Todo comenzó cuando…
Es de noche, las nubes no permiten que la luz de la luna alumbre. A pesar de ser apenas las nueve de la noche las calles están casi solitarias gracias a la fuerte lluvia, así que solo se escucha el chapoteo del agua que cae al suelo. A excepción de uno de los parques de la aldea donde se escuchan fuertes golpes.
Todas las lámparas del parque funcionan, a excepción de una que es la más cercana donde se encuentran dos hombres. Uno de ellos golpea con brutalidad al otro, el cual no mete mano alguna para defenderse, se deja golpear como si fuera un saco de boxeo.
La lámpara comenzó a parpadear justo cuando uno de los hombres cae al suelo, sobre un charco de agua.
La luz permite ver a Daisuke todo mojado, lleno de lodo, sangre y golpes. Debido a lo empapado que esta su cabello se le pega en la cara.
A sus dieciséis años se ha convertido en un chico muy apuesto, sus facciones son muy parecidas a las de su padre cuando tenía esa edad, solo que su cabello es menos rebelde y le llega a la altura del hombro, por lo que suele amarrárselo en una coleta descuidada, lo que hace que mechones rebeldes le caigan en la cara.
Tiene el labio partido, el parpado del ojo derecho esta tan hinchado que no le permite ver, su mejilla izquierda está igual o más hinchada, le sangra la boca, la nariz y otras heridas más que se ven en la cara, a pesar de eso sigue viéndose atractivo, es seguro que sin tantas heridas deformando su rostro lo es aún más.
El hélice de sus dos orejas es adornado por arcillos pequeños de plata. Del costado derecho de su cuello se ve el tatuaje en negro de una enredadera de huesos picudos, viéndose algo espeluznante.
El pantalón que viste es negro y algo bombacho. Sus pies están cubiertos por vendas y trae puestas sandalias ninja azules. Su playera es ceñida, de mangas largas y cuello alto, encima trae puesto una chaleco verde que en la espalda tiene grabado en grande el abanico que es símbolo de su clan. En la cintura tiene su espada y estuche de armas colgando de su cinto.
De forma brusca y con el brazo izquierdo se limpia la sangre de su labio y su único ojo abierto muestra el sharingan con tres comillas, con ese ojo mira de forma sombría a su padre que está de pie frente a él mostrándole el sharingan de forma amenazante y mostrando desprecio y decepción que aunque Daisuke no lo muestre le cala esa mirada como espina clavándose en el pecho.
Sasuke no ha cambiado mucho en estos años. Sus facciones se han marcado más y su cuerpo se ha ensanchado, en especial sus hombros. Su cabello lo trae más largo—el mismo corte que se ve al final del manga—.Esta vestido como civil; un kimono azul marino con el símbolo de su clan grabado orgullosamente en su espalda.
Sasuke tiene fuertemente apretados sus puños y sus nudillos están manchados de sangre de su propio hijo.
- ¡No te quiero cerca de tu madre, de Mikoto y mucho menos cerca de Itachi! –le grita mirándolo como si fuera escoria.
- Sera difícil, vivo en la misma casa que ellos. –Daisuke sonríe de forma socarrona, su voz es ronca, varonil y provocativa.
- Ya no. –Sasuke se muestra más amenazante. –que no te vea cerca de ellas o de Itachi y olvidare que eres mi hijo. –Sasuke da media vuelta.
- ¡No me puedes prohibir ver a mi madre y hermana! –le grita furioso, poniéndose de pie, ignorando el dolor de su cuerpo.
- Puedo y lo haré. –responde si voltear a verlo y mucho menos detener su camino.
- ¡No, no puedes! –Daisuke le grita con fuerza, enfurecido y amenazante, pero Sasuke lo ignoro. – ¡No puedes, yo veré a mi oka-chan e imouto cuando quiera!
- ¿Para qué? –Sasuke al fin se detuvo y lo voltea a ver sobre su hombro. – ¿para lastimarlas como lo has hecho con Itachi? –el sharingan brilla más intensamente, viéndose sombrío y amenazante.
Ante esas palabras Daisuke no le pudo sostener la mirada, inclino su cabeza haciendo que su cabello le tape los ojos. Y Sasuke regresando su vista al frente, desapareciendo.
Daisuke se dejó caer de rodillas manteniendo su rostro inclinado hacia abajo, dejando que la lluvia lo empape aún más.
Entonces una sombrilla evito que se siga mojando, al no sentir la lluvia y sentir una presencia frente a él alza el rostro mostrando una expresión de acongojo al ver a su hermana en cuclillas frente a él.
Seiki se le han afinado más sus facciones, haciéndola ver más hermosa. Sus curvas se han hecho más acentuadas, la forma en que crecieron sus caderas hace ver más pequeña su cintura. Su cuerpo la hace ver más provocativa, deseable y destacable. Su largo cabello que ahora está mojado al igual que su ropa lo trae recogido en una larga trenza de lado, dejando caer unos rebeldes mechones en el rostro.
Trae puesto un pantalón que se le ciñe marcando sus piernas y trasero, acentuándolo más. Sandalias ninja color rojas al igual que la blusa ceñida de mangas cortas que trae debajo del chaleco verde con el símbolo de su clan en la espalda. Su banda ninja le cubre la frente, espada y estuche de armas están en su cinto. Sus manos y pies están vendadas.
- ¿Tú también me odias? –Daisuke ya no tiene el sharingan en su ojo, y su mirada muestra dolor.
- No.
- ¿Y porque no me sonríes como siempre lo haces?
- No fue la forma de hacer las cosas Dai-chan. –Seiki pega su frente a la de él.
- Tenía que hacerlo antes de que él cometiera el peor error de su vida. Prefiero herirlo ahorita a verlo sufrir toda su vida. –Daisuke le mantiene la mirada a su hermana.
- Lo sé. –ahí está, esa sonrisa que les dedica siempre a sus hermanos y Daisuke sintió menos doloroso el rechazo de su padre, el dolor que le provoco a su hermano y la decepción de su madre. –pero es injusto que solo Itachi-chan sufra. –entonces Daisuke noto que la ropa de su hermana esta manchada de sangre, haciéndolo ensanchar los ojos.
- ¿Tu…? –pregunta sorprendida.
- Oka-san me va a reñir cuando se entere. –Seiki no borra esa angelical sonrisa que hace ver que no cometería ningún pecado. –pero solo hice lo que advertí.
Siempre ha admirado eso de su hermana, que a pesar de que ella haga algo así sigue viéndose y sonando tan noble e inocente.
- Venga, vamos a casa a que te duches y te limpie esas heridas. –Seiki se pone de pie sin dejarlo de cubrir con la sombrilla.
- No puedo regresar a casa, él me lo prohibió y no quiero que nii-chan…
- No iras a casa de nuestros padres, iras a la mía. –Seiki le habla con obviedad, ella estuvo ahí, vio como su padre golpeaba a Daisuke y oyó todo, no detuvo a su padre porque aunque ella sabe que lo hizo por él, lo que hizo lo lastimo a él y Daisuke merecía un castigo por eso, aunque tenga cuerpo de hombre para ella sigue siendo un niño mimado que necesita ser castigado de vez en cuando.
- Prefiero dormir en un parque. –dice con desagrado, ir a la casa de su hermana significa ir a la casa de él y sigue odiándolo por llevarse a su hermana.
- Bien. –Seiki da media vuelta dispuesta a irse, llevándose la sombrilla.
- ¡Al menos déjame la sombrilla! –exclama berrinchudo.
- Es de Tatsuya, pero si la quieres no creo que le importe qu..
- Olvídalo, no la quiero. –dice berrinchudo.
Seiki se encoge de hombros y sigue su camino.
- ¡¿No me vas a insistir, nee-chan?! –exclama indignado, haciéndola detenerse.
- Justifico tus acciones, aun así estoy molesta contigo porque has lastimado a Itachi-chan. No te consentiré aunque te hayas portado mal, no esta vez. –le dice seria, mirándolo por sobre su hombro a la vez que detuvo su andar. – ¿o duermes aquí o en mi casa?, tu escoges Dai-chan.
Daisuke frunce el ceño, no trae suficiente dinero para ir a una posada mucho menos para rentarse un departamento, si se acerca un poco a casa para tomar dinero de su habitación seguro su padre lo saca de ahí a patadas, no importa lo sigiloso que sea sabe que su padre estará atento para que él no entre. Podría ir a quedarse con alguna de sus putas pero no está de humor para aguantarlas. Y ahora que no puede ver ni a su madre y hermano a la cara, que su padre le odia y que no se puede acercar a su hermanita necesita a alguien de su familia para sentirse un poco bien.
- El único sacrificio será verle la cara a esa basura. –Daisuke suspira con pesadez, se pone de pie abrazándose la cintura. –creo que oto-san me quebró algunas costillas. –dice con mueca de dolor, caminando hacia donde está su hermana.
- Lo hizo. –asegura ella. –agradece que solo fueron unas cuantas costillas.
- No metí mano para defenderme, por eso me lo hizo. –dice molesto, colocándose a su lado y sin importar que le duela hasta respirar toma la sombrilla y la pone encima de ambos, es más alto que ella, una cabeza fácilmente.
- No metiste mano porque sabes que te lo mereces… además que oto-san se contuvo, lo sabes. Con lo enojado que estaba te podría haber matado metieras mano o no. –le dice tranquila mientras ambos caminan por las oscuras calles.
- Lo sé. –Daisuke frunce el ceño, por más que entrene no puede alcanzar a su padre, ni a Tatsuya y eso le enoja, es como si se volviera él más fuerte pero ellos también. – seguro no lo hizo por oka-chan.
- En parte, pero también eres su hijo, está decepcionado contigo, enojado…
- No, él me odia. Lo vi en sus ojos. –dice seguro, ignorando esa espina en su pecho que se le clava más y más.
- No, no lo hace. –asegura ella.
- Lo hace, herí a su pequeño niño. –dice receloso.
- Si, y por eso está muy enojado, pero no te odia, eres su hijo. –dice con obviedad y Daisuke murmura unas cuantas maldiciones, nunca le puede ganar a su hermana ni en una discusión. –lleguemos antes a casa de Kairi para que cure esas costillas.
- Genial, quiero ver de nuevo las gloriosas tetas de Kairi… joder, amo como se le ven sus tetas después de parir, quiero que me amamante también. –una sonrisa ladina adorna su rostro, mostrando una mirada pervertida.
- Dai-chan estoy enojada contigo, no te defenderé si Mina-chan te muele a golpes por ser pervertido con Kairi. –le advierte de lo más tranquila.
- Me portare bien. –dice resignado, berrinchudo y sintiéndose enojado, Minato es otro bastardo fuerte, y ahora herido como está seguro le da una paliza, suele ser más poderoso cuando esta celoso.
Completamente empapado Sasuke entro a su casa, viendo a Sakura sentada en el sillón, mirando hacia donde está el televisor encendido, pero no viendo realmente lo que pasa. Esta tan metida en sus pensamientos que ni noto que ya llego.
Sakura en si no ha cambiado nada, cuando se le ve con Sasuke y quienes no la conocen hace que los demás piensen que Sasuke es un pedófilo al verse mayor que ella. No cabe duda que el jutsu de Tsunade es muy bueno y Sakura lo aprendió poniéndole mejoras gracias a su perfecto control de chakra.
La peli-rosa tiene su largo cabello recogido en una coleta de lado, cayéndole unos rebeldes mechones sobre la cara. Viste una playera de Sasuke que le queda muy grande, unos mallones de licra color negros y unas calcetas blancas.
- Sakura.
La peli-rosa se sobresalta al oír la voz de Sasuke muy cerca de ella, voltea viéndolo a su lado estando en cuclillas para estar a su altura y mirándola de esa forma penetrante que la hace sentir como la adolescente enamorada, sonrojándola.
- ¡Sasuke-kun estas empapado! ¡¿Ya cenaste?! ¡Deja te preparo algo, tu vete a duchar! –exclama rápidamente intentando ponerse de pie, pero él no la dejo, la tomo del brazo obligándola a que se quede como está.
- ¿Estás bien? –pregunta serio.
- Decepcionada… por más que pienso no sé porque Daisuke hizo eso, no lo creía capaz y me siento culpable por consentirlo demasiado y yo… —lagrimas salen de sus ojos y Sasuke le toma el rostro, limpiándole las lágrimas con los pulgares. –¡tengo miedo de que ya no sean las cosas como antes! ¡De que mis hijos se odien y ya no podamos estar todos juntos como antes! –Sasuke no haya que decirle para hacerla sentir mejor, incluso él mismo duda que las cosas sean como antes.
- Todo va a estar bien. –es lo único que se le ocurre decirle, no importa como él se encargara de que todo esté bien para ella.
Sakura le sonríe de forma desganada y las lágrimas no dejan salir de sus ojos. Ella sabe que no estará bien, ya no será como antes y eso es lo que más le duele.
- ¿A dónde fuiste? –pregunta seria y Sasuke no respondió. – ¿no le hiciste nada a Dai-chan verdad? –pregunta seria y él siguió sin responder. – ¡Sasuke-kun…!
- Ya no es un niño, aun así sigue siendo tan inmaduro, merecía una escarmiento… unos azotes en las nalgas ya no son suficientes para él. –le responde serio, interrumpiendo su regaño.
Sakura abre y cierra la boca sin saber cómo responderle a eso. Luego frunce el ceño.
- Más te vale no haberlo lastimado mucho y no…
- ¿Dónde está Itachi? –pregunta serio, desviando el tema, no quiere que se enoje o terminen peleados.
Sakura hace ese infantil puchero que a él lo sigue prendiendo, pero ahorita está primero su hijo, debe controlar su morbo que en vez de disminuir con los años aumenta.
- Está en su habitación, no quiere salir de ahí y creo que lo mejor es darle su espacio por ahora. –le dice seria, ella tampoco quiere pelear con él, no ahora por eso permitió que se desviara el tema.
Sasuke asintió.
- Báñate conmigo. –le susurra ronco sobre sus labios, la necesita a toda ella, fue un día de lo más pesado y difícil, no quiere pensar en cómo se han tornado las cosas con su familia, solo quiere estar con ella, olvidarse de todo por lo menos unos momentos.
Sakura asintió, ella también lo necesita a él. Permitió que Sasuke la cargue estilo princesa y se la lleve con él al baño.
Tatsuya está terminando de hacer la cena. Seiki vino empapada, así que quiere que coma algo caliente para después de salir de la ducha para que no se enferme. Aunque ella se enferma con poca frecuencia, a él le gusta cuidarla y consentirla, de hecho siente que la ha echado más a perder que Sakura, siempre trata de darle todo lo que quiere.
Las facciones de Tatsuya se han marcado más, su cuerpo se ha ensanchado, en especial sus hombros y torso. A sus veintisiete años se ha puesto más apuesto y todo su cuerpo se ha hecho más provocativo. Mantiene el cabello de la misma forma que cuando era un adolescente, largo hasta debajo de la nuca, y sigue igual de alborotado.
Al ser de noche y estar en casa se ha quitado su banda ninja después del baño. Ahora trae puesta una bandana negra solo para hacerse el cabello hacia atrás, dándole un aire rebelde. Viste una playera holgada gris y unos pantalones deportivos negros, sus pies solo están cubiertos por unos calcetines. No cree salir al menos que lo manden a hablar para una misión, así que anda cómodo.
- ¿Necesitas ayuda? –pregunta Seiki nada más entro a la cocina.
Viste ya una bata para dormir, es tipo batita y le queda arriba de las rodillas dejando ver parte de sus torneadas y blancas piernas. El escote es cuadrado y es de tirantes. Y con una pequeña toalla se termina de secar el cabello.
- No, ya está. –Tatsuya apaga la estufa y voltea, inevitablemente la escaneo con la mirada.
Al siguiente segundo ya la está acorralando en una pared, apoyando su mano izquierda a la altura de la cara de ella y su otra mano está en la cintura de la pelinegra. Esta inclinado haciendo que sus narices se rocen.
- ¿Te dio hambre de otra cosa? –pregunta sonriéndole provocativa y Tatsuya desvió su rostro, acercándolo al oído de ella.
- Es tu culpa… por tener un cuerpo tan libidinoso. –le dice ronco.
Seiki jadea cuando él le mordió el lóbulo de la oreja, sintiendo como él sube su mano desde la cintura hasta su pecho, el cual tomo, estrujándolo, apretándolo con algo de fuerza, provocándole ese rico dolor tan placentero.
La pelinegra ladea su rostro, dándole más acceso a él que ha comenzado a darle provocativos besos en el cuello sin dejar de estrujarle un seno.
- Tengo hambre, aliméntame. –ordena Daisuke que está de pie al costado de ellos, con su pie alzado, dándole golpe tras golpe en la mejilla izquierda de Tatsuya con la planta del pie, teniendo sus manos metidas en los bolsillos delanteros del pantalón.
Daisuke tiene el cabello mojado, una toalla le rodea los hombros, viste un pantalón deportivo negro y una playera levemente holgada blanca al igual que los calcetines.
Tatsuya tiene una vena hinchada en la frente, había olvidado que él está ahí. De un ágil movimiento le toma el pie y se lo alza más haciéndolo caer de lleno al suelo, golpeándose la nuca, sacándole lágrimas de dolor.
- ¡Esa es mi ropa! –exclama apuntándolo y mirando con reproche a Seiki que está tranquila, esos dos así se llevan.
- ¡Si y no sabes el asco que me da, al menos esta lavada y no huele a ti! –le grita Daisuke poniéndose de pie.
- La ropa de Dai-chan estaba sucia y mojada Tatsuya, no podía dejar que se la vuelva a poner. –comenta Seiki yendo hacia la alacena para tomar platos para servir la cena. –mañana iré a recoger su ropa.
- ¡¿Se quedara aquí?!
- Solo unos días basura, no me agrada la idea de vivir en donde mismo que tu… la mayoría de las habitaciones tienen tu olor y eso me da asco. –Daisuke lo mira como si fuera excremento de la humanidad.
- Y a mí me das asco todo tú. –Tatsuya lo mira como si fuera un perro muerto.
- Solo serán unos días Tatsuya… oto-san lo corrió de casa. –le explica Seiki mientras sirve la comida y Tatsuya bufa.
- No lo hubieran corrido si supiera tener su verga dentro de los pantalones. –Tatsuya mira a Daisuke como si fuera escoria y Daisuke le sostiene la mirada mostrándose sombrío, podrá soportar esa mirada de su padre pero de ese desgraciado no. –mientras vivas aquí más te vale no traer a ninguna de tus putas a coger aquí…
- No lo hará. –asegura Seiki viendo a Daisuke sombría y él paso saliva con dificultad, asintiendo de forma exagerada con la cabeza.
A su casa nunca llevo a ninguna de sus putas por respeto a su madre, a la de su hermana no las llevara por respeto a ella… además ambas le dan miedo, enojadas son terroríficas.
- ¡Nee-chan déjame te ayudo con la mesa! –exclama rápidamente como niño bueno y Tatsuya lo mira con ojos entrecerrados.
- Se portara bien. –Seiki se acerca a Tatsuya con dos platos en manos, se pone de puntitas y le da un beso de pico en los labios.
- Contigo lo hará. –dice entre dientes, mostrándose resignado, no le puede negar nada a ella, incluso que el mocoso ese se quede.
Tatsuya le da otro inocente beso en los labios y le quita los platos para él llevarlos a la mesa y Seiki se muestra divertida mientras se dirige a seguir sirviendo.
En el pasillo que conecta su casa del patio se encuentra Sasuke sentado estilo loto, tiene una botella de sake en el suelo alado y sostiene una copa con su mano derecha. Bebe mientras mira hacia afuera.
No pasan de las tres de la mañana y no deja de llover. No puede dormir, por eso nada mas Sakura se durmió en sus brazos después de hacerle el amor, él se salió de la cama con cuidado de no despertarla. Se encargó de cansarla mucho para que ella si pueda dormir.
El pelinegro viste una yukata blanca que suele usar para dormir… bueno, duerme desnudo pero la usa para salir de la cama en la madrugada.
- ¿Te has hecho un alcohólico Uchiha?
Sasuke gruñe unos cuantos insultos, estaba tan bien. Mira de reojo a su derecha viendo a Tatsuya recargado en el marco de la puerta, teniendo brazos cruzados y un pie flexionado. A sus pies esta una sombrilla mojada.
- ¿Qué haces aquí mocoso? –pregunta con fastidio.
- Seiki está preocupada. –Tatsuya mira hacia afuera de forma distraída. –tuve que cansarla mucho para hacerla dormir. –nada más termina su frase y sin mirar sostuvo con dos de sus dedos un kunai que se dirigía a su cara. – ¿Dónde mierda escondes kunai en esa yukata? –Tatsuya lo mira de reojo algo incrédulo.
Sasuke alza el dedo medio de su mano libre, odia que ese mocoso sea parecido a él, como en eso de la forma de cansar a sus parejas para hacerlas dormir, sabe cómo lo hizo el hijo de puta ¡y joder!, ese cabrón se lo hizo a su hija, es un jodido descarado que le encanta restregarle en la cara que le robo a su hija.
- El demonio que engendraste se está quedado con nosotros.
- Hnm. –Sasuke se sirve más sake y lo ignora.
- ¿Cómo esta Itachi?
- No te importa.
- Me importa, es como un hermano para mí. –le dice entre dientes. –y tú eres un pésimo padre.
- No me provoques mocoso, no estoy de humor. –Sasuke lo mira sombrío.
- No lo eres, estas aquí tomando porque no puedes dormir, deberías estar con Itachi.
- Quiere estar solo. –Sasuke lo fulmina con la mirada y le habla entre dientes.
- Y tú deberías estar haciendo lo que un padre debería estar haciendo en una situación así. –Tatsuya también lo fulmina con la mirada.
- ¿Tu que sabes de ser padre? No tienes hijos. –Sasuke lo mira altanero, notando como él aprieta los puños con fuerza, no le ha tomado importancia a eso del porque no han tenido hijos siendo que llevan casi ocho años viviendo juntos, pero sospecha que no es porque el mocoso no quiera. –Haber mocoso según tu ¿qué debería estar haciendo?
Tatsuya frunce el ceño pensativo, imaginándose lo que haría Kakashi en el lugar de Sasuke.
- Llevaría a Itachi a un bar lleno de putas y bebería con él… quitemos lo primero. –Tatsuya se aclara la garganta. –llevarlo a tomar y acompañarlo para que se desahogue.
Sasuke frunce el ceño y se pone de pie, si él no puede dormir su hijo menos.
- Iras con nosotros. –le ordena.
- ¿Ah?
- Fue tu idea, sino funciona te meteré un chidori en el culo. –Sasuke da media vuelta y comienza a caminar.
Tatsuya cruzando sus manos atrás de la nuca lo sigue, es mejor que los acompañe, Sasuke es un borde para sacar plática, y no es que él sea el mejor pero con las personas con las que es cercana no se le dificulta mucho hacerlo, además también está preocupado.
- Itachi. –lo llama Sasuke tocando levemente la puerta.
Tatsuya está de pie atrás de él teniendo las manos cruzadas atrás de la nuca.
- Itachi.
Sasuke sigue tocando y no recibe respuesta, lo que lo hace fruncir el ceño, duda que este dormido, aunque si lo esta sería perfecto, eso significa que su hijo no esta tan afectado.
- No siento su chakra. –Tatsuya frunce el ceño también.
Sasuke abre la puerta, tampoco lo sintió y la habitación está a solas.
- ¡Mierda! –exclama corriendo hacia la ventana abierta, saltando por ella y Tatsuya lo sigue, sintiéndose preocupado también.
Sasuke salta a toda velocidad de tejado en tejado buscando a su hijo, que haya salido solo le preocupa por cómo se siente él ahorita. Si a él le hubiera pasado lo que a su hijo seguro busca pelea hasta hacer que lo maten. Necesita encontrarlo.
Sentado frente a la barra de un bar se encuentra Itachi sosteniendo una botella de sake que agita en suaves círculos. Enfrente de él sobre la barra hay fácil seis botellas de sake vacías. Los ojos y mejillas sonrojadas dejan ver lo muy alcoholizado que esta.
El peli-rosa a sus veintidós años es un joven muy hermoso y apuesto, ya no queda nada de facción infantil. Sus facciones se marcaron y afilaron, sus ojos levemente rasgados viéndose provocativos aun a pesar de estar nublados por el alcohol. Su cuerpo es el de todo un hombre, ancho y con músculos marcados, no al grado de verse exagerados.
Su banda ninja cubre su frente, mechones largos por debajo de la barbilla de cabello le caen en las mejillas. Su cabello es largo y lacio, lo trae amarrado en una coleta alta. Los pantalones que usa son bombachos de color negro al igual que la playera que trae puesta, es levemente holgada, sin mangas, de cuello alto, tiene un zíper a mediación del pecho, cerrándose un poco y dejando que el cuello alto se doble, en la parte derecha del pecho trae el grabado del símbolo de su clan. En su pierna derecha trae unas vendas sobre el pantalón, sus manos hasta las muñecas también están envueltas por vendas. Su espada la tiene en la espalda y su estuche de armas está en su cinto desde la parte de atrás. Las sandalias ninjas que usa son de color azules.
- ¡Hey guapo!, ¿me invitas una copa?
Itachi suspira con pesadez, no sabe cuántas prostitutas lleva rechazando en la noche, es un fastidio, quiere estar solo.
Con fastidio mira a su derecha viendo una chica de no más de diecisiete años, es muy guapa, tiene un rostro muy bonito, con facciones angelicales y hermosas, de hecho es la prostituta más guapa que ha visto. Admite que esos ojos grandes de color azul eléctrico son únicos, es la primera vez que ve un color de ojos así.
El cabello de la chica es de un color negro tan oscuro como la noche, es corto, de la parte de atrás apenas le llega por debajo de la nuca y de la parte de adelante le llega hasta los hombros.
Ella tiene un cuerpo muy delgado y con pocas curvas que una prostituta no tendría. Entonces noto su vestimenta, ella no viste como una prostituta, lo hace como una kunoichi; pantalón parecido a de él incluso en el color, estuche de armas colgándole del cinto, la banda ninja amarrada en su brazo derecho. Un top blanco sin mangas que le llega a mediación del plano vientre.
Admite que le sorprende que alguien tan delgada y pequeña sea kunoichi… no debería sorprenderle tanto su madre se ve delicada y pequeña, pero tiene más fuerza que cualquier kunoichi o shinobi que haya conocido en su vida.
Noto también que ella esta sonrojada y sus ojos acuosos, esta tan alcoholizada que él.
- Quiero estar solo. –le dice cortante regresando su vista al frente. –además eres muy pequeña para beber… regresa a casa antes que alguien se aproveche de ti.
- ¿Tú lo harías? –pregunta coqueta estándose a su lado e Itachi frunce el ceño. –y no soy tan joven, tengo diecisiete años. –comenta con orgullo, su voz es suave y delicada, pero con ese tono de ebriedad, enredándose la lengua para hablar.
- Sigues siendo una mocosa. –por lo general no es arisco pero quiere estar a solas.
- Eres un grosero… bien dicen que los guapos son unos patanes. –dice indignada, arrebatándole la botella y empinándosela.
Itachi gruñe molesto y le hace una seña al cantinero para que le de otra botella.
- Quiero estar solo. –le dice mirándola amenazante.
- Beber solo no es divertido… mejor cuéntame tus penas, soy buena escuchando. –juguetona le guiña un ojo.
- ¿Por qué habría de contárselas a una desconocida?
- Por eso mismo… un desconocido no te juzgara, si lo hace no te importara porque no lo conoces, te vale mierda lo que piense y tal vez no lo vuelvas a ver, si lo haces fácil puedes pasar de él.
Itachi tuvo que admitir que tiene razón, no sabe si es porque está demasiado ebrio, o porque en verdad necesita hablar con alguien, simplemente suspiro y con su vista al frente comenzó a contarle lo que paso.
Una semana antes
Comiéndose un helado en una cafetería se encuentran Itachi y Kushina. La rubia a sus dieciocho años se ha convertido en una jovencita muy hermosa y con un cuerpo demasiado deseable.
Sus facciones se afilaron, ya no queda nada infantil en ella. Tiene unos ojos grandes, muy expresivos y picarones. Su piel es tan clara como la de su madre. Sus pechos son grandes, cintura pequeña, caderas amplias y piernas torneadas.
Su largo cabello lo trae recogido en una coleta alta dejando que algunos mechones le caigan en la cara. Su banda ninja la trae puesta en la frente, sus sandalias ninja son rojas y sus pies son cubiertos por vendas. El pantalón que usa es ceñido y le llega a mediación de la rodilla, es de mezclilla, la blusa de malla que usa es negra y encima trae puesto un ceñido chaleco color rosa pálido, de zíper. Y su estuche de armas lo tiene colgando del cintillo en su cadera.
- Hace mucho que no te invitaba un helado. –comenta divertido Itachi.
- De hecho. –Kushina le saca la lengua, divirtiéndolo.
- Sigue siendo tan mona. –no puede evitar mirarla enternecido. –hay algo que quiero decirte. –Kushina alza la mirada viéndose curiosa, pero ensancha los ojos cuando él saca una caja rectangular de entre sus ropas y la abre mostrando un hermoso anillo.
Un nudo de le hizo en la garganta, su estómago se contrajo y su corazón se estrujo.
- Eres mi mejor amiga y quería que fueras la primera en saber… aún no se lo pido, pienso hacerlo en la noche. –Itachi se rasca la nuca con su otra mano viéndose nervioso.
Duele, lo de ella jamás fue un amor infantil, pero creció y fue más difícil mostrarle a él cuanto le gusta, le daba pena, entonces él se hizo novio de esa mujer y se veía tan enamorado que ella jamás le pudo decir nada, teme perderlo y si el ama a otra, ella lo ama tanto que solo desea que sea feliz.
- Aunque ella no lo merezca. –Kushina sonríe ampliamente, tragándose su dolor como lo lleva haciendo estos años cada que lo ve con ella y cada que él le habla de ella, es difícil ser la mejor amiga del hombre que siempre ha amado. –¡felicidades! ¡Si dice que no es que es una bruta! –exclama enérgica, divirtiéndolo y animándolo.
Adora hablar con ella, ella siempre ha creído en él, ve en el mucho más de lo que es y se siente más seguro de sí mismo con ella, siempre consigue que él sienta que todo lo puede lograr.
- ¿Te gusta el anillo?
- ¡Es muy lindo! –exclama aplaudiendo emocionada.
- Confió en tu gusto… seguro a ella le encantara.
- Lo hará. –le asegura. – ¡mierda! ¡Olvide que oka-chan quería que le ayudara en la florería! –exclama alterada.
- ¿Enserio? Yo quería pasar toda la tarde contigo. –Itachi se ve decepcionado porque ella se tenga que ir.
- ¡Lo siento, será otro día! Tienes que contarme como te fue, aunque seguro te ira más que bien. –Kushina se pone de pie y le guiña un ojo. – ¡suerte! –Kushina sale corriendo de ahí e Itachi se queda viendo por donde se fue, esta vez ella no le dio su beso en la mejilla al despedirse, y le molesto no recibirlo.
Daisuke se encuentra dormido en su lugar favorito, cerca de un lago en donde suele entrenar con su padre y hermano. Le gusta sentir la brisa del lago en su cara, es su lugar para relajarse o entrenar.
El chapoteo del agua lo despierta, haciéndolo abrir los ojos de forma perezosa. Se sienta asomándose por sobre los arbustos que lo separan del lago viendo a una mujer desnuda sentada en una roca, echándose agua en el cuerpo.
Tiene un cuerpo muy tentador, con curvas bien definidas, enormes pechos como a él tanto le gustan. Larga cabellera morada y piel clara, hermosa y sensual.
Aunque sería una mujer con un físico que a él le gustaría admirar, frunce el ceño con desagrado al verla.
- ¿Enserio nii-chan? ¿Tenías que mostrarle nuestro lugar para entrenar a ella? ¿Cuánto más piensas meterla en nuestras vidas? –Daisuke roda los ojos y se deja caer acostado, no interesándose en observarla desnuda, es la mujer de su hermano, es intocable para él e incluso indeseable, con el simple hecho de que sea la novia de su hermano él no siente ni el más mínimo deseo por ella.
Entonces oye gemidos femeninos demasiado altos y Daisuke roda los ojos, se pone de pie notando como ella ha comenzado a masturbarse y tocarse los pechos.
- Mujer estúpida, no sé qué le viste nii-chan. –piensa frustrado, dándole la espalda y alejándose de ahí. –ya me canse, no deja de provocarme de un año para acá… y me caga que con nii-chan presente se muestre como una jodida santurrona, virginal, toda amabilidad y linda, pero es una jodida zorra que cuando no está nii-chan no deja de provocarme… estoy seguro que sabía que estaba aquí y por eso ese numerito. Incluso he notado como mira a oto-san y a la basura de Tatsuya, es una puta, sino ha intentado algo con ellos es porque antes nee-chan y oka-chan la matan. –Daisuke aprieta con fuerza los puños, quiere alejar a esa zorra de su hermano pero no sabe cómo, ante su hermano ella se muestra como la chica perfecta y sin defectos, y su hermano esta cegado por ella, no ve lo que es. –nii-chan siempre tan inocente. –un profundo suspiro sale de sus labios.
- ¡Ya voy! –grita molesta y fastidiada Isae ante la persona que se le pego el dedo al timbre.
Isae vive sola en un modesto y pequeño departamento que hace años renta.
En estos años se han afilado más sus facciones, su parecido con su madre es mucho más que el de Kushina, pero ella tiene el tono de piel más claro.
Como ese es su día de descanso solo viste unas bragas y un sostén. Vive sola y anda en casa como le venga en gana. Y nunca ha sido tímida para mostrar su cuerpo, así que no le importa abrir la puerta así. Sabe que no es su padre, él solo toca un par de veces, no es Naruto porque él le grita mientras toca, además que siempre que la visitan va con su madre, por los demás le vale que la vean en cueros.
Nada más abrió la puerta y Kushina la abrazo, haciéndola caer al suelo de sentón con ella abrazándola, escondiendo su cara en su pecho, haciéndola sentir sus lágrimas, sintiendo como su cuerpo tiembla y ella llora con tanto sentimiento.
¿Quién mierda hizo llorar a su alegre hermana así? La única vez que la vio llorar así fue cuando… Isae ensancha los ojos sabiendo con quien tiene relación el llanto de su hermana. Es verdad que los primeros ocho años para Kushina no fue una buena hermana, pero después de lo que le paso intento compensarlo, a tal grado de que ella no solo es su amada hermana sino que se convirtió en su única y verdadera amiga.
- Itachi-kun es verdad que te quiero para cuñado, te debo la vida pero te estás pasando… no te doy por el culo solo porque sé que no lo haces con intención. –Isae tiene el ceño fruncido.
- Se casa. –dice con profundo dolor e Isae apretó el abrazo, acariciándole el cabello en son de consuelo.
Ella sabe lo mucho que Kushina ama a Itachi, le sorprende con la intensidad con lo que lo hace, el como a pesar de que pasan los años no deja de amarlo, no lo deja de hacer sin importar que este con otra. Ese amor infantil que ella sentía ha madurado y crecido con los años, Isae es testigo de ello, porque como dijo se han hecho tan cercanas que Kushina conoce tanto de ella, como ella de su hermana.
No hay palabras para hacer sentir mejor a su hermana, solo puede quedarse ahí, abrazándola hasta que ella deje de llorar, hasta que el dolor sea soportable como para que ella pueda parar su llanto.
Continuará
se que hay muchas dudas, en especial que le hizo daisuke a itachi, y no, no es yaoi, cada hermano tendra a su vieja
spero les haya gustado como comenzo la historia, por cierto abi me enseño una imagen de como ella se imagina a itachi de grande y yo al verla me sorprendi porque es tal como me lo imaginaba, les dejo la imagen en la foto de mi perfil para que la vean, la unica diferencia es que itachi no tiene el sharingan, y su vestimenta es tal como en la imagen, no mee pude resistir se ve muy sexy *o* :P
saludos
besos
kriss
