Bueno! Hola todos! Esta vez les traigo un EdwardXBellaXJacob!!
Ciertamente, no me gusta el BellaXJacob, pero este fic lo hago para una amiga xD Espero les guste y bueno, está situado en Luna Nueva, cuando Edward se va, obviamente cambié algunas cosas -muchas cosas- para no tener que aferrarme al original.
Las palabras en negrita son notas mías :)
Tengo derecho a olvidarte
EdwardXBellaXJacob
Capítulo 1 - Visitas
Conforme pasaban meses y esa abertura en mi pecho dolía con más intensidad cada vez que me acordaba de su nombre. No quería ser ingenua, pero no podría decir jamás que me había olvidado de él. Aquello era demasiado para mí y lo peor de todo es que parecía crecer y crecer más y más. No sé por cuánto tiempo habré permanecido esperando su regreso, como una ilusa, como una tonta, sabiendo que sus palabras fueron exactamente las que yo no quería escuchar, las que no quería que me dijeran nunca, las que nunca pensé que él me diría. Mi vida se había transformado en un planeta orbitando alrededor de él, el sol. Él, que iluminaba mi vida y me daba esa chispa para levantarme y continuar. Ahora cada vez que lo recuerdo, esa herida en mi pecho se abre, dejando al descubierto la maquinaria vacía dentro de mí, ya que me falta algo. Algo que él se llevó. Algo que parecía no iba a devolverme.
Una mañana como todas las que seguían de ese día, me dispuse a levantarme, cuando al estar a punto de irme, Charlie me frenó y me guió hacia la mesa. Aunque tenía tiempo de sobra, no quería que me hablara. No quería hablar con nadie.
- Bella, tenemos que hablar – dijo sentándome, mientras el daba una vuelta alrededor de la mesa, para luego posar sus ojos en mi.
- Dime – dije sin mirarlo.
- ¿Hace cuánto que no hablas con tus amigas? – su voz tenía un cierto grado de preocupación y desesperación, como si esto se lo hubiera guardado desde hace mucho.
- Pues, ayer hablé con Angela para preguntarle algo de las tareas –
- No me refiero a eso. Me refiero a hace cuánto que no te juntas con tus amigas, que no planeas salidas, que no haces algo que no sea estudiar y trabajar. Sabes que no puedes quedarte para siempre así. Me preocupas mucho Bella – empezó a disparar palabras como si se hubiera recargado hace siglos y nadie hubiera apretado el gatillo. No le estaba escuchando. Esto ya lo habíamos hablado antes.
- Papá, ya lo sé – dije con un tono vacío.
- Ese es el problema. Pareces saberlo, pero no haces nada. Es como si no tuvieras... vida... – me miró con preocupación. Traté de desviar la mirada como pude. Aquello había sido un golpe directo al estómago y un centímetro más a mi herida.
No me consideraba sin vida. Simplemente no tenía ganas de hacer algo. Quería tomar como pretexto el trabajar, y por los estudios Charlie no podía quejarse. Desde que él se fue mis notas han subido notablemente.
- ¿Y qué quieres que haga entonces? –
- No sé, juntarte con tus amigas, como lo hacías antes. Quiero que seas como la Bella de antes, la que tenía brillo en sus ojos, la que sonreía... –
- Me pides demasiado – y en cierto punto era verdad. ¿Por qué habría de sonreír si no tengo ganas?, ¿O de juntarme con amigas? Lo cierto era que ellas ya no me hablaban. Yo menos a ellas. Y no había necesidad de hablarles tampoco.
- Inténtalo, por favor, Bella – la súplica de Charlie se estaba tomando un espacio en mi cabeza. Parece que era serio. ¿De verdad daba tanta pena en el estado en que estaba?
- Lo haré – esto sería más difícil de lo que me había planteado. Tomé mis cosas y me fui al instituto.
Comencé hoy por lo básico. Hablar de algo sumamente inoportuno, en plan de "hey, ¿cómo estuvo tu semana?". No me importaba que no sonara natural. Al menos haría algo.
Y no lo hice. Ese día se había pasado tal y como me lo esperaba. Como todos los otros. Llegué a mi casa y encontré una nota arriba del mueble de la cocina que decía:
"Hoy vendrán Billy y Jacob. Prepara algo rico para la cena.
Con cariño, Charlie"
Eso parecía una orden más que una solicitud. Arg... Visitas. Bueno, será.
Me dispuse a abrir la despensa para ver qué había para comer y bueno, tomé algo de cada cosa y preparé la cena. Al final resultó algo bastante apetitoso y simple, pero de seguro que se lo engullirían de todas maneras, aunque fuera una goma de aspecto horrible.
A eso de las siete debería llegar Charlie.
Eran las seis y media. Tenía tiempo para seguir preparando algo, poner la mesa y limpiar la casa por ejemplo. Pero antes de que pudiera subir un peldaño de la escalera, sonó el timbre. Miré por el ojillo de la puerta. Ahí estaban Jacob y Billy, en su silla de ruedas.
Quise morirme. ¿Qué iba a hacer yo con Billy? Y además, hace tanto tiempo que no hablaba con Jacob, que de verdad podría hacerme la misma pregunta en torno a él.
Tuve que abrir la puerta, lamentablemente.
- Hola Bella – dijo Billy siendo empujado por Jacob. Miré de reojo al último. No había cambiado mucho, salvo porque ahora me pasaba casi por una cabeza y tenía un cuerpo un poco más formado.
- Hola Billy. Charlie no tardará en llegar así que pónganse cómodos – dije sin ánimos. Debo admitir que no tenía ganas de nada.
Me instalé en la cocina para revisar que todo estaba en orden, cuando siento que suenan pisadas desde afuera, luego una llave y al final la manilla de la puerta. Suspiré y enseguida supe que Charlie estaba aquí.
La verdad es que prefería estar sola con Charlie a estar con visitas. Ya se me había olvidado la amistad que llevaba con Jacob. ¿Será porque simplemente casi no tengo amistades ahora?
- Podrías llamar al menos, Bella – escuché a una voz que se me hacía familiar. Era Jacob que estaba detrás de mí. Me di vuelta y con una muequita – que ni yo podría describir muy bien que demonios era – le hice un signo de arrepentimiento. Se puso a mi lado y me observó por largo tiempo. Intenté hacerme la tonta, pero era demasiado el silencio y no soportaba que me observaran como si fueran a ver a través de mi.
- ¿Se puede saber qué intentas hacer? – se me escapó un tono bastante arrogante, el cual Jacob captó enseguida.
- Disculpa, no era nada – esta vez había cambiado su foco, estaba mirando hacia el mesón.
Estuvimos en silencio mutuo durante mucho tiempo. O talvez era mi idea, ya que ahora un día era casi un siglo para mí. De verdad que el tiempo se pasaba muy lento y no me gustaba. Jacob parecía querer decir algo, pero se veía como si no encontrara las palabras para expresarlo. Me quedé mirándolo para ver si se dignaba a hablar.
- ¿Qué te ha pasado? Ya no llamas y ahora me ves como si fuera un extraño – soltó Jacob en un tono de tristeza un poco fingida, pero en el fondo era eso: tristeza.
- Nada, ¿Qué iría a pasarme? – no era mi intención, pero las palabras salían fríamente de mi boca sin si quiera calcularlo. Al darme cuenta de mi error, lo único que pude hacer era mirar hacia el suelo.
- Pues, supe que los chupasangres... – sentí un dolor inmenso en el pecho, justo en la abertura, pero ahora sólo podía limitarme a corregir.
- Cullen – dije en voz alta.
- Bueno, supe que los Cullen se fueron de acá – puso un énfasis en la palabra Cullen. - ¿Sabes cuáles fueron las razones? –
- No – y no estaba mintiendo. Pero tenía ciertas teorías, como por ejemplo el día de mi nefasto cumpleaños, en el que Jasper trató de matarme. A decir verdad sólo se me ocurría eso. Ya me estaba doliendo un poco más. Era insoportable.
- ¿Y el chup... Edward? – no sé que estaba haciendo en ese minuto, pero sea lo que sea que haya tenido en mi mano se deslizó hábilmente al suelo. Estaba todo borroso. La herida me ardía, sentía cómo dos garras la abrían más y más. Me toqué en el punto de dolor con ambas manos, como protegiéndome, para que dejara de quemarme, pero fue en vano. Era demasiado para mí. Charlie sabía que no podía hablar de Él en frente mío. Ya lo había hecho una vez y casi se infarta por mi reacción. Inconscientemente me dejé caer hasta que mis rodillas tocaron el suelo. El grito desesperado de Jacob pidiendo ayuda me devolvió al mundo real, sin embargo la herida seguía abriéndose.
