto selecto –comentó Scorpius.
— ¿Gusto selecto? –interrogó Albus sin comprender.
—Que le gustan las chicas, Albus –negó Ted divertido.
—Oh, bueno, nunca he pensado esa posibilidad, entonces cuando se pone celosa de que James salga con una chica es porque le gusta la chica ¿no?
—Olvídalo mejor –sugirió Dominique.
—Será lo mejor –aceptó el chico.
—Dom y yo estaremos arriba, por si ocupan algo ¿de acuerdo?
—Está bien –sonrió Ted –sigan en sus cosas de chicas.
—Gracias por el permiso –sonrió Rose divertida y caminó rumbo a las escaleras.
La vista del metamorfomago no se despegó de las chicas, las conocía demasiado bien como para saber que estaban tramando algo, claro que aún no sabía si ese algo era bueno o malo, pero en sus años, había aprendido a ser precavido cuando se trataba de esa familia, nunca sabías cuando se excederían con sus bromas.
— ¿Quién le gustará a Lily? –Cuestionó Albus –es demasiado rara, nunca pensé que alguien le llamara la atención.
—Tiene casi 17, Albus –intervino Scorpius –es normal que comience a llamarle la atención alguien, sin importar si es chica o chico ¿no? –cuestionó a Ted.
—Sí, ya era hora de que comenzara a gustarle alguien ¿no?
—Supongo, le diré a James, para que esté pendiente de todo.
La charla de los varones de inmediato cambió de tema, pronósticos para el Quidditch, los fallos de temporada, y después se desvió a que escoba era la mejor y porqué; era una plática bastante interesante, pero la mente de Teddy seguía en la parte de arriba ¿Qué estaban planeando esas chicas?
—X—
Lily escribió rápidamente en un trozo de pergamino la nota para su amiga, esperaba que pudiesen encontrarse, por supuesto que podía pedirles consejos a sus primas, pero moriría de vergüenza, ya fuera Dominique o Rose se reirían hasta que el estómago les doliera si les decía que quería comenzar a lucir como una chica, el último año estaba por terminar, y quería que fuera él quien fuera al baile con ella, por supuesto que deseaba que eso ocurriera, pero el amigo de su hermano, no tenía ojos para ella, no de esa manera que tanto deseaba, y comenzaba a odiar todo lo que la caracterizaba hasta ese momento.
Suspiró, se echó una mirada a su ropa, no podía culpar al rubio torpe por no fijarse en ella, no luciendo así, él era el chico más popular de Slytherin y Hogwarts, junto con su hermano, las chicas con las que lo habían relacionado eran como princesas, siempre arregladas, con su cabello fino, lacio y brillante, todo lo contrario a ella ¿quién iba a fijarse en ella en ese momento? Nadie, por eso tenía que cambiar los hábitos.
— ¿Vas a quedarte a vivir aquí? –Lily observó sobre su hombro y sonrió.
—Posiblemente –se encogió de hombros –es un buen lugar.
—Si quieres tener excremento de lechuza como adorno en tu adorable vestimenta.
—Cállate –rió –es la favorita de James, posiblemente me asesine.
—Todo se arregla comprándole otra ¿no lo crees?
—Puedes, pero el favoritismo es algo que no se puede comprar en Madam Malkin –sonrió y pasó junto a Ted.
— ¿A quién le escribías?
—A una amiga.
—Tu hermano y Scorpius piensan que tienes un gusto selecto –sonrió.
—Lo dices porque me junto con los Slytherin más fanfarrones y sólo tengo una amiga, la dulce princesa Slytherin mientras yo soy Gryffindor ¿cierto?
—Sí, algo de eso –admitió con una sonrisa.
—Es mejor a que sepan que me interesa Scor, sería morir en ese momento ¿te imaginas? –Soltó una risita –cualquier chico que se fijara en mí sería como que… ¿mentalmente desequilibrado? O posiblemente homosexual –se encogió de hombros –vamos adentro, muero de hambre ¿tú no?
—Comí antes de llegar –contestó.
—De acuerdo –golpeó su hombro y salió del lugar.
Teddy observó a la menor de los Potter alejarse del lugar; por más que quisiera, no encontraba nada malo en ella, ni siquiera su actitud, todos alegaban que era demasiado «masculina», pero él realmente la seguía viendo como una chica linda y agradable, con quien podías pasar horas hablando de Quidditch, de escobas, volando en escoba y practicando tus habilidades o perfeccionándolas, además de que era muy inteligente, era de los mejores promedios de su generación ¿qué pedían los chicos de la edad de Lily? Ella era perfecta.
El interior de la casa Potter estaba tranquila, Lily posiblemente estaba en la cocina o en su habitación, haciendo deberes, o lo que fuera que hiciera, él estaba en la sala, observando a Albus y a Scorpius jugar ajedrez, las otras dos pelirrojas seguían en la parte de arriba sin hacer ruido, tenía que ir hasta ellas, y ver que todo estuviese bien, después de todo era el mayor, y no estaban ni Harry ni Ginny.
La risa de Rose y Dominique se colaba por la puerta entreabierta, así que no se molestó en tocar, ambas estaban en la habitación de Lily, sentadas sobre la cama, riendo de algo que habían dicho, les dedicó su mejor mirada severa, pero jamás podía ser estricto con esos niños.
— ¿Todo bien aquí? –interrogó.
—Claro ¿por qué no lo estaría?
—Bueno, están aquí arriba, en lugar de en la sala, me preocupé.
—Eres tan encantador –se burló Dominique haciéndole sonreír.
—Bueno, siempre me preocupo por ustedes ¿no es así, no ha sido así siempre?
—Tienes razón –admitió Rose –gracias por eso.
—No tienes nada que agradecer –le guiñó un ojo –estaré abajo con los chicos, si se aburren del cuarto de Lily, no duden en bajar.
—Lo haremos para la cena –indicó Dominique y las dos rieron.
Teddy asintió, pero algo de ellas no le agradaba, la actitud que tenían ese día era un poco extraña, o tal vez él era el extraño.
—Espiando chicas ¿eh? –murmuró Lily con la boca llena.
—No me digas que no las notas raras –la pelirroja sonrió ante la mirada preocupada.
—No es ninguna broma, así que tranquilízate.
— ¿Cómo lo sabes? ¿Las estás ayudando y por eso ocultas información?
—Sólo son cosas de chicas, Teddy, tranquiló.
—No estoy del todo seguro, además, entré ahí y sentí escalofríos.
—Oh, te están embrujando –soltó una carcajada, pero Teddy sólo sonrió.
—Eso significa que me estoy portando ridículo ¿verdad?
—Demasiado ridículo, mi amigo –le guiñó un ojo –no eres el centro del mundo –susurró en su oído –no de todos, sólo de Vic.
— ¡Lily! –Se observaron callados –Lily Luna Potter –vociferó la voz de Harry Potter.
—Y ese, mi amigo, es mi mes de castigo –echó a correr haciendo que Teddy soltara una ligera carcajada.
—X—
Rose se asomó discretamente, para su buena suerte y la de Dominique, ya Teddy no estaba afuera, no había señal de nadie al menos en el pasillo.
—No hay nadie –cerró la puerta.
—Bien ¿cómo sabremos quién ganó y cómo ganaremos? –interrogó Dominique.
—Un beso, pero él tiene que darlo ¿está claro? No contará si somos nosotras quienes lo besamos, tiene que ser iniciativa de él, beso consensual o beso robado, no importa ¿bien?
— ¿Beso accidental? –sonrió Dom.
—No –frunció el ceño Rose.
—Sólo sugería –se burló –bien, tú eres la experta en esto ¿no es lo que dicen? Que eres igual que tía Hermione en hechizos.
—Bien, pero necesitaremos algo de él.
— ¿Crees que tenga algo de ropa aquí?
—No, algo más íntimo.
—Calzoncillos.
—No va a besarte con el trasero, bueno, espero –se burló la pelirroja de cabello rizado.
—Su cepillo de dientes, siempre que viene a quedarse unos días lo trae consigo –Dom se puso de pie y salió tranquilamente de la habitación de Lily.
Rose Weasley se levantó de la cama y fue hasta las cosas de Lily, rebuscó algo que pudiera serle realmente útil.
—Listo –cerró la puerta la chica que traía un cepillo de dientes.
—Qué rápida –sonrió la otra chica.
—Ya lo sé –le entregó el objeto.
—Lily tiene demasiados labiales ¿para qué si ni siquiera los usa? –frunció el ceño.
—Me gusta éste –sujetó uno –nos quedaría bastante bien ¿no?
—Labial líquido mate, sin duda funcionará, el color no me gusta…
—Cállate Rose, y hazlo antes de que se dé cuenta de que alguien robó su cepillo de dientes.
—Bien –tomó el cepillo y el labial.
Dominique estaba cuidando de que nadie viniera mientras Rose se encargaba de hacer el hechizo correcto que les ayudara.
—Listo –sonrió la chica –rápido, póntelo, el hechizo sólo funcionará por 24 horas.
— ¿Qué? ¿Crees que en 24 horas admitirá algo que no ha hecho en años? –gruñó Dom.
—No seas estúpida, Dominique –gruñó Rose –el hechizo sólo dura 24 horas en el labial, en cuanto te lo pongas, desaparecerá, como si nunca te hubieses pintado los labios, pero en cuanto Teddy bese a alguna de nosotras, se hará visible en los labios de la otra.
—Eso es genial, Rosie –admitió emocionada –yo primero.
—Nadie tiene que saberlo ¿bien?
—No te preocupes, Lily ni siquiera sabe de qué chico hablamos ¿o sí?
—Creo que cree que nos interesa Scorpius –informó Rose.
—A ella le gusta Scor ¿no es cierto? –se observó en el espejo y en cuento el labial líquido secó, desapareció de sus labios, como si no los hubiese pintado –es asombroso.
—Ya, quítate –la empujó e hizo lo mismo.
— ¿Qué haremos con eso? –señaló el labial.
—Déjalo ahí, es un labial, no es como si Lily lo fuera a usar –se rieron –no sé porque tiene todo esto.
—Posiblemente alguien que quiere que sea una chica normal se los compró.
—Tu madre –sonrió Rose.
—X—
Lily subió a su habitación después de ser reprendida por su padre, pero era obvio que su pequeño secreto no podría quedar oculto, en algún momento todos se darían cuenta, no es como si la Acromántula que le regaló Hagrid fuese a permanecer del tamaño del plato para siempre.
Se recostó sobre su cama y suspiró, su vista se enfocó en el labial que Alice Longbottom, la dulce princesa de Slytherin, también conocida como su mejor amiga o su novia, por otros, le había regalado, alegando que se le vería hermoso; nunca había querido probarlo porque… no le interesaba, pero ahora… posiblemente… si Scorpius la veía con labial, podría llamarle la atención.
Destapó y observó con el ceño fruncido ¿cómo demonios funcionaba eso? Lo colocó en sus labios e hizo su mejor esfuerzo, pero se salió de la línea, dejando un desastre, cerró rápidamente el labial, se giró para ir por papel, o lo que fuera y cuando volvió al espejo, el color Berry había desaparecido.
—Vaya, me agrada –sonrió y lo observó –magia, si eres lo suficientemente idiota para pintarte los labios bien, desaparece, se harán millonarios –arrojó el tubo al cajón y lo cerró.
—Oye Lils –interrumpió Teddy.
— ¿Sí? –sonrió.
— ¿No has…? –Se quedó callado –visto mi cepillo de dientes.
—No, yo… -sujetó el objeto y sonrió mostrándolo –alguien me inculpó –soltó una risita.
—Sí, seguro –frunció el ceño divertido -¿ya lo usaste?
—Sí, limpie mis botas de Quidditch con eso –sonrió divertida, mostrando toda su dentadura.
—Eres una loca –soltó una risita cómplice –aun así lo usaré.
—Sólo tenían popó de Acromántula mis botas, nada feo –Teddy hizo un gesto desagradable.
—Eso es asqueroso, incluso para una chica como tú.
—Oye ¿cómo es una chica como yo?
—No hay otra como tú –se encogió de hombros –sólo te diré un pequeño consejo, si tienes que cambiar para gustarle, no es el correcto.
—Lo dice el chico que ahora es castaño porque a su chica le molestan los colores extravagantes.
—Oh, cállate –se burló.
—Es lo mismo además ¿te fijarías en ella si luciera así? –se señaló.
—Sí –admitió.
—Te devolveré el cumplido, si fueras mío, te haría tener el pelo del color más loco que quisieras –rieron divertidos –ahora, largo de aquí –lo echó con una sonrisa.
—Descansa.
—También tú –lo besó en la mejilla sintiendo una extraña sensación en los labios.
