Los personajes no me pertenecen, ellos son de la gran Rumiko Takahashi. Yo solo creo historias que pueden servir de entretenimiento para ustedes los lectores.
Venganza.
Disfrútalo...
Ya han pasado cuatro días desde que vi por última vez a Ranma. Parece como si hubiese sido hace una eternidad. Lo extraño, extraño estar entre sus brazos y que me proteja entre ellos, tan cálidos y fuertes.
Es raro estar en este lugar, está frío y sucio, se ve que en mucho tiempo no lo han limpiado. ¿Quién diría que después de tantos años volvería al colegio? Este colegio en donde pasamos momentos inolvidables de nuestra adolescencia, donde pelábamos por cualquier provocación, por las prometidas, por todo. Quien diría que volvería a este colegio después de tantos años. Después de que nos graduamos este cerró porque habían irregularidades gracias al director, así que estaba prácticamente abandonado por ello es el lugar perfecto para esconderme.
Para esconderme del ser que amo...
Cuatro días antes
- Oigan que tal si vamos de campamento. Así pasamos un momento en parejas.
- Claro, Akane-chan es una buena idea. Podemos ir al parque Mizujo ¿Qué dices Ryoga? -aquel parque era muy bonito y reconocido por sus grandes áreas verdes.
- Me parece una buena idea, así podremos entrenar un rato ¿No crees Ranma?
- Quieres que te deje en ridículo no ¿P-chan?
Hace algún tiempo el mal entendido de Ryoga había sido resuelto, todo finalizó con el chico flotando en forma de cerdo en el estanque con grandes moretones en la cabeza, mientras que Ranma no pudo acercarse a su prometida durante todo un mes, lo cual había sido una total tortura. Pero después de aquella «pelea» las cosas se aclararon, hasta se declaró y ahora eran una feliz pareja como sus demás amigos. Habían madurado. Pues a sus 22 años ya era hora que sentarán cabeza y se dejasen de juegos estúpidos y de tontas prometidas. Aunque los malos entendidos nunca faltaban siempre estaban a la orden del día como también los viajes aéreos gracias a Akane.
- Calla niñita, mejor hay que apurarnos para llegar temprano y así disfrutar del día ¡Yo voy a dirigir! -todos cayeron de espaldas.
- Cariño será mejor que nosotros hagamos eso, tú sabes, no tienes esa habilidad, hasta en un cuarto de baño te pierdes. ¿Sí? -decía melosamente Ukyo.
- Eh... está bien, yo, yo mejor ayudaré después.
- Jajaja no me digas que aún te pones nervioso cuando U-chan se acerca a ti. Jajajaja- Ranma se estaba divirtiendo de lo lindo.
- Ranma, no seas cruel con Ryoga.
- Y tú porqué defiendes a ese cerdo ¡Yo soy tu novio!
- Puede que sí, pero... también te pones nervioso con mi presencia ¿No? -guiñando un ojo.
El pobre artista marcial no sabía dónde meter su cabeza ¡Su marimacho lo había coqueteado y en frente de todos! Esa mujer lo iba a matar de un infarto.
- Eh... pues mejor nos apuramos ¿No P-chan?
- Si, si mejor, niñita.
- Bien, entonces nosotras iremos preparando las meriendas -dijeron las dos chicas al unísono.
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- Que dices Ryoga lo hacemos en el campamento o prefieres que lo guardamos para más tarde. -mientras hablaban iban guardando las cosas necesarias para un día de campo.
- Prefiero que sea para más tarde así las chicas no sabrán nada.
- Puede ser... pero algo me dice que Akane sospecha algo.
- Akane-san siempre sabe lo que estás haciendo, parece que posee un radar o algo por el estilo jajaja -bromeaba el chico del colmillo que hace algún tiempo había dejado de viajar tanto para ahora vivir cerca de su amorcito como él llamaba a Ukyo.
- Tienes razón jajaja mejor hay que apresurar el paso que las chicas ya están esperando.
- Sí.
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- Sabes Ukyo, siento que hoy será un día muy agitado y que esos dos se traen algo.
- Tú también lo crees Akane-chan, yo también siento que esos dos nos ocultan algo.
- Será mejor no decirles nada y que ellos solos nos lo digan. -y sin más salieron cargadas de comida, bien sabían que esos dos comían por diez.
Era un hermoso día de verano. Hoy en las noticias dijeron que no habría lluvia por lo tanto habían elegido bien el día para poder disfrutar con la compañía de sus amadas.
Por momentos Ranma miraba a Ryoga de una manera de una forma como si pidiese su aprobación para poder hacer algo, mientras que este sólo lo miraba y negaba con la cabeza dando a entender que aún no era la hora, no era el momento. Debían de esperar un rato más para poder llevar a cabo su plan
Por una lado Ranma estaba ansioso, ya no podía más con la curiosidad, necesitaba saber cómo reaccionaría su marimacho pero era verdad aún no era el momento ni el lugar ¡Aún estaban en el carro! Por otro lado, Ryoga estaba más tranquilo y sensato, sabía que no debían hacerlo aún pero le causaba cierta gracia el rostro de angustia que tenía en ese momento Ranma. El gran Ranma Saotome nervioso y no era para menos.
Llegaron a un lugar muy bonito, lleno de vegetación, habían muchos árboles por todos lados y un lago muy grande el cual era el hogar de muchas especies como los peses Koi, más allá se podía distinguir un hermoso puente de madera en donde generalmente los turistas lo usaban para tomarse fotos. Pero ellos decidieron ir a un lugar más apartado, en donde puedan acampar sin ser interrumpidos por el resto de la gente.
- Fuahh... qué bien se siente estar en la naturaleza -decía una feliz Akane con los brazos extendidos tratando de recibir la mayor cantidad de aire puro para sus pulmones.
- Tienes razón Akane...
- Ranma... -el artista marcial había abrazado a su novia por la espalda, rodeando sus musculosos brazos a la altura de la cintura de la joven de cortos cabellos, acercándola más hacia su cuerpo para así disfrutar de su aroma y calidez.
- Qué tiernos, se ve que ustedes no pierden el tiempo y van de melosos ¿Quién creería que serían así? Parecen otras personas y no los chicos que a la mínima provocación salían volando... bueno Ranma salían volando jajajaja -se reía con ganas la cocinera de Okonomiyakis.
- Ya, Ukyo, no te burles de nosotros -Akane parecía una manzana madura de la vergüenza que estaba sintiendo y Ranma, Ranma estaba votando humo por las orejas. Sin duda habían cosas que nunca cambiarían así pasase muchos años o eso era lo que creían...
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- La comida estuvo muy rica U-chan.
- A mí no me lo agradezcas, Akane fue quien preparó lo que te has comido. ¿No, Akane?
- A... Akane... desde la última vez que me diste de comer unos brócoli que sabían a rayos, ahora esto está espectacular. -decía con asombro Ranma hacia su prometida.
-No debería asombrarte tanto bobo.
- Ya no te molestes, sólo bromeaba pero la verdad es que has mejorado mucho...
- Lo sé, por eso ahora sé que cuando... bueno eso... comerás bien.
- Ehh bueno sí. Tienes razón. Porque no mejor nos vamos a entrenar un rato he Ryoga. -corto por lo sano esa conversación, aún no era el momento.
Necesitaba salir de ahí. Su novia lo volvería loco.
- Claro, nos vemos después querida Ukyo.
- Cuídate mucho y esta vez asegúrate de ganarle a Ran-chan.
, Eso es imposible querida, mi novio es más fuerte que el tuyo
- Estás segura Akane-chan...
- Totalmente -afirmó segura.
- Entonces porque no lo decidimos nosotras también.
- Acepto pero después no vayas a llorar con Ryoga.
Desde hace algún tiempo, Ranma estaba entrenando a Akane por las tardes después de las clases en la universidad, la verdad es que ella era muy buena, aprendía rápido si se lo proponía, inclusive ya había ganado cinco premios, defendiendo y poniendo el nombre del dojo en alto.
Las dos jóvenes se pusieron en posición de ataque, Ukyo por su parte con su gran compañera que era la espátula mientras que Akane ahora tenía una pose de pelea más sutil y delicada. Cuando estaban a punto de comenzar, sus respectivos novios las detuvieron.
- Será mejor que no peleen ahora. Al parecer Shampoo y Mouse están por llegar.
- ¿Cómo lo saben? -dijo Ukyo.
- Pues siento la energía de felicidad de ese pato. -Decía el artista marcial con un dejo de fastidio, la verdad era muy pesado ver a esos dos besándose día y noche no les importaba si los demás estaban viendo. Eran unos sin vergüenzas.
- Ya veo, pero mejor así seremos más y la pasaremos bien. -La inocencia de Akane era tan grande como el tamaño de Asia.
- Akane, no creo que sea buena idea a esos dos les gusta ponerse en modo meloso y eso me desespera. -rascándose el cuello en señal de asco.
- Ranma tiene razón, esos dos les gusta demostrar mucho su amor. -decía Ryoga con los brazos entrelazados afirmando con la cabeza.
Muy tarde fue que cuando se dieron cuenta el chico pato y la gatita morada hacían su aparición.
- Hola chicos, nos enteramos por... -Fue cortado en lo que iba a decir porque todos dijeron.
- ¡Nabiki!
Y efectivamente había sido la castaña quien por unos cuantos yen dio aquella información. Sin importar lo tan inoportunos que podían ser más aún sin saber lo que ocasionará después aquella intromisión.
A lo lejos se podía ver a un ser diferente, casi un dios, observaba a sus enemigos desde las sombras. Ahora todo, poco a poco, iba tomando forma. Su plan estaba saliendo a la perfección. Al fin cobraría venganza de lo que esos hicieron y esa China le ayudaría sin duda alguna.
- Akane, Ukyo, traje unos panes al vapor que nos regalaron por ahí aunque creo que ustedes ya comieron ¿No? -viendo alrededor los servicios sucios ocupados durante el almuerzo. -ustedes saber, yo no poder cocinar por eso querer comprar pero señor raro regalar estos panes y yo no votar comida, ser ley amazona. Mejor yo comer uno, tengo hambre.
-Querida Shampoo mejor come un poco de comida, creo que tienen un poco aquí -decía el chico pato abriendo una olla.
-Oye tú no ser sinvergüenza, dejar eso ahí -Ordenó su novia.
-Toma come aquí hay comida y gracias Shampoo pero nosotros ya comimos pero los podemos ocupar para después del entrenamiento ¿Verdad Ranma?
- Claro, los comeremos después de que le gane a Ryoga y a Mouse. -estos dos miraban al trenzado de forma asesina. Era un engreído.
- Estar bien chicos, nosotras esperar aquí por ustedes ¿Verdad?
- Claro chicos vayan y practiquen.
-Aquí te espero cariño.
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- Ryoga, cuando regresemos al campamento haremos lo planeado.
- Esta bien, tienes todo preparado ¿No?
- Si, ya lo tengo todo y ¿Tú?
- También tengo el anillo para Ukyo aquí -señalando el bolsillo de su pantalón
- ¿Qué harán chicos? -dijo el ciego pato al árbol de estaba a su derecha.
- Mouse, estamos aquí, a tu izquierda.
- Oh disculpa Ryoga jejeje la graduación de los lentes no me ayuda mucho jejejeje. ¿Pero qué es lo que planean?
- Ryoga y yo pediremos matrimonio a las chicas...
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- El día está muy bonito ¿Verdad?
- Sí está espléndido... saben me gusta pasar tiempo así, en lugares como este.
- A Shampoo también gustar este lugar. Saber, ayer pato tonto pedir matrimonio -decía la china sonrojada mostrando un ostentoso anillo en su dedo anular. Desde que ellos habían comenzado su relación dando por sentado que ella y Ranma no tendrían nada, la china se había vuelto una persona más sincera con sus sentimientos hacia su ahora prometido. Sin batallas tontas.
Las chicas se quedaron de piedra.
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- ¡Qué tú qué! Ya le pediste matrimonio.
- Si, ayer le pedí y me dijo que sí.
- Woo que bien Mouse -decía muy feliz Ranma a su ahora amigo.
- Jejeje
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- Qué lindo, espero que sean muy felices.
- Gracias Akane.
- Felicidades Shampoo al fin Mouse pudo conquistarte. -hizo una pausa y continuo hablando- Yo también tengo una noticia que darles.
- No me digas que Ryoga también ya se declaró y el único lento es Ranma que aún no lo hace -decía la joven de cortos cabellos azulados.
- No nada de eso Akane-chan pero espero que no se tarde mucho.
- Entonces que noticia ser.
- Bueno verán, nosotros, bueno yo estoy… -la mano de la cocinera se fue muy despacio hasta su vientre en donde se estaba creando una nueva vida. -estoy esperando un hijo de Ryoga y mío. No le digan nada chicas, esta noche se lo diré. De seguro que se pondrá muy feliz.
Los abrazos y lágrimas de felicidad no se hicieron esperar. Todas estaban muy felices porque al fin todo iba tomando forma, cada quien con la persona que quería en su vida.
A veces uno no se da cuenta de lo que tiene al lado pero en el momento en que sientes que estas con esa persona que creías insignificante, es esa persona la única que te ayuda a salir a delante. La persona indicada.
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-Que buen entrenamiento chicos, se ve que ustedes están fuera de forma. Ni en mil años podrán ganarme ¡Soy el mejor! -gritaba el chico de la trenza muy feliz dando saltos como cuando tenía dieciséis años mientras que sus amigos venían lentamente apoyándose de una rama cada uno, con la ropa desgastada y sucia. Se sabía de sobra quien había ganado esa contienda.
-Ranma no seas engreído, mejor ven y come estos panes que trajo Shampoo.
- Tu también comer Akane, yo traer muchos.
- No te preocupes, estoy llena aun no tengo hambre. Que solo coma Ranma estoy segura que debe tener mucha hambre.
Si bien se sabe, a estos hombres no hay que rogarles para que coman, en un dos por tres ya se habían comido los panes al vapor.
-Estaban muy ricos, debimos traer más querida Shampoo.
-Tener razón pero esos fueron lo que nos dieron, para otro día preparar más y dar a todos. ¡No nos dejaron ninguno para nosotras! -tal vez aquel día nunca llegue. Todos rieron ante tal grito que dio la china.
La presencia maligna cada vez se hacía más potente, imponiéndose sobre las otras energías, las tres parejas sintieron como un escalofrío recorría su espalda. Se suponía que estaban en verano y más aún porque el día de hoy había sido pronosticado sin lluvias pero lentamente el cielo se iba tapando con espesas nubes negras, dando el ambiente más denso y pesado, dándole una apariencia tétrica.
Ranma sintió como los poros de su espalda reaccionaban y sus vellos se levantaban a un estímulo que para él era desconocido. Llegaron en forma de imágenes, algo borrosas, a su mente o eso es lo que él quería creer. Algo que él nunca haría ni aun así estuviese hechizado.
Una mano que se parecía mucho a la de él se acercaba lentamente hacia el cuello de su bella novia, en su rostro se podía preciar el terror, en sus ojos el dolor de morir en manos del que creía ser su ser amado. Mientras que él lo disfrutaba, nunca antes había sentido tanto placer. Retorcer su cuello, su delicado y níveo cuello estaba siendo su presa en ese instante. Le encantaba ver como estaba sufriendo, le daba gusto. En su rostro, en su sonrisa se podía percibir que a este hombre le gustaba lo que estaba haciendo. Curiosamente este hombre tenía una trenza y ojos azules, como él. Ella rogaba dando gemidos de dolor en un nulo intento de hablar, con los ojos inyectados en rojo vivo por la falta de oxígeno, de los cuales solo salían lastimeras lágrimas amargas. Pero él seguía disfrutando de este espectáculo, se relamió los labios como si estuviera por comer a su presa, cuando…
-Ranma ¡Ranma, me escuchas!
- Si, si lo siento, no tenías que hablar tan fuerte en mi oído. -decía mientras se sobaba su oreja derecha, aun podía sentir ese placer que le produjo ese sueño. ¿Eso era no?
- Lo sé, pero como no reaccionabas por más que te "daba palmaditas" en el brazo no me hacías caso.
- Y para qué me hablabas -con solo verla sentía algo que nunca antes había sentido por ella, hasta se atrevería a decir que sentía un cierto rechazo por Akane. No la quería ver.
- Estamos planeando irnos, parece que va a llover en cualquier comento.
- Vayan ustedes, yo me quedo aquí -algo indudablemente estaba pasando y lo mejor era alejarla de su lado. Todavía podía ver esas imágenes, las imágenes en donde la ahorcaba.
- Yo también me quedo, estaré un rato entrenando y de ahí me iré para la casa, no te preocupes por mi Ukyo, no me perderé.
- Yo también haré los mismo que ellos dos ¿entrenaremos verdad chicos? -en su dejo se podía distinguir miedo que quería ocultar a cualquier costa pero para todos fue en vano.
- Que pasar Mouse, tú estar un poco raro. Si tu quedar yo también.
- Digo lo mismo, yo me quedaré con Ryoga.
- ¿Tú si te vas no Akane? -decía Ranma nervioso, conocía a su novia, ella era muy terca y de seguro se quedaría. Eso le causaba temor.
- No, yo también me quedo con las chicas -que se había creído ese engreído, tratarme así como si fuese qué, soy su novia no cualquier persona. Si será tonto.
Los tres artistas marciales se vieron a la cara y como si estuviesen sincronizados asintieron a la misma vez y se fueron corriendo perdiéndose entre los arboles del famoso parque Mizujo. No les importó que sus novias los llamasen, no importaba nada. Cada uno de ellos sentía como poco a poco su mente se iba nublando, sentían que algo dentro de ellos estaba tratando de tomar su conciencia y robar su movilidad. Algo dentro de ellos estaba naciendo, naciendo un instinto asesino. Su principal víctima. El ser que más aman.
Se que ellos también lo sienten ¿Pero qué pasó? Porqué tengo esa sensación de querer hacerle daño. Si ella es Akane. Me asusta el sólo pensar que yo pudiese hacerle algo así. Me asusta volverme un monstruo y lastimarla. La amo, lo sé pero siento que ahora yo soy un enemigo para su existencia.
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Porqué sentí eso cuando vi a mi querida Ukyo, ella que es tan dulce y atenta para conmigo. Porqué tuve tantas ganas de enterrar mis manos en sus entrañas, aún siento como un escalofrío agradable recorre mi espalda, es tan placentero el sólo imaginarlo.
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Oh mi querida Shampoo ¡Qué es lo que siento! Necesito alejarme de ti para poder controlar mis instintos. El sólo imaginarte, ahí tirada como un despojo humano rodeada de sangre, con los ojos en blanco, me causa mucho miedo, no quiero lastimarte pero algo me dice que si lo hago lo disfrutaré mucho.
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Por fin mi plan está cada vez más cerca, al fin comieron esos panes al vapor, por fin podrán enterarse del dolor que sentí yo.
Como si fuese una enorme ave aparecía un hombre envuelto en plumas y lazos dorados. Su cabello era rojo con una mechas amarillas cerca de su mejilla. Vestía una elegante túnica, blanca y pura. En una mano empujaba un báculo en forma de media Luna y la otra estaba sosteniendo la túnica. Se trataba de Saffron. El semi dios que Ranma junto con los demás derrotaron hace unos años.
La venganza estaba tatuada en su piel y en su alma, ni un humano vulgar se burlaría de él nuevamente.
-Necesito que alejen a Akane de mi lado, no podré controlar lo que siento chicos.
-Tú también lo sientes, también tengo unas ganas incontrolables de hacer sufrir a Ukyo -Poco a poco los ojos de Ryoga se iban obteniendo un color rojizo como la sangre.
-Pensé que era el único que sentía aquello pero dentro de mi sé que esta mal pero al mismo tiempo necesito hacerlo para poder saciar esta angustia que tengo en mi pecho.
-¡Reaccionen, no se dejen guiar! No se que nos pasó pero algo hizo que sintiéramos esto. Imaginé o soñé la verdad no lo entiendo pero sentía muchas ganas de… de matar a Akane.
-Yo también lo sentí.
-Jajajaja humanos ilusos, son seres inferiores por eso que son muy fáciles de engañar, tú humano Ranma, me ganaste, rompiste mi renacimiento ahora lo pagarás caro y tú -mirando hacia Ryoga- tú también sufrirás como nunca al igual que ese tipo pato. Todos lo pagarán, acuérdense que nunca debieron meterse conmigo. – como apareció se fue. En ese instante los chicos reaccionaron del shock en el que estaban y gritaron al mismo tiempo.
-¡SAFFRON!
-Es una broma. Yo no puedo hacerle daño a mi amorcito yo… yo… necesito verla -sin dar tiempo a decirle algo salió corriendo en dirección hacia donde estaban las chicas.
-¡No Ryoga, no vayas! – muy tarde fue porque ya no le escuchaba – Mouse acompáñame a detenerlo.
Mouse tampoco estaba, en el momento que Ryoga salió el también.
Todo esto era una pesadilla, una maldita pesadilla, no podía estar pasando, aun recordaba los ojos rojos de Ryoga disfrutando de solo pensar en cómo mataría a Ukyo. Él también tenía que ir para poder defender a su amada, primero moría él antes de lastimar siquiera a Akane.
Cuando llegó al campamento que habían armado en ese parque sólo encontró a una Akane asustada hasta tal punto que temblaba como una hoja, pálida, sin fuerza miraba al vacío y con todo destrozado como si hubiese pasado un tornado por él, indudablemente habían luchado. El chico de la trenza pensó que algo malo le habían hecho pero por muy por el contrario de sentir ira al verla de esa forma, ira de la persona que la lastimó, le dio placer. Quería ver más facetas de ella llorando, suplicando, gritando, agonizando por vivir.
Como un balde de agua fría le cayó la realidad, estaba disfrutando de todo esto, eso era imperdonable, inmediatamente los ojos de Ranma cambiaron a los azules cielo para abandonar los rojos que ya estaban poseyéndolo. Akane al darse cuenta que Ranma estaba ahí parado iba a correr hacia él pero también vio los mismos ojos que los demás, eso la asustó. Aunque era Ranma tenía miedo de él. Lentamente, los ojos de artista marcial iban volviendo a la normalidad, es ahí que se dio cuenta que podía correr hacia él.
-¡Ranma, las chicas fueron arrastradas! – gritaba en la desesperación de que algo le podría pasar a sus amigas. – ayúdalas, te lo ruego.
-Akane por lo que mas quieras corre, huye de mí, te lo ruego pero… recuerda que te amo. -otra vez sus ojos se iban tornando rojos mientras apretaba sus manos hasta tal punto de dejarlas blancas.
Akane sólo lo miro confundida sin entender a que se refería pero se dio cuenta que sus ojos se estaban poniendo rojos como los de los chicos, eso la asustó. Las ultimas palabras del pelinegro fue un… huye de mí. Inmediatamente volvió a ver como si fuera en cámara lenta como sus amigas eran arrastradas de cabello por todo el campamento por mas que ellas suplicaron, no servía de nada, ella intentó hacer algo pero nada todo era inútil, es así como sus amigas desaparecieron entre los árboles con un ultimo grito de Ukyo suplicando por su hijo que estaba creciendo en su vientre.
Maldita pesadilla.
Maldita venganza.
Pasé mucho tiempo corriendo, tratando de huir de él por más que Ranma trataba de parar para no hacerme daño, por más que se auto flagelaba para así calmar su sed, nada surtía efecto, sabía que él no me quería hacer daño en realidad, algo lo estaba manipulando. Lo único que tenía como opción era seguir corriendo. Mis piernas ya no daban más, ya no podía más, ni siquiera regresé a casa. El único lugar que me pareció seguro es el colegio.
Es ahí que al llegar, Saffron se me apareció. Al principio tuve mucho miedo pero cuando me dijo que era el culpable de todo esto, me enfurecí y traté de luchar por ellos pero nada pude hacer. Ahora todo tenía sentido. Ranma, Ryoga y Mouse habían sido hechizados a la hora de comer esos pasteles de arroz. ¡Estúpido!
Después de cuatro días…
La luz del sol de verano se había ido para volverse un día lluvioso y frío, mis pies están descalzos pero no importa, mi ropa rasgada pero igual no me importa, ya no importa nada. Lo ultimo que supe de las chicas es que corriendo encontré un pedazo del moño de usaba Ukyo mas allá su espátula llena de sangre, seguro y ella peleó hasta lo último para poder salvar la vida de su pequeño. Shampoo tampoco tuvo buena suerte pero parece que ella no se defendió por que vi su cuerpo flotando boca abajo en el río que siempre caminábamos con Ranma. Todo había cambiado en cuatro días.
Siento como algo se acerca hacia donde estoy y…
Veo como de un sólo golpe la puerta del almacén del gimnasio se abre, el aire frío de la mañana hace su presencia y lo puedo sentir sobre mi piel que se congela al sentirlo. Justo en ese momento, en el marco está él, inmediatamente mi cerebro me juega una mala pasada y vuelvo a esos días en los que jugábamos, en los que él aparecía de esa forma para rescatarme, sonriente. Pero ahora no está así, ahora tiene una mirada sombría. En el instante que me ve, sonríe de una manera muy tétrica, enganchando los labios, mostrando todos los dientes, lentamente se pasa la lengua por los labios como si se estuviese preparando para comerme...
- ¿Por qué me miras de esa forma? -ante ella se encontraba un Ranma inyectado en odio; sus iris tenían tatuado el coraje, el odio, como que con sólo verla le diera repulsión. -No me veas así. -la voz de la joven cada vez se hacía más temblorosa, sabía cuál sería su final.
Akane corre, no te quedes viéndome a los ojos -intentó hablar pero de la garganta sólo salieron sonidos guturales sin sentido como si fuesen gruñidos.
-Grr...
- Ranma, amor, sé que no lo quieres hacer ¡Por favor reacciona! -gritaba desesperada, no soportaba verlo de esa forma tan cruel, manipulado por un semi dios.
La chica corre hacia donde esta él, en un momento de valentía e inyectada en adrenalina prefiere enfrentarlo a que seguir huyendo.
Akane:
Mis ojos se ponen borrosos, me duele verlo de esa forma ¡Maldito Saffron! ¡Maldito el día en que fuimos a China! Si todo se arreglara. Ahora él no me estuviese viendo de esa forma. Lo amo demasiado. – te amo demasiado.
Ranma:
Veo como lentamente sus ojos se inundan en lágrimas, esos hermosos ojos color chocolate que me enamoraron. Lleva sus manos hasta mi rostro y siento como me acaricia suavemente, trato de controlar mi instinto, no quiero matarla pero esto es más fuerte que yo. Ya vi como los otros mataron a sus amadas, llegué justo cuando Ryoga acababa de matar a U-chan y lo último que me dijo es que iba a ser papá, eso lo destrozó y termino suicidándose, no soportó aquel dolor. No quiero hacer lo mismo.
-Ve… vete A… Akane, no puedo aguantar más – ya todo era tarde sus manos estaban en el cuello de ella.
-Ran… ma, mátame y deja de sufrir.
No me pidas eso Akane, no por favor, corre, mátame a mi y tú vive, tú se feliz. Soy una desgracia que nunca debió aparecer en tu maravillosa existencia.
-Solo quiero… qu… e se… pas que te… - tenía que tomar aire pero no podía, hablaría hasta que sus pulmones se lo permitieran - voy a amar… te.
Y como si se trata de un juego, pasó lo mismo que vio en aquella visión. Perdió todo control de su cuerpo.
Su mano estaba sobre el cuello de su bella novia, en su rostro se podía preciar el terror, en sus ojos el dolor de morir en manos del que creía ser su ser amado. Mientras que él lo disfrutaba, nunca antes había sentido tanto placer. Retorcer su cuello, su delicado y níveo cuello estaba siendo su presa en ese instante. Le encantaba ver como estaba sufriendo, le daba gusto. En su rostro, en su sonrisa se podía percibir que le gustaba lo que estaba haciendo. Ella rogaba dando gemidos de dolor en un nulo intento de hablar, con los ojos inyectados en rojo vivo por la falta de oxígeno, de los cuales solo salían lastimeras lágrimas amargas. Pero él seguía disfrutando de este espectáculo, se relamió los labios como si estuviera por comer a su presa. Los brazos de Akane cayeron pesadamente a los lados. Estaba muerta. Todo había acabado. Todo tan cruel.
En una lluvia de imágenes llegaron sus sonrisas, sus burlas vividas desde adolescentes. El día en que él se declaró. El día de su primer beso, de sus estúpidas peleas, sus te amo. Su vida estaba muerta en sus brazos. Es ahí cuando se dio cuenta que ya había sido liberado del hechizo.
-¿Te gustó tu regalo? Ranma, me estas escuchando ¡Contesta cuando un dios te habla!
-Tú no eres nada ¡Maldito pájaro! ¡La mataste!
-Pájaro -dijo con sorna – el que la mató fuiste tú, mira tus manos, en ellas están las marcas de como la ahorcaste hasta que ya no pudo respirar más, murió en tus manos.
Levantó sus manos y vio en ellas las marcas que ella había dejado, lo había arañado para que la soltara, su piel estaba levantada en esa área. Era cierto él la había matado.
-¡NO ES VERDAD! ¡NO, AKANE, mi amor reacciona, vuelve conmigo! – abrazó el cuerpo inerte y comenzó a mecerlo como si lo consolara. Poco a poco la chica iba perdiendo calor mientras que él se ahogaba en un mar de lágrimas.
-Ese es tu castigo por jugar conmigo, ella debió morir el China, ahora está listo todo. Adiós.
Sin más desapareció para siempre.
…
No tengo nada que agregar, solo que espero que le guste este one shot un "poco" oscuro. Depende de ustedes si lo sigo.
Créditos a Sailordancer. Ella me inspiró jajaja los dos somos corazones negros, bien negros.
Saludos a los chicos del grupo Trastornados por fics, del mismo modo a Linda que es super LINDA, hace honor a su nombre. Ella siempre hace las recomendaciones y hermosos collage para los fics, las quiero chicas del Dios griego.
Ahora necesito escribir algo con mucha miel jajaja.
Espero sus comentarios. No leemos.
Hana Note.
